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Gaze of Love por Kiiyomi

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Notas del capitulo:

Aquí traigo la conti *-*

Chicas busco un acompañante para hacer fic, puede ser de MinKey, HaeWook, MyungYeol y JunSeob, cualquiera de esos acepto xD

Me contactan a mi correo dejan el suyo para las interesadas, ok?

Bye, bye.

POV HanGeng

El cansancio me hizo dormir toda la noche, sin embargo el dolor de estomago se hizo presente en cada momento sobretodo en mis sueños.
Pude escuchar los gritos de mi mamá y mi papá fuera en el pasillo pero no tenía fuerza para prestarles atención.

Fue un golpe bajo cuando oí al Intruso hablar de esa forma tan protectora conmigo. Pero mi tía no era un gato manso como para poderse vengar así porque sí.

Quería gritarle por atreverse siquiera a pensar que un ser tan débil como el podría hacerle frente a la flecha de caza que era mi tía pero no podía ni moverme en el estado en el que estaba y apenas si podía mantener un hilo de pensamientos.

Toda la noche sentí sobre mi mano un ligero peso, pero hasta que desperté en la mañana y fui capaz de abrir los ojos no me di cuenta que era la mano del Enano sobre la mía.
Me levanté un poco para verlo mejor y me di cuenta que se había quedado toda la noche a los pies de mi cama.

Me senté en la misma y sentí como una punzada de dolor devoraba mi estómago y no me quedó otra opción que volver a acostarme. Suspiré pesadamente y moví mi pie para intentar despertarlo lo mas "dulcemente" que mi pie fue capaz de hacer.

— Rye... —me aclaré la garganta antes de continuar-—Enano, ya amaneció -le dije, pero mi voz me sorprendió al estar mucho más bajo de lo que era la intención hablar.

Sentí movimientos sobre mi almohada y subí la cabeza pero unas patas muy moliditas me robaron la visión por unos instantes. Las patas siguieron todo su curso por mi cara hasta llegar a mi cuello y a pesar de que fue débil, me reí.

— Tonto —le dije al gato mientras lo agarraba entre mis manos para acariciarlo. Luego alcé la vista y vi parada a una de las 'amigas' con dos platos de desayuno bastante considerados.

— Joven —dijo mirando a RyeoWook— ¿Desayunará aquí? -le preguntó antes de dejar la mesita en mi escritorio.

Lo miré mientras ella y yo esperábamos su respuesta.

POV RyeoWook

— No —llevé mis manos a mis ojos, estos me ardían por la fuerte luz— Supongo que quiere estar solo.

Ni le di tiempo para responder, salí de su habitación dejándolo allí. Sé que ahora lo menos que querría era verme. Caminé hacia mi habitación buscando mi uniforme, teníamos clases y aquello me daba flojera. ¿Cómo no?

— Me duele el cuello.

~*~

Las clases estaban aburridas me dolía todo el cuerpo. No podía prestar atención a las clases, apenas había llegado al colegio DongHae me cuestionó muchas cosas. Estaba preocupado por mí. Realmente se sentía bien ser querido por alguien y que este sea tu amigo.

Estaba feliz por ello. La mañana pasó rápidamente, HanGeng aún seguía delicado y no había asistido a clases a petición de sus padres. De alguna u otra manera me sentía solo al no verlo.

Los días pasaron, tres para ser exacto y aún seguía asistiendo solo a clases. Era bastante aburrido no ver su rostro, sin él me sentía perdido. ¿Por qué? El me trataba mal, lo sé pero.... Era el único con el que me sentía cómodo en esa mansión por ello insistí en cuidarlo los días que estuvo delicado, recibiendo más palabras suyas diciéndome intruso, enano. Aunque suene raro, ya me acostumbraba a ello y lo veía linda. ¿Raro, cierto?

— HanGeng te traigo la cena —era viernes el último día de la semana de clases. Venía el fin de semana— Como ya estás mejor pensé en que hacerte este plato especial para....

— No lo quiero —apenas lo coloqué en la mesita me giró el rostro— Ni quiero verte. Me tienes arto.

Quedé estático al sentarme, a veces sus palabras no eran fuertes pero sí su indiferencia. Había hecho de todo para que pudiera aceptarme o al menos verme con una sonrisa diciéndome lo torpe que era. ¡Cualquier cosa!

— ¿Qué quieres que haga? —pregunté mirándole. Estaba desesperado para no me viera con odio— Lo que sea que quieras que haga estará bien. Lo haré, lo prometo. ¡Lo haré con tal que no veas con odio HanGeng! —agaché mi rostro.
Mis ojos amenazan con soltar lágrimas, dolía saber que eras odiado por alguien. — Yo solo quiero que me aceptes, que me mires como hablas con tus amigas. ¡Que me sonrías!

— Eso nunca pasará. Eres un intruso —me miró con odio sentándose en su cama— Me harías un favor si desaparecieras del mapa. Le harías un favor al mundo si te suicidaras —abrí los ojos de par en par.

— ¿Eso quieres? —asintió girando el rostro.

Me odia. Le haría un favor si me muriera. Abrí la puerta saliendo, apoyándome en la fría madera. Derramando lágrimas, mis padres también quieren que me vayan con ellos ¿verdad?
Lo haré. Si es para que no estorbe en la vida de nadie, lo haré. Caminé hacia la cocina, buscando lo que necesitaría.

POV HanGeng

Los días de la semana pasaron como tortuga frente a mí. Todos los días empotrado en mi cama, sin comer nada que valiese la pena, sin ver nada nuevo. Solo el rostro sonriente y feliz del Enano que nunca dejó de darme todas sus atenciones.

Cosa que odiaba... ¿Es que simplemente no me podía dejar en paz? Era un completo idiota. Lo único que hacía era tratarlo mal y con desprecio y lo único que él hacia era hacerme sentir mal por mis actos, ¿Es que simplemente no se podía quedar quieto en un rincón mientras yo me quedaba tirado en mi cama cual vagabundo en pena?

Parecía que no.

Me comportaba como un maldito desgraciado, pero es que simplemente el temor a su persona parecía no desaparecer nunca. A pesar de que mis padres no estaban a causa de un viaje de negocios -hacia china, al parecer algo que habían arreglado con mi tío y mi tía- toda la atención de las personas recaían sobre él y es que yo simplemente no lo podía entender.

No entendía que tenía el que no tenga yo para ser más importante, ¿Que elemento me faltaba para llamar tanto la atención? ¿Cuánto costaba darme un abrazo? Al fin y al cabo, no conocía a nadie que sea haya atrevido a comer jengibre y sobrevivir a ello.

Ni siquiera un mínimo regaño por parte de nadie. Nada. De ningún lugar.

Oh... Pero ahí estaba él, trayéndome comida, preguntándome que necesitaba... Hmp.

— HanGeng te traigo la cena —me dijo el viernes— Como ya estás mejor pensé en que hacerte este plato especial para....

— No lo quiero —mentí, girando mi rostro.
Estaba muriendo de hambre y él otra vez con su maldito horario preciso ¿Cómo demonios sabía cuando tenía hambre o no?
— Ni quiero verte. Me tienes arto de todas tus malditas atenciones —¿Es que nadie te enseñó a odiar e insultar? Continué dentro de mis pensamientos.

— ¿Qué quieres que haga? —me preguntó con cierto deje de... ¿Desesperación?— Lo que sea que quieras que haga estará bien. Lo haré, lo prometo. ¡Lo haré con tal que no veas con odio HanGeng! —agachó su rostro y no pude ver más su expresión— Yo solo quiero que me aceptes, que me mires como hablas con tus amigas. ¡Que me sonrías!

— Eso nunca pasará. Eres un intruso —Le dediqué una mirada de desprecio mientras me inclinaba con un poco de esfuerzo en mi cama— Me harías un favor si desaparecieras del mapa. Le harías un favor al mundo si te suicidaras.

Quizás esta vez me pasé. Pero cuando te dejas llevar por el odio y la frustración todo se vuelve negativo.
Mientras más estrecha es la mente más grande es la boca.

— ¿Eso quieres? —asentí sin saber muy bien que hacer mientras miraba aún enojado por otro lado.

Lo vi salir de la habitación, al fin un poco de paz. Esperaba esta vez que haya captado el mensaje de "quiero que dejes de ser tan amable conmigo", esperaba que la próxima vez que me viera, ni siquiera me hablase.

Suspiré y miré el plato lleno de comida... Al fin algo que si me ¿Gustase? Tomé los palillos y los sumergí en el plato para después probarlo.

Fue como magia... todos los sabores se mezclaron en mi paladar y casi ni fue necesario masticarlo para que pasase suavemente a través de mi garganta. No había nada de jengibre ni picante en el, absolutamente nada. Estaba exquisito y solo me llevó diez minutos terminarlo...

Pero al ver el reloj me di cuenta que había olvidado tomar la medicina asique me levante con cuidado de mi cama para no marearme. Al parecer el Enano se había olvidado de ellas; era la primera vez que lo hacía.

Bajé muy lentamente por las escaleras que parecían infinitas y abrí la puerta de la cocina.

No pude gritar, no pude moverme en el instante en que lo vi: estaba tirado en el piso, cuchillo en una mano y mucha sangre en la otra.

De repente toda la rabia y la ira que sentía hacia mi persona me proporcionaron de una fuerza que desconocía en esos momentos y que sobretodo a causa de mi estado me sorprendió.

Lo tomé entre mis brazos y lo llevé hacía nuestro cuarto mientras me tambaleaba y chocaba contra las paredes. Lo acosté en su cama y me dirigí al baño a buscar unas cuantas cosas.

— Eres un maldito imbécil y un completo desquiciado —le dije mientras cortaba el flujo de sangre que iba desde su brazo a su muñeca.

Mi pulso temblaba completamente y a penas si era capaz de ver la herida a causa de mi nerviosismo

— No sabes insultar, no sabes odiar, no sabes mantenerte quieto y por sobre todas las cosas ¡No sabes valorar tu vida! ¿¡Es que me viste cara de ser inteligente?! —le dije cada vez más y más furioso mientras seguía atendiendo la herida que ya había dejado de sangrar— Ardera.

Le avise mientras ponía un poco de alcohol y presionaba

— ¿Alguna vez te has preguntado porque te odio? —le dije en un hilo de voz, mientras vendaba con mucho cuidado.

Quizás iba a arrepentirme de hacer lo que iba a hacer ahora, pero el Enano Intruso Usurpador de atención necesitaba quizás esta vez y solo esta vez un poco de atención.

Volví a levantarlo entre mis brazos y me dirigí a mi cama tirando la bandeja con el plato vacío de la cama, luego de eso me senté medio inclinado y lo apoyé a el sobre mi regazo, alcancé con algo de esfuerzo las sábanas y sentí como el haberlo cargado de la cocina hasta allí había hecho que mis músculos volviesen a debilitarse.

Posicioné su cabeza en mi zona cardíaca y nos tapé a ambos, me recliné un poco y suspiré sintiendo el miedo que no sentí al verlo tirado allí como un muerto.

Por primera vez temblé y la idea de no haber llegado a tiempo comenzó a inundar mi mente y tuve que tapar mis ojos para no comenzar a llorar.

¿Qué habría pasado si esperaba un poco más? ¿Y si me hubiese ido a dormir? ¿Si nadie lo hubiese encontrado? Por los próximos dos días íbamos a estar solos ya que al no estar mis padres no había nadie para controlar a los 'amigos' y con el accidente del jengibre querían tener todo controlado asique nos habían dejado completamente solos en esa enorme mansión.

Bajé mi mano de mis ojos y lo abracé levemente.

— Te odio porque te tengo miedo —fue lo último que le dije antes de prometerme que no iba a decir nada más ni dar ninguna otra explicación de nada.

Esa noche había decidido cuidar de él como el hermano menor que para mí, representaba ser.

POV RyeoWook

Tomé desesperadamente el primer cuchillo que tomé. Seguro con este era el que cortaban la carne, sin vida. Así estaría yo después de utilizarlo. Lentamente lo tomó entre su mano, y apuntó hacia su mano izquierda. Con fuerza presionó cortando en su muñeca, cerca de sus venas.

—  Tsk… —me quejé al sentir lo filudo que era.

Una ráfaga de viento sentía en mi muñeca, frío y como la sangre salía sin control. Dolía, pero no tanto como al ver que eres odiado y despreciado por una persona. Ese dolor era incomparable. La imagen de mis padres apareció en mi mente, llorando. Los extrañaba, en este momento más que nada quería ir con ellos.

Sentía como si la casa se moviera, la cabeza me daba vueltas. Mi muñeca sangraba sin control, comencé a ver la cocina, borroso. Y segundos después se volvió negro.

~*~


Mis párpados no podrían abrirse más. Apenas podía ver en donde estaba, ¿era una habitación?

Hice un esfuerzo por aclarar la imagen, era la habitación que compartía con HanGeng. Mis labios estaban secos, la cabeza seguía dándome vueltas pero sentía algo cálido en mi cuerpo.

— ¿Alguna vez te has preguntado porque te odio? —Si, muchas veces me lo había preguntado. Pero la respuesta era simple. No me soportabas.

Podía sentir como mi brazo era vendando y luego como me acomodaba en la cama. ¿Que era aquello que se sentía cómodo? Mis ojos lagrimearon, no podía seguir observando. Estaba débil.

— Te odio porque te tengo miedo —escuché soltar cerca de mi oreja.

¿Me tenía miedo?
Una mano cálida me abrazo, demasiado reconfortadle, única. Las lágrimas salieron, aún sin mirar podía sentir como ahora mi primo cuidaba de mí. ¿Sería solo culpa?
Si así lo fuera, quisiera que el tiempo se detuviera. Solo unos segundos así sería feliz.


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