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Cuando todo parece estar perdido. por sasukitsu

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Notas del capitulo:

¡Buenas!

Ya había avisado que esta historia iba a ser cortita XD, y gracias a dios la terminé en dos capitulos.

Espero les guste.

 

 

Kyuubi y Sasuke cayeron al vacío, un enorme agujero negro parecía tragarlos. Ninguno de los dos gritaba, pero los dos tenían un sano miedo a lo desconocido, mas antes muertos que admitirlo.

 

Cayeron en picado durante varios segundos, en la más completa oscuridad, pero una luz apareció ante sus ojos, en lo que parecía ser el final del agujero de gusano en el que estaban, y pronto sus huesos dieron contra el duro suelo.

 

-¡Ahhh, pero qué daño!-gruñó Kyuubi molesto, levantándose del suelo y sacudiendo sus ropas para quitarles la tierra, mientras miraba a su alrededor.- ¿Y dónde diablos estamos?

 

-No tengo ni la más miserable idea.-musitó Sasuke, levantándose con gracia y sacudiéndose también, a la vez que miraba a su alrededor.-Pero parece que no estamos en Konoha ni en sus alrededores.

 

-¡Jum! ¿Y cómo lo sabes, listillo?-preguntó el pelirrojo alzando una ceja.

 

-Porque este lugar se me hace conocido, creo que estamos en las proximidades de la guarida de Akatsuki.

 

-Premio para el caballero.-murmuró una voz desconocida a sus espaldas, haciendo que Kyuubi y Sasuke se volvieran...y se encontraran de frente con un hombre que debería estar muerto y enterrado, Itachi Uchiha.-Y ahora serán nuestros prisioneros y los llevaremos ante nuestro líder.

 

Sasuke se quedó más blanco que una sábana y Kyuubi en shock. El mocoso mayor de los Uchiha parecía muy joven, demasiado joven. Kisame apareció tras el Uchiha mayor y amarró las muñecas de ambos jóvenes, que estaban paralizados por la impresión y no ofrecieron resistencia.

 

Los dos Akatsuki los llevaron al interior de una red de cuevas, y después de caminar varios minutos llegaron a una gran caverna, dónde tres personas les esperaban. Los dos los reconocieron como Konan, Pein y el que se daba a conocer como Tobi, cuyo nombre verdadero no sabían.

 

-Líder, le traigo a estos dos intrusos.-dijo Kisame dándose un golpe en el pecho, como un gran gorila.-Yo les capturé junto a Itachi.

 

Itachi puso en blanco los ojos, ese Kisame era tan servil como un esclavo y se apropiaba para sí cualquier logro que él hiciera...o no.

 

El chico de la máscara se quedó paralizado mirando al pelirrojo, que también le miraba sospechoso, pues ese enmascarado le estaba mirando con fijeza y le era molesto.

 

-¿Qué pasa?-gruñó Kyuubi molesto.- ¿Tengo monos en la cara?

 

Sasuke, que había estado mirando con añoranza a su hermano mayor, se volvió hacia el pelirrojo cuando este habló molesto, sorprendido por su tonito de enojo.

 

-¿Kyuubi no Youko?-murmuró una voz masculina y sorprendida.

 

El de ojos rojos abrió los ojos como platos y miró con interés al enmascarado.

 

-Ese es mi nombre...-admitió el pelirrojo, dejando de piedra a todos los ocupantes de la habitación, menos Sasuke.- ¿Quién quiere saberlo?

 

Sin despeinarse siquiera, el pelirrojo se libró de las sogas que tenía en las muñecas, quemándolas y quemó las de Sasuke.

 

-¿Es que van a intentar capturarme?-preguntó burlón el pelirrojo.

 

-Nada de eso...-musitó el enmascarado acercándose, el de ojos rojos lo miró en alerta, dejándole acercarse adrede.

 

Todos se quedaron de piedra cuando el enmascarado abrazó al pelirrojo, que se quedó paralizado cuando un olor familiar le llegó a la nariz.

 

-¿Madara?-murmuró el pelirrojo confundido y con los ojos muy abiertos.

 

-Hai.-trinó el enmascarado, librándose de la máscara y dejando ver un rostro hermoso y con ojos negros y cabellos negros, con el Mangekyo Sharingan activo.

 

Kyuubi casi se infarta allí mismo, justo como a Konan, Kisame, Itachi, Pein y Sasuke. Madara sonrió feliz y se abrazó como a una lapa al nueve colas.

 

Diez minutos después, y varias explicaciones, con Madara sin soltar ni un segundo a Kyuubi, y Sasuke mirando avergonzado a Itachi, que acariciaba con ternura el pelo del azabache.

 

-Así que vienen del futuro.-murmuró Pein intentando mantener la calma.-Un futuro en el que Akatsuki ha fracasado y todos estamos muertos, junto con el hombre que tiene el poder necesario para evitar guerras y sufrimiento, que resultó ser el chico al que tenemos planeado matar para quitarle al nueve colas, que es este chico pelirrojo al que el que conocemos como Tobi no suelta para nada, y que en realidad es Madara Uchiha, un hombre que debería llevar siglos muerto.

 

Madara dio una cabezadita, Kyuubi miraba al techo con la mirada perdida y Sasuke pedía perdón a su hermano mayor. Konan suspiró aturdida y Kisame los miraba interesado, Pein sintió que su corazón latía como loco por primera vez desde que perdió a su mejor amigo, Yahiko.

 

-Y ese jinchiruki es un Uzumaki, como yo.-murmuró Pein con orgullo.-Un miembro de mi propia familia será el que cumplirá mi sueño y salvará al mundo ninja.

 

-Sí, él será el mejor Hokage que Konoha tendrá, y su gran corazón junto con su determinación, será lo que salve a todos de una nueva guerra ninja.-murmuró Sasuke, dejando de mirar a su hermano para alzar sus ojos al hombre de cabellos naranjas y lleno de aros por la cara.-No lo persigan, únanse a él y les dará un nuevo futuro.

 

Konan, Kisame, Itachi y Pein, eran los únicos Akatsuki por el momento, junto con Tobi, pues su organización hacía muy pocos meses que existía y aún no había comenzado su labor sangrienta para tomar los bijous.

 

-¿Estás de acuerdo, Madara?-preguntó Pein al moreno que abrazaba a Kyuubi.

 

-Sí, porque el hombre que he buscado durante siglos está aquí, y es lo que me interesa.-dijo Madara seriamente.-No quiero matar a su contenedor y que mi amado termine odiándome...

 

-¿Amado? ¿Pero tú de qué vas?-gruñó Kyuubi saliendo de su estupor y soltándose del agarre del Uchiha, muy enojado.- ¿No te bastó rechazarme hace siglos para que ahora te burles de mí, Madi?

 

¿Rechazarle? ¿Madi? Todos miraron a esos dos con los ojos muy abiertos y Sasuke comprendió que su antepasado había sido tan burro como él, descubrió que amaba al zorro después de perderle.

 

-¡No me estoy burlando, Kyuu-chan!-dijo Madara con seriedad y mirada sincera.-Descubrí que te amaba justo cuando dejé de verte, y no me importó para nada que fueras un demonio bijou, sólo te quería recuperar, pero nunca más volviste a aparecer y dediqué mi vida a buscarte, encontrando una  manera de ser inmortal en el proceso.

 

Los ojos rojos del pelirrojo se abrieron como platos. El jutsu que había utilizado para devolverle la vida al rubio y darle el amor, también le había dado el suyo.

 

-¡Jum! Pues que sepas que aún estoy enfadado por cómo me trataste y te va a costar lograr que te vuelva a amar.-murmuró el pelirrojo orgulloso, Madara sonrió de esa manera torcida que sólo sabían los Uchiha y se lanzó de lleno a su reconquista, llenando de enormes goterones en la cabeza a los espectadores.

 

-Esto va a ser divertido.-murmuró Kisame sonriente.-Vuestro pariente es un verdadero valiente, enamorarse del bijou con más poder de todos.

 

Itachi suspiró y Sasuke sonrió a su pesar. Esos dos le estaban recordando a su dobe y a él, los dos empecinados, verdaderos rivales y amigos, pero que se amaban, mucho, mucho, y que darían lo que fuera por recuperar a su amado. Sasuke se quedó de piedra al notar una cosa...

 

-Oye Itachi, ¿cuanto hace que te fuiste de la aldea?

 

-Dos meses.

 

El chillido de Sasuke se escuchó hasta en Suna. ¡En ese tiempo tenía nueve años!

 

Kyuubi y Madara dejaron de juguetear y miraron aturdidos al Uchiha menor, que parecía que le había dado un yuyu y sólo murmuraba:

 

-Nueve años, en este tiempo tengo nueve años. No puedo esperar tanto...

 

Kyuubi lo comprendió todo al instante, y miró a su mejor amigo y antiguo amor imposible.

 

-Tu poder es más grande que el de Sasuke Uchiha, vamos a volver a utilizar el pergamino y cambiar un poco la situación en la que nos encontramos.-murmuró el pelirrojo con un suspiro.

 

-Me parece bien, pero yo también haré unas mejoras a la situación.-dijo con decisión Madara, Kyuubi lo miró con los ojos en una fina línea, pero estuvo de acuerdo.

 

Los dos se pusieron a murmurar y discutir en una esquina durante varias horas, luego se levantaron y llamaron a los demás.

 

-Vamos a ir once meses al pasado y a fundir nuestras almas y conocimientos con nuestros yo del pasado.-dijo Kyuubi, mirando a Madara.-Así también evitaremos la muerte de muchos y nuestro futuro será mejor.

 

Kisame sonrió, porque así no cometería el error que le valió su expulsión de la aldea de la lluvia, Konan y Pein, que en realidad se llamaba Nagato, porque salvarían la vida de su amigo Yahiko, y Sasuke e Itachi, porque su clan no moriría, ellos se encargarían de salvarlos...junto con Madara, que ya no tenía motivos para destruir ni a Konoha ni a los Uchiha, tendría a Kyuubi a su lado.

 

-¿Están todos de acuerdo?-preguntó Madara con una sonrisa ligera.

 

-¡Sí!-exclamaron todos.

 

Kyuubi y Madara comenzaron a musitar el hechizo que ambos habían creado y una luz les cegó a todos...y desaparecieron.

 

Un joven Itachi de diecisiete años, que entrenaba a su hermanito Sasuke, de ocho años, se llenaron de luz y se doblaron sobre sí mismos, con la mente llena de unos recuerdos de una vida que no habían vivido.

 

Ojos negros se encontraron con otros ojos negros y se sonrieron, con el alma llena de esperanza.

 

-Eso no pasará, ototo.-dijo el Uchiha mayor con una linda sonrisa.

 

-Claro que no, yo te ayudaré, aniki.-respondió el menor con otra sonrisa, mirando con admiración aún más grande a su hermano mayor.-Nunca volverás a estar solo.

 

En el interior del niño rubio que dormía la siesta, el zorro nueve colas se estremeció y bufó ligeramente, para nada enfadado.

 

-No sólo puse en peligro mi vida por mi contenedor y el Uchiha, sino que también encontré a Madi-chan en el proceso.-suspiró el enorme zorro con una dulzura que le era extraña.- ¡Eres un mocoso muy problemático y poderoso, Naruto Uzumaki!

 

Unos suaves ronquidos del niño dormido fueron su respuesta, y el alma que el nueve colas creía que ya no tenía, se estremeció de dicha. Su contenedor sería feliz con su Uchiha y él con el suyo...

 

Madara alzó su rostro con una sonrisa desde el lejano continente de Sutra, al otro lado del mundo, y comenzó su viaje de vuelta a Konoha, en busca de su amado zorro.

 

Konan y Nagato, dieron un salto y se abrazaron sobre un desconcertado Yahiko, que les miraba como si los dos estuvieran locos, y volvieron a su aldea, dejando de lado la batalla a la que se dirigían sin saberlo y que ocasionaría la muerte de su amigo. Le contaron todo al sorprendido Yahiko y este sonrió como antes de perder a sus padres, feliz de que su mejor amigo Nagato volviera al buen camino que les había enseñado Jiraiya, y esperando a que el elegido, Naruto Uzumaki, creciera y lograra la paz que ellos buscaban.

 

Itachi y Sasuke esperaron a que Madara viniera, seguros de que él les ayudaría a salvar a su clan de Danzou y la muerte, mientras se hacían amigos del rubio Naruto, que no les conocía y se sintió feliz de tener un amigo, justo como el zorrito hermoso que llevaba en su interior y que le había prometido que sería feliz, logrando que el sello que llevaba en su vientre se rodeara de flores y el pelirrojo pudiera salir de su interior, pues ya no era una amenaza para la aldea ni para el mundo.

 

-Kyuu chan.-chilló el rubio abrazándolo.-Sasuke es mi amigo como me dijiste, y su hermano Itachi también, dattebayo.

 

Los dos hermanos Uchiha miraban con ternura al niño bajito y flaco, que se abrazaba al ser más peligroso del mundo ninja con inocencia, y no sabía que su luz había cambiado a todos los que le rodeaban en ese momento.

 

Sasuke y Naruto se hicieron los mejores amigos y pronto todos se acostumbraron a verlos juntos por la aldea, sorprendiendo a muchos y a los propios padres de Sasuke, que conocían el noble linaje del chico rubio y siempre habían intentado que fueran amigos, con Sasuke siempre negándose por el que dirán. Cuando Madara hizo acto de presencia ante el sorprendido Tercero y los clanes de la aldea junto con los feudales, todos supieron del cruel destino que Danzou tenía planeado para los Uchiha y fue arrestado junto con sus Anbu y los dos traicioneros consejeros de la aldea.

 

Muchas vidas inocentes se salvaron y la aldea prosperó hasta límites inesperados junto con el clan Uchiha, que renovó su juramento ante el Tercero y prometió darle una buena vida al joven Namikaze, revelando su identidad a la aldea, que se arrepintió de todo el mal que había hecho al inocente niño, hijo de su héroe, Minato Namikaze, rayo amarillo de Konoha.

 

Todos le aceptaron sin trabas, y Naruto pudo aprender y desarrollar su inmenso potencial, siempre arropado por los Uchiha y Kyuubi, que tomó el nombre de Kyo y se convirtió en ninja de la Hoja, sin que nadie supiera que era el nueve colas que temían, formando equipo con Madara, Itachi y Kakashi, que fue uno de los más temidos equipos Anbu de Konoha.

 

Cuando Naruto y Sasuke se graduaron como gennin y terminaron la academia, ese equipo fue el encargado de enseñarles todo su saber, logrando que Sasuke venciera a Orochimaru en el bosque de la muerte, junto con Naruto, que siempre protegió sobremanera a su mejor amigo.

 

Juntos salvaron a infinidad de personas inocentes, entre ellos los aldeanos del país de la Ola y a Haku y Zabuza, que también fueron perdonados y se unieron a Konoha, junto con muchos otros, como Suigetsu, Karin y Juugo, que fueron salvados de su encierro cuando derrotaron a Orochimaru y Kabuto, con Tsunade Senju como Godaime y el Tercero como consejero junto con Jiraiya.

 

Las ranas, conocedoras de la esperanza de Jiraiya, de que Naruto fuera el elegido, se convencieron totalmente de eso, cuando los supervivientes del país del Viento, liderados por Nagato Uzumaki, ofrecieron una alianza a la villa de la Hoja, mas solo si Naruto Namikaze Uzumaki se convirtiera en candidato a Hokage, cosa que todos aceptaron al punto. Hijo del Cuarto Hokage, y conocedor de los jutsus de Minato, que creían perdidos y Kyo le enseñó a Naruto, era el candidato más apropiado para proteger al aldea, siendo apoyado incondicionalmente por los Uchiha, los Hyuuga, los Nara y varios clanes de la aldea, por no hablar de los feudales, la Godaime y sus consejeros.

 

El rubio ya no era considerado un monstruo, ni un inútil, era el futuro de la aldea.

 

Konoha, tiempo actual.

 

El despertador sonaba en la silenciosa habitación, un chico rubio dormía apaciblemente y en la cocina se oían ruidos, mientras Kyo preparaba el desayuno, siendo molestado por su esposo, Madara Uchiha, que le pedía un beso con un pucherito mimoso.

 

-Después de que le haga el desayuno a Naru-chan.-bufó el pelirrojo, señalando al moreno con una espumadera.-O te dejo sin sexo una semana.

 

Itachi, Sasuke, Mikoto y Fugaku, se rieron disimuladamente al ver la cara de chasco de Madara, que se puso de morros y cruzó los brazos molesto.

 

-Aguafiestas...-susurró Madara, disimulando su felicidad.

 

Mikoto, que ayudaba a Kyo a preparar el desayuno de todos, miró con ternura al pelirrojo, que estaba con un vientre muy redondo, fruto de su embarazo de seis meses, y que se empecinaba en prepararle el desayuno a su amado cachorro.

 

En la mesa, Itachi le dio un codazo a Sasuke, que ya tenía dieciocho años.

 

-Dime... ¿Ya les has dicho a Naru-chan que le amas?-preguntó con una sonrisa y mirándolo cómplice.

 

Sasuke le sonrió suavemente y negó con la cabeza, aún no era el momento, porque Naruto aún no sabía que le amaba, y Sasuke esperaría paciente hasta que el rubio lo descubriera.

 

El rubio en cuestión, estaba soñando algo increíble, su padre le mostraba con una sonrisa, tomando del brazo a su madre, un pergamino viejo y de mal aspecto, manchado de sangre, dejándole ver algo increíble, todo lo que había pasado en un futuro triste y sin esperanza, y lo que habían hecho Kyuubi y Sasuke por él, salvando tantas vidas preciosas con su decisión.

 

Un Naruto más maduro y sabio, abrió los ojos y miró lleno de esperanza el sol que iluminaba su ventana. Escuchó las suaves risas de Mikoto y las carcajadas de los demás, con el alma llena de paz y dicha.

 

-Teme, te haré muy feliz.-musitó el rubio.

 

-¿Qué es lo que murmuras, dobe?-rió Sasuke desde la puerta, sonriendo al verle despeinado y en paños menores.

 

Cuando los ojos azules de su amado, se clavaron en los suyos, el corazón de Sasuke dio un gran vuelco, pues esos ojos brillaban de intenso amor, inmenso amor, algo tan grande que parecía llenar el cuarto en el que estaban.

 

 

-Creo que te debo mi vida y mi felicidad, teme.-dijo acercándose a él con una sonrisa, y abrazando al inmóvil azabache.-Kyuu chan y tú, me disteis una nueva oportunidad que no desperdiciaré.

 

Los ojos negros de Sasuke se abrieron sobremanera con esas palabras inesperadas, el dobe, de alguna manera, sabía todo... ¡Todo!

 

Una dulce sonrisa se dibujó en los labios del chico rubio, y se alzó en las puntillas de sus pies, para darle un dulce beso en los labios de Sasuke, que lo miraba incrédulo.

 

-¿Y cómo es posible, dobe?-medio tartamudeó el orgulloso Sasuke.

 

-Fue un regalo de mis padres, dattebayo.-sonrió el rubio, posando su rostro en el amplio y fuerte pecho de su amado, para escuchar su corazón.-Te están agradecidos por salvar mi vida, y como sus chakras están en mi interior, supieron lo que pasó de alguna manera.

 

Sasuke se estremeció y una gran felicidad corrió por sus venas. Abrazó con delicadeza el cuerpo del chico que amaba y lo estrechó tiernamente contra él.

 

-¿Y ahora qué vas a hacer?-musitó con el corazón lleno de remordimiento.-Te hice daño durante mucho tiempo y a pesar de todo, diste tu vida por salvar mi miserable vida...

 

Naruto sonrió dulcemente y se apartó del azabache, que lo miró triste.

 

-¡Y lo volvería a hacer, dattebayo!-exclamó Naruto riendo feliz.-Eres la única persona por la que yo, el futuro Rokudaime, daría mi vida.

 

El azabache le sonrió con admiración y frotó cariñosamente sus rubios cabellos, como si fuera un lindo cachorrito. Naruto se dejó acariciar y cerró sus lindos ojos azules, casi ronroneando.

 

-Ahora es mi turno de protegerte y hacerte feliz...-murmuró Sasuke muy serio, tomándolo en sus brazos una vez más.

 

Naruto no le replicó nada, pero pensó para sus adentros que nada ni nadie dañaría a su teme mientras le quedara un soplo de vida, con el alma llena de paz al sentir el amor de Sasuke, ahora sí que sería feliz.

 

-¡A desayunar!-gritó Kyuubi entrando al cuarto, rompiendo la dulzura del momento y haciendo enrojecer a los dos chicos. Naruto dio un salto de metro y medio y Sasuke miró de malos modos al pelirrojo embarazadísimo.

 

-¡Ya voy, ttebayo!-gritó el rubio poniéndose muy colorado y corriendo a refugiarse al baño, le daba pena que Kyo le hubiera pillado siendo tan cariñoso con el teme y en paños menores...

 

Sasuke suspiró y dejó escapar una ligera carcajada, Kyuubi lo miró con muchísima curiosidad.

 

-¿Y por qué te ríes?-preguntó el de ojos rojos.

 

-Porque ahora Naruto sabe todo y será mucho más interesante.

 

-¿En serio?-se sorprendió el nueve colas con los ojos muy abiertos.- ¿Se lo has dicho tú, Sasuke?

 

-No, fue cosa de sus difuntos padres según me contó el dobe.

 

Kyuubi cerró los ojos durante un momento y suspiró levemente triste. Kushina, seguro que había sido cosa de la madre de Naruto. Había sido su anterior contenedor y era muy poderosa, demasiado tal vez. Al morir por salvar a su hijo recién nacido y ayudar a su esposo a sellarlo, de seguro había dejado parte de su ser en el pequeño bebé que había sido Naruto.

 

-Creo que es justo que Naru-chan lo recuerde todo.-murmuró con un suspiro.-Pero ahora tengo miedo que no nos trate a Madi y a mí de la misma manera.

 

-¿Y por qué, dattebayo?-les sorprendió la risueña voz del rubio, haciendo volverse a ambos.-Tú eres Kyo chan y Sasuke es el teme que quiero. Que hayas sido mi demonio particular o que tu esposo haya querido matarme para llegar a ti, no me importa en absoluto, de veras.

 

Los ojos rojos del pelirrojo se llenaron de lágrimas de alivio, Naruto lo abrazó con cariño y sobó dulcemente su voluminoso vientre.

 

-Pero como seré el padrino de tu bebé, le enseñaré a volveros locos a los dos y esa será mi venganza, datteba.-rió el rubio para nada amenazador.

 

Mikoto vino a buscarles y animó al risueño rubio para apresurarse y desayunar, mientras Madara venía en busca de su esposo, con el rubio mirándolos con una sonrisa dulce.

 

Itachi y Fugaku les esperaban sentados en la mesa, tomando su café. El rubio se sentó y devoró animadamente el desayuno que le había preparado el pelirrojo, para diversión de todos. Y las risas resonaron en la habitación.

 

Kyuubi y Sasuke se miraron y sonrieron. Ahora la felicidad y la alegría llenaba sus vidas, profundo contraste con lo que habían vivido antes. La decisión de intentar una locura para salvar el sol de sus vidas, los había llevado a ese prometedor presente, lleno de esperanza.

 

Tan sólo por arriesgarse aún a costo de sus propias vidas, cuando todo parecía estar perdido.

 

Fin.

 

 

 

Notas finales:

Muchas gracias por sus comentarios a

Radharani

Dark

Zaki

Luna_negra_89

Carme

Nosotras_1

Yelina Uchiha

Naruko96

Nayri

y Pikacha Uchiha, tambien conocida como Pikacha-sama.

 

Les agradezco de corazon que leyeran mi fic, bastante más angustioso de lo que suelo hacerlos normalmente.

 

Gracias tambien a todos los que lo leyeron, aún si no dejaron comentarios ^^

 

Todos son mi inspiración.

Besos.

 

Sasukitsu la Kyuubi.


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