Capitulo V: Compañero.
Chikara abrió los ojos, se encontraba en la clase rodeado de sus compañeros, alzo la cabeza con discreción para que nadie notara que se había quedado dormido en plena clase, entonces recordó al chico del sueño, era uno de los nuevos estudiantes, eso si no lo pudo evitar, volteo mirándolo con una sonrisa de los mas linda capaz de dejar a cualquiera loco o tonto, pero Daion, estaba muy distraído y solo atino a sonreír tétricamente. No quería sonreír y menos después de darse cuenta de que Muraki era tan poderoso.
El moreno mayor ladeo la cabeza algo desilusionado, aun así volvió a sonreír, estaba seguro que si le mostraba lo mejor Daion sonreiría tanto como se imaginaba que lo haría, por ahora lo dejaría en paz por unos momentos.
Las fastidiosas clases acabaron y cada quien podía ir a donde quisiera, sin salir pues el internado estaba rodeado de un enorme bosque oscuro y espeso lleno de animales fieros y peligrosos.
Hisoka junto a su hermano espera ver aparecer al moreno, su sorpresa fue grande al verle el brazo en un cabestrillo, el primero en preguntar fue Hijiri:
-¿Qué te sucedió? ¿Fue la caída?-Toco su brazo sin yeso.
-No paso nada, solo esta lastimado y tengo que mantenerlo quieto.- Sonrió, escucharon pasos, entonces ambos notaron que Daion no tenía su mochila y menos sus libros, detrás venia el mismo moreno que estuvo a punto de ser violado por Muraki.
-No aprenderá nunca.- Pensó Hisoka al verlo repleto de libros.
-Ho-hola… sem—pais…-Saludo entrecortado, tantos libros le dificultaban mantener el equilibrio.
El bullicio estudiantil fue interrumpido por la voz del director en los altoparlantes del plantel:
-Se les informa a los estudiantes que el día de ayer, lamentablemente falleció uno de nuestros estudiantes…
Daion se puso la mano en el pecho, percibiendo un alma que se desplazaba hacia la azotea de uno de los edificios y no escucho su nombre por andar buscándola, lo que vio después fue algo que le dolió: Chikara había tirado los libros que cargaba, su expresión fue melancólica y dolida, hasta que soltó un:
-N-no pue…de…ser…-Hisoka lo sostuvo pues estuvo a punto de caerse de espalda.
-¿Sucede algo?
-El…él era mi…-Esa última frase le calo los huesos al moreno menor.-…mi amigo…-Y salió corriendo hacia donde el director, dejando a tras a todos, que se despidieron.
Daion soltó el aire despacito, teniendo el cuidado suficiente para no delatarse en su nerviosismo.
Sabía a la perfección para que esa pobre alma había sido utilizada y eso no le gustaba en lo más mínimo.
En una azotea, el doctor Muraki Kasutaka, estaba sentado en el borde de la pared, en el piso esta dibujado un pentagrama enorme en cuyo centro estaba un jarrón que brillaba intensamente, un alma aprisionada para un ritual que lo requería.
La luna llena se instaló en el cielo con un rojo matiz, Muraki se levantó de su lugar y empezó el ritual, al poco rato, una cegadora luz inundo el lugar al dispersarse apareció un chico alto delgado desnudo de cabello rojo como el fuego y los ojos azules.
-Sensei…-Su voz sonaba sorprendida.-… ¿A qué se debe el honor de que me haya invocado?
El peliplateado hizo un gesto de desagrado.
-Antes que nada ponte ropa…-Le lanzo su gabardina blanca cubriendo el cuerpo desnudo del joven el cual recibió la prenda con una mueca de disgusto.
-Pero sensei, si estoy así es porque he mejorado mi cuerpo para complacerte…-Fingió la voz para que sonara inocente, cosa que no paso, pues sonó irónica.
-Cállate, estas aquí, solo por una cosa y créeme no es para que me complazcas…-Dándose la vuelta, miro el edificio en el cual dormían los estudiantes de primer año, sonrió siniestro, el niño moreno de ojos rubíes estaría fuera del camino en muy pronto.-…dime…¿Recuerdas al shinigami de la vez pasada?
El adolescente se puso un dedo en los labios removiendo con la otra su rojo cabello dejando que la gabardina solo quedara sujeta con sus brazos.
-Depende… ¿El de esmeralda, el de amatista o el de rubíes?
-¿Qué no es obvio que el moreno te gusto más?-Pregunto irónico haciendo con la mano una seña vulgar.
El otro solo recordó:
-¿Te gusta que lo meta hasta el fondo?-Pregunto a Daion que se retorcía entre sus brazos, su infantil rostro se encontraba pegado al suelo. El moreno no pudo responder, se encontraba ocupado gimiendo de dolor. Cada vez que arremetía contra ese pequeño cuerpo sentía que menos podría dejarlo.
-Vamos…responde…no me dejes con las ganas de escucharte decirlo…-Empujo mas fuerte desgarrando el tejido.
Pero el menor no podía hablar, solo lloraba intentando alejarse del que lo torturaba, hasta que el castaño de ojos amatista llego salvándolo, pues estaba a unos pasos de morir por todas las cuchilladas que tenia en la espalda ocasionadas por Akuma.
-Si tiene razón…sensei, ese chico me gusto mucho…
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Daion se encontraba en su cama, ya se había quitado el molesto yeso que le servía de pantalla, abrazando su rodillas, pensaba en todo lo que estaba haciendo y de lo cual no se arrepentía pero, si podía haber muerto por Hisoka pues lo hubiera hecho, escucho que alguien llamaba a la puerta, así que se levanto, llevándose la sorpresa de ver a Chikara parado en el umbral con todas sus cosas, uso toda su fuerza para ocultar la sonrisa idiota que quería plasmarse en su cara.
-¿Qué sucedió?-Se obligo a preguntar.
-¿Puedo dormir contigo?-El moreno mayor se aferro mas fuerte a su cobertores.
Daion solo se movió por instinto dejándole el camino libre para que entrara.
-¿El director no se molestara por el cambio?-Con la mano le indico que cama en la que dormiría. El no tenía un compañero de habitación, debido a que Tsuzuki así se lo pidió al director.
-No…el mismo me dio permiso. También estoy de duelo.
Se tumbo en la cama dejando que las cosas se le cayeran, le dio la espalda al otro y sollozo bajo, al moreno menor esto le dio ternura y se acerco frotando sus brazos fríos en toques suaves que le provocaron el sueño a Chikara, Daion solo sonrió pasándose a su cama pero un:
-No me dejes dormir solo…-Soltado por Chikara en sueños lo obligo a volver a la cama y acostarse al lado de su nuevo compañero, sintió el calor humano llenarle los poros y a poco se fue rindiendo ante el.
Lo que lo despertó fue algo pesado sobre su cuerpo dificultándole el respirar, al igual que algo duro rozándole los glúteos, quiso levantarse pero no pudo, lo pesado se lo impedía, un par de manos fuertes se aferraban a su cintura haciendo que “eso” casi lo penetrara, el cálido aliento le erizo la piel empezó a sentir miedo de verdad.
¿Y si era Muraki?
Consiguió moverse un poco mirando de reojo a Chikara dormido sobre él, suspiro sonoramente, en un descuido Chikara movió la cintura por instinto, la posición lo ameritaba, y entro solo un poco en Daion que solo gimió apagado, en verdad que quería levantarse, entre más se movía, Chikara iba más adentro provocando un terrible dolor, ambos llevaban la ropa puesta. El moreno mayor gimió directamente en su oído, Daion, agacho la cabeza pegando el rostro en la almohada de Chikara aspirando el aroma que despedía.
Reuniendo fuerzas suficientes logro separarse por completo del otro, su ropa estaba un poco manchada de sangre por el leve desgarramiento que hubo en el intento de penetración y la brusquedad con la que se separo.
Miro por ultima vez a su nuevo compañero y entro al baño, necesitaba una ducha de agua fría, y si podía ponerle hielo, mucho mejor.