Contigo como con Ninguno.
Me quedé con mi madre y mi padre por horas hablando, como desde pequeño no hacía. Ella estaba realmente feliz de ser escuchada por su queridísimo hijo y él estaba alegre por las anécdotas y confianza de su progenitora. Por otro lado su padre le daba consejos para todo tipo de situaciones o le contaba los cotilleos de su oficina.
Cuando llegué a la habitación sería pasada la medianoche, hice un recorrido con la mirada todo el cuarto. Las fotos con los distintos amigos que tuve a lo largo de mi vida, pero en el centro había una, la más grande de todas, de Reita, Ruki y yo en el parque de atracciones. Reita, mostraba un enorme peluche que consiguió con orgullo, Ruki estaba en medio de ambos con una sonrisa radiante como ahora no se le veía y por último yo, con una sonrisa torcida y con expresión de cansancio por sus juegos de niños.
No pude evitar la gran sonrisa que se me formó en los labios al recordar todo ese día y como por culpa de ambos Ruki terminó en el estanque de patos, completamente empapado pero riéndose. La quité del corcho y la guardé en la maleta para ponerla en la sería mi habitación…
La mañana siguiente llegó rápidamente, disminuyendo mi cuota de días antes de que me internaran completamente en Yasherville. Todavía no me había atrevido a contárselo a mis padres, más porque no quería recordármelo a mí mismo que otra cosa, pero se me acababa el tiempo…
Desayuné el exquisito plato de mi madre e incluso repetí hasta que en mi estómago no entraba ni un bollo más. Me despedí de ella con un beso en la mejilla y tomé rumbo a la institución.
Hasta entonces no la había visto tanto como una cárcel, pero a partir de dos días lo sería, así que debía ir acostumbrándome. Entré decaído en el lugar, que seguía con un aparente ambiente estudiantil. Me encontré con Reita, Die y Ruki en la entrada, los tres se quedaron mirándome y yo a ellos; el principio fue algo incómodo hasta que Ruki corrió a abrazarme. Yo sin ganas de soltarle, de aparentar, le abracé por la cintura y le di un beso suave y pausado, disfrutando del tacto de aquellos carnosos labios.
- ¡¡¡Guaauuu!!!- vitoreó la voz de Die.
- ¿Y-y e-eso?- preguntó un tartamudo por el shock, es decir, Reita.
- Mmmm…- murmuró Ruki, sonrojándose y escondiéndose detrás de mi hombro.
- Estamos juntos, tampoco es nada que os deba extrañar, par de mariquitas- me burlé con una sonrisa. Que estuvieran aquí, significaba que había recuperado mis amigos. Que Yoshiki, ahora que me tenía, había levantado la orden de maltratarme. Tanto Reita como Die, se rieron y me tomaron en un abrazo muy varonil, con golpes en la espalda incluidos que me la dejaron molida entre los dos.
- ¿A quién llamas mariquita, eh?- rió Reita.
- A mí no…Shinya fue mujer…- dijo Die.
- Sí, en otra vida- finalizó Reita.
- Dicen que todos somos bisexuales cuando nacemos…- respondí, a pesar de que no venía a cuento. Ambos estallaron en sonoras carcajadas.
- Chicos, me alegra vuestra reconciliación, pero si no llegamos a clase nos dejarán fuera.
- ¿Y?- inquirió Die.
- Eso: ¿Y?- repitió Reita, asustando a Ruki con su cara de “diablo” que puso.
- Ahhhh…Uru, Reita me quiere maltratar…- lloriqueó, abrazándose a mi cintura como lo haría un niño pequeño.
- ¡No te metas con Taka, Akira! Y vayamos a clase, no quiero tener falta de asistencia, gracias- dije, comenzando a andar hacia el aula.
- Chivato- murmuró Reita, a lo que Ruki respondió sacándole la lengua.
Las clases fueron verdaderamente aburridas, pero al menos ahora tenía amigos nuevamente con los que distraerme en el cambio de clase y la gente no me miraba como antes, ni me insultaban o cuchicheaban. Incluso me quedé sorprendido de ver acercarse a Kaoru para hablar conmigo.
- ¿Qué pasa, Kaoru?- pregunté, separándome del grupo para hablar con él. Allí también estaban Kai y Toshiya.
- Queríamos disculparnos por…bueno…lo que te hicimos…- murmuró con remordimientos.
- Nos pasamos, a pesar de que no llegase a más- aportó Kai.
- Siento que te pegase…- dijo Toshiya.
- Realmente sé que fue culpa de Mao, e indirectamente de Mana, pero gracias por disculparos. Ahora que me encerrarán aquí no necesito más de eso…- respondí con una sonrisa triste.
- Tienes toda la razón…- murmuró Toshiya.
***
- ¿Qué hablará con esos tres?- preguntó Reita, mientras que miraba a Uruha.
- No tengo ni idea- farfulló Ruki, a quien no le gustaba la idea de ver a esos tres hablando con Uruha.
- ¡Hola, chicos!- saludó un recién llegado Shinya. Die le fue abrazar, pero este hizo un movimiento evasivo muy trabajado.
- ¿Por qué eres tan maaaalo conmigo Shin-chan?- lloriqueó Die.
- No te lances ahí de sopetón- se quejó Shinya, dándole un suave beso en los labios al pelirrojo.
- He pensado que podíamos hacerle una sorpresa a Uruha, ya sabéis, antes de que le internen- propuso Reita.
- ¿Una fiesta?- preguntó ilusionado Die.
- No es lo más conveniente…Yoshiki está realmente pendiente los primeros días…- contestó Ruki.
- Es verdad, no dejará nada de eso- afirmó Shinya.
- Yo había pensado en una fiesta privada…- sonrió Reita.
- ¿¿Fiesta privada??- entonaron todos a la vez.
- Sí…ya sabéis, una fiesta privada solo para Ruki y Uruha- sonrió nuevamente Reita. Ruki se puso del color de cabello de Die.
- Sería genial…podía irme del cuarto durante un tiempo y dejaros a vosotros intimidad- afirmó Shinya, al cual le brillaban los ojos de la emoción.
- Es verdad, la intimidad aquí falta…al igual que una buena cama donde estar tranquilitos- dijo Die, dedicándole una cómplice mirada a Shinya.
- ¿Vosotros creéis que querrá?- preguntó avergonzado Ruki.
- ¡Por supuesto que sí, pequeño! Eso le dará ánimos para los días venideros- contestó Reita.
- Ojala hubiese tenido yo un buen recuerdo al que aferrarme…- se rió Die.
- B-bueno…entonces…gracias, lo haremos- sonrió el pequeño. Y luego todos se hicieron los locos al ver acercarse a Uruha.
***
Me los encontré de vuelta a todos, silbando o mirando hacia otro lado. Les había visto cuchichear y mirarme mientras que hablaba con Kaoru, Kai y Toshiya, y ahora parecía que escondían algo…
- ¿Qué tramáis?- pregunté.
- ¡Oh, mira, que tarde es! Tengo que hacer la tarea de matemáticas, Shin ayúdame- huyó de ahí Die, cogiendo la mano del otro y arrastrándole hasta su pupitre donde se quedaron mirando a Uruha sonrientes. Sin duda tenían un don para disimular.
- Bueno han terminado las clases…así que yo me largo. ¡Pasároslo bien!- exclamó Reita con una sonrisita hacia Ruki, que le puso los pelos de punta al más alto.
- ¿Y a estos que narices les picó?- inquirí.
- N-nada…- contestó Ruki, mirando al suelo, ligeramente ¿sonrojado? Eso era aún más raro…- Uruha…¿me acompañas a un sitio?- preguntó con una voz realmente inocente e infantil, a la que no me pude resistir.
- Claro- dije tomando su mano y saliendo ambos de clase junto a la manada estudiantil que se marchaba después de finalizar la jornada.
Subimos las escaleras rumbo a la habitación de Ruki, supuse que tal vez deseaba coger algún libro como el de matemáticas y que le ayudase con los problemas que nos habían mandado. Entramos al dormitorio cogidos de la mano, pero se separó para cerrar la puerta con delicadeza. Estaba extraño, Ruki no era tan callado y el trayecto de subida para él era demasiado tiempo en silencio…Además no me miraba a los ojos directamente y había una peculiar rojez en sus mejillas.
- ¿Te sucede algo, Taka?- pregunté acercándome a él y colocándole la mano en la frente, tal vez tenía fiebre… No, su temperatura era normal.
- No Uru…Solo…quiero estar contigo- respondió levantando la vista para juntarla con la mía. Después vi como se ponía de puntillas para rozar mis labios muy suavemente.
Obviamente correspondí al tranquilo beso que me ofrecía Ruki, pero no pude evitar abrazarle y juntarle a mi cuerpo para aumentar la intensidad del mismo. Él soltó un suspiro entre beso y beso que le dejaba para que tomara aire. No sé en el momento que mi mente cambió, pero ahora solo quería hacer mío a Ruki…Aunque no sabía si él quería que esto fuese a más.
Tomé nuevamente sus labios e introduje mi lengua en aquella maravillosa cavidad, deteniéndome jugando con su lengua. Acaricié con mis manos su pecho, distrayéndome con sus pezones, pero solo en un roce externo. Ruki mientras acariciaba mi espalda, escurriéndolas de arriba a abajo mientras correspondía al beso.
Tranquilamente, sin romper el contacto de nuestros labios, le conduje hasta la cama donde suavemente le dejé caer en la superficie. Me coloqué encima suya y comencé a besar su cuello con devoción, era una parte de Taka que me volvía loco…Ese aroma tan dulce que tenía, no pude evitar marcarlo con mis besos.
- Uru…p-por favor sé delicado…- dijo Ruki en apenas un susurro, realmente sonrojado. Ese aire tierno me trajo a la locura, sonreí y bese efusivamente pero por poco tiempo.
- Siempre- sonreí, mientras que con tranquilidad y sin quitar mis ojos de los suyos, comencé a desabrochar la camisa del uniforme.
Conforme iba dejando piel desnuda mis labios la recorrían en un camino de delicados besos, hasta que la prenda cayó al suelo con descuido. Jugué con sus pezones, lamiéndolos mientras que toqueteaba el otro con mis dedos. Los jadeos de Ruki no hacían más que alentarme a que continuase, a que le hiciese completamente mío. Sus manos acariciaban mi espalda, levantándome la camisa hasta que sin desabrocharla, la sacó por la cabeza.
Ahora con ambos medio desnudos, llevé mis manos al cierre del pantalón, abriéndolo con cuidado mientras que besaba su cuello con lentitud. También aquella prenda terminó en el suelo junto con la ropa interior del pequeño. Acaricié con mi mano el miembro de Ruki, haciendo que escapase un sonoro gemido de sus labios entreabiertos. Comencé con un vaivén lento, que iba creando más y más necesidad en el castaño. Yo no lo necesitaba, ya que estaba completamente excitado por los gemidos que escapaban de su boca. No terminó en correrse en mi mano, aproveché su semilla para prepararle a él. Pero en el momento que toqué su entrada, Ruki negó con la cabeza, completamente sonrojado y con la respiración agitada por el primer orgasmo.
- Mmmm…ah…Uru…t-te quiero…a ti…- soltó en un susurro.
- ¿Estás seguro?- pregunté con miedo, no quería hacerle daño.
- Lo estoy.
Con un nuevo y rápido beso comencé a quitarme los pantalones y la ropa interior de una sola vez, no podía mentir, estaba realmente ansioso y mi erección no esperaría más.
De una sola y delicada vez entre en él, un grito de puro dolor salió de sus labios, así que me detuve hasta que se acostumbrara.
- ¿Te duele mucho?- pregunté, todavía dentro de su cuerpo.
- Hnnn…no, sigue…- jadeó.
Comencé a entrar y salir de su cuerpo acompasadamente con un ritmo relajado. Hasta que ambos cuerpos nos pedían más y más de este éxtasis. Las siguientes embestidas fueron más rápidas y profundas, hasta que sentí como el interior de Ruki se contraía, no pude evitar venirme en su interior, al igual que él lo hizo entre nosotros con un alto gemido, que se debía haber oído en todo el lugar.
Todavía estaba dentro de él, cuando de un rápido movimiento la puerta se abrió.
- Ruki, Yoshiki me di…- era Kyo quien estaba ahí. Su rostro estaba ligeramente pálido cuando vio como Uruha salía del interior de Ruki, este último tremendamente avergonzado.
- Kyo…- Su expresión había cambiado a una completamente gélida.
- Veo que no es un buen momento- respondió mirando a Uruha, era una mirada que este no supo interpretar bien… Era ¿dolor?, ¿ira?, ¿pena?, ¿desilusión?...
La puerta se cerró tan rápido como había sido abierta.