Hacía aproximadamente dos meses que no lo veía.
Sai había salido de misión desde hacía más de dos meses, con el fin de escoltar a algunos señores feudales de distintas aldeas. Era una misión sencilla, pero el estrafalario y sofisticado estilo de viaje de los señores feudales, más la enorme distancia a recorrer, lo convertían en algo tardado.
Sai era un ninja excelente, que cumplía sus misiones con tremenda exactitud; pese a tener una actitud "extraña", se había convertido en un buen amigo mucho tiempo atrás.
Habían intentado, por muchos medios, pulir su actitud para que quedara en algo aceptable. Pero, en ocasiones no podía evitar simplemente ser Sai.
-Hueles a orgasmo, y eres una chica.-
Esas habían sido las primeras palabras que le había dirigido a Naruto; quien se había tomado la molestia de irlo a recibir en la puerta de entrada de la aldea.
Después había sonreído de forma nada sincera y carente de emoción alguna, como en estado neutral, y se había alejado caminando con tranquilidad a entregar su reporte.
-La gente normal saluda con un "hola"-ttebayo!-
Y la rubia se había quedado en shock para seguidamente responderle con un grito que albergaba todo el aire de sus pulmones.
Había olvidado que Sai no era normal, además de ser demasiado sincero e indiscreto con las cosas que algunos consideraban "privadas".
Pero es que "discreción" no era un tema que le llamara mucho la atención. Le daba la impresión de que era una forma de limitarlo en algún sentido; y a él no le gustaban las limitaciones.
Lo peor del caso era que, lo que Sai le había dicho, era totalmente la verdad.
Olía a orgasmo, al aroma de Sasuke y a esa mezcla de fluidos que, cuando es muy intensa, tarda en llevarse su sensación un par de días. Y si, por obvias razones –que Sai aún no conocía, pero poco le importaban seguramente- era una chica, y se quedaría así por varios meses.
x_O x_O x_O x_O x_O x_O x_O x_O x_O x_O x_O x_O x_O x_O x_O x_O x_O x_O x_O x_O
La temporada de lluvia había comenzado. Aún se podían sentir los restos de la oleada de calor primaveral, pero el viento ya era frío y húmedo la mayor parte del tiempo.
Una repentina nostalgia le había atacado de pronto. Por fin había caído completamente en la cuenta de que nada volvería a ser igual...
No le temía a los cambios; sabía perfectamente, con toda la madurez que tenía, que los cambios eran inevitables. Había pasado por mucho a lo largo de su corta vida. Pero no podía evitar preguntarse ¿Cómo serían las cosas ahora?
Se tardaron tres días en tomar el valor para ir al hospital y enterarse de los resultados: Lo habían conseguido.
Después de una sesión de "sexo" bastante "extraña" pero, por fin estaba hecho.
Naruto estaba embarazada.
¡Iban a tener un bebé! ¡De verdad iban a tener un bebé! De verdad...Iban a tener un bebé...
Iban a tener un bebé y ¿Qué se suponía que debían hacer ahora? ¿Cómo cambiaría aquel bebé su vida?
Para bien o para mal, ya estaba hecho y no había vuelta atrás. Se había hecho lo que se debía, tenía y quería hacer. La causa de toda aquella "tortura" que duró semanas estaba por llegar, ya sólo hacía falta esperar un largo tramo de tiempo.
Sasuke era conciente de lo que era un bebé. Sabía las implicaciones de tener uno; los gastos, incluidos pañales, mamilas, mordederas, juguetes, ropa, cobijas, alimento, muebles, enseñanza; y también de los gastos que no eran financieros: el tiempo, esfuerzo, la dedicación que se le debía tener a un bebé.
Además del cariño, no podía olvidarlo, pues Naruto se lo recordaba cada tres segundos.
El cariño, el cariño… ese amor que ninguno de ellos pudo tener durante su niñez completa.
También estaba conciente de que él mismo había sido un bebé alguna vez; aunque eso no ayudaba demasiado, pues no era capaz de recordarlo.
Era tarde, lo sabía, pero hasta ahora venía a cuestionarse si estaba 'listo' para ser "Papá"… Era tan simple como el hecho de serle imposible imaginarse como padre.
Tenía, ahora, vagos recuerdos de su padre; era un hombre recto, estricto, un tanto frío, y movido por la disciplina… No era de mucha ayuda si quería que su hijo creciera con el ejemplo del amor.
Intentó recordar a su madre; una mujer dulce y amable… Pero el ser mamá le tocaba a Naruto, que, a fin de cuentas había decidido por si mismo ser la madre. Un aguanto por mas peculiar.
-Naruto… -Sasuke tenía recuerdos de sus progenitores, pero Naruto… Estaba enterado de que los había conocido, y había tenido la oportunidad de hablar con ellos, pero nunca sería lo mismo que vivir una vida a su lado.
Naruto le dejaba todo a su imaginación.
-¡Le daré la vida más feliz del mundo! ¡Como la que a todo niño le gustaría tener! –Sasuke había tenido la sensación de que lo decía por él mismo.
La vida que a Naruto le hubiese gustado tener… supiera o no ser un padre, estaba seguro que su bebé tendría una vida feliz, sana y maravillosa. Una vida libre de sufrimientos tétricos y traumas permanentes. Porque, después de todo, Naruto sería su madre.
Sí, iban a tener un bebé y, aunque él aún no lograse despertar su instinto paterno, ese que se supone todos los padres tienen, no podía dejar de terminar con una sensación de "todo estará bien", después de sus inusuales y discretos ataques de ansiedad.
Al final, pre-ocuparse no le serviría de nada, y Naruto estaba extrañamente feliz. Si, vomitaba y se desmayaba de forma 'incontrolable', pero estaba extrañamente feliz.
Claro, las primeras dos semanas…
x_O x_O x_O x_O x_O x_O x_O x_O x_O x_O x_O x_O x_O x_O x_O x_O x_O x_O x_O x_O