Gruñó molesto y sus labios se formaron en un adorable puchero. Su amigo rompió a reír de manera arrogante y burlesca, deshaciendo el tenúe silencio que se había formado.
-¡No te rías! –reclamó el chico de cabello castaño. Apenas tenía unos cinco o seis años-. ¿¡Cómo que te vas!? ¿A dónde? ¿Por qué?
-A Europa, no preguntes por qué. Algo que ver con el trabajo de papá... –respondió brevemente el otro niño ante las preguntas con las que lo bombardeaba su amigo.
-¿Y por cuánto tiempo?
-No lo sé, pero...
-Pero supones que vas a volver –lo interrumpió el castaño, mirándolo seriamente.
-De todas maneras –exclamó el niño más soberbio-. Y ahí podremos volver a jugar. Te daré este tiempo para que practiques y te vuelvas un poco mejor, si es que puedes...
-Vas a ver que te voy a ganar –afirmó seguro de sí mismo el niño que traía una gorra roja. Su cabello apenas le rozaba los hombros.
-Claro... ¿Es eso entonces una promesa?
¿Eh? –el futuro capitán sonrió ante la reacción de desconcierto del otro-. No seas cursi –murmuró un poco alterado el futuro jugador de dobles.
-Seguro, en tal caso estás huyendo.
-¡Yo no huyo! –protestó con un grito el castaño.
-Entonces promete que, cuando vuelva, tendremos un partido. Solo para que veas que soy mejor que tú, claro –alardeó el niño del lunar, alzando el rostro, a lo que el otro enano soltó un bufido y frunció el ceño.
-Está bien, es una promesa, para que veas que te equivocas. Te voy a ganar...
Ambos se miraron con rivalidad, sin embargo, pasados unos segundos, rompieron a reír.
RELLENO: (amor yaoi, tienes que quitar tu regla del minimo de 500 palabras ¬¬)
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