Capitulo 35 Nubarrones de tormenta
Saysu caminaba en su oficina como tigre en el coliseo, cada cierto tiempo resoplaba furico, ese maldito fenómeno se había esfumado de Osaka, ya había peinado cada calle y prefectura, pero claro como lo iba a encontrar si la ultima vez que lo había visto parecía un hombre y ahora era una especie de travesti, se parecía tanto a Shizu cuando joven que quizás no lo hubiera reconocido en la calle si ese enfermo fenómeno no lo hubiera ido a buscar, se imaginaba que quizás alguien muy poderoso lo estaba protegiendo como para que no lo encontrara pero quien? entonces salió del despacho para buscar a su secretaria, la cual estaba cómodamente sentada en el escritorio ojeando una revista, Saysu sintió rabia de verla tan tranquila, pero no podía reclamarle, había tenido que correr a la anterior secretaria después de sostener una ardiente aventura que le trajo mas problemas que beneficios, habían tenido sexo en cada rincón de ese maldito despacho y ni así había logrado embarazarla, de solo recordar esa suave y fresca piel se volvía a poner duro, pero pues no servía de nada si sus nadadores no servían ni para poner un susto, disimuladamente paso junto a ella y le pareció ver una revista debajo de unas carpetas, justo en ese momento ella tuvo que salir Saysu y se acerco curioso para descubrir en la portada al objeto de sus cacerías, ese asqueroso anormal de Kyo estaba en la portada y caminaba de la mano de Iori Yagami. Así que ahí había estado todo este tiempo, aunque en la portada se podía leer, Kyoko la bella esposa de el afamado empresario Iori Yagami ha vuelto a aparecer, esta vez de la mano de su pareja sentimental. La sorpresa de Saysu no tenia limites, con cierta razón no encontraba al fenómeno, estaba siendo protegido por otra de las familias mas poderosas de Osaka. Los Yagami pagarían muy caro por desafiar a los Kusanagi, la sonrisa de Saysu se ensancho de forma perversa y maligna mientras comenzaba a urdir un plan para llegara ese fenómeno, tomo la revista y se dirigió a su oficina, tenia una investigación urgente que hacer.
Mientras tanto Kyo y Iori se habían habituado a convivir amablemente. El comportamiento de el pelirrojo lo tenia muy confundido, simples besos en la mano o en los labios, todo siempre de manera dulce y delicada, sin traspasar el perímetro respetuoso, cada vez que las cosas comenzaban a ponerse ardientes, el pelirrojo alcanzaba a retroceder dejando a Juicio más frustrado que nunca, el pobre de Kyo sentía su cuerpo arder y consumirse en un deseo inextinguible y desesperante.
Esa tarde habían comido en el comedor con Luca y Sayuri en sus porta bebes, Mientras Iori alimentaba a Luca, el le daba de comer a Sayuri, después habían salido al jardin llevándolos en la carreola a caminar u jugar con los bebes en el pasto para rematar cerca del lago mientras los niños dormían ellos se besaban con cada vez mas ardor. Prácticamente había terminado medio desnudo y con Yagami encima suyo, Iori le había hecho una fabulosa mamada, que lo habia hecho desfallecer y cuando Kyo estaba intentando devolvérsela Iori le hizo saber que no era necesario, todo esto lo desconcertaba mas, que era lo que buscaba Yagami, esa tarde mientras caminaban hacia la habitacion de los bebes, Kyo se sentia cada vez mas confundido, caliente y mortificado
Al llegar a la puerta, Kyo se voltea para agradecerle el paseo, pero se sorprende al encontrar a Iori mas cerca de lo que esperaba, Iori toca la mejilla de Kyo suavemente, mientras murmura
-Mi dulce Kyo, no me canso de agradecerte por quedarte a mi lado y permitirme ver a mis hijos crecer, pero sobre todo por haberles dado la vida, se que no he sido ni la mejor pareja ni el mejor padre pero por sobre todas las cosa te agradezco por haberme amado, eres y serás el amor de mi vida-
Dicho esto se acerco y rozo los labios de Kyo con ternura y delicadeza, el castaño al sentir el liento y los labios de su pareja, instintivamente abrió los suyos y respondió el beso, con dulce intensidad, mientras que estrechaba el cuerpo de el pelirrojo con ardor.
kyo abrio la puerta mientras iori lo vesvestia con premura, apenas alcanzaron a llegar a la cama antes de que el pelirrojo lo estuviera tocando por todos lados, Kyo no pudo sino admitir que estaba locamente enamorado de Iori y que apesar de todo no dejaria nunca de amarlo. Esa noche Kyo y Iori volvieron a ser uno.
La mañana los sorprendió aun tibios de pasión, Kyo continuaba dormido sobre el amplio pecho de el pelirrojo, cuando sintió la erección debajo de su trasero, sonrió secretamente sabiendo que Iori lo amo toda la noche y decidió darle una pequeña sorpresa, después de meses de mamadas, por fin habia perfeccionado la tecnica. Se escurrió entre sus brazos para llegar a la polla del pelirrojo, y la pudo ver claramente, orgullosa y bastante gruesa, aun no podía creer como era que le cabia toda en el culo, si antes no había pensado el ello, ahora sabia que no podría vivir sin su pelirrojo ni su hermosa y aguantadora polla, comenzó lamiéndola punta de la que salio pronto una gota de pre semen. -mmmm, no sabia nada mal- adoraba lamerla, continuo lamiendo el tronco hasta los testículos, una vez que lo hizo varias veces y se cercioro que su pelirrojo continuara durmiendo se la metió a la boca bajando suavemente y tratando de relajar la garganta hasta tocar el rojizo vello púbico, entonces Iori comenzó a mover las caderas follando suavemente la boca del castaño, que gemía con placer, lo que aumentaba la sensacion, los ojos del pelirrojo continuaban cerrados pero de sus labios escapaban gemidos ahogados.
Iori despertó con la mejor vista del mundo, su moreno delicioso entre sus piernas lamiendo su polla y masajeando sus testículos
-Kyo, mi dulce Eclaire, no quiero correrme asi, ven dame tu apretado culito, que en lo unico que puedo pensar es en llenarlo de mi leche calientita, ¿quiere mi gatito su lechita? -
Kyo lanzo una sonrisa lujuriosa, y se acerco gateando para darle la espalda y sentarse justo sobre la erecta carne de Yagami, mientras sentia como su culito era traspasado por esa enorme polla.
-!mmmmmhpp, Oh Iori me llenas tan bien, no puedo creer, que casi renuncio a este placer, pero aun estas ahhh a prueba, como me la vuelvas a hacer, te corto las bolas, ahhhh por kami, no paresss¡-
-No, amor, esta polla es toda tuya, toma la, toma la , hmmpppp estas bolas son todas tuyas y se van a vaciar en ese dulce culito, que ya es mio, todito-
mientras pronunciaba estas ardorosas palabras, procedió a meter un dedo junto a su polla y a penetrar con mas rudeza a Kyo, que gozaba feliz de la reafirmación de su amor, entonces Kyo se vino extendiendo su semen por las piernas del pelirrojo mientras soportaba gustoso los empujes salvajes de su amor.
-hemos terminado hechos un asco, ahora deberemos tomar un baño, je je je - Rio kyo gustoso mientras se levantaba y besaba en la frente a Yagami, que lo besaba en el cuello y subía para reclamar un fogoso beso en los labios.
Se dieron una ducha y jugaron un poco mas antes de volver a la cama, Kyo tuvo un presentimiento y decidió ir a ver a los niños, con los pies descalzos anduvo por las habitaciones, los niños estaban bien dormiditos y descansando, después de todo al día siguiente Ukyo volvería a el internado y se quedarían Luca y Sayuri con ellos, al entrar en la cocina, todo parecia tranquilo pero había algo que lo estaba molestando, como si hubiese algo fuera de lugar pero no pudiera identificar que era eso, hasta que fijo la mirada en la puerta de la cocina, estaba entre abierta , ese hecho lo aterrorizo, nadie en la casa dejaba las puertas abiertas así que se hecho a correr hacia las escaleras para llegar a su familia, justo al subir se encontró con un ninja vestido de negro, los ruidos de peleas y objetos rompiéndose se escuchaban por todos lados, algunos sirvientes habían tratado de salir corriendo y habían sido asesinados.
La puerta de su dormitorio se rompió en pedazos y de entre ella salió Yagami combatiendo a otro ninja, su mundo se había vuelto caótico y confuso pero eso solo lo lleno de mas rabia, quizás ya no era el aclamado peleador Kyo Kusanagi pero sin duda aun era un ex peleador y se las iban a pagar aquellos que invadían su tranquilidad familiar.