Miro al rubio con ojos entrecerrados mientras sus uñas se clavaban en la piel de sus hombros.
Había hecho algo de lo que no se creía capaz.
Los dientes del otro presionaron la carne por última vez y se sintio volar cuando la descarga hizo eco en su cuerpo.
Quedo exhausto apoyado sobre el escritorio mientras el rubio alumno iba por los labios de su profesor.
Estaba deseando su cuerpo.
¿Por qué estaba pasando todo eso?
Las manos del rubio se deslizaron ahora por el pecho del castaño.
Seto detuvo su mano con la suya y lo miro a los ojos.
--Dejame terminar lo que he empezado—le dijo el ojos mieles impresionando al ojos azules que quedó paralizado mientras el otro se zafaba de su agarre.
Y su boca se dirigio a su cuello que recorrió hasta el lóbulo de la oreja que logro hacer gemir al arqueólogo.
--Detente—dijo con voz rasposa Kaiba y Joey respondió—Ya no puedo.Me gustas demasiado--.
Un temblor recorrió el cuerpo del mas alto que lo tomo de las caderas con intención de alejarlo pero descubrió que su cuerpo había elegido lo contrario y pegó el cuerpo del otro a él mismo.
El rubio desabotonó los primeros botones del arqueólogo y empezó a descender desde el cuello hasta el torso y con los labios rozo la tersa piel del castaño que se erizo por el contacto.
Después de un torbellino de emociones terminaron en la recámara del dueño de casa.
Joey le desvistió despacio mientras con sus besos cubría la piel recién expuesta provocando estremecimientos en el cuerpo del adulto de los que el se creía incapaz antes de conocer al ojos mieles.
--¿Seto?¿Seto?—preguntó el ojivioleta a su lado sacando al castaño de sus recuerdos.
Cuando miro al otro este fruncio el ceño.
--Pensabas en él ¿Verdad?—preguntó el mas jóven y el castaño siguió con su trabajo como si nada hubiera pasado.
--No podrás evadirlo siempre y menos ahora que el trabaja aquí mismo—dijo el mas bajo con mucha lógica.
--No tengo porque evitarlo.Él y yo ya no tenemos nada mas que ver—dijo el arqueólogo.
Yugi lo miro con sospecha mientras el otro trabajaba de espaldas a él.
Kaiba fue llamado por el director del museo por una cuestión de papeleo y al ir recordó una ruta alternativa para no encontrarse al rubio pero su prisa era tan intensa al volver que se equivocó y se encontró justo en el pasillo en que estaba trabajando Wheeler.
Joey estaba en una escalera retocando la parte mas alta del mural.
--Oy… cuidado.Así te vas a caer—le dijo su compañero justo en el momento en que la escalera se bamboleaba.
--Ayyyyy—dijo cayendo el rubio.
El castaño estaba a punto de ir por él cuando el otro castaño se interpuso entre el rubio y el suelo.
Joey cayó en sus brazos y la mirada del compañero de éste fue muy sugestiva para el ojos azules.
“Así que ese tipo estaba tras Wheeler.Pero… ¿Qué me importa?”se dijo Kaiba y paso por su lado sin mirarlos.
Joey si lo vio.
--Seto.Seto—gritó mientras trataba de zafarse de los brazos del otro oque no lo soltaba.
Quería ir tras él.
Explicarle de nuevo.
Esta vez tal vez…
--No lo sigas—dijo Tristán.
--Pero… --dijo el rubio desesperado.
--El no quiere oirte.No quiere saber nada de ti.Ya te lo dijo antes—exclamó el castaño con corte a cepillo.
El ánimo de Joey cayó a los suelos mientras perdía sus fuerzas y veía a Seto desaparecer tras un recodo del pasillo.
“Pero… pero yo lo amo”pensó el rubio.