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Nuestro regalo 2.0 por Ilitia

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Notas del capitulo:

el encuentro se dara?, sera que Goku revelara el secreto que hay en su vientre?, porque las cosas nunca salen como uno espera o cree?

Esto es algo que no planee hacer pero debido a las peticiones y en especial las locas e increíbles ideas que me dio mi amiga Liho, decidí continuar el fic, o mejor dicho, plantearlo como una segunda parte donde los protagonistas esta vez son Sanzo y Goku, sin más que decir, que no comprenderán mucho este fic si no leen antes el de "En nuestro camino",  igual pueden intentarlo que la cosa no es muy enredada.

 

Nuestro Regalo

Capítulo 3

De los labios de un inocente.

 

los tibios rayos del sol se empezaron a filtrar entre las cortinas de la sala, se sentía tan cómodo allí acostado, nunca pensó que un sofá fuera tan mullido y suavecito a la vez, estaba medio dormido cuando sintió que algo se revolvió dentro de él, en un segundo dio un respingo hasta quedar sentado, un hilito de baba aun caía por la comisura de sus labios así que sorprendido lo quito con el reverso de su mano mirando impávido hacia todos lados, creyó que aquella sensación se la había causado Hakuryu posándose sobre su vientre mientras dormía.

-          Fuiste tú. - su rostro se suavizó un poco al descubrir quién le había despertado de su cómodo sueño. - te mueves con fuerza allí dentro.

Sus labios se curvaron en una relajada y tierna sonrisa, aun sorprendido poso las palmas de sus manos sobre su vientre apenas redondeado, sintió de inmediato como aquel no nato dentro suyo se volvía a mover con mucho ímpetu y dándole a entender que estaba vivo y dentro de él.

-          Mmm.... Eres fuerte como yo. - sus mejillas se sonrojaron en un segundo. - pero aun no nos hemos presentado bebe, yo soy Goku y soy tu... tu....

Poso su dedo índice sobre su barbilla tratando de encontrar la palabra correcta a su estado y lo que era del bebe.

-          ¿Soy tu mama? - hablo bajito y dudando de ello, pero en un segundo volvió a sentir como el pequeño dentro de el respondía ante su voz con patadas. - ¡si estás de acuerdo, entonces soy tu mama!

-          ¿Con quién demonios hablas mono tonto?- la voz de Gojyo le sobre salto al punto que ya estaba de pie sobre el sofá de la sala. -

-          ¡CON NADIE! - grito realmente sonrojado. -

-          Sinceramente no me importa si hablas dormido o si decides darle al loco hablando solo.

El pelirrojo camino con sigilo hasta donde estaba Goku para después sentarse en el sofá aun mirando a todos lados como esperando no ser descubierto.

-          Oye Goku. - paso su mano sobre el hombro del mono. -

-          ¿Qué? - sintió un escalofrió recorrer su columna en un segundo, el medio demonio tenia cara de querer interrogarlo sobre algo. -

-          Quiero que me respondas con sinceridad, he tenido una duda muy grande desde que estas aquí...

-          Eh.... Bueno... - empezó a sudar copiosamente, sentía su corazón latir desbocado mientras el pelirrojo acorto la distancia más aún. -

-          No  me gusta tener que preguntarte directamente, sabes, no es mi estilo andar de chismoso pero en verdad necesito saber lo que sucede.

-          Lo que sucede con...

-          No hables muy fuerte, no quiero que Hakkai nos descubra en esto, se molestara por no preguntarle directamente a él. - dio un suspiro de resignación. -

-          ........ - Goku solo pensaba a mil por hora en como mentirle a Gojyo, estaba seguro que este le preguntaría sobre su peso de más y las cosas que estaban pasando bajo su techo, tuvo ganas de decirle la verdad pero pronto recapacito al recordar las palabras de Hakkai, era mejor que nadie supiera de su condición aun, ni si quiera Gojyo. -

Las rojas orbes de Gojyo no dejaban de mirar a un nervioso Goku, el medio demonio sospechaba que algo le ocultaban y lo descubriría, todas esas pistas que le iba dejando su amante castaño tenían que tener un fin claro, el anunciarle que serían padres otra vez, pero se negaba a preguntar directamente por miedo a que Hakkai se enfadara o le recriminara su nuevo estado, así que, quien mejor que Goku para que le diera información fiable y libre de prejuicios o regaños.

-          Quiero saber la verdad. - hablo seriamente y apretando un poco más el hombro de Goku. -

-          La... verdad... de... - tartamudeo incontables veces, esto era demasiado para el que no sabía guardar secretos con facilidad. -

-          Habla, sé que Hakkai te tuvo que decir algo, tuvo que convencerte de que no dijeras nada, ¿o me equivoco?

-          Yo, pues algo así. - bajo la cabeza en señal de derrota. - me dijo que no te dijera nada... por miedo a que tú te molestaras.

-          ¡ES VERDAD! - dio un grito apoteósico al creer que la información de Goku era verdad para sus sospechas. -

-          ¿Es verdad que cosa? - Hakkai apareció de la nada recargando sus codos sobre el espaldar del sofá y con una sonrisa algo siniestra. -

-          ¡AAAAAAAAAAHHHHHHHHHH! - Goku y Gojyo se abrazaron del susto, Hakkai podía ser la persona más extraña del mundo cuando quería.-

El altercado quedo allí, pero luego de que Gojyo se fuera a trabajar la casa quedo nuevamente sola para el mono y  Hakkai, el ambiente estaba tenso y muy pesado, Goku podía sentir la molestia del castaño, sabía que estaba enfadado por darle información a Gojyo sobre su condición, no estaba seguro si el pelirrojo comprendió o no sus palabras pero lo averiguaría en cualquier momento.

-          Goku. - Hakkai le hablo serio después de recoger la mesa donde hacia minutos habían desayunado. -

-          Dime. - bajo la mirada como cachorro regañado. -

-          ¿Me quieres acompañar al mercado? - sonrió apaciblemente para él. -

-          ¡Claro!

 

El calor le empezaba a molestar, apenas iniciaba su día y ya estaba harto del mismo, fumaba muy indignado mientras salía de una casa opulenta en el pueblo, sus dueños se empecinaron en llamarlo para que hiciera una "limpieza" espiritual, aun quejándose decidió ir ya que los dueños de aquel hogar le ofrecieron una buena paga o digámoslo de modo cortés, una ofrenda generosa por sus servicios de monje.

-          Estúpidos pueblerinos ricachones... - encendió un segundo cigarrillo fuera de aquella enorme casa, al fin había culminado su labor de deshacerse de los espíritus del lugar. -

-          ¡Sanzo - sama! - una señora regordeta y con cara de felicidad le detuvo de su monologo.-

-          Diga. - ladeo  su cabeza en pose fastidiada. -

-          Tome. - la mujer saco una bolsita color rojo de tamaño considerable. - se me olvidaba darle esto también.

-          No necesito mas ofrendas. - termino de acomodar aquel cigarrillo en sus labios y encenderlo. -

-          Tómela, de verdad que estamos agradecidos por sus servicios en nuestro hogar. - permaneció con la bolsa extendida hasta que el rubio se arto y decidió tomarla. -

-          Que es esto... - medio abrió la bolsa y miro su contenido arqueando una ceja de inmediato. -

-          Era de mi hija menor, se la compramos en un viaje que hicimos hace muchos años y pues es muy valiosa monetaria y sentimentalmente.

-          No necesito de una muñeca. - trato de devolver la bolsa pero la mujer se negó. -

-          Quédesela, estoy segura que en algún momento tendrá a quien dársela.

El monje no tuvo tiempo de hablar, aquella dama regordeta se fue tan rápido como llego, al final Sanzo estaba caminando de regreso al templo con una inservible muñeca bajo su brazo, esperaba a encontrar alguna mocosa por el camino para deshacerse de ella, pero al no ver alguna niña en su retorno decidió alargar su regreso desviándose por el mercado, allí seguro que podría soltar su extraña ofrenda y verse libre de la muñeca.

En otra parte del mercado estaban Hakkai y Goku haciendo las compras de la semana, aun el mono estaba retraído por la salida, sus emociones encontradas relucían en esos sitios donde anduvo con Sanzo en un pasado, los recuerdos se agolpaban en su cabeza pero el trataba de espantarlos cual moscas, centrándose en cuidar de Soe que permanecía en sus brazos, o comiendo cuantas cosas acidas encontrara, sus antojos se centraban en ellas, una necesidad imperante por hincarle el diente a una naranja amarga, limones o toronjas, cualquier cosa que  le hiciera apretar los labios y soltar lagrimitas era perfecta para él.

-          Ya casi terminamos. - Hakkai hecho en la cesta una bolsa llena de tomates rojos y brillantes. -

-          Te ayudo con eso. - trato de alzar la cesta pero el castaño no le dejo. -

-          No debes cargar mucho peso, le hará daño al bebe. - señalo con ternura el vientre oculto entre las ropas de Goku. -

-          A veces se me olvida que está allí. - sonrió tiernamente. -

-          Solo quedan las manzanas. - miro su lista de compras seriamente. -

-          ¡Yo las busco! - dejo a Soe en brazos de su mama para poder ir más rápido. -

-          Te espero aquí.

Hakkai le dejo ir sin preocupación, al menos dejaría que Goku se sintiera útil en su estadía indefinida, sabía que esas salidas le hacían bien al mono y a su condición, debía tomar aire fresco así que espero pacientemente junto al puesto de tomates y mirando como Goku se alejaba de el rumbo a un puesto de frutas.

-          Que trasto más desagradable. - Sanzo saco la muñeca de la bolsa para detallarla mejor. -

Era una muñeca de trapo común y corriente, vestida con un atuendo oriental, en las telas se podía ver la finura y el valor monetario de la misma, su cabeza estaba adornada de largos y finos cabellos rubios, parecían tan reales como los suyos, su nuevo interés en la muñeca no dejo que Sanzo mirara al frente, estaba absorto tocando los cabellos de la misma, se sentían muy suaves al tacto, entre tanta gente no noto como alguien venia corriendo en dirección contraria a la suya, en un segundo sintió como algo le empujaba haciéndole soltar la muñeca al suelo, la vista se le nublo gracias a un montón de manzanas que volaban por los aires como el confeti en carnaval, instintivamente sujeto por el brazo a la persona que lo choco.

 Fue como si el tiempo se detuviese para el monje, entre las manzanas que caían pudo ver un par de ojos dorados, aquellos raros e hipnotizantés ojos, sintió la piel cálida entre su mano, aquel ser que encontró en una montaña, el chiquillo pozo sin fondo con cachetes redondos como bollos de arroz.

-          Sanzo... - Goku estaba petrificado, nunca imagino que con quien tropezaría por estar pendiente de regresar rápido era el monje, su antiguo sol, su todo y su nada. -

No supo que decir, las palabras se negaban a salir de sus labios, solo podía aferrar el brazo de Goku como si su vida dependiera de ello, ya las manzanas estaban en el suelo junto a la muñeca que le hizo perder el rumbo y no ver por dónde iba, sus ojos violetas detallaron aquella figura frente a él, tenía más de un mes sin verle, era como recuperar el aliento, era como beber del manantial más refrescante de un desierto, tantas sensaciones se acumulaban y el sin los labios para decirlas, su orgullo le sello la boca, su arrogancia lo hicieron soltar el brazo del mono apenas este se movió en busca de escape.

-          ¡Gomen! - ni si quiera pudo recoger las manzanas del suelo, sus pies le pedían que  corriera  a todo dar, escapar del ser que amaba por razones más fuertes que él, no deseaba que notara su estado, no quería que le preguntara nada, no podía perdonar aun la falta de atención y el desamor, aun no podía. -

Correr, escapar de el como un tierno cordero lo haría de un lobo, su pecho estaba ardiendo en emociones encontradas, se olvidó de Hakkai, de Soe, del mercado, de las manzanas regadas en el suelo y de todo, solo desapareció hasta perderse en las lejanías de aquel monto de personas, entre la gente y el mercado abarrotado.  Se sintió tan pequeño, tan indefenso y solo, después de tanto correr se detuvo en las afueras del pueblo, conocía el camino muy bien y sin más que decir se sentó en una rama caída por el paso del tiempo, sujeto su pecho con fuerza tratando de recuperar el aliento perdido en la carrera, su corazón latía como si fuera a salirse del pecho, sentía que el tiempo se detuvo y no le dejo ir, en un segundo cuando pudo respirar mejor la sensación más hermosa del mundo llego hasta su alma, su bebe estaba moviéndose nuevamente con una fuerza abrumadora, con suavidad poso su mano derecha sobre su vientre y las lágrimas empezaron a bajar cual cascadas por sus mejillas, bañando su camisa y mojando el suelo seco bajo sus pies.

-          Ese era tu papa. - sollozaba descontrolado, sintiendo tantas cosas juntas. - ese... ese es...

En el templo la situación no era muy diferente, Sanzo había recogido algunas manzanas y la muñeca, no pudo si quiera correr tras Goku, era perder el tiempo y tampoco se dejó llevar por el sentimiento de pasión que ardía dentro suyo, lo único que pudo hacer fue regresar y sentarse en su cama, soltó toda su carga en la misma y miro una y otra vez las manzanas y la muñeca, con suavidad se llevó la mano a su frente masajeándola frenéticamente como tratando de sacar alguna idea perdida de allí, en pocos segundos aquel llanto apagado que escuchaba todas las noches regreso, esta vez más fuerte que antes, taladrando sus oídos y haciéndole que se sintiera peor que antes, le dolía la cabeza cada vez que esa sensación salida de su interior le atormentaba, ¿porque justo cuando volvía a ver al mono?, ¿Por qué ahora?, ¿porque no en la noche con sus pesadillas?.

-          Para de llorar por favor. - enterró su cabeza entre sus manos, estaba cansado ya, su psique le estaba empezando a pasar factura de sus emociones reprimidas o en verdad se estaba volviendo loco. -

La tarde se fue, la noche empezó a hacerse dueña del firmamento, un cielo oscuro y plomizo se asomó como la misma noche cuando Goku acabo en las puertas del hogar de Hakkai y Gojyo, esa noche funesta e inolvidable. Con esos pensamientos el castaño estaba en la casa cocinando la cena, su mente volaba entre preocupaciones ya que Goku no regreso con el después de mandarlo a buscar las manzanas, estaba angustiado y le busco por medio pueblo con la ayuda de Hakuryu pero ahora que ya era de noche no podía salir solo, necesitaba de la ayuda de Gojyo, pero eso le obligaba a decirle algunas cosas que permanecían en secreto.

-          Soe, mi niña. - Hakkai se lavó las manos y se quitó el mandil con cuidado. -

-          ¡Mama! - la pequeña le sonrió emocionada al ver como el castaño se acercaba donde ella que estaba sentada en su silla alta. -

-          Vamos a buscar a papa. - saco a la niña de la silla y paso a buscarle un abrigo para la noche fría y lluviosa que se avecinaba. -

Tan rápido como pudo salió en el jeep hacia el bar de Gojyo, estaba del otro lado del pueblo y no era el sitio ideal para llevar a Soe pero que más podía hacer, necesitaba encontrar a Goku antes de que se hiciera más tarde. El sitio era un revuelo de risas, música a todo volumen y desmadre, era el bar más visitado del pueblo gracias a su dueño, el pelirrojo resulto más inteligente de lo imaginado para esos negocios, sabía lo que quería su clientela que en la mayoría eran mujeres, también se ocupaba de dejar felices a todos, haciendo una que otra cosita sirviendo tragos, atendiendo al público y dando algunas exhibiciones de sus destrezas con las cartas y con algo más que las bebidas.

-          Llegamos. - Hakkai freno de súbito frente a las puertas del bar, respiro hondo y se armó de valor para entrar, no le gustaba estar allí, era como algo que quería obviar y no recordar como su flamante amante se ganaba la vida. -

Hakuryu se posó sobre su hombro después de que el castaño bajo de él, daba algunos chillidos felices ya que la música y la bulla eran bien conocidas por él, Hakkai se apaño una sonrisa forzada y cargo a Soe con total solemnidad que cualquiera que le viera diría que la exhibía como un trofeo orgulloso.

Dentro, la música movida y el griterío de la gente le dieron la bienvenida, el lugar estaba a todo dar, el olor a cigarrillo, licor y las incontables damas vestidas con poca ropa no le asombraron para nada, era común en todo bar algo así, pero lo que miro Hakkai mas perturbado fue una de las "cosas" que Gojyo hacía para atraer clientela.

-          ¡KIIIIIAAAAAAAAA! ¡OTRA!, ¡OTRA!, ¡OTRA! - las mujeres cerca de la barra coreaban como chiquillas histéricas al ver a cierto pelirrojo parado sobre la barra y con un par de botellas en las manos. -

-          Complaciendo peticiones. - sonrió tipo galán y camino sensualmente de un lado a otro llenado las copas y vasos de las féminas alborotadas, a cada una le lanzaba un beso o alguna coquetería que las hacia sonrojar y pedir más. -

-          OOOHHHH ¡GOJYO! - una de las mujeres coloco su pequeño vasito de tequila entre sus pechos. - ¡llénalo amor!

-          A tu servicio nena. - se agacho lo suficiente para verter aquel liquido trasparente en el minúsculo vasito. -

-          ¡!AAAAAHHHHHH!! - la mujer grito extasiada al ver como el pelirrojo dejaba correr algo de licor fuera del vaso mojando sus pechos. -

-          ¡BAILE! ¡BAILE!

Aquel grito de guerra altero a medio mundo, Hakkai que ya estaba con un tic nervios en el ojo, solo pudo moverse para evitar ser aplastado por la multitud de mujeres locas que se agolparon más aun cerca de la barra, en un segundo las luces titilaron y una musiquita provocadora fue la respuesta de aquella petición en masa, un sexy Gojyo tomo un sombrero de vaquero que le lanzo un de los ayudantes en la barra, se lo puso y arqueo las cejas con total lujuria mientras contoneaba sus caderas provocativamente, los gritos no se hicieron esperar y más féminas locas lanzaba el contenido de sus bebidas sobre el "bailarín", su camisa negra se mojó toda y en son malicioso empezó a abrirla botón por botón hasta que al final quedo con su pecho bronceado descubierto, mojado en alcohol y sudor, los gritos aumentaron y más de una saco un billetito para tratar de colocarlo en el cinturón del pelirrojo pero cuando su bailecito estaba en pleno apogeo el llanto de un bebe hizo que las personas miraran extrañadas hacia la entrada del bar.

-          Diablos. - Hakkai no quería llamar la atención pero tuvo a todos frente a él y más cuando Gojyo logro verlo, aquello era el acabose para él, no quería parecer celoso o rabioso por su trabajo. -

En un segundo Gojyo paro la música y bajo de la barra directo hacia Hakkai, todos miraban al castaño despectivamente, pensando cómo en se le ocurría meter a un bebe en ese lugar, esperando que el dueño le echara a patadas y las mujeres coreando que bailara más aún.

-          ¡SOEEEE MI PEQUEÑA PRINCESA!, ¡VINISTE A VER A PAPA! - grito como niño pequeño mientras le quitaba la bebe de los brazos a su amante. -

-          ................ - medio bar cayo de lado al ver eso. -

-          Errr... tenemos que hablar afuera. - Hakkai le miro serio y conteniendo sus evidentes celos. -

-          Antes de eso. - medio vio a sus fans y paso a hacer algo que sería muy comentado después en el bar. -

Sin medir consecuencias aferro la cintura de Hakkai y junto sus labios con los de él, un beso fogoso y desesperado comenzó, sus labios salados y con sabor a nicotina y alcohol se deslizaron provocativamente por los del ojiverde, aquella lengua traviesa se abrió paso hasta invadir completamente su húmeda cavidad, degustando el sabor de Hakkai, su embriagante sabor que lo volvía loco, quería demostrarle que la pasión solo la encendía su cuerpo, todo el que le había enseñado a amar y a querer, que le había dado una hermosa hija y que ahora compartía la vida con él. el tiempo pareció eterno, su mano libre se deslizo desde su cintura hasta su nuca para afianzar el beso, las mujeres chillaron más aun, unas por molestia y otras por emoción, aquello era un espectáculo muy peculiar y más al notar que la bebe que Gojyo cargo era una copia exacta de él, las dudas de su procedencia corrieron como pólvora pero ya para cuando todos especulaban, Gojyo se separó del beso por falta de aire y con Hakkai perdido en las sensaciones sentidas no podía coordinar muy bien lo que pasaba.

-          Hablemos afuera. - tomo de la mano a Hakkai y lo saco del bar en un segundo. -

Después de recuperarse de ese beso, Hakkai le contó a Gojyo parte de lo sucedido, no le hablo del embarazo de Goku pero si le dijo que era importante encontrarlo antes de que el mono cometiera una locura por su estado anímico, pensó que Goku estaba bien y jamás imagino que desaparecería con solo una salida al pueblo.

-          ¿Y no sabes que pudo hacerlo irse? - Gojyo permanecía en el asiento del copiloto con Soe en sus brazos, estaban recorriendo todos los caminos verdes cerca del pueblo. -

-          No lo sé, trato de pensar que sucedió para que desapareciera así.

-          ¿Y si regreso con Sanzo?

-          No lo hará, ahora más que nunca no lo hará. - sentencio seriamente. -

-          ¿Y esa seguridad? - miro intrigado a su amante. -

-          Solo confía en mi... pero, si pudo conseguirse con Sanzo en el mercado.

-          Diablos, si se consiguió con él y se pelearon de nuevo Goku pueda que este mas deprimido que antes y eso no me gusta nada. - su molestia crecía más y más hacia el monje, sentía que era un irresponsable y egoísta con Goku. -

El sonido otra vez, la oscuridad consumiéndose su alma, sus pesadillas en carne viva, el túnel más oscuro que haya visto en su vida, sus pies húmedos y la sensación de estar caminando sobre algo rasposo y helado, nuevamente en ese mundo extraño que su mente creo, o eso deseaba creer, se aferraba a la idea de que era una pesadilla y no un alguien, un algo que te atrapa con cadenas de tristeza y te hace posar la cabeza en el suelo y ser sumiso aunque sea una vez en su vida. Sabía que estaba dormido, esa peculiar condición humana que nos hace reconocer nuestra inconciencia en una pesadilla, deseaba por todo el mundo despertar pero el camino que transitaba se achicaba cada vez más, con cada paso solo sentía como las paredes se estrechaban y su andar se reducía a simples pisadas cuidadosas y difíciles, en todo ese camino lo único seguro era el llanto inclemente, dolido y tan real que podía estar seguro que estaba a la vuelta de la esquina o en su defecto al final de ese oscuro túnel.

-          Esto no tiene fin, no sé porque demonios estoy aquí metido otra vez, ¿Qué me quiere decir? - se detuvo por primera vez, siempre andaba pero esta vez sintió la necesidad de parar y voltear atrás. - ¿qué es eso?

Sus ojos ya acostumbrados a la penumbra notaron de inmediato una pequeña y débil luz, estaba a su espalda y si caminaba un poco seguro llegaría a ella, primera vez que decidía devolverse en sus pasos y no seguir adelante. Respiro profundamente mientras regresaba, noto de inmediato que el camino se abría más y más, que era el extraño resultado contrario al que experimentaba cuando seguía adelante.

-          Alguien está allí. - noto una pequeña figura luminosa acurrucada en una esquina del túnel, podía apreciar su forma humana y si no se equivocaba parecía la de un infante. - ¿Goku?

Ese simple nombre salió de sus labios sin pensarlo si quiera, se detuvo a escasos pasos de la figura, sin duda tenía que ser un niño, sus gimoteos se escuchaban tan claros y tristes, ¿pero que hacia un niño en sus pesadillas?.

-          Deja de llorar. - hablo algo entrecortado, sentía que esa entidad estaba con sus ojos en él, no le identificaba forma completa pero era evidente que le miraba. -

La figura extendió su mano y se aferró a la túnica del monje como si fuera lo más preciado del mundo, Sanzo sintió el tirón acompañado de una cálida esencia que le rodeo, era cálido, dulce pero a la vez muy entristecida, no pudo hablar, su boca solo se abrió impresionada al escuchar algo de los labios de aquel ser, fue una simple palabra que hizo que Sanzo abriera los ojos con soberana impresión.

La lluvia comenzaba a caer, el cielo totalmente oculto entre nubarrones era mezquino para dejar ver a las estrellas, el bosque repleto de ruidos de las ranas felices por la lluvia y el de los grillos acompañaban cual orquesta a un ensimismado Goku, este permaneció largas horas sentado a la orilla del rio, estuvo pensando una y otra vez sobre su relación con Sanzo, sobre su bebe y sobre muchas cosas más, no supo cómo el tiempo se le fue y ahora dejaba que la lluvia empapara su cuerpo como buscando liberarlo del dolor que sentía, estaba en una encrucijada , de esas que te pone la vida en los momentos menos esperados y que te hace revaluar el camino que has recorrido.

No muy lejos de allí estaban Hakkai y Gojyo recorriendo las cercanías del rio, ya no tenían a donde más ir ni a quien preguntar sobre el mono, la suave lluvia mojaba todo a su paso y hacía difícil el recorrido de Hakuryu, el barro y lo dificultosa de la vía no ayudaban mucho al dueto de demonios.

-          Esto es una pérdida de tiempo Hakkai. - Gojyo abrigo mejor a la bebe entre sus ropas, no deseaba que la niña se enfermara por esa salida nocturna. -

-          No lo es, piensa en ese bebe que no tiene la culpa de nada...

-          ¿Que bebe? - pregunto con asombro por las palabras del castaño. -

-          Eh....  - sonrió nervioso, se le había escapado un detalle enorme, Gojyo no sabía nada del estado de Goku. - ¡HAY ALGUIEN ADELANTE!

Hakkai freno en seco casi sobre la figura que estaba caminando a orillas de la carretera y muy cerca del rio, ambos hombres notaron de inmediato quien era cuando la luz de los faros del jeep lo alumbraron.

-          ¿MALDITO IDIOTA, QUE HACES AQUÍ? - Gojyo dejo a la bebe en brazos de Hakkai y se bajó del vehículo de un salto -

-          Está hacia allí. - esa fue la respuesta que dio el mojado y lleno de barro Genjo Sanzo. -

-          ¿Cómo sabes que lo estamos buscando? - Hakkai se bajó también del jeep para frenar a su amante, Gojyo le tenía unas ganas enormes de matarlo. -

-          Solo lo sé. - se adentró entre el espeso bosque y guiado como por algo que no supieron explicar Gojyo y Hakkai. -

La lluvia paro un poco y dejo que el rubio caminara más rápido hacia su destino, después de unos metros descubrió un claro donde las luciérnagas estaban en su apogeo, las pequeñas lucecitas revoloteaban con suavidad mientras el murmullo del rio le traía recuerdos, entre esos pensamientos logro divisar a alguien, era Goku sin duda alguna, estaba de pie frente a la orilla del rio, prácticamente rodeado de luciérnagas y con un halo de misticismo que parecía de otro mundo.

-          ........ - Goku logro verlo, era Sanzo, estaba todo sucio de barro, mojado y con el rostro lleno de serenidad, una expresión qué pocas veces le logro sacar en sus años juntos. -

-          ¡Sanzo! - Gojyo corrió lo más que pudo llamando al monje, estaban siguiéndole los pasos hasta que Hakkai le jalo de la mano y le hizo detenerse y dejar que las cosas sucedieran como debían ser. -

-          Solo esperemos Gojyo. - sonrió tranquilamente al ver como el dueto se reunía después de más de un mes sin verse. -

Goku no sabía si irse, rechazarlo, llorar, golpearlo o correr a sus brazos, tenía muchas cosas en mente y ninguna como primera opción, sus manos estaban sobre su vientre instintivamente protegiendo su valiosa carga, sintió ganas de decirle algo pero se contuvo al ver como Sanzo caminaba hasta él y sin más se arrodillo a sus pies quedando con el rostro al nivel de su estómago, sus ojos se abrieron como platos al sentir las manos del monje sobre su vientre, era lo último que imagino que haría el rubio con él, trago grueso y quiso alejarlo pero ya todo estaba decidido en este camino.

-          Ya puedes dejar de llorar, regrese en mis pasos por ti. - reclino su frente de aquel vientre, sintiendo otra vez la calidez del chico, su respiración algo acelerada y su evidente asombro por las palabras de Sanzo para con su hijo. -

 

Continuara...

 

¡KIIAAAAAAAAAAA!, QUE MONADA!, ¡AL FIN PAPI SANZO SABE DE SU BEBE!, errr.... Perdón la demora mortal que tuve, es que me fui de vacas y pues en la playita no hay donde escribir, hoy fue que pude hacerlo con todo el gusto del mundo, feliz nuevamente por estar aquí y dejarle un capitulo que a mi parecer fue muy bueno XD.... Pronto sabrán como Sanzo se enteró y algunos líos mas para que Goku pueda irse con el otra vez. ¡Nos leemos!

 

Próximo Capitulo:

5 reglas para despertar la pasión

 

 

¡Urasai!

 

Las miradas no se hacían esperar, Gojyo entro al bar nuevamente para dejar un encargado por el resto de la noche, estaba preocupado por la desaparición de Goku y su mente no le daba para notar como las mujeres y clientela regular de su bar le miraban a él y a Hakkai que aun permanecía fuera del bar con Soe.

-          Nos vemos lindas. - se despidió de todas las féminas presentes pero un trio de ellas se le pegaron a los talones del pelirrojo cuando salió. -

-          ¡Gojyo! - una de las chicas se le guindo del brazo sin prestar atención a cierto castaño que estaba sentado en el jeep viendo todo. -

-          Debo irme. - trato de ser cortés con la mujer pero ahora eran dos las que se guindaba de cada brazo evitando que subiera al vehículo. -

-          Pero Gojyo... ¿que fue eso que dijiste hace un rato, esa niña es tu hija? - una de las mujeres le pregunto sin rodeos y mirando nada bien a Soe en brazos de Hakkai. -

-          Es mi pequeña princesita... - miro como bobo a la bebe que le devolvió la sonrisa con un gorgoteo feliz. -

-          Aaaaaahhhh... - el trio suspiro tiernamente ante la escena. -

-          Mi sentido pésame por la muerte de tu mujer. - la más atrevida le dio unas palmaditas en la espalda al pelirrojo. -

-          ¿Muerte? - subió al jeep confundido por las palabras de la chica. -

-          Señoritas... - siseo Hakkai con soberana malicia interrumpiendo a las tres féminas. - yo soy la madre de esa niña.

-          ........... - el trio de féminas se miraron entre si y después se echaron a reír como locas.-

-          Hakkai déjalo así. - Gojyo noto como su amante empezaba a adquirir ese aspecto espeluznante que nadie desea ver. -

-          Saben algo, no crean si quieren... pero de lo que si estoy seguro es que este hombre estará en mi cama esta noche y no en la de alguna de ustedes... - sin pena alguna manoseo cierta parte importante en la anatomía del medio demonio. -

-          ¡HAKKAI! - Gojyo grito con la cara tan roja como su cabello mientras el castaño arranco el auto y lleno de humo a las tres perplejas mujeres. -

-          Vuelves a bailar así en el bar y la próxima vez no te lo acariciare si no que lo arrancare  de una con mis manos. - sonrió como si nada hubiese pasado. - ¿entendiste?

-          Si... - estaba pálido y con sus manos sobre sus pobres partes amenazadas. -


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