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Institución Yasherville por Yori

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Notas del capitulo:

Mmm...esta mañana me puse ante una hoja en blanco de word y dije, tengo que escribir y actualizar este fic como sea! xD Y aquí esta el resultado... Mmm...comentarios, bueno en este capítulo se pone algo más fuerte el fic (tampoco en exceso)

Espero que os guste, de verdad, que he dado todo en este capi, aunque no tenía idea al principio de que este capi tuviese tal contenido... En fin, espero que sea de vuestro agrado!

Lo siento, pero no está corregido ni nada, buff realmente me da mucha pereza corregir, espero que no esté mal!sorry por la tardanza en la actualización!

Byeee

Siempre Todo Puede ir a Peor.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Observé como Kyo entraba al interior del despacho con lentitud, casi como si quisiera alargarlo lo mayor posible, aunque finalmente la puerta se cerró tras él y pude oír el saludo “cariñoso” de Yoshiki.

 

Todavía no había pensado en mis opciones para evitar que el acontecimiento del sábado fuese sabido por los juzgados, pero era domingo y tenía que volver a casa.

 

 

 

El camino de vuelta se me hizo realmente largo y pesado, todavía podía sentir los efectos secundarios de la droga en mi metabolismo. Odioso Mao, ¿cómo podía llegar a tales extremos?

 

La noche había caído en el transcurso de mi vuelta a casa, era curioso como pasaba el tiempo sin que nos diésemos cuenta. Hace tan solo una semana me encontraba tranquilamente, medio dormido, en las clases de mi profesor de matemáticas. Escuchando como me recriminaba por mi comportamiento, incapaz de suspenderme ya que mis notas eras excelentes. Justo después de la última reprimenda, mientras que daba complejos sistemas de ecuaciones con tangentes, a mi mente llegaron las imágenes de posibles muertes para ese odioso profesor. Sin más me vi a mi mismo prendiendo fuego al vehículo con él dentro. Después de eso había ido a juicio, asistido a un psicólogo y la presa había seguido muy de cerca mi caso; ya que pocas veces un alumno de un cociente intelectual muy por encima de la media, realiza tal acto de violencia. Todos habían asumido que era por la presión que ejercía ese profesor en mí. Pero aquello no era verdad, sin duda en algún momento, perdí la línea que separa la imaginación macabra de un verdadero asesinato. Aquello me había llevado a mi propia pesadilla, la cual tan sólo acababa de empezar; era consciente de ello. Ahora me debatía en el gran dilema de otorgar resistencia a Yoshiki y que mi estancia allí (temporal, por ahora) empeorase en una medida no determinada; aunque con posibilidad de no acabar interno allí. O dejarme simplemente sucumbir, caer encerrado allí e intentar sobrellevarlo de la mejor manera como hacían todos y cada uno de los chicos de Yasherville. Esta afirmación llevó a mi mente grandes preguntas: ¿Por qué eran todo varones? También había féminas adolescentes asesinas. ¿Qué ganaba Yoshiki internándonos allí? Tal vez subvenciones por parte del gobierno, pero los gastos que provocábamos debían de ser proporcionales a las ayudas de este. Allí algo olía mal, demasiado, pero ninguno de los alumnos hacía nada para remediarlo, ninguno abría la boca. ¿Por qué? ¿Por miedo? ¿Por placer? ¿Por qué consideraban a Yasherville un hogar?

 

 

 

Al abrir la puerta de mi casa el silencio se hizo presente, todas las luces apagadas, sin un aliento de vida. Me resultaba que ni mi madre ni mi padre se ausentaran a esas horas de la noche, aunque tampoco debía preocuparme demasiado, probablemente habrían salido a cenar a un restaurante. Y no me podía quejar, ya que lo que menos me apetecía en estos instantes era soportar a mi madre sus recriminaciones porque supuestamente “me había drogado” Aún así el silencio no dejaba de hacérseme incómodo. Me descalcé y fui arrastrando los pies hasta la cocina, encendiendo la luz para rebuscar en el frigorífico algo de alimento, encontrándome inmediatamente con las sobras de una pizza barbacoa, la cual introduje en el microondas marcando tres minutos.

 

Contemplé por un rato el plato girar dentro del aparato hasta que un ruido, que llamó mi atención de sobremanera debido al asfixiante silencio de la casa, me hizo apartar la vista y llevarla inmediatamente a la planta superior de donde procedía el sonido.

 

Decidí ignorarlo y llenar un vaso de agua fresca que consiguiera relajar la tensión de mis sentidos, pero incluso el recipiente se escapó de mis manos cuando el ruido se repitió esta vez más intensificado. Los cristales del vaso roto al impactar contra el suelo me hicieron algunas heridas en los pies descalzos, aunque no me importaba, era incapaz de apartar la vista de las escaleras del piso superior. Ahora me daba cuenta, una sensación que recorre tu cuerpo diciéndome que ya no estaba solo en la casa; sin lugar a dudas otra presencia se hacía sitio y seguramente procedía de mi habitación.

 

Las palabras de Yoshiki acudieron a mi mente “podemos hacerlo por las buenas o puedes terminar encerrado aquí de una forma menos recomendable para ti” ¿Sería capaz de mandar a alguien a mi casa? Sí, sin lugar a dudas. ¿Habría hecho algo a mis padres?

 

Ahora no debía pensar en eso, tenía dos opciones, salir de la casa y huir de allí lo más lejos posible a pesar de que no llegaría muy lejos debido al sistema de vigilancia que tenía en el tobillo; llamar a la policía o bien enfrentarme yo mismo a lo que me esperase en mi habitación.

 

Sin pensarlo más, cogí el rodillo grueso de madera y fui a coger el teléfono inalámbrico de la habitación, mientras que marcaba el número de emergencias. Subí las escaleras lentamente, paso a paso y con un sigilo extremo; debía pillarle por sorpresa.

 

Cuando llegué al final de las escaleras ya no había sonido alguno, sin duda se quien fuera ya se encontraba en el interior de la vivienda. La puerta estaba cerrada, así que tomé el pomo entre mis manos y comencé a girarlo con delicadeza, dejando abrir así la puerta del todo y entrando al interior. La ventana se encontraba totalmente abierta y las cortinas chocaban contra los trastos cercanos produciendo el ruido. Todo estaba en penumbras y calma, aquello parecía completamente vacío.

 

 

 

-        Emergencias, dígame- oí la voz proveniente del teléfono.

 

-        Lo lamento, ha sido una falsa alarma- me disculpé cerrando la ventana y respirando tranquilo.

 

-        No moleste para cosas así, es un teléfono de emergencias- gruñó colgando.

 

-        Lo mío era una emergencia…- murmuré, dejando el aparato sobre el escritorio.

 

 

 

Me giré sonriendo, era un completo asustadizo y estúpido por haber pensado que alguien se había colado en mi casa. Entonces cuando enfoqué nuevamente la vista vi a una figura encapuchada y oculta frente a mí. Iba a gritar, pero el sujeto actuó antes tapándome la boca y poniéndome de espaldas a él muy cerca de su cuerpo, sentí el filo del acero de un cuchillo en mi cuello, dejé de forcejear en ese instante. Si deseaba robar que lo hiciera sin más…

 

 

 

-        ¿Ves que bien estás calladito, Kouyou?- susurró en mi oído con una risotada y quitando su mano.

 

-        ¿Qué quieres?

 

-        Eso mismo, que estés callado, si obedeces nada malo te sucederá.

 

-        ¿Te envía Yoshiki?

 

-        No necesitas saberlo, solo que no te conviene abrir la boca. No me gustaría tener que cortarte esa preciosa lengua… Ya más tarde la utilizarás…- decía mientras que pasaba los dedos de su otra mano por mis labios.- Quedas advertido.

 

 

 

Entonces sentí un fuerte golpe en mi cráneo que me hizo caer de rodillas en el suelo y posteriormente quedarme inconsciente sobre el frío suelo.

 

 

 

 

 

Recuperé la consciencia poco a poco, como si hubiese estado sumergido en un sueño que duró días. Me llevé la mano a la parte trasera sintiendo con mis dedos la herida y la sangre seca alrededor de esta. Solté un fuerte quejido, me dolía horrores, pero me fui levantando lentamente, apoyando las manos en el suelo. Miré el reloj que marcaba las siete de la mañana, en una hora debía de estar nuevamente en Yasherville.

 

Saqué el uniforme del armario y ropa interior limpia y caminé hasta la ducha, inmediatamente el agua calmó levemente mis dolores, todavía seguí sin creerme del todo la amenaza de anoche, pero sin duda aquello no había sido una broma. Estaría muerto junto con mi familia sino hacía lo que ese sujeto me había ordenado. Sin duda Yoshiki estaba cumpliendo con su amenaza. Yo le había retado a jugar y sin duda él estaba jugando duro, y yo me quedaba sin alternativas.

 

El teléfono sonaba, así que cerré el grifo y me enrollé la toalla a la cintura para salir despedido a cogerlo.

 

 

 

-        ¿Sí?

 

-        Uruha- reconocí la voz de mi madre. Estaban a salvo.- Estamos en la casa de la abuela, queda pendiente el tema ese de la droga…estoy muy alterada…pero sé que no fue a propósito, confío plenamente en mi hijo.

 

-        Gracias, mamá. Y no…fue un a trampa de esos locos…

 

-        Ojala podamos hacer algo y salgas de allí…

 

-        Sí, bueno tengo que colgar o llegaré tarde- indiqué.

 

-        Adiós y ten cuidado- dijo antes de colgar.

 

 

 

Me terminé de vestir y me curé como pude la herida de la cabeza antes de bajar a desayunar un tazón de cereales y salir de casa para tomar rumbo a mi calvario.

 

El viaje se me hizo extrañamente corto, supongo porque rezaba por no llegar allí, pero todo termina viniendo a ti, quieras o no quieras hay cosas de las que no puedes escapar y en Yasherville, me estaba dando cuenta de lo cierta que era dicha afirmación.

 

 

 

Llegaba unos minutos tarde y las clases debía haber empezado ya, debido a que las puertas de las aulas estaban cerradas y el silencio reinaba en los pasillos. Llamé a la puerta y esperé la respuesta para entrar.

 

 

 

-        Lamento mucho el retraso, sensei- me disculpé.

 

-        Pasa y siéntate en silencio- respondió con una mueca. Fui a tomar sitio, como siempre al lado de Ruki, no tenía buena cara.

 

-        Hola, Ruki- saludé en bajo, con una sonrisa en los labios, pero el susodicho me ignoró clavando la vista en su libro. Me di cuenta que los ojos de Mao se clavaban en el pequeño y en mí.- Taka, mírame…- indique sujetándole el rostro. Entonces reparé en un pequeño moratón en el ojo izquierdo, había intentado ocultarlo con maquillaje y a pesar de todo seguía siendo increíblemente notable.- ¡¿Quién te ha hecho eso?!- exclamé con voz controlada, debido a que estábamos en medio de clase.

 

-        N-nadie…- contestó, apartando la cara de mis manos.- N-no…me hables…p-por favor…- suplicó volviendo a clavar la vista en su cuaderno. Observé como una lágrima caía sobre la hoja, corriendo la tinta azul de este.

 

-        ¿Cómo que no te hable?- pregunté frustrado, pero no esperé una respuesta por parte del pequeño. ¿Qué había sucedido en mi ausencia? Miré a Mao, quien había examinado toda la escena, pero ahora apartó la vista con una mueca. ¿Habría sido ese cabrón quién le hizo eso a Takanori? No se lo perdonaría, una cosa es que se pasase conmigo, otra con el menor.

 

 

 

La clase terminó y Ruki se movió rápido para ir a abrazarse bajo la protección de Reita, el cual estaba con Die y Shinya. Me acerqué a ellos, pero inmediatamente noté como todos rehusaban mi mirada y la corrían a otros lados.

 

 

 

-        Shin, vamos a sentarnos- dijo Die, sujetando a Shinya por la cintura y llevándoselo prácticamente al otro extremo del aula, dejándonos solos a los tres.

 

-        ¿Qué sucede?- pregunté. Ruki me miraba con los ojos abnegados en lágrimas, mordiéndose con nerviosismo el labio inferior. Reita me dedicó una triste mirada, pero no medio palabra y se marchó de allí con el pequeño.

 

 

 

Miré a todos lados de la clase, parecía que la atención se centraba en mí, pero nadie mediaba palabra conmigo. Me senté en mi pupitre clavando la vista en el exterior, la libertad que mostraba la ventana y dejé pasar las horas.

 

Llegó la hora del almuerzo y me vi totalmente solo y abandonado. Fui a coger algo de comida, pero no me quedé en el comedor ya que me resultaba algo incómodo. Los que me conocían apartaban la mirada y clavaban la vista en el plato y los que no, me dedicaban malas miradas de advertencia para que no se me ocurriera sentarme junto a ellos. Vi la mesa de Kyo, el cual estaba cruzado de brazos mientras se dejaba hacer mimos en el hombro por Toshiya. Fue el único que me aguantó la mirada cuando la clavé en él, aunque noté que esto no le gustaba para nada al moreno que tenía por “pareja”

 

Decidí volver al aula y comer allí solo, sentado en mi pupitre. Sin duda las cosas siempre pueden ir a peor y ahora realmente conocía lo que era la verdadera soledad. Estaba solo en medio de tanta gente, incluso de mis amigos… No sabría si podría soportar esto por mucho tiempo.

 

 

 

-        Vaya, vaya- oí la voz burlona y conocida de Mao. Me levanté prácticamente de un salto y le sujeté por la solapa del uniforme escolar, estrellándole con fuerza contra el corcho del final del aula.

 

-        ¡Como te atreves a hacerle eso a Takanori, no te lo perdonaré nunca!- escupí, con una ira que nunca había sentido en mi interior hasta ese momento.

 

-        Yo no le he hecho eso- apartó mi agarre de un duro manotazo.- ¡Si está así es por tu culpa!- me gritó igualmente cabreado.

 

-        ¡No mientas, yo nunca le pondría un dedo encima a Ruki!- dije golpeándole con fuerza en el estómago haciendo que perdiera el aire y cayese de rodillas. Le había pillado por sorpresa y no desaprovecharía la ocasión. Llevé mi puño a su cara y le golpeé con ira.

 

-        ¡Que crees que estás haciendo!- exclamó una voz. Era un grupo, entre ellos se encontraba Toshiya, Kaoru, Kai y Kyo.

 

 

 

De repente me vi sujetado por los brazos por Toshiya y Kai, empecé a patalear enfurecido, pero de poco servía. Entonces vi como Kaoru se acercaba a mí y clavaba un certero golpe en mi estómago, haciendo que sintiese la sangre salir de mi boca, todos rieron a excepción de Kyo, que se mantenía cruzado de brazos mirando la escena con una expresión indescifrable.

 

 

 

-        ¿Cómo te atreves a pegar a Mao?- inquirió Kaoru.

 

-        Eso, ¿a caso no sabes tu posición en esta escuela asquerosa rata?- indicó Toshiya riéndose, mientras que también me daba un golpe en la mejilla.

 

-        No se da cuenta de que aquí no nos andamos con tonterías- apeló Kai, haciendo lo mismo que Toshiya, pero en la contraria. Aquello me dolía de sobremanera, aunque evité gemir por el dolor que sentía, ya que no era mayor que la ignorancia que había sufrido por parte de mis amigos.

 

-        Mao, ¿no te gustaría vengarte?- le preguntó Kaoru con una sonrisa malvada en el rostro.- Mira, esta bueno y seguro que le gusta…

 

-        Así aprendería- atajó Mao, levantándose pesadamente a causa de los golpes.

 

-        Sí, sí, haz tu los honores y luego seguiremos los demás. Yo también quiero probarlo, se ve apetecible- dijo el mayor, lamiéndose el labio inferior mientras que me miraba lascivamente.

 

 

 

Entonces tanto Toshiya como Kai me movieron y me apoyaron sobre la madera de un pupitre cualquiera, mientras que se reían como tontos. Mi cara golpeó fuertemente con la dura superficie y pude ver la sangre que escapaba de mi boca. Había estado en una especie de trance hasta el momento que sentí como bajaban de un solo tirón mis pantalones y ropa interior, dejándome completamente expuesto. Comencé a patalear y gritar, como un loco, pero tan solo recibí golpes.

 

 

 

-        Ahora ya no podrás ser tan homófobo ¿verdad, Uruha?- oí la voz burlona de Mao a mis espaldas. Tenía los ojos ligeramente llorosos, prefería mil veces que me mataran.

 

-        N-no…por f-favor…- rogué. Entonces levanté la vista, encontrándome con la misma figura de Kyo, cruzado de brazos. Le dediqué una mirada de súplica, si alguien podía evitar eso era él, pero parecía no importarle.

 

 

 

En ese momento me resigné a lo que vendría a continuación, no había modo humano de pararlo eran cinco y yo tan solo uno. Lo que quisieran hacerme, lo harían, con completa impunidad. Oí como el cierre del pantalón de Mao bajaba y después sentí sus asquerosas mano en mi trasero, acariciándolo, como deleitándose del pánico que causaba en su víctima. Cerré los ojos fuertemente, pero al sentir la punta de su miembro en mi entrada, abrí los ojos encontrándome muy cerca de mí el rostro de Kyo. ¿Acaso también se apuntaría a la violación?

 

 

 

-        Me aburro ~ - canturreó con expresión de claro aburrimiento mientras me miraba. Aunque luego levantó la vista hacia sus compañeros, levantándose.- Queda muy poco para que termine el descanso, si le violas así sin más no gemirá ni nada…No tiene gracia, Mao- continuó yendo hacia Mao y acariciándole suavemente la mejilla.- ¿No quieres mejor que yo te divierta?- susurró en su oído. Podía oírles perfectamente debido a la cercanía de ambos sujetos.

 

-        Tienes razón, además este asqueroso no me pone para nada- insultó. Y noté como alejaba su miembro de mí.

 

-        ¿Pero y los demás? Yoshiki…- murmuró Kaoru.

 

-        Venga, quedan cinco minutos. Vaya mierda de polvo sin son solo cinco minutos- rió Kyo.

 

-        Tienes razón, de seguro seguiría empalmado en clase de matemáticas- se carcajeó el castaño.

 

-        Vámonos a tomar algo entonces- propuso Kyo, como quien no quiere la cosa.

 

 

 

Toshiya y Kai soltaron su agarre y yo caí de rodillas, medio desnudo, en el suelo. Observé como el grupo salía de allí y se perdía en la esquina. Era perfectamente consciente de que sino había sido violado era por la actuación de Kyo, pero lo que no me quedaba totalmente claro era si ¿de verdad se aburría o lo hizo por protegerme?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Ohhh, espero que os gustase!!!

¿Quién será el que amenazó a Uru en su casa?

¿Ruki golpeado?

Y casi violan a Uruha, ohh, al principio pensé en ponerlo, pero luego dije, Yori, no, eso puede desestabilizar tus próximos planes jejejej, asik se quedó ahi!

Bueno espero vuestros comentarios haber que os ha parecido, tal vez me he pasado?? no sé.... =S

Gracias por leeer!!


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