Las clases comenzaron, otra vez a ese infierno, esa mañana tenia un humor terrible, no quería ir, era el primer día y ya estaba estresada. Volví a encontrarme con mis viejos compañeros y con mi amiga Maria, todo era normal, pero todo empeoro cuando ella me dijo que Daiana se había cambiado de turno, ahora estaba en la mañana, como yo. Me pregunte a mi misma si lo habría hecho solo por mí, ahora no habría forma de evitar cruzármela. La campana del receso sonó, me sentía muy tensa, no quería encontrarme con esa persona, lamentablemente ya era tarde ella se estaba acercando hacia donde yo me encontraba.
- H-hola – dijo nerviosa –
- Hola
- ¿Como estuviste desde, e-el día de la tor-tormenta? – realmente se sentía muy nerviosa –
- Bien, yo me fui por unas dos semanas, necesitaba estar sola
- Oh ya veo – un momento incomodo de silencio nos invadió – Pues… yo, aquel día no me dejaste terminar lo que quería decirte… - ahora la que estaba nerviosa era yo, esta vez no podía salir huyendo como antes –
- Yo… yo siento que… ¡¡RINGG!! – salvada literalmente por la campana –
- Lo siento debo ir a mi clase – me fui lo mas rápido posible. Al terminar la jornada escolar del día, me escondí entre la multitud para poder evitar que ella me viera, y me fui lo mas pronto posible, al llegar a casa como siempre me esperaba ansiosa mi pareja, me recibió con un gran beso, me sentía feliz de verla, y nos fuimos a almorzar con Kat.
- ¿Y? ¿como van ustedes dos? – pregunto ella –
- Bien, bien estamos como antes ahora, ella me besa todo el día y por las noche ella me hace el amor, muy apasionada, pero suave – mientras decía eso la miraba sonrojarse, mi ojos reflejaban un poco de deseo hacia ella –
- ¿Y tu Florencia? ¿Como te sientes ya que tienes a tu linda novia devuelta, sana y salva?
- Jaja bien, realmente la extrañe muchísimo, muchas gracias Kat por cuidar de ella cuando yo no pude
- Tu la cuidas en todo momento, cuando respondías mis llamados y preguntabas si le hacia falta algo si esto o si lo otro, realmente te preocupaste mucho por ella esas dos semanas que la tuve conmigo
- Si es cierto – sonrió y se sonrojó –
- Muy bien, ¿Kat que delicias están hoy en el menú?
- Jaja ya les traigo la especialidad de hoy.esa mañana me desperté con un hambre terrible, quería que Kat se apurara a traernos nuestro almuerzo, mientras miraba a la gente que también como nosotras, estaba almorzando o tomando un trago simplemente, cada día el bar de Kat estaba mas lleno de gente, eso me agradaba, me hacia pensar que ella de alguna forma no estaba sola. Pero en ese mismo momento el recuerdo de Daiana volvió a mi mente como un puñal clavándose en mi mente y disparando toneladas de recuerdos y sentimientos