--No puedo llevarte—dijo el rubio con el corazón estrujado.
¿Qué le sucedía a sus sentidos?Jadeaba y trataba de no demostrar placer con la sensación de ese peso encima suyo.
¿Por qué estaba tratando de no demostrar algo que no debía sentir?
--¿Por qué rayos no?—preguntó el moreno confuso y enojado.
Sin verle a la cara el rubio contestó—Nosotros solo llevamos a nuestras personas elegidas allí—luego lo miró directamente a los ojos.
Alejandose hasta quedar sentado frente al shinobi de los “LOBOS BLANCOS” el fuerte Ninja de ojos rojos miro con su ceño muy fruncido y una furia latiéndo dentro de si, le dijo—Y yo no soy un elegido—dijo el frustrado y fuerte “YAMI NO TORI”.¿Acaso ese idiota se estaba mofando de él o que?¿El nunca se había sentido atraido por otro hombre.Eso era muy cierto.Pero esperaba al menos ser respetado por quién el eligiera.Y que le dijeran que el no era alguien suficientemente bueno para ser tenido en cuenta lástima gravemente su ego.
Se levanto furioso mirando directamente a esos ojos azules como el cielo de verano.
--Escúchame muy bien idiota.Vas a lamentarlo.Recuerda que ya no tienes el privilegio de ser mujer—exclamó.
--Ese es el punto—dijo parándose el otro también.—No soy mujer.Ni tu tampoco lo eres.Esto esta mal—añadió frustrado.
El otro lo agarro del brazo para acercarlo así.
--También que me engañaran de esa forma estuvo mal—dijo el mas alto furioso.
Fye no podía discutirlo y no lo hizo.
Al no mirarlo a los ojos hizo bullir un extraño sentimiento de impotencia en el interior del Yami.
Con un exasperado ademán el moreno le soltó y se fue de allí.
Al día siguiente la princesa de los Yami no Tori y el príncipe de los Shiro no Inu reuniéronse a discutir los detalles de la paz a tratar preparandose para que ambos clanes se separaran nuevamente.
Al llegar a la casa principal del príncipe las puertas corredizas dieron paso a la princesa y sus vasallos.Dos de sus jounin mas diestros y fieros que por casualidad eran hermanos.
Se veía a simple vista.Su parecido físico era innegable y su actitud incorregible.Eran tan irrespetuosos que alguna de su propia gente se preguntaba como era que ostentaban el privilegio de custodiar a ese lugar a la princesa Tomoyo.
Pero los mas fuertes dentro del clan sabían la razón.
Como el código exige y muy a su pesar los dos hermanos entraron mirando al suelo en señal de respeto.
--Es un gusto recibirle en mi hogar—dijo la voz suave del príncipe de los Inu.
La princesa de los Yami correspondió al saludo con igual cortesía.—Es un placer ser invitada a vuestra casa alteza—exclamó.
Los custodios de la princesa levantaron la vista y el mas joven se quedó prendado de la figura tan frágil y delicada que se le presentaba
Su cabello gris y sus ojos acerados le daban una sutil apariencia fantasmagorica.
Pero no de forma atemorizante sino nívea.
Lo miro con su mirada gentil como a todos y de igual manera les hizo ademan de que entraran en el star para llevar a cabo la ceremonia del té.
Lo que al mayor de los hermanos llamó la atención fue la tambien de alguna forma delicada figura de uno de los custodios de su alteza, el príncipe de los Shiro Inu.Un hombre rubio de mirada esquiva y ojos azules.
Era un hombre.Lo sabía pero tenía en su mente una imagen anterior que lo llenaba de cierto incontrolable deseo.
Fye no quería mirar al otro por la vergueta que acudía a él cuando recordaba lo sucedido durante la noche.
--Lamento que deba irse alteza Tomoyo—dijo el príncipe después de compartir el té con ella.
--Yo tambien lo lamento príncipe Yukito.Pero al menos sabemos que entre nosotros no ha de derramarse mas sangre—le contestó ella sonriente.
El le respondió de la misma manera mientras el hermano menor lo veía fijamente.
Su hermano le miro fijamente mientras este observaba a su alteza el principe de los LOBOS BLANCOS.Y se dio cuenta de que su mirada era igual a la suya propia.
Le jalo el brazo como advertencia mientras permanecían sentados a un lado del salón.