- Al fin en casa – dije cansada, mire a mis alrededores pero no la veía por ningún lugar – Supongo que te cansaste de esperarme, te fuiste antes de que esto empeorara, lo entiendo – desilusionada, otra vez sola en casa –
- No es así, aun te espero – dijo una voz detrás de mí, al darme vuelta vi que era ella -
- No me fui a ningún lado amor, fui a comprar unas cosas para la cena y para después de la cena – me dijo feliz, y en su rostro se notaba una leve expresión de alivio –
- Te extrañe – la mire, y ella solo pudo llorar, me abrazo, me beso, y lloraba mas, no sabia por que pero podía sentir su dolor, ella se sentía impotente ante mi situación, algo me había pasado y ella no pudo hacer nada, eso sentí mientras me abrazaba con todas sus fuerzas –
- Y-yo ¡lo lamento! No estuve ahí para protegerte, y no me lo perdonare nunca, yo te prometí que nada te iba a pasar si estabas a mi lado y no pude cumplir mi promesa – comenzó a llorar desconsoladamente y dejo caer las bolsas que traía en las manos, dejo caer su cuerpo, sentí lastima por ella, me amaba mas de lo que merecía, probablemente era así, la abrase e intente consolar su dolor, era la culpable de que estuviera sufriendo tanto –
- Por favor no llores mas, recuerda que nos conocimos por que tu estabas llorando por alguien que no lo merecía, y ahora estamos en las mismas circunstancias
- YO TE AMO, me haces muy feliz y te mereces algo mejor, por eso estoy llorando – pensé que quizás tendría razón, pero yo tampoco la merecía a ella, sabia que nuestro amor estaba mal, ninguna nos merecíamos, la forma de amar de cada uno es distinta, por lo que hay una forma de amar en particular que encaja con la de cada uno, la de ella no era la mía, y la mía no era la de ella, pero no quería cortar la relación, ambas nos necesitábamos, ella para ser fuerte y yo para no caer.
Al final cenamos juntas y nos fuimos a dormir directamente, no hicimos el amor, esa noche no, pero ella me abrazo mientras dormía, como un niño que abraza a su peluche favorito al dormir, a mi me gustaba esa sensación, su pecho calido pegado a mi espalda, su brazo rodeando mi cintura, me hacia tener una sensación de seguridad.
Me desperté en medio de la noche y me puse a observar mi departamento, cada detalle, y me pase a mirar detenidamente mis guitarras, tenían mucho polvo, tome un trapo y comencé a limpiarlas delicadamente, amaba mis guitarras, tome una criolla y me fui a la terraza del edificio y me puse a tocar un poco durante varias horas, mirando la ciudad, el cielo, y el horizonte.