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Yes my Lord por Dark Amini

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Notas del capitulo:

SE QUE ESTOS DOS CAPITULOS VAN LENTOS, PERO NECESITABA ESTABLECER LOS ANTECEDENTES DE MIS DOS PERSONAJES PRINCIPALES.

ESPERO SUS COMENTARIOS PRONTO!

Kitsune Ezoni es un cazavampiros poco común. Viola todas las normas, hace lo que se le viene en gana y provoca toda clase de destrozos. Y era eso lo que lo hacía sumamente peligroso, ya que no había un patrón en su comportamiento, ni siquiera eran ortodoxos sus métodos. Y si a eso le agregamos que su personalidad es ácida, sarcástica, sádica y maliciosa… el cuadro completo es estremecedor.


 


Este hombre realmente disfrutaba su trabajo, vivía para destrozar vampiros, incubus, licántropos y todo lo que se le atravesara. No conocía la piedad, y muchas veces usaba la tortura para obligar a dichas criaturas a divulgar donde se reunían o donde tenían un nicho. Su condición física era óptima a sus 33 años. Se ejercitaba en su guarida y era sabido que estaba entrenado en diversas disciplinas marciales, en el uso de diversas armas y era estudioso de los hábitos de las criaturas nocturnas desde pequeño.


 


Los clanes estaban aterrados, destruía casas completas llenas de vampiros, iba a las guaridas de los licántropos y envenenaba el aire con polvo de plata. Ninguna criatura nocturna estaba a salvo de sus armas, de sus tácticas y emboscadas. Y los más maltratados eran los incubus, los cuales eran empalados sobre filosas estacas y torturados hasta morir.


 


Yo por mi parte mantenía un perfil tan bajo, que era ajeno a esos ataques, y por lo tanto a los cazavampiros. De hecho y aunque parezca ridículo, no conocía su nombre, solo sabía su apodo “El Destructor”. A mi me preocupaba más el verme acosado y cazado por los de mi misma especie. Ya ni me acuerdo si alguna vez pude bajar la guardia, si alguna vez pude tener un lugar para dormir, si alguna vez comí algo de mayor calidad que un perro. La única ventaja de esto es que logre descubrir todos mis poderes, como camuflajearme en las sombras, la resistencia al Sol y al fuego, curarme rápidamente de las heridas, sobrevivir a las estacas de plata, al agua bendita y todas esas cosas. Y bueno también descubrí que yo no tengo el aroma característico vampiro o incubus, por lo que les era virtualmente imposible encontrarme. Y después de 300 años, por fin un grupo de vampiros me capturo y me llevo a rastras a una enorme mansión, donde sería juzgado frente al consejo vampiro: los Nosferatu o vampiros antiguos. Mientras esperaba encadenado, vestido de blanco con una cruz negra en el pecho en señal de deshonra, el consejo entro en la sala y me dijo:


 


-          Zel Amini, eres una desgracia para nuestros clanes. Tu existencia solo pone en peligro nuestra supervivencia, nuestra integridad y nuestro linaje –dijo un vampiro cuya piel y cabello eran completamente blancos.


-           Eso lo debieron pensar mejor los imbéciles que me infectaron. Yo no quería esto, ni siquiera el mundo sabe que existo – conteste enfadado.


-          Pero nosotros si lo sabemos. La mezcla entre especies está prohibida, y solo se castiga con la muerte –contesto un sujeto de finas facciones y de cabello largo oscuro.


-          ¿Por qué me hacen esto?, yo nunca he pretendido hacerles daño…


-          Tu poder es una amenaza para los clanes. No quiero ni imaginar los destrozos qué harías a nuestra sociedad. Es por eso que debes morir – dijo un sujeto que ya se veía bastante mayor


 


Apenas había dictado sentencia, cuando se fue la luz y una explosión hizo volar parte del edificio. Yo estaba desconcertado y  rápidamente me escondí entre las sombras del lugar. Escuche gritos, alaridos y el ruido constante de un arma, los Nosferatu estaban atrapados y bastante aterrados, ya que por imposible que parezca, una serie de proyectores iluminaban las ventanas con una potencia semejante al Sol. A mi parecer, me era ridículo que estos que se decían sabios, no pensaran en una salida de emergencia. El consejo completo trataba de resguardarse tras los muebles, mientras que sus guardianas soportaban las quemaduras de la luz que apenas les rozaba. Uno de ellos, cuyo cabello era tan rojo como la sangre, me grito:


 


-          ¡Zel Amini!... ¡Si logras eliminar al cazador, te prometemos que te perdonaremos la vida!


-          Mmm… me temo que eso ya no me importa. Una vez que el cazador llegue a ustedes, mis problemas estarán solucionados. – dije oculto en las sombras


-          ¡Está bien!, ¡está bien!... serás reconocido en nuestro clan, y dejaras de ser perseguido – dijo el del cabello blanco


-          ¿Tengo su palabra? – conteste emergiendo de la oscuridad


-          ¡Así es!...


-          Es un trato señores, del cual no podrán retractarse – conteste mientras me quitaban las cadenas.


 


Corrí satisfecho hacia el cazador, por primera vez en muchísimos años me sentía emocionado y motivado. Cuando vi al cazador me impresiono, su porte era encantador y muy imponente. Su cabello era lacio y negro, mal cortado pero en él se veía muy bien, su piel era morena, su complexión era delgada y sumamente atlética. Pero lo que más me impresiono era sus hermosos ojos avellana que parecían puñales capaces de penetrar hasta el alma.


 


Cuando él me vio, se abalanzo a mí empuñando una filosa estaca, la cual me atravesó de costado y me hizo caer. Sin detenerse, avanzo con grandes zancadas hasta donde estaba el consejo, pero me incorpore y mientras le arrojaba la estaca, grite:


 


-          ¡Maldito imbécil!... ¡acabas de arruinar mi camisa!


 


Él volteo incrédulo mientras me veía regenerarme rápidamente, sonrió malicioso y me apunto con una pistola a la cabeza. Disparo y a penas logre esquivar la bala, para situarme detrás de él. Pero bueno, estamos hablando del mejor cazador, y en definitiva no pude tomarlo desprevenido. Apenas me acerque a él, cuando ya tenía el arma preparada a un costado y me disparo al pecho una bala que tenía dentro muchas cosas. El impacto fue tan tremendo que me despidió por los aires, hasta estrellarme contra el muro. Confiado, avanzo con más cautela, mientras yo me volvía a incorporar y me sacaba la bala (lo cual, reconozco que fue un procedimiento sumamente doloroso), y la dejaba caer a un lado.


 


-          Cuando termine contigo, voy a quitarte la ropa y a estrangularte con tus propias entrañas – dije sumamente enojado


 


Él me miro curarme un poco más lento. Se veía sorprendido, pero reacciono rápido mientras sacaba una espada de su espalda.


 


-          ¡Maldito monstruo del infierno!... ¡te acabare! – vocifero mientras empuñaba su espada.


-          ¿Acaso crees que te tengo miedo? – Mmm… la verdad si le tenía miedo, pero trataba de darme valor pensando en ser aceptado por el clan.


 


No contesto, solo mostro una expresión feroz y se lanzo al taque. Trate de esquivar sus golpes, pero me alcanzo a hacer daño hiriéndome por todos lados. Mi corazón latía con fuerza, simplemente sentía que no podía perder, no podía dejar que acabara conmigo y con la posibilidad de ya no estar solo. No entiendo bien que ocurrió, pero una rabia descomunal se apodero de mí y tome el filo de la espada entre mis manos y la rompí. Él retrocedió desconcertado, su seño se mostraba afligido y rápidamente me miro con ira. Yo por mi parte, trate de no perder tiempo e intente darle un golpe mortal… pero no contaba con que llevaba un maldito chaleco blindado.


 


Estaba impresionado, y en el instante en el que baje la guardia, el descubrió una varilla de alta corriente que tenia escondida en la pierna izquierda y me electrocuto. Caí inconsciente.  No sé cuánto tiempo pasó, lo único que recuerdo es que desperté en una habitación sin muros, en lo alto de un edificio, de la cual solo se mantenía el marco completo de lo que fueron las paredes y el techo. Estaba orientado al Este, para recibir los primeros rayos de Sol.


 


-          Que mente tan retorcida – dije mientras observaba las cenizas y los cráneos de los vampiros ejecutados en dicha habitación.


 


Trate de avanzar para brincar por el espacio de los muros, cuando choque con algo y me derribo al piso. Desconcertado toque todos los espacios contenidos entre los marcos, y todos parecían tener una barrera invisible que me impedía atravesarlos. Sonreí confiado, pensando que al primer descuido durante el amanecer, saldría de aquel encierro. Me senté recargado en una robusta puerta de madera, que parecía comunicar la habitación con el resto de la casa y espere pacientemente. Después de un rato, casi en la madrugada, una ventanilla en la puerta se abrió, y el cazavampiros me dijo:


 


-          Dime donde está la guarida del los Nosferatu, y te prometo ejecutarte rápidamente


-          Pierdes tu tiempo Destructor. Yo no sé esas cosas – dije de lo más calmado


-          No te creo. Eres un vampiro poderoso encargado de protegerlos, pero créeme que tu fidelidad no te servirá de nada. Eres algo desechable, en este momento seguro ya tienen a tu remplazo.


-          ¿Qué esperas provocar con eso?...  ¿Ira?¿coraje?¿venganza?... por que si es así tendrás que esperar sentado en un carbón caliente, a las orillas del infierno… imbécil


-          ¡Tú lo pediste malnacido! ¡fríete y ruega como el cobarde que eres!


 


Plenamente enojado, cerró la ventanilla y me dejo ahí sentado, esperando el Sol. Durante ese tiempo me quede pensando como engañarlo, ya que no había donde ocultarse, pero pronto se me ocurrió una idea. Por fin el Sol salió y sus rayos iluminaron la habitación por completo. En el lapso de un par de horas, el cazado abrió la puerta y me busco. Al escuchar su risa, me indico donde andaba, y más rápido de lo que él podía imaginarse, salí de entre las cenizas de mis congéneres y me le abalance, derribándolo al suelo. No perdí el tiempo y corrí lo más rápido que pude por las escaleras, hasta llegar a la puerta principal. ¡Por fin había llegado a la salida!. Pero mi alegría duro poco, al darme cuenta que estaba cerrada con llave.


 


-          ¡Maldita sea!... ¡¿Quién cierra con llave su puerta?!


 


Y mientras forcejeaba con la puerta, una conocida descarga me derribo al suelo. Me arrastre adolorido, tratando de huir, pero una segunda descarga me desmayo. Al despertar, me encontré en una celda, en lo que parecía el sótano de la casa. Nuevamente me había atrapado.


 


-          ¿Qué demonios eres tú? – pregunto el cazador de entre las sombras


-          ¡Hijo de puta! ¡déjame salir! – conteste enojado al notar que yo estaba encadenado a la pared


-          Pareces cucaracha… has aguantado de todo y no te mueres maldito – dijo riéndose sarcásticamente.


-          ¡Infeliz!... ¡sueltamente maldito sádico! – dije agitando las cadenas, tratando de zafarme


-          Es inútil. Los grilletes y las cadenas tienen hechizos semejantes a las de la habitación sin muros. Entre más te resistas, más las sentirás apretadas.


-          ¡¿Qué pretendes imbécil! – conteste más airado.


-          Me preguntaba algunas cosas de las que no me había percatado hasta hace poco. Tú no eres un guardián… te estaban juzgando. Tu ropa es símbolo de deshonra, y por lo que veo debieron ofrecerte el indulto por mi vida.


-          Yo no necesito de su indulto – dije molesto mientras dejaba de luchar con las cadenas, las cuales sentía bastante apretadas.


-          Ciertamente no necesitas su indulto, puedo darme cuenta que te hubiese sido fácil escapar por cuenta propia. Por lo que veo tienes algo muy poderoso que los pone muy nerviosos… y casi puedo imaginar que es.


-          Muérete tarado – dije fastidiado – en el momento que pueda, te arrancare el corazón.


-          ¿A sí? ¿en qué momento?... por que simplemente podría dejarte aquí hasta que te consumas. Simplemente el hambre te haría sentir tanto dolor, que terminaras pidiendo misericordia


-          No te alcanzara la vida para ver eso, pedazo de idiota.


 


El se rio, y como lo prometió, me dejo un buen rato ahí encerrado. Pero yo sabía que podría resistir el hambre entrando en un sueño profundo, y que no importaría si me dejaba ahí encerrado por la eternidad. Paso el tiempo, y de vez en cuando escuche pasos firmes y pesados cerca de mí, y ocasionalmente el sonido de una voz femenina en la lejanía. Sin embargo un día, unos pasos diferentes se aproximaron a mí, invadiendo el ambiente con un delicioso aroma a flores. Desperté y vi a una bella mujer, que me observaba horrorizada mientras dejaba caer una bandeja.


 


-          ¡Azucena!... ¡¿Quién te dio permiso de entrar aquí?! – vocifero el cazador, mientras bajaba corriendo las escaleras


-          Lo lamento señor Ezoni… pensé que usted estaba aquí trabajando y baje a darle de cenar…


-          ¿Ezoni?... – pregunte al momento que una calidez invadía mi corazón - ¿Isaac Ezoni?


-          Azucena… déjanos solos – ordeno el cazador a la muchacha


-          Si señor – dijo la mujer mientras recogía los trastos y subía corriendo las escaleras.


-          ¿Tú que sabes de mi ancestro?


-          Nada… - dije con una sonrisa apagada.


-          Yo soy Kitsune Ezoni, descendiente del legendario cazador Isaac Ezoni, cuya familia fue asesinada por un vampiro en la noche de la luna roja, y rescatado por un hombre misterioso.


-          Ya veo. Entonces es nuestro destino encontrarnos. ¿No crees?


-          Eso depende.


-          Siempre me pregunte que me impulso a dejarlo con vida, tal vez hubieran sobrevivido sus hermanos si hubiese bebido primero la sangre de su madre. Pero bueno, debes saber que ese día me ha seguido toda mi vida.


-          Bastardo… casi acabaste con el linaje Ezoni, pero dejar a Isaac con vida fue tu error.


-          ¿Vas a matarme por fin?... seria poético, ¿no crees?, casi de antología – dije con resignación


-          No voy a hacerlo… voy a hacer algo peor contigo, hare que pagues con creces todo el daño que has hecho a mi familia…  y cuando llegue el momento, me apiadare de ti asesinándote.


 


Su mirada era escalofriante. Un sinnúmero de pensamientos atravesaron mi mente, todo tipo de torturas imagine… y sin embargo me quede muy corto, al saber lo que planeaba.


 


CONTINUARA...


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