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La Prueba por Katrinna Le Fay

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TITULO: La Prueba


Capítulo: 2/3


Libro: Harry Potter


Pairing: T/N


Category: Clasificándose como Sweet, Angs, Romántico y quizá algo más.


Raiting/Warning: PG-13, corazones rotos, Celos (bastantes) antecesor de El Trato (vamos, que si ya lo leíste sabes lo que habrá)


Disclaimer: Yo no poseo a los personajes de Harry Potter, pertenecen a su Creadora J. K. Rowling y a sus respectivos socios comerciales. Ésta solo es una historia escrita de fan para fans, sin fines lucrativos. Lo único mío son la historia, las ideas y OCC (Personajes originales). De todas maneras si te gusta la historia y quieres publicarla, te pediría que antes lo consultes conmigo.


CAMPAÑA LE FAY : No permitamos que el PLAGIO se lleve nuestro trabajo, así que si conoces una historia Robada, por favor denúnciala a sus respectivos dueños. No es justo que nuestras horas de dedicación se vayan a la basura y se vean inmiscuidas en una total falta de respeto para el Autor y los lectores. Entre más luchemos, más saldremos adelante. ALZA LA VOZ, NO TE QUEDES CALLADO ANTE EL PLAGIO.


Tiempo: Anterior a El Trato


               En calidad de Universo Alterno.


FEEDBACK: katrinna_le_fay@yahoo.com.mx ó katrinna_le_fay@hotmail.com  


MSN:              shania_xs@hotmail.com


FACEBOOK: katrinna_le_fay@hotmail.com


Nota: Esta historia, por ser lo que es contiene OCC en los personajes (creo que eso está claro desde el momento en que se llama: FanFiction) y Slash. Si no te agrada esta temática, entonces no lo leas. De esa manera te ahorrarías algún sentimiento de contrariedad. Pero si te da curiosidad, entonces adelante. Recuerda que yo no me hago responsable de nada ya que es tu decisión. Gracias.


______________________________________________________________________


 


 


 


-¡¿Qué quieres qué?!


-¿Tengo que repetirlo?


Blaise Zabini se recargó en su silla y miró al hombre frente a él.


Cuando su asistente le dijo que el famoso Medimago Neville Longbottom quería verlo, de inmediato pensó en Ron.


Desde que Harry Potter había desaparecido, su esposo y el medimago se habían vuelto algo cercanos y pensó que alguien que no tenía asuntos con él o su departamento, solo podía ir ahí a hablar de un común denominador. Sin embargo cuando los saludos de rigor finalizaron, Neville fue al grano.


-Quiero que me digas todo lo que Theodore hizo o no hizo antes de ser mi esposo.


El italiano frunció el entrecejo.


-¿Y qué te hace pensar que puedo ayudarte?


Neville lo había pensado bastante, pero no podía acudir a nadie más porque no tenía idea de a quién más recurrir. El único nombre que llegó a su cabeza fue el del esposo de su amigo pelirrojo. Él tenía que ayudarlo.


-Sé que no estuviste muy cerca de Theo cuando él comenzó a ejercer la abogacía, pero sé que sabes cosas. Son amigos.


Y también sabía qué pociones podían asesinarte en tres segundos y cuales en mayor tiempo. Blaise no estaba seguro de comprender lo que el medimago quería.


-¿Algún problema?


No era que el italiano fuera tan amistoso con el medimago, pero era amigo de su esposo y también su doctor, no podía ser tan descortés con un hombre tan agradable como el que lo miraba con imploración. Suponía que su petición tenía un delicado trasfondo.


-No, ninguno.-Negó Neville esforzándose mucho por no gritar lo que sentía.-Es solo que…me he llegado a preguntar cosas que sé no me dirá.


-Somos Slytherin y aunque eso no es estandarte de nada, como lo dice la sociedad, ambos tenemos cosas oscuras que preferimos olvidar y no sacar a relucir. Ni aun con nuestros esposos.


Neville lo sabía, no era ningún idiota a pesar de su poca coordinación con los calderos. Pero él necesitaba…exigía saber cosas que Nott no le diría.


-De acuerdo.-Resopló el italiano, mirando la ancha sonrisa del hombre frente a él.-Te ayudaré solo porque luces desesperado. Pero que quede pactado que esto será un secreto.


-Por toda la eternidad.-Juró Neville sobre su pecho y Blaise le creyó porque si Ron se enteraba…seguro algún volcán explotaría.


De esa manera Neville aguardó un tiempo prudente hasta que Zabini pudiera recolectar la información que buscaba. Tiempo en el que su estómago se quemó por completo y en el que tuvo que fingir más sonrisas de las necesarias, sobre todo porque el francesito visitaba más a menudo su casa.


Al menos tenía un poco más cerca a su esposo, pero eso no restaba que las miradas, las sonrisas, los apelativos cariñosos y los deseos homicidas aumentaran.


-¿El señor amo Neville castigaría a Dolly si golpea al señor amigo del amo Nott?


El medimago, quien una de esas noches buscaba tazas, miró a la elfina doméstica que lo observaba atentamente con sus grandes ojos castaños.


-¿Por qué quieres hacer eso, Dolly?


Y la elfina respondió con dignidad y veracidad.


-Porque hace miserable al señor amo Neville.


Tuvo que impedir que se aplastara el rostro con la sartén, pero agradeció abrazando a la pasmada elfa doméstica.


-Gracias, Dolly.


Neville entonces creyó que su esposo era un total ciego para no notar algo que hasta la maravillada criatura había visto. Ese Adiel Dubois debía ser alguien bastante más importante para Theodore de lo que se afanaba por demostrar.


Así que cuando volvió a entrevistarse con el Director del departamento de excepciones de magia negra, se preparó para lo que fuera.


-Todo esto.-Habló el italiano tras invitarle té.- Tiene que ver con la visita de Adiel Dubois, ¿cierto?


El medimago solo enarcó una ceja.


-Comprendo.-Suspiró Blaise bebiendo un poco de Earl Grey.-Solo lo he visto un par de veces con el ministro y debo decir que es bastante atractivo.


-¿Ron lo sabe?


Blaise casi se atraganta con el té.


-El punto.-Señaló el italiano, limpiándose los labios y dejando pasar el embarazoso momento que hizo sonreír a Neville.-Es que…no me fue muy difícil saber en qué dirección buscar.


-¿Y qué conseguiste?


Ciertamente Blaise había perdido comunicación con Theodore Nott por un tiempo y cuando retomaron la amistad las acciones del pasado se quedaron simplemente así. Indagar sobre eso, sobre la vida secreta de su amigo, le había resultado un poco incomodo y desleal. Sin embargo, mirar los ojos ansiosos por respuestas y llenos de congoja le indicó que hacía lo correcto.


Quizá en otros tiempos se habría reído de sí mismo, pero con Ronald Weasley como esposo…la doble lealtad iba a matarlo algún día.


-Nott y Adiel Dubois se conocieron en la facultad del ministerio.


Neville se mordió la lengua. Eso ya lo sospechaba. Tanta confianza y familiaridad no podía haberse dado de un día para el otro.


-Sabes que todos los abogados y funcionarios que tengan que ver con las leyes, deben de por lo menos hacer un par de cursos en la facultad del ministerio, ¿verdad?


El otro asintió. Sentía tan cerrada la garganta que apenas si podía concentrarse en la voz de su interlocutor y no en sus pensamientos nada agradables.


-Adiel Dubois fue enviado desde Francia a estudiar uno de esos cursos y se topó con Nott. Al parecer Dubois es bastante cercano a la ministra Francesa y esta tiene relaciones muy fuertes con el ministerio Inglés, por lo que fue sencillo trasladarlo un tiempo.


-No quiero escuchar sobre eso. Quiero saber…


-Ya voy a ello.-Calmó el italiano, comenzando a sentirse un poco incómodo con todo eso. Él no había nacido para confortar.-Según antiguos colegas de Nott, él y el francés sostuvieron un pequeño y tórrido romance que finalizó cuando Dubois regresó a Francia.


De acuerdo, lo había escuchado y seguía sentado. Todo iba bien, ¿verdad?


-Se dice.-Continuó hablando Blaise, sabiendo que era mejor decirlo todo de una vez.-Que Nott estaba bastante enamorado de Dubois y hasta se rumoraba que iba a seguirlo.


-¿Y qué se lo impidió?-Indagó el medimago bajando la mirada y friccionando los puños.


-Eso no lo sé.-Aclaro el italiano.-Lo único que sé es que Nott entró a trabajar al ministerio y lo demás debes saberlo.


Neville asintió. Esa parte de la historia si la conocía.


-Hasta ahora han vuelto a tener contacto, debido a la familiaridad de Dubois con los asuntos legales en Gran Bretaña y su cercanía con el ministerio Francés. Ambos, al parecer, están haciendo un gran trabajo y si todo continúa así, se rumora que Nott puede ser el enlace directo entre el ministerio Francés y el nuestro.


-Por tanto vería a ese…hombre hasta en la sopa.


Blaise no lo quiso poner de esa forma pero asintió. Esa era la verdad.


El medimago se masajeó el cuello y miró un largo rato la mesa del té antes de ponerse de pie.


-Te agradezco lo que has hecho, Zabini. Ahora sé que hice bien en venir a buscarte.


Blaise se levantó también.


-¿Qué vas a hacer?


-Nada, ¿qué se supone que haga?


El italiano tenía varias ideas que obviamente serían desechadas por el buen Gryffindor frente a él.


-Solo…me has aclarado cosas que ya presentía pero que no tenía claras.


-¿Piensas que Nott y ese hombre podrían…?


Neville quiso confesarle que había sido lo primero en lo que pensó al segundo siguiente de encontrarlos juntos, pero pronunciarlo equivaldría a desatar un caos dentro de sí y existían personas que dependían de su pasividad. Así que solo se alzó de hombros.


-Lo que tenga que pasar, sucederá y si Theodore no lo ha olvidado…entonces hará lo que tenga que hacer. Te agradezco mucho tú ayuda, Zabini y te recuerdo que la discreción es mi lema.


El italiano asintió, acompañando a su inesperada visita hasta la chimenea por donde desapareció segundos después.


Blaise miró un largo momento la chimenea antes de pensar en lo estúpido que estaba siendo Nott al infundirle todas esas sensaciones a una persona que temía siquiera pensar en perder al amor de su vida.


Quiso hablar con el abogado pero eso delataría toda esa discreción que el medimago había pedido.


Suspiró y esperó que todo se solucionara. No quería ser el culpable indirecto de que una mente tan brillante y amable como la de Neville Longbottom se atrofiara tan solo por un hombre que le dedicaba más horas e importancia a su trabajo, que al hombre que pretendía alejar las cosas malas con una descomunal sonrisa.


A veces los que debían vigilarse era a los sonrientes y no a los que se tiraban por los rincones a llorar sus desgracias.


 


OoOoOo


Neville se inmiscuyó en su trabajo más horas de las comúnmente esperadas, e incluso olvidó la cena.


“Si él quiere cenar con su francés, que lo haga. Nadie se lo impedirá”


No era alguien acostumbrado a lidiar mucho tiempo con el mismo tipo de pensamientos, sobre todo porque corría el riesgo de que sus traumas del pasado regresaran. No deseaba volver a ser aquel niño temeroso y oculto tras la capa de alguien más fuerte. La guerra, la vida, ser un Gryffindor le había enseñado muchas cosas y estaba dispuesto a seguir adelante aunque en el tramo su corazón sufriera.


Ya antes, muchas veces se había recuperado de inesperadas heridas, la posibilidad de enfrentarse a otra no lo desviaría de su propósito en la vida que era ayudar a las personas, pero sobre todo a sus padres. Así que con ese lema continuó trabajando.


Sin embargo una noche, cuando llegó a casa más tarde de lo planeado, encontró algo que desmoronó su corazón. La chimenea de la sala estaba encendida y al mirar, la imagen se le antojó despreciable.


El francesito recostado sobre el pecho de SU esposo dormido. Tenían la ropa puesta y evidentemente habían estado trabajando. Nada malo parecía haber sucedido, pero el cuadro no le gustó en nada.


Decidió volverse a encerrar en su despacho y no salir ni cuando Theodore tocó a su puerta la mañana siguiente.


-Neville, ¿te encuentras bien?


¿Qué si se encontraba bien? Eso le causó hasta risa, pero aun así no se movió.


-Neville, abre la puerta o lo haré yo.


Ni siquiera se molestó en responder, la puerta fue abierta con un sencillo conjuro.


-¿Neville?


-Debo ir a prepararme. Tengo una reunión con los directivos de San Mungo.


-¿No te habrás metido en otro lío?


Neville recogió algunos pergaminos y los guardó en un maletín. En ningún momento miró los ojos azules que buscaban su contacto.


-Es referente a mí trabajo.


-No me habías hablado de eso.-Indicó Nott, frunciendo el entrecejo. Por lo regular su esposo le hablaba de todo y con tanta emoción que aunque no entendiera la mayoría de los terminejos médicos, le encantaba verlo sonriente. Pero en ese momento la sonrisa no llegaba y mucho menos los ojos emocionados que solían mirarlo con amor.


-Has estado ocupado, Theodore.


El abogado gruñó.


-El trabajo que estoy haciendo es…


-Importante, lo sé. No tienes porqué recordármelo.-Asintió el otro, mirándolo por fin y no de la forma que el abogado esperaba.


-¿Estás bien?


Neville se juró que si Nott volvía a preguntar aquello lo maldeciría con su hechizo más poderoso.


-Debo irme. Que pases un buen día.


Se giró y salió de su despacho, dejando al abogado con bastantes preguntas y una gran interrogante que no comprendió.


Era verdad que su trabajo solía absorberlo casi por completo y que últimamente con los asuntos del ministerio Francés se había distraído más de la cuenta de su casa, pero la actitud de su esposo no le gustó en nada. Quizá debían hablarlo, como siempre, en la cena.


Sin embargo fue Theodore, esa noche, quien se quedó esperando a un Neville que no llegó sino hasta entrada la madrugada.


-¿En dónde estabas?-Indagó con más preocupación que enfado. Por lo regular el medimago no solía dar un paso sin avisarle a él.


Neville lo miró con el entrecejo fruncido.


-Te dije que tenía reunión con los directivos.


-¡¿Pero tan tarde?!


Longbottom enarcó una ceja y enfrentó a su enfadado consorte.


-Los asuntos que tenga que tratar con los directivos o el cuerpo médico tardarán lo que tengan que tardar. Yo jamás te he reclamado por llegar tarde a casa o no avisarme. Respeto tú trabajo tanto como espero que tú respetes el mío.


-Pero…


-Si tú estás atravesando por un caso delicado, yo también lo estoy. ¿No comprendes que en mis manos está el futuro de cientos de personas que podrían encontrar un alivio para sus anhelos? No estoy solo haciendo explotar calderos o perdiendo el tiempo en investigaciones y legalidades del hospital, Theodore.


Neville nunca antes le había hablado de esa forma y supo, como el hombre analítico que era, que no debía agregar nada.


El estado anímico de su consorte se encontraba visiblemente alterado y por primera vez desde que vivían juntos, pensó que algo mucho más fuerte que cualquier tontería que pudiera suscitarse, se había instalado entre ellos y se hacía cada vez más grande.


La maña lo encontró meditando en la sala y solo el “plop” de la chimenea le indicó que su esposo se había marchado.


-¿El señor amo Nott desea que le sirva el desayuno?


Negó en dirección a la elfina doméstica que lo miraba atentamente.


-¿Neville te ha dicho algo?-Indagó, frotándose los cansados ojos con las manos.


Las noches en vela no eran de su agrado, mucho menos por pensar en cosas que no comprendía. Eso lo desesperaba.


Dolly se alzó de hombros y negó.


-El señor amo Neville está preocupado.


-¿Por qué?-Cuestionó, volviendo a mirar a la elfa doméstica que se balanceaba sobre sus enormes patas y que tenía un ferviente amor a su esposo.


-Dolly no lo sabe bien, señor amo Nott, pero Dolly ha escuchado al señor amo Neville hablar con un hombre.


Nott enarcó una ceja.


-¿Alguno de sus amigos?


La elfina negó.


-Es un hombre que Dolly no conoce.


La criatura mágica se retiró, dejando a Nott pensando sobre la identidad de ese misterioso hombre que hablaba con su esposo.


-Te ves preocupado, Theo.


Adiel Dubois lo miró atentamente mientras el abogado se sentaba tras su escritorio.


-Neville está comportándose extraño.


El francés solo sonrió.


-Él debe ser un hombre bastante ocupado, Theo. Está revolucionando el mundo mágico y debe tener muchas cosas en la cabeza.


-Aun así él nunca…


-Vamos, vamos, tranquilo.-Dijo el otro, colocando ambas manos en el cuello del abogado.-No te preocupes por tonterías y mejor sigamos con lo nuestro.


Mucho tiempo atrás, cuando el francés entró en su vida, le gustó el suave susurro sensual que salía de sus labios. Su cuerpo entero, involuntariamente quizá, se estremeció al volverlo a escuchar.


Con Adiel experimentaba cosas que había creído olvidadas, cosas de un lejano tiempo cuando su coraza de Slytherin fue traspasada por ese chico que le sonreía con coquetería.


Siempre solía decir que antes de Neville nadie había llamado su atención el tiempo necesario como para que valiera la pena, pero Adiel Dubois si pudo.


Olvidándose por un momento de su esposo, decidió continuar con el trabajo. Más valía dejarlo todo solucionado de forma rápida o de lo contrario no sabía con exactitud qué podía suceder.


 


OoOoOo


 


Neville sonrió nuevamente y se despidió del cuerpo médico y de los directivos.


El día había sido productivo y las cosas marchaban bien. En poco tiempo y con ayuda del ministro, muy pronto las cosas para él y su trabajo funcionarían más rápido y eficazmente.


-El Candidato. Qué singular descubrimiento, si me permite alabarlo, doctor. Ahora con lo que ha pactado con los directivos y el ministro, resultará muchísimo más sencillo para todos.


El aludido solo movió la cabeza.


-Un Candidato solo es el resultado de teorías sin fundamentos que debían quedar asentadas para que toda la población mágica tenga acceso a la información debida y que erróneamente han tenido desde hace años, cuando descubrí eso. Ahora puedo dedicarme a otras cosas.


El hombre frente a él comenzó a recolectar los pergaminos esparcidos en la mesa de juntas.


-Es usted o demasiado tímido o modesto como para aceptar un cumplido, ¿verdad?


El medimago sonrió levemente.


-Únicamente es la verdad. Solo me dedico a hacer más placentera y fácil la vida de las personas.


La sonrisa del otro hombre lo abochornó un poco. Acababa de exponer, de una forma impecable, que el ADN mágico debía comenzar a recolectarse si se deseaba que su trabajo siguiera adelante. Una discusión de horas que por fin fue suficiente como para convencer a los directivos y medimagos de su importancia e inmediata acción. Se sentía sumamente orgulloso de su trabajo, sobre todo porque hasta el mismo ministro que había asistido a la reunión, concordaba con él sobre la importancia de todo eso.


-Los aspectos legales estarán listos muy pronto, así que lo demás queda en manos del ministro.-Señaló el que terminó de ordenar los pergaminos.-Si me permite decirlo, si antes su popularidad era mucha, prepárese ahora para tener a todas las miradas puestas en usted.


Era verdad que sus innovaciones lo habían mantenido en la mira desde antes de concluir sus estudios, sobre todo con lo del Candidato, pero con lo que acababa de proponer revolucionaría prácticamente todo. Hasta ese momento era consciente de las cosas.


-No se preocupe, todo resultará bien.


Neville agradeció el aliento. Eso no le preocupaba mucho, pero tal vez el ruido excesivo si le causaría más que un dolor de cabeza.


-Muy bien, entonces es todo por hoy.


-Le agradezco su trabajo.


-Llámeme Noah, doctor. Me hace sentir como de ochocientos años.


-Noah.-Sonrió el aludido.-Entonces llámame Neville también o de lo contrario creeré que también tengo ochocientos años.


Ambos rieron, preparados para salir de la habitación.


-Neville.-Llamó Noah.- ¿Sería muy atrevido de mi parte si lo invito a cenar?


El medimago estaba listo para agregar algo pero de inmediato se arrepintió.


-Será un placer.-Aceptó, recordando que su esposo últimamente no se encontraba disponible para cenar.


-Excelente, ¿qué te apetece?


-Cualquier cosa está bien. No soy tan exigente como Corazón de bruja lo señaló en su especial de medio año.


Los dos se aparecieron en un restaurante pequeño, ideal para terminar el agotador día.


-Si me permites decirlo, cuando Percy me dijo que necesitabas ayuda legal, no podía creerlo.-Señaló Noah, mientras aguardaban a que su pedido estuviera listo.


-¿Por qué?


-Bueno, creo que es obvio, ¿no?


El medimago sonrió de lado.


-Mi es…Theodore ha estado tratando asuntos delicados, por tal motivo no le pedí ayuda. Si eso te interesa saber.-Explicó, bebiendo un poco de whiskey.


-Comprendo.-Murmuró el otro, mirando atentamente los movimientos de su compañero.


-A veces las personas creen que el hecho de tener a Theodore Nott por esposo, va a solucionarme la existencia pero…no me agrada molestarlo con nimiedades.


-¿Nimiedades? Discúlpame pero no creo que tú trabajo sea tal cosa.


Neville sonrió.


-Tal vez…


-No te preocupes, yo entiendo.-Asintió el otro.-Y te agradezco que me hayas seleccionado como tú abogado. Trataré de estar a la altura para las acciones legales que vienen.


El medimago lo sabía y lo agradeció. Noah Hobbs era un buen abogado, quizá nunca estaría en las planas del Profeta o en boca de todo el mundo mágico, pero era tan buen abogado como su esposo y así se lo había demostrado durante esos días.


Dejando de lado todo lo referente a su esposo y poniendo prioridad sobre su trabajo, días atrás concluyó en que debía comenzar a asesorarse con alguien que no fuera Nott, por tal motivo acudió a Percy Weasley quien durante un tiempo trabajó en el ministerio e hizo buenas relaciones. El pelirrojo le recomendó de buen agrado a un conocido suyo, quien lo había ayudado con varias cosas referentes al colegio y a su antiguo trabajo.


El medimago no tuvo que pensarlo demasiado para aceptar entrevistarse, primero por red flu con el abogado, y después en persona. Hasta ese momento le parecía un abogado bastante competente que había quedado fascinado con la idea de trabajar con él. Neville podía decir que era bueno en lo que hacía, sobre todo al momento de explicarle las legalidades.


-Eres muy diferente a mi esposo.-Murmuró, bebiendo un poquito más de la cuenta.


-¿Ah sí?


-Aja. Theodore nunca quiere explicarme las cosas y tú lo haces de manera tan sencilla…como si tuviera cinco años.


-Bueno.-Sonrió el abogado.-No es como si se tratara de algo tan complicado. Siempre he dicho que explicarle a los clientes las cosas de alguna forma sencilla, simplifica totalmente las cuestiones a tratar. Tú no eres la excepción, además eres bastante inteligente.


El aludido rió.


-Quizá estudie leyes.


-Serías un temible abogado. Debo presentar por adelantado mis respetos y mis deseos de trabajar a tú lado.


Neville volvió a reír, disfrutando esa compañía. Se sentía extraño llegando a casa o pensar en el francés y su esposo. Muchos días habían pasado desde que riera de esa manera, por eso le agradó Noah.


El abogado disfrutó de la sonrisa de su acompañante. Había escuchado mucho sobre él y quedó gratamente sorprendido cuando Percy Weasley lo contactó para decirle que el renombrado Neville Longbottom deseaba trabajar con él. No supo qué clase de persona esperar hasta que lo tuvo de frente y pudo ver la maravillosa persona que era.


Envidió a Theodore Nott por tenerlo de esposo. No todos los días alguien tan noble, sencillo y atractivo cabía en el mismo molde.


Después de la cena, él mismo se ofreció para acompañarlo a casa pues el medimago había bebido un poco más de lo esperado.


-¿Seguro que puedes caminar?


Neville asintió, sujetándose del alfeizar de la chimenea.


-Bien, entonces te veo después.


-Gracias…por la cena y por la noche. Fue…agradable.


-Lo mismo digo. Lo he disfrutado enormemente.


Ambos se sonrieron y antes de que algo imprudente por parte del abogado se suscitara, decidió retirarse, con un apretón amistoso de manos que Neville correspondió con una sonrisa.


Cuando Noah desapareció en las flamas verdes y el medimago se giró, se encontró con el rostro enfadado de su esposo.


-¿En dónde estabas?


Neville solo rodó los ojos.


-Cenando, ¿en dónde más?


-Te estuve esperando.-Señaló Nott, siguiendo de cerca a su tambaleante consorte que salía de la sala para comenzar a subir las escaleras.


-Bueno, creo que no te llegó el memo de mi secretaria, ¿verdad?


Theodore lo tomó del brazo y lo hizo girar.


-¿Estas ebrio?


-Naaaaa. ¿Qué te hace suponer eso?


El olor a alcohol, sin duda.


-¿Quién era ese?-Indagó con un peligroso siseo.


-Noah, Mi abogado.


Nott parpadeó, dejando que su esposo se soltara y terminara de subir las escaleras.


-¿Abogado? ¿Para qué necesitas abogado teniéndome a mí para…?


Antes de entrar en su habitación, Neville se detuvo. Después lo enfrentó con un sentimiento que jamás le había visto.


-No presiones, Nott o no responderé.


-Neville… ¿Tiene esto que ver con que he estado ocupado con…?


-Si sabes las respuestas, no le veo caso que sigas cuestionando.


-Pero Neville…


-Noah es un buen abogado y quizá me quede con él.-Señaló, sonriendo un poco.


Theodore solo pudo friccionar las manos y fruncir más el entrecejo.


-Es bueno en lo que hace, ¿sabes? Además él piensa que soy capaz de comprender todas las legalidades. Me gusta.


-¿Qué?


-Me gusta y pienso conservarlo.


Nott miró a su esposo entrar en la habitación. Lo que había dicho…el tono en cómo lo había dicho…


Repentinamente su sangre hirvió y la serpiente que llevaba dentro, salió.


-No lo harás.-Murmuró, pensando rápidamente en un millón dos de posibilidades de asesinato.


Continuará….


Ok, sigo en tiempo record. Un chap más y terminamos con esto para, en verdad, en verdad, en verdad espero, poder subir los dos fics de navidad que he pensado hacer.


Así que muchísimas gracias por su positiva respuesta, en verdad se los agradezco enormemente porque sin ustedes no seguiría brillando ^^


Ya saben, sus comentarios son bien recibidos, así que ya me pongo a escribir el último chap. Un abrazo, su amiga:


Katrinna Le Fay


Diciembre 2010


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