Capítulo 2 Sempai
“¿Debería denunciar a ese hombre?” Misaki no sentía tener el valor suficiente para hacerlo, solo quería volver a casa y que aquel hombre desapareciera de su vida. “Se que lo volveré a ver…Después de todo es el mejor amigo de nii-san. Y ahora… ¿como se supone que lo vea a la cara?”
Estaba cansado de tanto correr, “solo una cuadra más y llego”, gotas de transpiración caían por su frente, finalmente se detuvo al llegar a una gran plaza. No se concentró en los detalles del lugar…todo le parecía igual. Se desmoronó y cayó sentado en el verde pasto que alfombraba el parque.
Aferró sus piernas con todas sus fuerzas como si de éste modo pudiera protegerse. Ya no lloraba. Sentía que sus cachetes ardían sin conocer la razón de ello. Le incomodaban las lágrimas que se habían secado en su cara. Ya no daba más de si…
“¿Pero qué le pasa a aquella persona? Parece que su vida se estuviera desmoronando” pensó un joven que pasaba casualmente.
-Ano… ¿Estás bien?-no sabía si lo había escuchado hasta que el joven asintió pero sin levantar la cabeza.- ¿Estas seguro? ¿Te puedo ayudar en algo?- No entendía el porque ese chico de cabello castaño le inspiraba tanta compasión. Realmente sentía que deseaba ayudarlo. “¿Qué será lo que tanto me llama la atención de él?
Finalmente levanto la cabeza para responderle a ese alguien que se había preocupado por él.
-Estoy bien. Muchas gracias por preocuparse por mí igualmente.
-“Realmente no sabe mentir” yo soy Keiichi Sumi, yoroshiku -“Kawaii. Hontoni Kawaii. Este chico es realmente hermoso.” Pensó al observarlo
-Yo soy Misaki Takahashi, yo también estoy encantado de conocerlo- no sabía como pero había logrado formar en su cara una sonrisa
-Eres muy lindo-dijo Sumi al verlo. No mentía. El frágil chico era de estatura media, cabello castaño chocolate, piel pálida y ojos verdes. Podría incluso aparentar 16 años a pesar de que estaba por cumplir los 19.
Su cara adoptó un toque sonrosado. En ese momento se fijó detenidamente en quien tenía en frente. Un joven muy apuesto- se ruborizó aun más al pensarlo- de unos 21 o 22 años, alto, de un castaño muy diferente al suyo, ojos marrones y de mirada penetrante. Al contrario de mucha gente los anteojos le daban un toque muy sexy.
El verano era caluroso pero inestable, las lluvias veraniegas eran algo de lo más común…Aunque en este momento Misaki no deseaba volver a casa y ver a Takahiro, aunque tampoco es como si llevara dinero…lo que implicaba que no tenía donde refugiarse de ella.
La lluvia se hizo más y más fuerte hasta dejar a los dos desconocidos empapados.
-Se que recién nos conocemos, pero ¿te gustaría tomar un café o algo? Si seguimos acá podemos coger un resfriado
-Etto… Sí, seguro- se sintió aliviado de no tener que volver a casa
Habían varias cafeterías rodeando la plaza, se notaba que era un lugar popular.
Al despertarse Usagi-sensei descubrió que el muchacho ya no estaba. Se rió un poco para sus adentros. Se lo merecía por las palabras tan crueles que le había dirigido, o eso es lo que el pensaba. “no era necesario que me recordara que Takahiro tiene novia, o que nunca me correspondería… Yo ya se eso…” Suspiró audiblemente y luego de un modo inconciente mostró una sonrisa amarga “Yo ya se que el no me corresponde… eso lo se desde hace mucho tiempo”. Fue a la cocina a buscar algo para desayunar, aun en ropa interior, había una sopa de miso que Takahiro le había dado. En realidad no le gustaba mucho, pero era de su persona especial, y por eso la tomaría igual.
Luego de comer se cambió y prendió un cigarrillo; encendió su computadora y comenzó a trabajar. A pesar de que mostraba una fría indiferencia, había algo de todo esto que lo incomodaba… después de todo era el hermano de Takahiro “no creo que se lo diga, no, no es capaz de hacerlo…pero…tal vez…”
La culpabilidad comenzó a invadirlo lentamente… “Tal vez fui muy precipitado con el mocoso… Después de todo era su primera vez”, comenzó a amargarse, a sentir realmente el dolor que le había causado al pequeño.
El timbre del celular corto el hilo de sus pensamientos.
-Moshi-moshi? Habla Akihiko
-Sensei ¿esta trabajando? ¿Terminó el capítulo de la novela BL?- hablo la editora de Usagi, Aikawa
-Hi hi
-No me mienta sensei- replicó, conociéndolo como lo hacía- ¡lo necesito para mañana!
-¿Puedo pedir un día más?- el corazón de Aikawa se hundió
-¡Sensei!
A Usagi le gustaba hacer sufrir a su editora, por lo que no le había avisado que el capítulo estaba terminado. “Se escribió solo” pensó lujuriosamente el escritor.
-Gomen tengo que ir.-colgó el teléfono
-¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡SENSEI!!!!!!!!!!!!-ya había cortado
-¿A que universidad piensas entrar?-preguntó casualmente Sumi
-A la universidad M, si es que logro pasar el examen…-dijo con convicción. Sumi se sorprendió un poco y dijo
_Soka… ¡ja! Las coincidencias parecen no terminar…Yo estoy en 3° año de la universidad M. Lo cual me convierte en tu sempai y a ti en mi kohai.-sonrió ante ésta perspectiva tan atractiva.
Sonrojado, el menor solo asintió.
-Etto, ¿le puedo llamar “Sumi-sempai”?
Miró por la ventana. El clima estaba nublado, pero la lluvia había parado, a la noche volvería a llover, así que debía apresurarse a volver. Lo quisiera o no. “no puedo preocupar a nii-san. Ya ayer no volví a casa.”
-Sempai, debo de irme lo lamento
-No hay problema, supongo que te veré al comienzo de clases. Hasta entonces
Buscó en sus bolsillos para ver si algún billete se había quedado ahí. Nada. Su cara se puso roja “¡joder! ¡No! ¡Que vergüenza!” Keiichi entendió al instante y le aseguró –No importa, yo pago, después de todo, yo te invité.- le regaló una sonrisa encantadora, a lo que el menor solo pudo apenarse más.
-Arigato. Hontoni arigato por animarme un poco- recordó el estado en que estaba el encontrarse con Sempai.-Cha!
-De nada. Cha
Salió del café, y la tranquilidad que le había transmitido el hombre se quedo donde el estaba. Algo volvió a perturbarlo, y debía recomponerse para poder ver a su hermano. “¡Usagi-sensei se puede ir a la mierda!” se dijo a si mismo. “No vale la pena recordarlo” Claramente no podía evitar pensar en la noche anterior. El recuerdo lo atormentaba, las imágenes fluían por su mente… No había caminado ni media cuadra cuando sintió como le temblaban las piernas. En un segundo vio todo girar borrosamente y luego nada, un abismo de oscuridad.
-¡Misaki!- exlamó Sumi al verlo a través de la ventana del local. Corrió hacia donde se encontraba tirado. No reaccionaba. “¿Y ahora que cojones hago? Tendré que coger un taxi”
20 minutos después estaban llegando a una gran casa al estilo japonés tradicional.