Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Institución Yasherville por Yori

[Reviews - 100]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Siento haber tardado tantíiiiiisimo!! Lo tenía hace unos días pero no pude subirlo porque no lograba coger internet T_T

eSPERO que os guste!! Grax por los revieeew!!

Una llama de esperanza después de la desolación.


 


 


 


 


 


 


Me quedé allí, sentado en el suelo de rodillas, desnudo de cintura para abajo. Todavía seguía temblando ligeramente, sujetándome los hombros con las manos y sin procesar lo que acababa de pasar. Todavía podía sentir las manos de Mao acariciarme como un pedazo de carne, había estado a tan poco de…


El fuerte sonido de la campana hizo que me despertara del shock en el que había entrado, me levanté con dolor, apoyando mi mano sobre el pupitre. Me estaba abrochando el cinturón cuando entró Die por la puerta, se quedó observándome, parecía tener ganas de decirme algo pero en vez de eso se dio la vuelta.


 


-        ¡Shin!- exclamó, corriendo de vuelta al pasillo.


 


Recogí la bandeja con la comida casi entera en el plato y caminé hasta la papelera, no pude evitar verme reflejado en el cristal de la ventana. El reflejo me devolvía a un chico de apagada mirada en los ojos, los labios hinchados todavía sangrantes y ambas mejillas amoratadas, mientras que el resto del rostro estaba increíblemente pálido.


No me había dado cuenta de que los alumnos ya habían vuelto a la clase, incluso Reita y Ruki, los cuales me examinaban con lo que parecía compasión. Estaba pasando entre las mesas, cuando la mano de Mao me detuvo sujetándome por el brazo. Por un momento sentí miedo, pero solo le dediqué una vacía mirada.


 


-        Limpia esa sangre de la mesa, hay gente que quiere sentarse- indicó con una sonrisa burlona.


-        Claro…- respondí, él me soltó el brazo y yo fui hasta la mesa para fregarlo.


 


Era demasiado humillante tener que limpiar mi propia sangre, después de que esos cinco sujetos me pegasen e intentasen violarme. Aunque no podía hacer otra cosa que bajar la cabeza para que aquello no llevase a más. Realmente no podía soportar quedarme encerrado en Yasherville por un día más, antes ya parecía malo, pero ahora era realmente insoportable.


Me senté junto a Ruki, pero sin mirarle si quiera, no quería causarle ningún problema al pequeño y visto lo visto tal vez el golpe que tenía en la cara era mi culpa, y eso no podía permitírmelo ni perdonármelo. Las clases pasaron lentas, aunque agradecí que no hubiese ningún descanso entre medias, realmente me sentía solo y no quería aumentar esa sensación cuando todos se juntaban a hablar y algunos me dedicaban miradas.


 


La campana que anunciaba la salida sonó y creo que era la primera vez que me alegraba tanto en oír tal sonido, recogí mis cosas y las metí en la mochila. Salí de la clase sin mirar a nadie y haciendo el menor ruido posible. Hay momentos en los que deseas poder ser invisible y sin duda este era uno de ellos.


Nadie impidió mi salida y pronto estaba en los límites del bosque, fue allí donde me di cuenta de que no estaba solo. Miré a un lado y vi a Kyo tumbado bajo la sombra de un árbol, mantenía los ojos cerrados y no había reparado en mi llegada. Sintiendo aún el dolor de los golpes me encaminé hacia él, soltando la mochila y sentándome a su lado. Fue en ese momento cuando el rubio abrió un ojo, echándome un vistazo, para después cerrarlo.


 


-        ¿Qué quieres?- preguntó sin rodeos.


-        Te quería…dar las gracias- murmuré, mirando la hierba.


-        Eso es nuevo.


-        Lo sé, pero realmente…- No sabía que decirle, no estaba acostumbrado a tener que dar las gracias o a confesar alguna clase de sentimientos, sobretodo el miedo. Yo era Uruha, siempre había sido superior al resto y aquí me sentía como una hormiga.- Creía que no harías nada…bueno…no sé porqué lo has hecho realmente, pero es gracias a ti que no sucedió.


-        No tengo porqué darte explicaciones de porqué hago las cosas, Uruha, así que no te molestes en preguntármelas- indicó con voz neutra.


-        Lo sé…- mascullé.- ¿Por qué me hablas o me escuchas siquiera? En fin…nadie lo hace, ni siquiera Ruki y Reita.


-        Nadie me prohibirá hablar con quien quiero, me da igual las consecuencias…- respondió con una vaga sonrisa en los labios, mirándome a los ojos por primera vez.- A eso te terminas acostumbrando.


-        Yo estoy pagando las consecuencias de mis actos, no te lo recomiendo…- respondí, sinceramente.


-        ¿Tienes miedo?- preguntó, como siempre sin ningún rodeo.


-        Más por mi familia que por mí…aunque lo que ha sucedido esta mañana…


-        No deberías haber pegado a Mao, eso encima es una provocación y nadie aquí te sacará de los problemas que te buscas tú solito.


-        Tú me ayudaste- atajé. Puso una mueca ante mi respuesta.


-        Eso es porque me pillaste en un buen día, no siempre será así. Así que deja de cagarla- respondió, levantándose.- Ahora será mejor que te vayas o te obligarán a quedarte aquí, además yo tengo trabajo que hacer.


-        ¿Pero si solo son las cinco?- Realmente quería hablar con alguien, aunque ese fuese Kyo…


-        El vicio no descansa- sonrió, para después comenzar a andar en dirección al edificio principal.


-        ¡Eh, Kyo! No pienses que esto cambia las cosas entre nosotros- le avisé a voz en grito.


-        Eso espero, sería demasiado fácil- sonrió juguetonamente.- Espero con ansias el día en que me lo pidas, Uru.


 


No pude evitar poner una mueca de asco, estaba loco si pensaba que algún día le pediría que me poseyera, iba muy pero que muy mal.


Me levanté del suelo, algo más animado y retomé mi camino hasta la parada de autobús de siempre. Como siempre, la música acompañó el trayecto de vuelta a mi casa. Una vez estuve frente a la puerta mi madre salió a recibirme con una sonrisa, que se volvió una expresión de preocupación al ver mis heridas.


 


-        Cariño, ¿qué te sucedió?- preguntó, una vez en el interior de la vivienda. Revisé todo con la mirada, no había rastro de que hubieran vuelto a entrar o cualquier otra cosa.


-        Nada, mamá- mentí. No quería preocuparlos más de lo debido, por primera vez pensaba más en mi familia que en mi mismo, al final resulta que Yasherville estaba sacando algo bueno de mí.


-        Vale…- respondió sin creérselo, pero respetando mi silencio.- Hijo, tengo una buena noticia.


-        ¿A sí?- ya no pensaba que pudiera recibir algo así.


-        Un periodista se interesó en tu caso, lleva mucho tiempo siguiendo por lo visto a la Institución Yasherville. No quiso decirme mucho más, pero quedó en encontrase contigo en la cafetería a las siete.


-        ¿De verdad?- dije feliz, sin poder creerme el tener una oportunidad tan fácilmente. Desde luego no podía desaprovecharla de ninguna de las maneras.- ¡Es una gran noticia! Iré a ducharme.


 


Di saltitos prácticamente hasta el piso de arriba, abrí mi armario y del interior saqué un jersey azul cielo y unos vaqueros claros, debía de estar presentable a pesar de las heridas. El agua consiguió sacar de mí el rastro de las manos de Mao, esa sensación junto con la sangre seca que todavía acompañaban a mis heridas. Me vestí, quedaba poco menos de media hora para llegar a la cafetería, así que despidiéndome de mi madre tomé rumbo hacia el lugar. Había comenzado a nevar débilmente y el frío era cada vez mayor.


Sabía que tenía que utilizar todas mis cartas en esa entrevista, debía informar del abuso que sufrí por parte de Gackt, el cual incluso me llegó a golpear. No sé si también debería tratar el tema del intento de violación por parte del alumnado, sabía que en parte era culpa de Yoshiki, tal vez no tal extremo, pero algo sí. No por nada había oído decir a Kaoru antes de marcharse “pero Yoshiki”.


 


Me di cuenta una vez en el interior de la cálida cafetería que no tenía ni idea del aspecto que tendría aquel periodista. Decidí tomármelo con calma, ya que llegaba unos minutos antes de tiempo, me senté en una de las mesas y una joven camarera morena y guapa no tardó en atenderme.


 


-        ¿Qué desea?- preguntó. Seguramente tenía mi misma edad y era bastante atractiva, hacia tanto que no tenía nada con una chica.


-        ¿Qué me recomiendas?- dije con una sonrisa, ojeando la carta por encima.


-        Umm…la tarta de chocolate está realmente sabrosa y un café calentito es lo mejor para este tiempo frío- recomendó la chica, con algo de coquetería.


-        Oh, pues si me lo recomiendas tú, pediré eso- sonreí, para entregarle la carta.


-        Enseguida se lo traigo- remoloneó algo en irse y finalmente me echó otra mirada y caminó con aire seductor hasta la cocina.


 


No tardó en traerme mis pedidos y nos quedamos algún tiempo charlando hasta que tuvo que irse a atender otra mesa por mandato de, la que según me dijo, era su mandona jefa. Me quedé allí, mirando el reloj, ya se retrasaba diez minutos. Tal vez solo fuera una broma de mal gusto para jugar con mis pobres ilusiones, removí el café y tomé parte de la tarta, la cual estaba tan buena como la chica comentó.


En ese momento el ruido estrepitoso de la puerta chocar y una ola de viento frío, me hizo levantar la cabeza. Un hombre ataviado con un largo abrigo negro y un gorro del mismo color entró en el lugar con la respiración agitada. ¿Sería ese el periodista?


 


-        ¿Uruha Kouyou?- preguntó, frente a mi mesa.


-        Sí, ¿es usted el periodista?


-        Exacto, siento la demora- respondió, quitándose el gorro y el abrigo y dejándolo a un lado en el asiento. Hizo una indicación a la camarera para que se acercara.


-        ¿Qué desea?


-        Quiero un chocolate caliente y una media luna, gracias- pidió rápidamente, sin siquiera mirar la carta. Ella la apuntó y se marchó de nuevo a la cocina, para traer su pedido al poco tiempo.


-        No pasa nada, yo llegué antes de tiempo.


-        ¿No me he presentado? Soy Tatsuro, llevo años con una “investigación” de Yasherville y la verdad nunca ha resultado ser una búsqueda fructuosa.


-        Pues me alegro que ambos podamos servirnos de ayuda, ¿qué le llevó a interesarse por ella?- curioseé, agitando el café.


-        ¿Adolescentes que entran con una “condena” de un año y no salen jamás? Es algo realmente curioso, pero nunca me he podido acercar a un alumno y cuando lo he hecho ellos no decían nada del lugar. Solo lo veían como una institución que los educaba en los valores y académicamente para un futuro, ¿pero qué futuro si no salen? Aunque ahora he encontrado a alguien que desea colaborar.


-        Es cierto, no hablan de lo que sucede…


-        ¿Puede contarme su condena y por qué fue a parar allí?


-        Bien, asesiné a un profesor del que sufría acoso permanente y me condenaron a acudir a Yasherville a los turnos académicos.


-        ¿Pero según el juzgado su condena está prevista de ser aumentada, verdad?


-        Sí- murmuré, recordando todo.- Aunque no fue más que una trampa, desde el primer momento que llegué a Yasherville, Yoshiki-sama me avisó de que no saldría de allí jamás.


-        ¿Jamás? ¿Fue una clara amenaza?


-        Bueno, ahora estoy pendiente de internarme totalmente ¿usted qué cree?- inquirí con una sonrisa torcida.


-        ¿Por qué cree que Yoshiki está interesado en que los jóvenes permanezcan en su institución?


-        No lo sé, como usted dice ningún alumno habla. A mí no me dicen nada, pero sé que hay algo turbio entre esas paredes.


-        ¿Qué puede decirme del profesorado?


-        Por parte de un profesor he sufrido golpes y acoso- indiqué, refiriéndome claramente a Gackt.


-        ¿De verdad? ¡Eso es un gran paso!- exclamó, contento, sin dejar de apuntar en su libreta.- ¿Cree que otros sufrieron lo mismo?


-        Sé de buena mano que otro alumno sufre también de esto- Ese era Kyo, como había dicho Die cuando les conté mis sospechas sobre Gackt.- ¿Podrá ayudarme a salir de Yasherville?- pregunté con algo de tono de súplica.


-        Bien, no es el lugar más conveniente para comentar nombres y datos más exactos, pero si hago un buen artículo, investigarán a Yasherville y con suerte podréis salir de allí. Usted, debe estar atento cuanta más información logre saber más tendremos contra Yasherville- dijo con una gran sonrisa.


-        ¿Por qué quiere arriesgarse a meterse con Yasherville?- sin duda ahí había algo personal, yo había recibido amenazas y un periodista entrometido no recibiría menos.


-        Hace un par de años mi hermano fue condenado a ir allí temporalmente, como tú. Vi como cada día llegaba con peor aspecto: golpes, pálido…- respondió afligido, señalándome.- No tardaron ni un mes en hacerlo interno, me dejaron ir a verle una sola vez y su estado era aún peor, parecía…traumatizado, triste…no sé, como si le hubieran absorbido la energía. Sé que a otros chicos no se les ve tan mal, pero mi hermano parecía realmente afectado por lo que le hacían ahí dentro. Sé de buena mano que intentó escapar, pero terminó muerto… Le mataron y dijeron en los juzgados que se había suicidado en un ataque psicótico. Yo sé que eso es mentira, pero todo el mundo se tragó la patraña del director- su voz era débil y parecía a punto de echarse a llorar.


-        Bien, nos ayudaremos mutuamente. Lamento lo de su hermano.


-        Gracias, ahora debo irme.


-        Sí, igual por mi parte, mañana tengo que regresar a mi propia tortura- resoplé, ambos levantándonos de nuestros asientos.


 


 


 


 


                                                                                                            ***


 


 


 


Era el primer descanso de la mañana cuando aproveché para ir al baño y despejarme de la presión que me provocaban las constantes miraditas y parloteos de los compañeros de clase, a pesar de que todo el mundo seguía sin dirigirme ni la más triste palabra no dejaban de murmurar sobre mí.


Abrí la puerta del baño de una patada y esta chocó con la pared provocando un fuerte estrépito que no me importó demasiado.


 


-        ¡Os voy a hundir!- grité con rabia, golpeando con mis puños la superficie de mármol de los lavabos.


 


Respiraba agitadamente y cabreado, mirándome en el espejo, cuando oí un fuerte sollozo proveniente de uno de los cubículos. Así que no estaba solo en los baños, me acerqué hasta el lugar del que provenían los lamentos y reparé en que la puerta no estaba cerrada con pestillo. La abrí lentamente hasta ver la figura de Ruki, sentada sobre el inodoro mientras temblaba y no dejaba de llorar.


 


-        ¡Ruki!- exclamé, entrando al interior preocupado. Me acuclillé frente a él e hice que levantase la cabeza, aunque no me miró directamente.- ¿Te han hecho algo?


-        …N-no…- logré entender entre sollozos. Aunque me di cuenta de que su infantil cara estaba más magullada que el día anterior.- L-lo…s-siento, Uruha. ¡P-perdóname, por favor!- exclamó, lanzándose a abrazarme fuertemente hasta colgarse de mi cuello.


-        Claro…no tengo nada que perdonarte, pequeño- dije consolándole, mientras le acariciaba la espalda.


-        S-sí…y-yo no quería ignorarte… Estás sufriendo por mí culpa, ¡porque todos te dejamos de lado!- inquirió con algo de furia, soltándose del abrazo.


-        No pasa nada…soy fuerte, puedo soportarlo- sonreí levemente. En realidad no sabía si sería capaz de soportar un día como el de ayer nuevamente.


-        Yoshiki-sama ordenó que te ignorásemos o…que te hiciésemos la vida imposible…Dio bandera blanca para que el que quisiese hacerte algo podría sin miedo a un castigo. Y-yo…debí decírtelo. Pero tenía miedo…- siguió llorando.


-        ¿Te ha pegado Yoshiki?


-        N-no…no exactamente…- murmuró.


-        ¿Mandó que te golpease?- pregunté con la voz cargada de odio.


-        N-no…- miró al suelo.- No quiero hablar de eso, por favor Uru…


-        Vale- cedí.


-        T-te prometo que…no te dejaré solo…me da igual lo que me obliguen a hacer. Siempre eres tú quien me protege, ahora déjame ser yo quien este a tú lado.


-        Claro, pequeño- sonreí. Le pegué a mi cuerpo en un fuerte y cálido abrazo. Sus palabras había logrado hacer crecer una llama en mí, no sabía exactamente que era, pero ahí estaban esos sentimientos.


-        G-gracias- murmuró, separándose levemente para quedar a centímetros de mi rostro.


 


Nos miramos sin decir nada más, solo observándonos él uno al otro en ese cómodo silencio que se había formado. No sé como sucedió, pero los labios de Ruki rozaron tímidamente los míos y no pude controlar el instinto de pegarlos más a los míos y besarle de forma cálida y suave, saboreando el salado gusto de las lágrimas en sus labios.


 


 


 

Notas finales:

¿¿¿UruhaxRuki???


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).