Las puertas de un elevador se abrieron dejando ver a un castaño claro, delgado y hermoso, con unas flores blancas y varias maletas , quien al abrirse completamente las puertas, salió disparado hacia una habitación de un hospital. Al entrar, se dispuso a arreglar la habitación, colocando las flores en una mesa, abriendo las cortinas del cuarto para que entrara la luz, colocando en otra mesa una extraña cafetera que serviría para preparar Kopi Luwak, y para finalizar… corriendo otra cortina que separaba la habitación en dos.
Lo que no se había percatado es que, justo en la otra cama de la habitación, estaba un rubio con una extraña venda en la nariz.
El castaño de nombre Uruha, se extrañó
-Qué hace aquí?- pregunto a lo que el rubio sin rodeos respondió
-No tengo idea… Luchando por mi vida… Y tú?
-Hum… yo… estaba…
No alcanzó a responder pues fuertes reclamos se escuchaban del pasillo y de un momento a otro entro Shiroyama , acostado en una camilla, en bata de hospital, reclamando por el pésimo servicio del hospital
-Merezco un mejor trato!!! Saber absolutamente todo!!!- Los doctores trataron de colocarlo con cuidado en la cama vacía de la habitación, pero no tuvieron éxito- Díganle al doctor maricón… que me diga absolutamente cada detalle!! Que mis pulmones están enfermos –dijo con sarcasmo imitando la voz de su doctor- Maldita sea! Quién demonios necesita los pulmones! Debería ver algo que los reemplace! Ese es su trabajo doctor de cuarta!
-Sr. Shiroyama no creo que
-Mentiras! Dónde demonios esta ese Akai.. AKAI!
-Estoy aquí señor- respondió Uruha
-Que bien que estas aquí!- se levantó de la camilla para acostarse sobre la cama de hospital-Cuántas veces te he despedido?
-Desde el incidente con el presidente… ninguna
-Bien… Puedes explicarle a este torpe doctor que si no quiere terminar en África ayudando a comunidades remotas a vacunar a personas con – de la nada guardo silencio para observar a su compañero de habitación- Quién diablo es este?-
-Quién diablos eres tú?- respondió el rubio
-Ja… dice que no me conoce- dijo volteando a ver a Uruha quien en ese momento estaba acomodando las almohadas de Yuu- Este dice que no me conoce… Dios!... Estoy en el infierno?
Esa fue la primera vez que vi a Shiroyama Yuu… Un hombre que a simple vista… se veía infeliz… y aunque tuviera el dinero del mundo.. Se notaba que no lo disfrutaba.. Egoísta y amargado, son dos adjetivos que lo describían perfectamente…
-Me podrían decir, por qué comparto habitación con él?- señalo despectivamente al rubio
-Señor… es su política… dos personas por habitación, no más, no menos…
-ESTO ES UNA BROMA DE MAL GUSTO?!! YO SOY EL DUEÑO DEL HOSPITAL! MEREZCO UNA HABITACIÓN SOLA!
-Señor relájese-trataba de calmarlo Uruha- usted hizo estas reglas… Y si no las seguimos vamos a tener a Takashi y a su equipo de burócratas tras nosotros… hasta le podrían quitar la compañía
-Dios! El karma está en mi contra- suspiró alzando los brazos de forma exagerada y colocarlos a la altura de su cabeza y peleando con el cable del suero que se había enredado en su cuerpo- Odio los tubooos!
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Veía como caía lentamente su cabellera negra al piso…
Era necesario raparle para poder hacerle un estudió, además de que con la quimioterapia, se le caería de todas formas el cabello.
-Esta cabellera la he cuidado por 32 años- se decía a sí mismo, en un vano intento por consolarse a sí mismo y apoyarse.
Sabía que estaba sólo en el mundo, y no le importaba… mientras el dinero no le faltará, sabía que estaría bien… o al menos eso era lo que se hacía creer…
No confiaba en las personas… Uruha era el único, y disfrutaba de hacerle la vida imposible para entretenerse en algo. Por eso le cambiaba de nombre … lo trataba como su esclavo… y él siempre permanecía a su lado
…Aunque sólo fuera por su herencia… estaba a su lado
-No puedo creer que voy a pasar mi estancia al lado del “sin nariz”- en ese momento Reita quien estaba en su cama leyendo un libro lo volteó a ver con cara de pocos amigos- Quiero mi propio cuarto… Sin ofender chato… pero… no soy del tipo que disfruta la compañía de las personas
-Sr. Creo que debería resignarse… luchó por esa ley… dos camas, en un cuarto sin excepciones… deje de quejarse
-Nunca había estado enfermo antes- dirigió su mirada a la gran ventana del cuarto
-De acuerdo- Dijo el enfermero que había terminado de afeitar la cabeza de Yuu-le dire al Doctor Mitsuo que ya esta listo y creo que en unas horas operaremos- y sin más… salió de la habitación
-Akai- susurró el pelinegro- no dejes que estos idiotas me maten antes de tiempo
Sin expresión alguna en su rostro… Uruha le contestó- Haré lo que pueda- y sonrió en un intento de calmar a su jefe