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Una apuesta sin sentido por Paz

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Notas del capitulo:

Tal como os dije en el capítulo anterior, aquí esta la continuación. En este capítulo Rukawa recuerda que hizo mientras permaneció en el piso de Sendoh.

Hay lemon. Kaede nos ha resultado un salido sexual.

Una apuesta sin sentido

 

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

 

By Paz

 

Capítulo 5: Apuesta pagada y re-pagada

 

 

 

Kaede despertó de su sueño con la mente ocupada con los placenteros momentos pasados en el piso de Sendoh, no pudo evitar rememorar lo que allí sucedió.

 

Recuerdo de Rukawa

 

Se sorprendió bastante al pensar que Sendoh tenía intención de mantener un trío con los dos semes, algo impensable proviniendo de esos dos insensatos, pero tal como había visto esa era la idea del otro baka.

 

Ninguno de los tres podía pensar que él tenía otros planes y que diferían bastante de los suyos.

 

Cuando penetró en la sala no se sorprendió en absoluto cuando les vió Sendoh derrumbado sobre la mesa baja, Mitsui tumbado sobre su costado derecho y su lindo koi caído hacia atrás.

 

Se apresuró a llevar a cabo sus planes, no fuera que volvieran en si antes de tiempo, desnudarlos fue tarea rápida y sencilla. Dejo su ropa tirada de cualquier manera sobre el mismo piso, como si ellos se hubieran desvestido apresuradamente, llevados por el ardor del deseo.

 

Mientras se apresuraba a desvestirse, no dejo de cotejar sus cualidades fisicas con las de su koi, de todos ellos, el que salía malparado era Mitsui, aún así, en esos instantes no le interesaba admirar sus órganos masculinos, sino que buscaba satisfacer su deseo de volver a sentir esa plenitud de llenarles con su miembro del que ellos tenía mucho para envidiar.

 

Aunque ya había probado al anfitrión, se decidió por él volteándole de espaldas a él, tomó un cojín que ubico bajo su vientre para mantenerlo en una cómoda postura, tampoco era cuestión de torturarles, aunque ese pensamiento le llevó a preguntarse que se sentiría haciéndoles sentir dolor mientras les cogía, aquella idea bastó para excitarlo al máximo, y sin ningún reparo, ni oposición a la falta de preparación le penetró de una embestida, su brusquedad tuvo su recompensa, sus esfínteres se apretaban alrededor de él, produciéndole una agradable sensación, sentir que le llenaba, que sus entrañas calientes le excitaban más aún, cuando sintió que su cuerpo se relajaba comenzó a embestirle una y otra vez, al mismo tiempo que una de sus manos comenzaba a moverse al unísono de sus movimientos, estaba a tope y eso le producía una sensación tan placentera que sus embistes se hicieron más enérgicos hasta que finalmente se vino dentro de él, al tiempo que su mano se llenó con su esencia y que él desparramó por su pubis y vientre.

 

En pocos segundos estaba nuevamente en acción, también procuró que Mitsui estuviera cómodo, apoyó su cabeza sobre la espalda de Sendoh,  alzó sus caderas  dejándole en una posición nada respetable, separó sus nalgas y se fijo en el apretado ano, pensó que si forzaba podía lastimarle y él no deseaba eso, no le importaba joderle por su arrogancia, pero su deseo no llegaba al extremo de herirle, por ello, sus dedos trabajaron laboriosamente hasta sentir como se relajaba, los suspiros y gemidos que salían de su garganta eran un indicio claro de que le agradaba el trato que estaba recibiendo de él.  Sus esfínteres estaban bien abiertos, por ello apartó sus dedos y le embistió hasta las profundidades de sus entrañas, el dolor que experimento debió de ser intenso porque su cuerpo se convulsionó provocando casi que saliera de dentro de él, se apresuró a afianzar sus caderas manteniéndose quieto para que se acostumbrara a la intrusión, no podía perder mucho tiempo más, por ello comenzó un rápido mete saca, en dos ocasiones alcanzó su próstata por los estremecimientos de su cuerpo y los gemidos que dejaba salir por entre su boca entreabierta en un grito silencioso. Su mano también se dirigió a su gordezuelo miembro comenzando a moverlo con suaves tirones hasta que se derramó en su mano, al igual que a Sendoh se limpió en él, enseguida, tras enérgicas enviones él también convulsionó llenando sus entrañas con su esencia.

 

-Ahora te toca a ti mi dulce koi… -musito acariciando con ternura sus mejillas, le tomó en sus brazos y le ubicó próximo a Mitsui, era consciente que no le quedaba mucho tiempo, sin embargo no quería apresurarse con él, deseaba hacerle sentir que lo que iba a sentir era bueno para ambos.

 

Apartó la mesa para dejarle espacio para maniobrar, tumbó a Hanamichi con la espalda sobre el piso y él se recostó sin apoyarse por completo en él, le beso y mientras lo hacia su miembro se frotaba contra el suyo, produciéndole una fricción que arrancaba hondos suspiros en Hanamichi, era tan placentero que hubiera continuado durante más tiempo, pero la razón se impuso dándole vuelta, dejando sus nalgas expuestas a su deseo, se entretuvo amasándolas entre sus dedos y dejándole señales de su  paso por ellas, al igual que a Mitsui las separó lo más que pudo dejando expuesto su ano, con la piel oscura y fruncida alrededor del mismo.

 

Inclinó su cabeza metiéndola entre sus nalgas, abrió su boca y su lengua comenzó a pasar una y otra vez, buscando entrar en su estrecha hendidura, su koi se estremecía, sentía su cuerpo temblar ante la profundidad de sus caricias, la sensibilidad de esa parte de su cuerpo era tan intensa que si hubiera estado consciente la hubiera disfrutado más, por ello se esforzó en que aún inconsciente pudiera gozar con lo que le hacia,  sus esfínteres se aflojaban al paso de sus dedos, su lengua había echo una buena labor, el aroma de su koi era delicioso, como un afrodisíaco, dentro de él se movía en círculos, llenándole con sus dedos, era capaz de admitir hasta cuatro, era increíble, seguro que si metía su mano en él cabría sin problemas, más aquel momento no era adecuado para experimentos, salió de dentro de él, y le dio la vuelta, llevando sus piernas alrededor de sus caderas, posicionándose para penetrarlo mientras veía la expresión de su rostro, quería ver si disfrutaba con él. Aunque intento ser suave, estaba tan ansioso, tan duro y caliente que se introdujo dentro de suyo con un solo movimiento de sus caderas, no pudo evitar gemir al sentirse dentro de él, tan cálido y al mismo tiempo como si tuviera un fuego ardiente en la profundidad de su cuerpo que le abrasaba. Era una sensación tan intensa que le llevó a moverse con excesiva rapidez dentro suyo, queriendo que no cesara ese sentimiento de ardor, mientras una mano le sostenía por debajo de su cuerpo, la otra le daba un tratamiento especial a su miembro que henchido se alzaba ante él.

 

Sus gemidos se entremezclaban cuando sus labios se unían en rápidos besos cuando su cuerpo se balanceaba al ritmo de sus embestidas y cuando alcanzaba ese punto candente su cuerpo temblaba estremecido y su boca se abría como si le faltara el aliento y que él cerraba con la suya hasta robarle el poco aire que tenían sus pulmones hasta sentirle jadear.

 

Sentirse tan profundamente dentro suyo, era delicioso, un sentimiento increíble de amor le envolvía, le rodeaba, ahondando en él, hasta dejarle constancia que solo al lado de su koi llegaría a sentir tan profundamente algo así. Le amaba con tal intensidad que no importaba que él fuera como era, solo por ese amor dejaría que él se perdiera esa gloriosa comunión de sus cuerpos unidos en uno solo y se preguntó si era así como se sentía Hanamichi cuando le cogía a él.

 

Una sonrisa de aceptación asomó en su rostro mientras acariciaba las mejillas sonrosadas de Hanamichi, tal vez él no sabría lo que había hecho, pero su cuerpo si y eso le bastaba.

 

Con perversa aceptación, recompuso sus posiciones, dejando que ellos imaginaran lo que pudo haber pasado entre ellos.

 

Salió por la puerta con toda tranquilidad.

 

Fin del recuerdo de Rukawa

 

-¿Estas despierto? –preguntó Kogure desde el otro lado de la puerta.

 

Se desperezó con enorme satisfacción, y fue entonces que vió que sus recuerdos le habían provocado una erección descomunal.

 

-Si… -dijo- Puedes pasar… -sabía que corría un riesgo, pero deseaba probarle, saber hasta donde llegaría estando consciente.

 

Cuando su mirada se posó en el sospechoso bulto bajo la ropa observó el rubor que cubría sus mejillas.

 

-Tengo un pequeño problema… ¿me ayudas a solucionarlo? –preguntó moviendo su mano de manera harto familiar para el chico, cuyo rubor se intensificó.

 

-No podría… -dio un paso retrocediendo.

 

-¿Por qué no? –inquirió.

 

-Hi…hi sa shi… -tartamudeo incapaz de apartar la mirada de lo que Rukawa hacia y de coordinar una replica coherente.

 

-No tiene porque saberlo.

 

-Sa…ku…ra..gi… -volvió a tartamudear al ser consciente que Rukawa bajo la ropa se estaba desnudando.

 

Estaba tan rojo como el cabello de su koi, más él se mostró imperturbable.

 

-Si tú no se lo dices, yo tampoco lo haré. –se fijo que comenzaba a dar cortos pasos hasta donde él estaba medio incorporado, apoyado en sus antebrazos, apartó la ropa mostrándose con impudor, se abrió de piernas incitándole a seguir acortando la distancia entre ellos.

 

No se sorprendió cuando se ubicó entre sus piernas y su deliciosa boquita se abrió tragándole con dificultad.

 

El tiempo paso como un suspiro.

 

-Eres encantador… -dijo cuando todo concluyó y su mirada ansiosa se posó en la suya buscando su aprobación.

 

Le tumbó en el futón y sin pedirle permiso, comenzó a ayudarle a liberarse de su excitación, solo que esa tarea le provoco el deseo de hundirse dentro de él, Kogure estaba tan ido dentro de las sensaciones que él le causaba que no fue consciente como le preparaba hasta que con el dolor de la penetración abrió mucho los ojos, quedando su mirada presa de la azulina.

 

-Solo te estoy devolviendo el favor… -musitó inclinándose para apoderarse de sus labios y calmar con su beso el ardor que su entrada le había hecho sentir.

 

-Arigatoo… -dijo muy ruborizado- Puedes seguir…

 

Y Kaede así lo hizo.

 

Continúa en el próximo capítulo…

 

Paz

 

 


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