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Underneath My Christmas Tree por YukaKyo

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Notas del capitulo:

Underneath My Christmas Tree 

 

Debes de saber que, 鋼の錬金術師o también ハガレン, es © de Hiromu Arakawa, Square Enix, MBS, ANX, Bones. 

Y que yo soy YukaKyo la creadora de este escrito y …..

 

ALTOOOOOO

 

Alguien se acuerda de este fic? creo que poquitos se acordaran ._. pero bueno a casi un año de no actualizarlo decidí terminarlo ya! Así que

 

A leer se ha dicho! 

 

 


:3 :3 :3 :3 :3 :3 :3 :3 :3 :3 :3 :3 :3 :3 :3 :3 :3 :3 :3 :3 

 

Tu si vas a escucharme ¿Verdad Santa? 

 

:3 :3 :3 :3 :3 :3 :3 :3 :3 :3 :3 :3 :3 :3 :3 :3 :3 :3 :3 :3 

 

 3 de 3 – Bajo mi árbol de navidad 

 

Despacito y evitando hacer cualquier ruido, Edward giró el pomo de la puerta empujándola lentamente abriendo una pequeña rendija donde su ojo dorado apenas y veía nada. Al no escuchar sonido alguno la abrió hasta que pudo sacar la mitad de su cuerpo medio girándolo por el pasillo. El árbol de navidad iluminado con llamativos focos de colores y que estaba adornado con esponjosos moños vistosos y de brillantes esferas multicolores, se dejó mirar majestuoso en medio de la sala de estar.  

 

Pero debajo del mismo aún no había nada. 

 

Aquello le sacó un bufido molesto que se tragó al instante en que oyó una voz cerca. 

 

— ¿Se puede saber qué hace despierto señorito? —

 

Edward casi saltó del susto y más que rápido se volvió para ver a Maes parado frente a él con los brazos cruzados mirándolo molesto. Y ahora estaba indeciso en si le contestaba al de lentes o simplemente cerraba la puerta negándose a hablar. Pero Maes no lo dejo ni siquiera decidir. 

 

— Elysia estaba igual ¡Si Santa los ve despiertos no les dejará regalo alguno! — Terminó el hombre cerrando el mismo la puerta de Edward dejándolo encerrado de nuevo en su habitación y Edward había refunfuñado. De hecho la puerta se había encargado de acallar sus gritos histéricos y su muy educada boca dejando un breve murmullo como único sonido apenas perceptible.

 

Cuando el rubio finalmente cerró la boca y se cruzó de brazos mirando la oscura puerta no pudo evitar hacer un mohín gracioso. 

 

Hombre ¡Que no tenía que enojarse de esa manera!

 

Solo quería echar un vistazo, chiquito antes de volver a la cama. Bufó girándose para alejarse de la única salida de la habitación y echó a andar sin destino fijo.Definitivamente había sido una muy mala idea quedarse en la casa de aquella extraña familia. A la próxima no iba a volverle a hacer caso a Alphonse.

 

Se suponía que tan solo iban a cenar en aquella casa pues curiosamente ellos celebraban una fecha que nadie más en toda la ciudad recordaba. En un principio sí que le había parecido extraño pero no al grado de parecerle sospechoso, vamos que se trataba de Maes ¡El loco obsesionado con su hija y maniático de las fotografías!

 

Festejar la víspera de navidad con esa familia no había sido tan malo, pero no había podido evitar sentirse nervioso e inmediatamente negarse cuando Alphonse había aceptado por los dos quedarse a dormir ahí esa noche. No había podido dar una excusa creíble al final de cuentas que lo salvara. Además como había dicho la pequeña niña de la casa, mientras hubiera un árbol de navidad y una chimenea Santa Clos podía ir hasta ellos.

 

Pero aun así Edward no se lo creía del todo.  

 

¡Y ni si quiera podía pensar ya en marcharse de nuevo al hotel!

 

¿Qué tal si confundía a Santa por andar cambiando de lugar a cada rato y este molesto ya no le dejaba nada?

 

No, no, no, no ¡Ni hablar!

 

Iba a quedarse ahí y esperar lo más tranquilamente que pudiera.

 

Después de todo faltaban ya tan solo unas cuantas horas para navidad.

 

 

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No había podido evitar que le resbalara una gota por la cien antes de llevarse la palma al rostro mientras silenciosamente se lamentaba dramáticamente. Frente a él se encontraba Edward Elric panza arriba de la cama, roncando ruidosamente e incluso le escurría la baba por una de las comisuras de la boca y estaba más que completamente dormido.

 

Y pensar que iba a esperar más de una hora para ir a echar un vistazo a su habitación ¡Le había dado demasiado crédito al chiquillo! Tan solo habían pasado trece minutos desde que lo había mandado a dormir cerrándole la puerta. Y él que había creído que iba a ser más difícil mantener a raya a Edward.  Casi había pulverizado la galleta que llevaba en la otra mano, su infalible excusa si es que lo encontraba despierto. De hecho estuvo más que tentado a arrojársela pero un ruido a sus espaldas le detuvo.

 

No era otro más que Alphonse acercándose a él proveniente de la sala de estar, donde se encontraba el árbol de navidad. Tenía las manos ocupadas con varios carretes grandes y por lo visto pesados de listón rojo. Maes los miró y elevó una de las cejas.

 

¿Completarían con todos esos o les faltarían?

 

Y como sí quisiera saber con exactitud aquello despegó su vista de Al para ver a uno de los sillones donde apenas y podía verse la oscura goma de una bota militar. Tal vez y faltaría un carrete pero estaba seguro que habían sobrado de los utilizados para decorar el árbol de navidad. Se encogió de hombros encaminándose hacia ahí donde sobre el mullido colchón se encontraba su amigo de toda la vida. Pero aunque a simple vista lo pareciera no estaba dormido para nada dormido.

 

¡Oh no claro que no!

 

Estaba más que desmayado y había sido arrojado ahí por el mismo y en una posición nada cómoda y grotescamente inhumana.

 

Un gigantesco chichón no podía ser nada disimulado por su cabello e incluso se le podía ver un poco la calva del golpe hinchado. Maes se llevó una mano a la cabeza y se alborotó el cabello con nerviosismo, Edward iba a recibir un regalo que había sido todo un reverendo dolor de cabeza conseguir y bueno, un poquito defectuoso. Esperaba que no se quejara por eso. 

 

Roy aun ido había soltado un quejido lastimoso y aquello alertó a el de lentes, tal vez se le había pasado un poco la mano y por un momento estuvo tentado a sentir algo de lastima.

 

No, ni hablar

 

¡Roy Se lo merecía!

 

Él lo había ido a invitar a aquella fiesta y aunque al principio se había negado Roy se lo había pensado en cuanto le había dicho que ahí también estaría Edward. Pero algo extraño ocurrió cuando le había mostrado las adorables fotos de su pequeña hija. ¡El muy cabrón se había atrevido a quemar ochenta y cinco de las doscientas cincuenta fotos que había deseado mostrarle! Afortunadamente tenía tres copias más de cada una en su oficina pero Roy no se había salvado de su merecido castigo.

 

¡Mucho mejor!

 

Así Alphonse y él no habían batallado mucho en secuestrarlo. No, no, no más bien traerlo amablemente a su casa ¡Sí eso se escuchaba mucho mejor!

 

Los pesados golpes del metal de pisadas de Alphonse se escuchaban temerosas y apenadas. Era el único de los dos que mostraba un poquito de pena por Roy pero no iba a hacer nada para que el regalo con patas de Edward se fuera antes de que el rubio lo recibiera.

 

Bueno ya se estaba haciendo tarde y el último de los regalos tenía que ser envuelto. Maes se giró un poco y con una de las manos le arrebato a la armadura uno de los carretes de listones rojos. Rompiendo el plastiquillo que los protegía saco un buen tramo de grueso listón que tensó sacándole un sonido sordo.

 

¡Era hora de empezar a envolver a Mustang!

 

— Bien Alphonse ¡Manos a la obra! —

 

 

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Había abierto los ojos y terminó sentado en la cama donde se estiro gustoso al mismo tiempo que soltaba un bostezo que hasta le sacó una lagrimita. ¡Había dormido tan bieeen y soñado más que boniiitoo!  Y esta vez no había estado el molestoso de Al para despertarlo justo cuando en su sueño todo se ponía más bueno. Bien nada le impedía volverse a recostar de nuevo. Apenas iba a dejarse caer como costal en la cama cuando pestañeo.

 

¿Qué? ¡Esperen un momento!

 

¡Alphonse no lo había despertado! ¡Algo andaba mal!

 

¡Definitivamente muy mal!

 

Edward se despabiló por completo olvidándose de la pesada somnolencia y miró angustiado de un lado a otro de la habitación. No la reconocía ¡No era la habitación del hotel donde se hospedaban siempre! Casi se había tropezado cuando se levantó de la cama e importándole poco estar descalzo y solo andar medio vestido con una playera sin mangas y unos boxeadores blancos, echó a andar hacia la puerta abriéndola de golpe. Fue ahí donde la visión del enorme y majestuoso árbol lo detuvo.

 

El penetrante aroma de pino y los adornos brillantes le recordaron dónde estaba y soltó un sonoro suspiro de alivio. Era verdad, se habían quedado a pasar la noche buena y la navidad en casa de Maes. Se dio un zape en la cabeza sintiéndose más que bobo.

 

¡Que tonto había sido al olvidarlo!

 

Navidad…

 

Ed parpadeó y se le secó la boca al instante.

 

¡Aquella ya era la mañana de navidad y eso significaba que Santa Clos ya había llegado!

 

Casi se había resbalado cuando echó a andar de prisa hacia el árbol y maravillado vio la cantidad exagerada de regalos. La mayoría tenían que ser de Alphonse no conocía a otro niño más bueno que él, pero dejando eso de lado se había quedado sin aliento y le recorrió un temblor que le dejó la piel chinita. ¡Ahí estaba su regalo! Las cintas rojas y el elaborado moño azul que lo coronaba era idéntico ¡Igual al que aquella vez había soñado despierto! Su regalo era grande, tan grande casi del tamaño de una persona.

 

¡Eso era!

 

Una persona envuelta en papel rojo…

 

Dejándose de caer de rodillas en la rugosa alfombra Edward rasgo el papel de envoltura justo donde se suponía estaba la cara y se encontró con la piel azul del pelinegro. El rubio observó alarmado aquello, al parecer no le habían dejado como respirar y por poco se ahogaba. Roy hacia todo lo posible por respirar aun y cuando estaba amordazado con fuerza. Ed se encogió de hombros no iba a cuestionar los métodos de Santa, después de todo le había traído lo que había pedido y eso era más que suficiente para él. Después de todo Roy ya se encontraba respirando ¿No?

 

Tenía lo que deseaba, tenía a Roy.

 

¡Tenia a Roy Mustang! Su regalo favorito bajo el árbol de navidad.

 

El rubio sonrió travieso ¡Era hora de disfrutar de su nuevo juguete navideño!

 

Y este juguete ¡Si traía las pilas incluidas!

 

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Notas finales:

Felices Fiestassss!!!! :D


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