AUNQUE NO ESTES CONMIGO

Dolía.

¿Por qué cada día que pasaba dolía mas si decían que el tiempo todo lo cura?

Tal vez la culpa era lo que atenazaba su corazón.

A la mañana siguiente se levanto temprano y se dirigio a su trabajo.Hoy empezaría con la restauración del gran mural del museo Oshiba.

Era una pieza muy especial y era un gran honor trabajar en ella.

Seto volvio su mirada hacia el frente mientras procesaba la información recibida por su cerebro.

Joey estaba ahí parado mirandole sin poder creer en esa simple coincidencia.

Era casi de noche y el rubio parecía insistir en hacer mal las cosas.

¿Cómo podía ser tan burro?

Se preguntó casi histerico el ojiazul mirando la nota garabateada frente a él.

Miro al rubio con ojos entrecerrados mientras sus uñas se clavaban en la piel de sus hombros.

Había hecho algo de lo que no se creía capaz.

Los dientes del otro presionaron la carne por última vez y se sintio volar cuando la descarga hizo eco en su cuerpo.

La piedra resbaló de sus manos y sin poder evitarlo dio con la mesa.

Había tardado 4 mil años en romperse. Había durado demasiado, según el parecer de cierto airado arqueólogo castaño.

Estaba intentando pensar en otra cosa mientras miraba el edificio del museo.

¿Entrar o no entrar?

Ese era el dilema.

Seto no podía entenderlo. No quería arriesgarse pero el deseo solo se propagó por su ser y beso al rubio atrayéndolo si fuera posible más a su cuerpo y girando se puso sobre él mientras continuaba le beso.

Su cintura fue apretada mientras su cuerpo desnudo estaba sobre el cobertor .

Fue volteado de pronto y sus labios mfueron avasallados por los del otro con  inexorable pasión.

--No puedes hacerlo—dijo Sholomon Motou.

--Yo creo que si—replicó el castaño con irónica sonrisa en el rostro.

--Pero es la inauguración mañana. Por favor espera al menos hasta entonces—pidió el tricolor.

--Lo haré pero después me iré—dijo Kaiba con tono decidido.

Había pasado el portal del museo corriendo cuando se detuvo.

“¿Qué estoy  haciendo?” se preguntó el castaño después de detenerse.

Miró al museo a sus espaldas y decidió que no volvería dentro.

Habían bajado del avión y miraban la salida de pasajeros donde el revisor miraba los pasaportes de los inmigrantes.

Seto estaba en el tercer lugar de la cola.

Su compañero de vuelo y Joey mas atrás.

Seto dormía mientras Joey le miraba con atención.

Intento apartar un cabello de su dormida frente cuando de improviso una mano tenaz agarro su muñeca y aprisionó con sus brazos el frágil cuerpo del rubio.