El viaje fue largo, y mas aun que mi corazón estaba ansioso por verla, Kat me miraba de reojo, ella se dio cuenta como me sentía y poco a poco aceleraba un poco mas, al final termine diciéndole “Kat, baja la velocidad, al final llegaremos no te preocupes por mi, quiero llegar rápido. Pero por favor no aceleres, no quiero que tengamos un accidente por mi culpa” ella me miro y bajo la velocidad. Ya había anochecido cuando llegamos, y nos pusimos a buscar la dirección que Camila le dejo a Kat por las dudas, en caso de emergencia, esta era una emergencia. Estábamos observando detenidamente a todos los rincones, para ver si lográbamos dar con Camila, mientras Kat manejaba lentamente el auto, cuando estuvimos enfrente de un súper mercado ahí salía ella, con unas bolsas en la mano.
No podía explicar la alegría que sentí al verla, baje desesperadamente del auto y no resistí, corrí hasta ella y la abrasé, rompí en lagrimas.
Kat nos miraba desde su auto.
- Te amo Camila, ¡¡Te amo!! ¡Por favor no me abandones nunca más! – le grite, ella no supo como contestarme y se quedo mirándome fijamente totalmente sorprendida, ahí recordé las palabras de Kat “Sus ojos se llenan de luz cuando te ve” y era verdad, sus ojos realmente estaban llenos de luz, y los míos también.
No pude resistirlo ahora que la veía, me di cuenta cuan hermosa era ella en especial sus ojos, no resistí y la bese como nunca bese a nadie en mi vida.
Suavecito recorrí su espalda con mis manos, mientras nuestros labios al fin se habían encontrado. Ella comenzó a llorar, creo que ni ella lo podía creer, y comenzó a mover sus labios lentamente, y luego de que el beso termino, ella de la nada comenzó a cantar suavemente lo que realmente me sorprendió, miraba las estrellas y cantaba. Fue algo un poco extraño, pero muy tierno, mi Camila era tan tierna, no se como no me di cuenta antes de esto.
En el auto mientras Kat manejaba, yo estaba con ella en el asiento de atrás, no hablaba, siquiera me miraba, entonces tome su mano y la mire. Pobrecita Camila, se sonrojó mucho.
- ¡Muy bien enamoradas llegamos! – exclamo Kat
- Vamos Cami – le dije con una sonrisa –
- ¿Hey niña que te pasa? No has dicho una sola palabra desde que llegamos
- ¿Por que vinieron?
- Por que ella necesitaba verte, y decirte lo que sentía
- Ya veo… perdonen es que aun sigo un poco anonadada por la situación, es como un sueño hecho realidad, me hacían falta chicas, las extrañe aunque solo fueron dos días lejos de ustedes
- Y no te das una idea lo solitario y vacío que se siente el bar, sin ti ahí sentada diciéndome tonterías, nosotras también te extrañamos ahí, realmente haces falta en la ciudad, ah por cierto en tu hotel ¿Hay habitaciones disponibles para nosotras dos?
- No estoy en un hotel, tengo mi propia casa aquí, y pueden quedarse todo lo que quieran – Camila sonrió triunfante como solía hacer ella -
- Dios mío, no tenia idea de que también tenias una casa aquí en este pueblo
- Si, la primera vez que vine la compre antes de irme, pensaba volver aquí a relajarme, tienen una reserva natural hermosa, es un lugar muy tranquilo
- Vamos Daiana entremos – me dijo Kat, yo estaba nerviosa –
Al entrar Camila nos mostró nuestras habitaciones, era una casa realmente grande, tenía varias habitaciones así que Kat y yo teníamos una para cada una.
Llego la hora de irnos a dormir, yo no podía parar de pensar en Camila, quería volver a verla, y besarla.