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Somos Uno por Maca Michaelis

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Notas del capitulo:

Los personajes de Kuroshitsuji no me pertenecen, estan en manos de Yana Toboso. 

Empujo al Conde a la cama, donde este termino por quitarse los pantalones él solo. Sebastian ya estaba semidesnudo arriba de el. Ambos podian sentir el aliento del otro, como un dulce aroma que los envolvia. Ciel agarro al mayordomo por el cuello y lo atrajo hacia si, dandole ese beso que tanto esperaba.

Sus lenguas se mezclaron en una fogosa danza. Sus labios estaban imantados, no se podían despegar. Sebastian recorrió aquella cavidad como un experto, como si hubiese besado a Ciel miles de veces antes. El Conde, por su parte, era un pequeño sin experiencia, pero seguía los movimientos que el mayordomo hacia. Ese intento de besar hizo que el mayordomo se pusiera mas excitado, y mordio el labio inferior de Ciel, tanto que lo hizo sangrar.

- Bocchan es delicioso. - y paso la lengua sobre una pequeña gota roja que caía.

Cuando sus labios se separaron al fin, un pequeño y fino hilo de saliva quedo entre ellos. Ciel le quito los guantes con la boca, y Sebastian se saco lo ultimo que quedaba de sus prendas, quedando asi igual que su amo: completamente desnudos. Podía sentir su delicado cuerpo debajo de él. El demonio, al no resistir a la tentación, comenzó a pasar su lengua en todos los lugares del cuerpo de su amo. Llego a su oido, donde Sebastian profirio un fuerte y sensual gemido, y con la otra mano acaricio los mulos de Ciel.

- Se - ¡Sebastian! - gemía..

El mayordomo comenzo a bajar, dejando un rastro de aquel preciado néctar que a Ciel le gustaba, hasta llegar a la entrepierna. Allí, vio el pequeño miembro de su amo, totalmente erguido. No pudo mas, y comenzo a lamerlo muy suavemente, metiéndoselo dentro de su boca una y otra vez, en un repetitivo procedimiento. El Conde sentía que iba a explotar de excitación. Le tiro del pelo fuertemente en señal de todo su placer. El mayordomo llevo dos de sus dedos a la boca de Ciel, y él los chupo como si fuesen un dulce. También podía sentir como el miembro de Sebastian estaba por explotar. 

- Nnh.. Ah.. Se- Sebastian..- gemia una y otra vez su nombre. El demonio, se sentia en el cielo (vaya ironía), y rio pensando esto mismo.

El joven amo acabo. Una sensación de placer recorrió su cuerpo. Sebastian se nutria de aquella miel, la miel de su amo. Se sentía en el punto mas alto del climax, cuando se abalanzo sobre Ciel, uniendo sus labios en otro profundo beso. 

Sebastian metió la mano por debajo de los muslos del joven amo, y aquellos dos dedos ya humedecidos, ingresaron en aquella pequeña cavidad.

- E- espera, ¡me lastimas! - lagrimas brotaban de los ojos del niño, aunque él estaba empezando a dudar si eran de dolor, o de alegría. 

- Descuide, Bocchan. Lo cuidaré. - y acto seguido, limpio las delicadas lagrimas de la mejilla del amo con su lengua. 

Abrió las piernas del joven amo, y lo contemplo por un momento. Pentro su miembro en la cavidad, ahora algo dilatada; pero aun podia sentir cuan estrecho era su amo. 

Sebastian iba y venia, en esa danza de caderas, en un vaivén de caderas. Pero a cada segundo, ambos sentían aquel placer, que en verdad no se comparaba con nada. El demonio veía a su amo, excitado y sonrojado; y una fina capa de sudor cubría ambos cuerpos. Llevo una de sus manos hasta los testículos del Conde, masajeandolos fuertemente, haciendo que Ciel gritara de placer.

- ¡MAS- MAS FUERTE, SEBASTIAN! 

El dolor había desaparecido. Solo quería MAS de su mayordomo. Llego el momento del éxtasis, donde el liquido de Sebastian ahora recorría su interior.

- Bo- Bocchan - gemia Sebastian. Se sentia tan bien adentro de su amo, que no queria separarse de él. Era tan calido. Una sonrisa de suficiencia se ensancho en la cara de Ciel, (le gustaba ver a aquel demonio en esa forma, excitado, susurrando su nombre), haciéndolo sonreír a Sebastian también. 

- Somos uno. - Dijeron al unisono. Rieron por lo bajo ante tal coincidencia. 

Ciel lo atrajo hacia si en otro excitante beso. Y ahora, era él, el que estaba arriba de su mayordomo. En sus ojos, notaba una pizca de picardia, orgullo y tambien creyo ver un destello de amor. Se acerco a su oído. Sentía como las pesadas manos de Sebastian recorrian una y otra vez su espalda. Era reconfortante.

- Escúchame, Sebastian... No quiero que te alejes nunca de mi lado. Quiero que seamos solo tu y yo

El demonio sonrió para sus adentros. Su amo era tan lindo cuando se ponía sentimental. 

- Solo usted y yo, Bocchan.

Y se fundieron en otro húmedo beso. 

Notas finales:

Gracias por los 2 reviews que recibí en el capitulo anterior. Me gustaría muchísimo poder recibir miles! En fin, gracias a los que leyeron! Comenten porfa n-n

Ne, Sayo ♥! 


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