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Nuestro regalo 2.0 por Ilitia

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Notas del capitulo:

Hakkai quiere darle una buena leccion al monje pero no sabe que tan buena sea sus ideas ni que traigan como resultado.

Esto es algo que no planee hacer pero debido a las peticiones y en especial las locas e increíbles ideas que me dio mi amiga Liho, decidí continuar el fic, o mejor dicho, plantearlo como una segunda parte donde los protagonistas esta vez son Sanzo y Goku, sin más que decir, que no comprenderán mucho este fic si no leen antes el de "En nuestro camino",  igual pueden intentarlo que la cosa no es muy enredada.

 

Nuestro Regalo

Capítulo 5

Lecciones de vida o muerte

 

 

Sentirse ridículo no estaba incluido en sus intenciones de regresar al templo con Goku, esperaba que después de aquella reconciliación y de calmar los ánimos, todo seria sencillo y fácil, una despedida sin complicación y listo, pero nada le salvaría de las garras de aquel dúo de desquiciados demonios, sus ojos afilados contra su alma, su mente y cuerpo siendo trastornados y torturados sin saciedad por un bien, según ellos, para él, solo era una pesadilla mas incluida en el camino a su nueva paternidad.

 

-          ¡Así no se hace! - Gojyo le dio un empujón de mala gana para tomar el puesto que ocupaba Sanzo frente al cambiador de su hija. -

-          ¡ESTO ES UNA ESTUPIDEZ! - trato de desenfundar su pistola pero recordó que Hakkai se la había pedido "amablemente" para evitar que se armara algún lio mientras duraba su aprendizaje. -

-          Mi hija no es un peluche, sus manos y piernas son de verdad y si la tratas con brusquedad se lastimara. - rezongo Gojyo disgustado y poniendo en su lugar la ropa de una pobre Soe que servía de muñeco de prácticas para Sanzo. - ¿Por qué no siguen practicando con el Sanzo junior, Hakkai?

-          Porque sufrió un accidente en el intento de alimentarlo... - el pobre ojiverde recordó como Sanzo descabezo al muñeco al presionar mucho un biberón contra su cabecita rellena de algodón. -

-          Sanzo matara a nuestro bebe... - la vocecita de Goku se escucho en el fondo de la habitación donde estaba acurrucado y con el descabezado muñeco entre sus brazos. -

-          ¡YO NO MATARE AL MOCOSO! - grito colérico y agarrando entre sus manos lo primero que vio encima del cambiador de Soe. -

Entre su coraje lanzo al piso el objeto que era una botella llena de talco, aquel polvo salió disparado del  interior del envase y causo una nube blanquecina que dejo ciegos a más de uno en un rato.

-          Eres un caso perdido. - Hakkai trataba de limpiar el suelo con trapeador en mano. -

-          No sabía que eso era talco. - el rubio se defendió como pudo de la acusación. -

-          Mira monje sin instintos paternales... Goku está al borde de la depresión por todo lo malo que has hecho hoy, prácticamente mataste al muñeco de trapo, casi lastimas a mi hija y dejaste todo un compendio de desastre a tu paso, te conviene acomodar esos modales o Goku no pondrá un pie fuera de esta casa.

 

El pelirrojo pocas veces se tomaba las cosas en serio, pero ahora hablaba con una frialdad enorme, sentía que debía cuidar de Goku y de ese pequeño ser inocente que parecía tener un padre sin ánimos de aprender nada constructivo, como deseaba poder dejar ir al mono, pero no quería tener algún cargo de conciencia después si el bebe o Goku acababan lastimados. Por su parte Sanzo aun era renuente a dejarse ayudar, creía que podía hacer todo a su modo brusco y sin cuidados, era el típico hombre que no necesita de consejos o ayudas porque cree saberse todas mas una, que equivocado estaba, ser padres en una experiencia que puede hacerte descubrir cosas nuevas cada día y nunca estarás preparado para ello por mas libros que hayas leído antes o después.

-          Tiro la toalla por hoy. - Hakkai suspiro quedamente junto a su amante. - mejor vete a trabajar Gojyo.

-          Tienes razón, no hay poder humano que haga reaccionar a Sanzo. - froto su sienes con aburrimiento. - pensare en algo cuando regrese del bar.

-          Muy bien.

 

Gojyo se retiro a media tarde con la clara idea de que nada cambiaría en el rato que se iba, por otra parte Hakkai culmino sus labores y decidió salir de la casa acompañado de alguien más, por su parte Sanzo se quedo dormido en el sofá mientras leía el periódico, moría del aburrimiento y más aun que todavía no tenía el "permiso" de llevarse a su mono a casa.

 

-          ¿Está bien que salgamos sin decirle nada? - un Goku algo dudoso se escabullo fuera del hogar seguido de Hakkai. -

-          No me lo preguntes en ese tono, quiero confiar en mi idea y mejor apresuremos el paso, no deseo verme tentado en volver por esa puerta. - bajo la cabeza preocupado, su última idea para ayudar a Sanzo equivalía a poner en riesgo lo más importante para él. -

-          ¿Podemos ir por fideos fritos? - el rostro de Goku se ilumino más que nunca. -

-          Si, vamos a comprar algo de comer.

El dueto desapareció rumbo al pueblo también, la pequeña casa quedo casi solitaria y silenciosa, se escuchaba el zumbido de la respiración del rubio cada cierto tiempo, nada le interrumpiría aquella siesta de media tarde si no hubiese sido por el llanto de un bebe que conocía bien y que coló en sus oídos como taladros.

 

-          Hakkai aun no sabe silenciar a la mocosa. - rezongó entre sueños tratando de mejorar su postura pero la sensación de tener algo pegado encima de la cabezo lo hizo llevar su mano derecha al sitio. - ¿qué demonios?

 

Sobre la cabeza del rubio había una nota doblada delicadamente y que no se desprendió de el fácilmente gracias al adhesivo que traía el condenado papel tras él. Pensando que era una broma de Gojyo, arrugo la nota y la lanzo tras el sofá, volvió a acurrucarse para seguir durmiendo pero el llanto de Soe no paro, más bien se incremento en forma desproporcionada.

 

-          ¡HAKKAI!, ¡HAS QUE LA MOCOSA SE CALLE! - grito colérico pero nadie respondió a sus protestas. -

 

Indignado por la falta de respeto a su sueño, se puso de pie y salió directo a la habitación de la niña, abrió de un sopetón la puerta listo para descargar un compendio de insultos pero solo encontró a una desconsolada pelirroja llorando dentro de su cuna.  Incrédulo por su descubrimiento arqueo una ceja acercándose donde Soe, miro a la niña sentadita en la cuna jipando de tanto llorar y aferrada a una mantita algo vieja.

 

-          Perfecto... - hablo para sí y se dio media vuelta en sus pasos sin más. - voy por tu ma...

 

No culmino la frase, nunca pudo ver a Hakkai como un ser maternal aunque lo fuera a todas luces con la bebe, el denominativo de "madre" no colaba muy bien entre sus ideas, pensando aun en ello se dio a la tarea de buscar al perdido castaño por la casa, se dio cuenta muy tarde que todos habían salido o mejor dicho huido de la casa por alguna extraña razón que incluía el dejar a una llorona pelirroja abandonada, ni si quiera Goku estaba en la habitación donde lo dejo.

-          ¡QUE DIABLOS ESTAN TRAMANDO! - corrió nuevamente a la habitación de Soe y miro a la niña con detenimiento, en un segundo noto que sobre la cuna había otra notita doblada como la que él se quito de la cabeza, ahora con mas curiosidad tomo el papel y lo abrió para leer su contenido. -

La nota contaba de poca información, pero si le hizo ver a Sanzo lo predecible que podía ser él en momentos de tensión. La notita decía lo siguiente:

"si lees esta nota quiere decir que obviaste la anterior y la tiraste al suelo, por favor Sanzo saca a Soe de la cuna y ve a leer la nota que deje en tu cabeza. Atentamente Hakkai. "

 

-          ¡ATENTAMENTE MIS "#$%#&&$!, COMO DIABLOS ME DEJAS A TU HIJA! - grito colérico y arrugando la notita, paso siguiente volvió a obviar a Soe llorando en la cuna y salió en busca del papel que lanzo al suelo. -

 

Para ese instante su paciencia brillaba por su ausencia, tenía una vena latiendo en su frente y tomo la nota tirada en el suelo de mala gana, la desarrugo y desdoblo para luego leerla tan interesado como en la anterior.

 

"Gracias por recogerla del suelo, ahora quiero que sepas que he tomado la decisión de ayudarte o mejor dicho, ayudar a Goku con su estado, quiero que estés preparado para afrontar las consecuencias de ser padres, que no es sencillo pero también es tan gratificante como te darás cuenta en el paso del tiempo que compartirás con Soe, no te molestes o enfades por dejártela, solo velo como un favor a cumplir, ruego que aprendas rápido y tomes mis consejos de buena fe, te servirán de mucho, ahora Sanzo, diviértete con Soe y te pido encarecidamente que la saques de la cuna, debe estar despierta para cuando leas esta nota. Atentamente Hakkai.

Postdata: Gojyo y yo te asesinaremos lentamente si a Soe le pasa algo. "

 

-          Me las pagaran cuando regresen...  - volvió picadillo la nota entre sus manos, aquel despertar con la mocosa no se lo espero nunca. -

 

Primero que nada, Sanzo regreso en sus pasos hasta la habitación y miro que la pequeña pelirroja seguía sollozando en la cuna con sus mejillas rojas y bañadas en lágrimas, se veía realmente irritada por su despertar sin Hakkai o Gojyo. El rubio la miro unas cuantas veces dudoso hasta que metió las manos en la cuna y la alzo manteniendo una distancia prudencial entre ambos, la bebe dejo de llorar un poco y paso a mirar a Sanzo con análisis, parecía curiosa por aquel hombre mal encarado que la cargaba como si ella llevara alguna enfermedad virulenta y contagiosa.

-          ¿Ahora qué hago? - miro intrigado a Soe hasta que descubrió una nota pegada del pañal de la bebe. - Hakkai resulto más controlador de lo que imagine.

 

Aun con Soe en brazos, la alzo un poco para ver lo que tenía la nota escrita, en ella solo Hakkai ponía "por favor cámbiame", Sanzo abrió la boca incrédulo, el jamás había tocado tanto a un bebe y menos aun cambiarlo, no sabía cómo hacerlo y tampoco conocía donde estaban las cosas que debía utilizar.

 

-          Si he estado entre la vida y la muerte un millón de veces, no creo que sea tan difícil quitarte ese apestoso pañal. - sonrió con ironía, nadie humillaría al grandioso Genjyo Sanzo, ni si quiera un pañal mal oliente -

 

Una cosa es la teoría y otra la práctica, muy valientemente con Soe entre sus brazos y todavía dejando las distancias la llevo al cambiador donde habían practicado horas antes, recordaba un poco de lo que Gojyo intentaba enseñarle y que él no quiso aprender, miro las botellas de diferentes líquidos dentro, algunos ganchitos para sujetar los pañales de tela y un grupo de blancos y bien suavecitos pañales. Como primer punto debía quitar el pañal notoriamente mojado y limpiar la zona afectada, un reto único y que conlleva un rango de dificulta cuando el bebe es de aquellos que les fascina escapar de las manos de sus madres en el proceso, y Soe era uno de ellos.

 

-          Quédate quieta mocosa del demonio... - había logrado quitarle el pañal a la niña pero su batalla nueva era tratar de ponerle uno nuevo sin lastimarla o lastimarse el. -

 

La bebe se retorica, giraba sobre su barriguita hasta acabar de espaldas a Sanzo justo cuando este estaba por poner el ganchito que cerraba el pañal, el filoso objeto acababa enterrado en el dedo gordo del rubio y eso le hacía dar algunos insultos en tono bajo ya que aunque no lo crean, le parecía imprudente decir groserías a viva voz y menos después de que Soe empezaba a llorar cuando el blasfemo las 3 primeras veces que se pincho el dedo.

La batalla acabo con Sanzo lleno de talco, un dedo más piqueteado que un alfiletero y un pañal mal puesto que parecía más un turbante atado a la cintura de Soe.

 

-          Acabo la guerra. - suspiro aliviado y mirando a la niña que estaba succionado con fuerza su dedito pulgar, parecía querer sacar algo del mismo con desesperación, aquel acto solo le recordó cuando tan solo era una recién nacida en brazos del castaño. - en mala hora tienes hambre mocosa infernal.

Alzo a la niña en brazos y esta vez si no la alejo de él, confiaba en sus habilidades como cambiador de pañales, camino con ella hasta la cocina tratando de ubicar alguna nota que le diera luces de que darle de comer, esperaba que Hakkai fuera tan metódico como lo había sido las veces anteriores. Rebusco entre las alacenas, la mesa de la cocina, los gabinetes y nada encontró, estaba perdiendo la paciencia ya que Soe comenzó a llorar nuevamente reclamando sus alimentos.

 

-          Que podrías comer...- miro de reojo a la niña que estaba acurrucada contra el sollozando y jalando de su túnica. - lloras demasiado para mi gusto.

 

Estaba por salir corriendo con la niña en busca de Hakkai pero sus ojos se posaron en una pequeña olla sobre la estufa que tenía una infaltable notita del castaño, emocionado Sanzo destapo la olla y miro una especie de crema color amarillo claro con un olor dulzón, eso era comida para bebes sin duda alguna, ya que sabía que era comida, ahora debía dársela a Soe.

 

-          Como te la comerás... - rebusco un poco entre los gabinetes y saco una cuchara algo grande para la boca de la pequeña, como todo padre inexperto no le prestó atención a ello y agarro la olla completa y se sentó en una silla con la niña sobre una de sus piernas y la cuchara en  su mano libre. -

 

Mientras Sanzo hace de niñera a tiempo parcial, en otra parte de la ciudad estaban Hakkai y Goku dando algunas vueltas, ya habían comprado las cosas para una suculenta cena de "despedida" para el mono y Sanzo, bueno, si es que este pasaba la prueba de fuego con Soe, el castaño pensaba y pensaba sobre su pobre bebe y las cosas que estaría haciendo el rubio con ella, desde el fondo de su corazón deseaba que todo saliera como él quería, que la niña le diera una buena lección de vida y humildad al monje.

 

-          Soe estará bien. - Goku le interrumpió sus pensamientos al ver como Hakkai parecía contrariado y pensativo. -

-          Espero que sí. - sonrió amablemente y mirando como el chico acariciaba su pequeño vientre. - tú te ves muy seguro de todo.

-          Lo estoy, porque te vi hacer muchas cosas con la bebe desde que nació, se que hare y que no hare con el mío. - bajo la mirada llena de ternura hacia su vientre. - ¡y más le vale a Sanzo aprender porque no le ayudare!

-          Je je je, Goku serás un buen ejemplo para Sanzo. - poso su mano sobre el hombro del joven. -

-          Pero... aun me da miedo volver al templo.

-          ¿Porque?

-          Por los otros monjes, notaran mi estado y harán preguntas, son muy crueles cuando quieren. - recordaba las muchas veces como los oía chismear de él y su relación con el rubio. -

-          Créeme Goku, Sanzo pondrá una enorme muralla entre su privacidad contigo y los demás habitantes del templo.

-          Eso espero, quiero... quiero volver a dormir en la misma cama con él, recordar cómo es verlo despertar por las mañanas así sea enojado. - sonrió divertido ante sus recuerdos del tiempo en que viajaban hacia el oeste. -

-          Entonces díselo, esa puede ser una condición mas para tu regreso con él.

-          Ya se lo dije, el dice que las cosas cambiaran de aquí en adelante.

-          De eso no tengas dudas Goku, tu condición hace que todo cambie con el simple pasar de los días. - Hakkai sabía muy bien que tanta verdad había en esas palabras. -

 

Entre esas conversaciones el dueto regreso al hogar, Hakkai espera recibir a su hija tal cual la dejo dormida, pero cuando al fin entraron a la casa, sus ideas no estaba muy cercanas a su realidad. Un olor algo desagradable invadió sus narices, después de aquel recibimiento notaron que la túnica de Sanzo estaba tirada a mitad del suelo en la sala y parecía haber recibido un baño total de papilla para bebes, manchones por todos lados solo dejaban la evidencia de una guerra campal para que Soe comiera, no muy lejos de la túnica, hallaron los pantalones del monje también tirados a la buena de dios, pero estos no estaban manchados de papilla si no de otra sustancia de color chocolate y que era la causante del hedor en la casa.

 

-          Sanzo no aprendió a sujetar los pañales...  - Hakkai renegó unas cuantas veces con su cabeza, eso era un arte y no una simplicidad, una sola abertura y los accidentes se daban. -

-          Entonces debe andar desnudo por aquí... - Goku se rasco la barbilla pensativo por el estado del monje después de esa batalla. -

-          Fue un error dejarlos solos. - apresuro el paso hacia la habitación de su hija, cuando entro solo pudo quedarse callado contemplando la escena, sobre la mecedora que el usaba para alimentar a Soe estaba el monje envuelto en una evidente sabana de cama, con los cabellos despeinados y llenos de papilla seca, un rostro cansado y entre sus brazos dormía la pequeña pelirroja también sucia de pies a cabezas y chupando su dedito, tan relajada y ajena al desastre que reinaba. - al menos esta viva.

-          ............ - Goku se mordió el labio al ver la escena, un sentimiento enorme se apodero de su corazón, era un calor que le llenaba de infinita ternura ligada a una sensación aliviadora, como si le hubiesen quitado un lastre enorme a su pecho, quizás Sanzo podría cuidar de su hijo y no morir en el intento. -

-          Voy a limpiar afuera, déjalos dormir. - el castaño salió de la habitación dejando a Goku parado en la entrada mirando aun la escena. -

 

Con paso suave, el mono entro y camino hasta quedar cerca del monje, sonrió levemente y bajo su cabeza para poder mirarle mejor, era increíble que estuviese allí tan cómodo, sumiso y relajado, no parecía su Sanzo, el monje enojón y gritón que todo resolvía a balazos, este Sanzo era más suave, menos arisco y muy tierno a su parecer.

 

-          Creo que puedo confiar en ti esta vez. - susurro esa palabra al tiempo que depositaba un tibio beso en la frente del monje. -

-          ¡POR DIOS!  - el grito de Hakkai que entraba a la cocina sobresalto al mono en un segundo. -

-          Bueno... quizás no al 100 por ciento. - Goku suspiro por lo bajo resignado. -

 

 

Continuara...

 

 

Ji ji ji... perdón la tardanza, es que entre una cosa y otra pues no lo había seguido es que también estoy escribiendo para la sección de Naruto con un fic nuevo, también mpreg, yo y mi pasión loca, bueno, debo decirles que este capítulo me costó un poco pero salió al fin!!, ahora veremos a Sanzo y Goku como futuros padres, todo el lio de esconder una enorme pancita en un templo y como lograr que ambos compartan sus vidas en una misma habitación.

 

Próximo Capítulo:

Un rinconcito para amar.

 

 

¡URASAI ¡

Gojyo estaba disfrutando en grande jugando en la cama con su hija, se revolcaba por ella como un perrito faldero divirtiendo en grande a Soe, la pequeña le daba sus alegres risas hasta que empezó a balbucear como solía hacerlo, dando algunas palabras claras como papá o mamá, eso enorgullecía al medio demonio.

 

-          ¡Papá! - Soe le señalo con su dedito índice mientras miraba a su progenitor -

-          ¡Así es princesita... soy papá! - la alzo en brazos para depositar un beso en su cabecita pelirroja, pero cuando escucho el balbuceo de Soe como intentando decir algo mas lo sobresalto. -

-          ¡HAKKAI! - Gojyo le grito enfurecido por lo que escucho de los labios de su hija. -

-          ¿Porque gritas? - asomo su cabeza curioso ante la llamada de su amante. -

-          Tenemos un problema.

-          ¿De qué tipo?

-          ¡Tu hija acaba de maldecir!

-          Estas... seguro... de que dijo eso.

-          Lo escuche tan claro como el agua, ¿me puedes decir de donde pudo aprender eso?

-          Quizás escuchaste mal Gojyo. - rio por lo bajo pero sabía muy bien de quien su inteligente hija había aprendido aquella palabra. - ya regreso, voy a darle a Sanzo algo que se me olvido... - sus ojos se volvieron maliciosos al salir de la habitación. -  

Notas finales:

hola!, gracias por leer y esperarme amigas, perdon la demora y leo todos sus reviews con emocion, sobre las actualizaciones, pues no se exactamente cuando subir, por mi escaso tiempo libre, espero sea semanal pero a veces se retraza y pasa a ser hasta mensual o bimesula, cosa que odio pero asi es la vida, espero seguirlo a tiempo para ustedes, gracias!.


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