Una vez que nos encontramos con Kat, todo era como antes, lo normal, y decidimos tomarnos unas vacaciones, volver a aquel pueblo donde ella me beso por primera vez.
- Es una buena idea, entre la facultad y el trabajo deben estar un poco estresadas ya – dijo Kat desde la cocina, ella tenia mucha gente así que estaba un poco ocupada, le di mi juego de llaves para que cada dos días si yo no estaba ella fuera a ver que todo estaba en orden. La mañana siguiente partimos, fue un viaje largo, la autopista, luego la ruta, y por ultimo el camino de tierra.
- ¡Al fin llegamos! Ese viaje es demasiado largo, podría estar mas cerca este pueblo ¿No? – yo no respondí nada, estaba un poco enajenada, recordé cuando hallamos a Kat tirada en el suelo en un charco de sangre, apunto de morir, eso aun me perturbaba mucho –
- Hey Cami, ¿Sucede algo malo? – preguntó ella preocupada por la expresión en mi cara -
- N-no, no es nada, solo un mal recuerdo, vamos a desempacar – intente no pensar en eso, y llamar a Kat para decirle que llegamos bien, pero la verdadera razón era por que quería saber si ella estaba bien, y como prometí la llamaría 4 veces al día, aunque eso fue idea de ella, no mía, pero seria mejor así.
La idea era estar unas dos semanas ahí, aunque para mi era demasiado tiempo, pero ¿Como podría negarle algo a Daiana? Imposible, fue bastante relajante estar ahí, inclusive podía componer canciones con mucha más fluidez que en la ciudad.
Una de esas tardes que me senté en el pasto de nuestro patio trasero a tocar la guitarra como siempre… ella se acerca a mí, yo deje de tocar, para mirarla, el ambiente estaba en un silencio total, inclusive podía escuchar el sonido de las hojas al moverse con la brisa del aire, ella se arrodillo delante mío, nuestras miradas estaban unidas por mas que lo intentáramos no podíamos dejar de mirarnos, su piel era igual de brillante que la miel cuando es iluminada por un rayo de sol, parecía que podía leer mi mente, comenzó a desabrocharse la blusa que llevaba puesta y dejaba ver lentamente un poco mas de su ser, mi cuerpo se relajo y se dejo acariciar por esa brisa que venia acompañada del aroma de mi ángel, se acerco mas a mi cuerpo, y me abrazo, podía sentir la calidez de su cuerpo, acariciaba mi espalda con suavidez, mientras besaba mi cuello yo cerré mis ojos, y me deje llevar por ella. Tocar su piel era lo que muchos desearían hacer antes de morir… yo lo hacia todas las mañanas.
En un momento estaba meditando, que ya no éramos unas niñas pequeñas, no solo físicamente, si no interiormente, perdimos esa parte soñadora, la que sin importar lo que diga la ciencia sabia que podía volar, las exigencias de la sociedad nos llevaron a todos a olvidar muchos de los valores que aprendimos de niños, la amistad, la honestidad, entre muchos, nos volvemos “excesivamente adultos” como quien dijo, una sociedad demacrada emocional y moralmente con el pasar de los años, que fue olvidando todo lo que aprendió en su vida, quizás por eso el humano adulto comente demasiados errores, y entonces ese es el por que de que todos rechacen lo nuevo, lo diferente, ¿Tendrán miedo de volver a olvidar?, ¿Y por que no mejor, recuerdan? Que recuerden quienes fueron, y lo que perdieron en el camino a convertirse en “adultos”, de eso tendría miedo Daiana al no dejarme besarla en publico por ejemplo, ahora entendía, el por que dentro de mi deseo quizás egoísta de demostrar en publico cuando la amo, no me permitió comprender su punto de vista, aun que la gente tenga miedo, nos critiquen entre muchísimas cosas que nos pueden hacer sufrir, yo me convertiré en un escudo para ella, para que las palabras y las miradas no la lastimen, seré fuerte, para ella, para mi, por Kat, por nosotras.
El amor que sentía por ella era indescriptiblemente grande y puro, aunque a veces se vea un tanto opacado por los celos y las sospechas, si vemos mas allá de todo eso nosotros mismos conocemos la verdadera respuesta a eso. Ella confirma con cada señal día a día, para que mi tonta cabeza ya no dude, estoy segura, ella es mi otra parte, nos complementamos una a la otra, nos hacemos falta, yo no puedo resistirla, me puede con una mirada, y a mi me gusta, cuando ella seguía besando mi cuello yo la abrasé y la mire a los ojos como siempre lo hacia, con el alma, desnudo todo mi ser, mi piel con su piel se volvían una, besos, caricias y esa brisa que nos acunaba en el pasto de aquel lugar, todo el miedo que se esfumaba.
Nuestros corazones latían en una sinfonía de la naturaleza, se podía escuchar las hojas caer, el viento silbar, y los pájaros volar hacia el horizonte, el atardecer que hacia de ese momento un cuadro de arte.
Luego el anochecer se abrió paso y una tormenta se asomaba para azotar esa noche, volvimos dentro de la casa, y nos bañamos.
Luego decidí llamar a Kat, para saber como estaba ella.
- Hola Kat ¿Como va todo por ahí?
- Bien, bastante aburrido sin ustedes dos acá delirando tonterías, como los elefantes rosas jajaja – se reía y se burlaba de mi, con el chiste de los elefantes rosas –
- Ah pero parece que hoy estas de comediante ¿No? Y la anécdota del elefante rosa es muy buena, así que no la mal gastes ¡Eh! – Daiana y yo pensábamos crear un elefante genéticamente rosado, si realmente era una tontería bastante grande pero después de cinco tequilas no se podía esperar nada inteligente –
- Nunca mas les voy a dar alcohol, si primero fue eso, ¡No quisiera imaginarme que dirían si estuvieran bien borrachas!
- Bueno, ahora no lo puedes hacer ya que somos mayores además el cliente siempre tiene la razón - seguíamos burlándonos una de la otra, luego de despedirme de Kat me sentía mucho mas tranquila, podría estar segura que ella estaría bien, por el momento.