Y se fue, así como llego ya se había ido dejando atrás mucho dolor, supongo que ella también estará herida por lo que paso, podía escuchar a Camila llorando cada vez mas fuerte, casi gritando de dolor, yo… no sabia que hacer, en realidad no había demasiado que hacer, el daño ya estaba hecho, no quería imaginar el dolor que debía sentir ella en este momento, debe ser la primera vez que experimenta algo así, entre a la habitación, a medida que me acercaba su llanto era mas fuerte, podría decir casi con certeza que sentía al menos un poco de su dolor, solo me senté a su lado y ella se desplomo sobre mi llorando, y eso fue lo único que hizo hasta que ya era cerca del medio día toda la noche, toda la mañana, solo llorando, solamente durmió como mucho una hora al menos. Ya al fin cuando se calmo, tenia mi ropa empapada, pero eso no me molesto, ella me miro fijo, y me di cuenta de algo horrible… sus ojos… eran negros, y bien dicho ERAN, ahora estaban tan rojos que daban miedo, para el que no supiera que solo estaba así de tanto llorar.
- Sácame de acá, hay demasiados recuerdos de ella en todas partes y no puedo soportarlo, - su voz era seria, y un tanto decidida, me dispuse a empacar ropa de ella, y algunas cosas mas –
- ¿Tus guitarras también las llevamos? Yo no tengo problema
- Bueno todas acepto una… la que tiene el reborde rojizo… es de Daiana – su corazón se volvió a romper cuando dijo su nombre y volvió a llorar, lo menos que podía hacer era apurarme a sacarla de ahí, empaque todo lo que pude, incluyendo las guitarras y las púas –
- ¿Podrías esperarme abajo? Tengo una ultima cosa que hacer antes de irme – me miro fijamente, yo no me opuse –
tenía las maletas y sus cosas listas, las lleve al pasillo y espere al ascensor, supuse que pediríamos un taxi, y que luego quizás mañana vendríamos por su moto, tardo cerca de treinta minutos en bajar, no le pregunte que es lo que se quedo haciendo, y solo nos fuimos. Ella se acerco a mí por ese pasillo con luz tenue, y con la mirada ausente… hasta yo estaba un poco asustada, lo admito, no es normal ver a alguien como Camila así. No dije nada, solo me quede a su lado… llegamos a mi casa, le prepare la ducha y la mande a descansar, fui acomodando sus cosas en mi pequeño hogar, sus guitarras quedaron en mi sala y ella en mi cama… ahora que lo pienso… tendremos que dormir jutas, ya que, no tengo un colchón extra, ni un sillón los suficientemente grande como para dormir en él.
Decidí olvidar eso por ahora, me senté en una de las sillas y me quede pensando en lo rápido que todo pasó, su llamada, el llanto, rogar que todo fuera un malentendido esto... realmente nunca debió haber pasado, Daiana hasta yo misma me pregunto por qué lo hiciste…