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I dream of Uruha por urumelii

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Notas del capitulo:

chan chan, el cargador ya llegó, asi q preparanse para actualizaciones masivas XD ok primero este, porque ya estaba escrito XD solo corregí las faltas wawawa, en la noche habra actu d otro fic, mañana en la mañana otro y asi :P bn loca XD ok el fic esta destinado a acabar en el prox capi, pero si kieren q sea mas largo haganmelo saber para ver como podemos exprimir mi mente XDDD hasta mi novio dijo que era una lastima q solo durara 4 capis (si, lo puse a leer XDD) en fin lean y espero les guste el lemon....yo, yo reí mucho XD

No supo en que momento se habían pasado a la cama, lo único que tenia seguro es que estaba olvidando, no había nada mas en el mundo que no fueran ellos dos. Claro, todavía sentía el dolor en el pecho, pero estaba decidido a perderse, perderse en aquellos suspiros que salían del genio, aquellas caricias torpes que Uruha le dedicaba al colar su mano debajo de su camisa.

 

-Uru – le dijo separándose después de un beso particularmente largo – de verdad nunca has hecho esto – no fue pregunta, sin embargo el fuerte sonrojo del castaño le confirmó su afirmación. Sonrió satisfecho, se sentía de alguna manera feliz y orgulloso de ser el primero en la vida del genio.

 

Sin decir otra cosa, Aoi le quitó la delgada camisa que Uruha vestía, no llevaba sus vestimentas usuales, pues cuando el pelinegro lo había llamado, el genio estaba en medio de un baño. Al parecer Uruha solo había logrado vestirse con un ligero pantalón y una camisa, durante todo el proceso.

 

-amo – el genio sonaba un poco preocupado - ¿seguro que no pasa nada? – preguntó aun inseguro, aunque sus palabras se perdieron el viento gracias a un fuerte gemido que soltó al sentir la mano de Aoi acariciar su entrepierna sobre el pantalón.

 

Aoi sonrió con suficiencia – no estaría bien si no te gustara, y yo veo que te gusta – presionó ligeramente el miembro ya despierto del castaño – eres hermoso – volvió a besar aquellos labios a los que ahora parecía adicto.

 

En medio del beso, le quitó el pantalón. Ahora el genio estaba completamente desnudo debajo de él y él aun seguía con toda la ropa. Decidió quitarse la camisa él mismo, pues Uruha parecía perdido, sin saber que hacer o como actuar ¿Qué acaso no tenia idea?

 

-Uru – volvió a llamar acariciando sus muslos - ¿sabes lo que va a pasar verdad? – se sintió como si de nuevo hablara con alguien de cinco años, el genio no podía ser tan inocente ¿verdad?

 

-bue…no….yo… ósea entiendo la teoría…..creo – admitió avergonzado – nunca he estado en contacto con algo así – miró hacia otro lado – pero dime que hacer amo y yo lo haré – dijo con decisión.

 

Palabras que en ese momento lo hicieron perderse en un abismo de excitación, recobró conciencia al saber que no podía aprovecharse de una situación como tal. Así que decidió irse con tranquilidad, sin perder ni un poco el deseo que lo embargaba. Aun con el pantalón puesto, fue hacia uno de los cajones del armario y sacó el pequeño bote de lubricante.

 

Volvió a subirse a la cama colocándose entre las piernas del castaño, quien trataba de taparse al sentirse observado, algo que  a Aoi le parecía sumamente curioso. Por un lado el genio derramaba sensualidad, incluso sus actitudes, sus acciones, siempre provocando  y ahora este nuevo lado, uno increíblemente inocente, donde no podía ser tan perspicaz como siempre, uno donde sin importar la cantidad de años que tenía, el genio no tenia idea a lo que se atenía.

 

Colocó el lubricante sobre sus dedos – mira, tengo que hacer esto para prepararte – dirigió los dedos a la entrada del genio, dispuesto a ejercer presión, pero el castaño salió disparado hacia la pared completamente aterrorizado.

 

-¿Qué me vas a hacer? – Preguntó pálido - ¿me ibas a meter los dedos? – parecía que no podía creer lo que acababa de decir.

 

-Uru, dijiste que sabías la teoría, quiero prepararte porque sino te va a doler – suspiró el pelinegro.

 

-¿doler? – Casi grita – no se supone que duela, tampoco se supone que me metas nada – estaba claramente confundido.

 

Aoi alzó la ceja, armándose de paciencia, si lo pensamos, el genio no debía tener idea del sexo entre dos personas del mismo género. Obvio, eso era lo que ocurría – a ver, dime lo que sabes del sexo – se sentó para escucharlo.

 

Uruha no se movió de su lugar – se supone que cuando dos personas quieren estar juntas en ese aspecto, comparten una noche y se dan un abrazo especial – explicó bastante satisfecho.

 

El pelinegro casi se va para atrás - ¿eso hacen los seres mágicos? – preguntó sin saber que mas decir.

 

-así me dijeron – se alzó de hombros.

 

-¿Cuántos años tenías cuando te hiciste genio?

 

-veinte

 

A esa edad las personas ya saben lo que es el sexo, así hubiera sido hace mil años. No sabía si creerle, si pensar que en verdad era inocente o que todo esto, era una enorme broma del genio.

 

-a ver – volvió a suspirar – entonces se abrazan, tu me has abrazado muchas veces ¿qué haría distinto a este abrazo? – tal vez los seres mágicos tenían sus propios métodos.

 

-pues, en este abrazo se supone que nos hacemos uno, pero nunca me explicaron como – respondió el genio.

 

Inocente o tonto.

 

-eso es precisamente lo que quiero hacer – se acercó felinamente – Uruha para que podamos ser uno, necesito entrar en ti – trató de sonar lo mas sutil posible, a este paso se le pasarían las ganas y volvería a la depresión. No iba a dejar que eso pasara.

 

Uruha abrió muchísimo los ojos, estaba asustado y parecía caer en cuenta que Aoi tenía razón – pero dijiste que me iba a doler, no quiero – volvió a hacer un puchero.

 

El pelinegro se acercó aun mas, acortando la distancia entre sus labios – confía en mi – le dijo al oído, mordiendo con delicadeza su lóbulo.

 

Al sentir de nuevo las manos de Aoi recorriendo su cuerpo, no hizo otra cosa mas que asentir y dejarse llevar. De nuevo el pelinegro masajeaba de arriba abajo su miembro, haciéndolo sentir cosas que nunca se imagino; se sentía bien, muy bien. Demasiado. Sentía el placer acumularse en todo el cuerpo, aquella caricia que la sentía de pies a cabeza.

 

Aoi lo volvió a recostar sin dejar de masturbarlo, Uruha estaba perdido en un mar infinito de placer, un placer que ya no soportaba que necesitaba saciar de alguna forma y sentía que estaba punto de hacerlo, cuando Aoi apretó la base de su miembro con fuerza y una punzada de dolor, pequeña, lo invadió. Miró a su amo sin entender – aun es muy pronto para que termines – le dijo lascivamente.

 

El dolor se volvió aun mayor cuando sin previo aviso sintió algo introducirse en él – amo, duele – quiso quitarse, pero Aoi no lo dejó.

 

-relájate, se pasara, confía – le repartió besos por toda la cara y el cuello, mientras movía su dedo dentro de él. Cuando Uruha parecía un poco mas cómodo con la intromisión, introdujo un segundo.

 

Volvió a doler, pero menos que antes, por alguna razón el dolor estaba pasando y el placer volvía como oleadas. Volvía a sentir esa sensación arremolinarse en su estomago y recorrer su cuerpo; gritó al instante en que Aoi movió los dedos de cierta forma, parecían haber chocado contra algo, no sabía que era, pero se había sentido impresionantemente bien.

 

-amo, mas – dijo en un gemido que sonó como el mismo cielo para Aoi, quien de inmediato agregó un tercer digito. Uruha comenzó a moverse para sentir un poco mas adentro los dedos de Aoi, la sensación era indescriptible.

 

El pelinegro no podía mas, ver de esa forma al genio era una delicia. Sentía su miembro doler, aprisionado aun debajo del pantalón del traje; de alguna forma, logró desabrocharse con una sola mano, pero quisiera o no, necesitaba la otra, así que terminó por sacar los dedos de su amante.

 

Uruha le dedicó un puchero, había estado tan cerca de saciarse y de nuevo, Aoi se lo había quitado. Abrió desmesuradamente los ojos al notar lo que el pelinegro hacia entre sus piernas. Aoi ya no traía puesto el pantalón y se daba caricias superficiales al untarse el lubricante sobre su miembro. Uruha tragó saliva, era enorme – amo, ¿me vas a…. – no pudo siquiera terminar la frase.

 

-así es, Uru, te dije que te tenía que preparar. Ahora necesito entrar en ti – colocó la punta de su miembro sobre la entrada del genio.

 

-me va a doler muchísimo – cerró los ojos con fuerza – esta grandísimo – dijo con voz infantil.

 

Aoi se sintió orgulloso de las palabras, no había esperado que le dijera eso – al principio será incomodo, pero terminará por gustarte, como con mis dedos – lo tranquilizó -¿listo? – mínimo tuvo la delicadeza de preguntar, se estaba muriendo de ganas y probablemente hubiera entrado sin que el genio estuviera listo, pero quería hacer las cosas lo mejor posible. Uruha solo asintió cerrando los ojos y preparase para la intromisión – abre los ojos, quiero verte y que me veas – la voz de Aoi parecía cambiar en momentos como aquellos.

 

El genio abrió los ojos lentamente, a medida que sentía el miembro de Aoi entrar en él, haciéndolo sentir un dolor casi insoportable. Trató de huir por mero instinto, pero de nuevo el pelinegro lo detuvo por la cintura, cuado estuvo completamente dentro, Aoi se quedó quieto, esperando a que el castaño se relajara y acostumbrara.

 

-¿todavía te duele?

 

Uruha negó y entonces, Aoi comenzó moverse lentamente. Al principio fue muy incómodo y no pudo evitar clavar las uñas en los brazos del pelinegro, en busca de un alivio. Sin embargo, a mediada que Aoi aceleraba el ritmo, el dolor desaparecía, se sentía de nuevo bien ¿Quién se iba a imaginar que entregarse estaría lleno de ambas sensaciones?

 

El genio soltó un sonoro gemido, al sentir que el miembro de Aoi volvía a chocar con aquel punto que lo hacia ver estrellas; el pelinegro sonrió – aquí esta – dijo repitiendo el movimiento previo para volver a chocar con aquel punto.

 

Una y otra vez, Aoi tocaba ese punto. Tan rápido, tan fuerte. Gritaba como si la vida se le fuera en ello, de nuevo esa sensación de querer descargar tanto placer.

 

-¿vas a terminar? – preguntó Aoi, pero Uruha no entendió la pregunta. No sabía a que se refería y menos podía pensar con claridad.

 

-¿terminar…mghhh? – alcanzó a decir sintiendo cada vez mas y mas placer acumulado en todo su cuerpo, necesitaba descargarse, necesitaba alguna forma de alivio. Era demasiado.

 

Aoi soltó una risita, embistiéndolo particularmente fuerte chocando violentamente contra el punto que lo mandó al cielo. Una explosión de sensaciones lo recorrió por completo, paralizándolo, nublando su visión, haciéndolo temblar violentamente. Jamás había sentido algo como aquello. Abrió los ojos al escuchar a Aoi gemir y sintió algo llenar su entrada, probablemente algo que Aoi había dejado. Se sorprendió al recobrar un poco sus sentidos y notar su abdomen lleno de una sustancia, probablemente la misma que el pelinegro había soltado dentro de él.

 

Llevó uno de sus dedos a la sustancia y tomó un poco, llevándolo directamente a su boca. El sabor salado no le gustó para nada.

 

-no hagas eso – le dijo Aoi sonriendo sin perder un detalle de las acciones del castaño.

 

-¿Por qué? ¿Es malo?

 

Aoi negó saliendo de él con delicadeza – te ves terriblemente sexy haciendo eso, me darán ganas otra vez – limpió tanto el abdomen como los muslos del genio con pañuelos desechables y se dejó caer junto a él – eres exquisito – fue lo único que dijo antes de dormir.

 

Uruha lo observó varios minutos – te amo – dijo acariciando una de las mejillas del pelinegro, quien ya estaba en el mundo de los sueños.

 

-x-

 

Dos meses habían pasado de todo aquello, se podría decir que él y Uruha estaban juntos, y eso lo hacia feliz…….hasta cierto punto. No entendía porque, pero siempre que no estaba cerca del genio, no evitaba pensar en Ruki, aun sentía el dolor de su rechazo, aun lo amaba en secreto. No había podido olvidarlo, el rubio solo salía de su mente y de su corazón cuando Uruha estaba cerca, un fenómeno bastante raro. Sin embargo, en la universidad, donde el genio no estaba en ningún lado, vagaba como zombie, pensando en Ruki.

 

Caminaba rumbo a casa, siempre con esa sensación de culpa en su mente ¿Cómo podía estar con el genio, si aun pensaba en Ruki? Tampoco era que no lo quisiera de ninguna forma, le fascinaba el castaño, cada faceta extraña e inocente de él, incluso un poco de su misterioso aire; pues a pesar de que ya había pasado algo de tiempo, aun no sabía mucho de él.

 

Desde el momento en que habían pasado la noche juntos, Uruha se notaba mas feliz, sonreía todo el tiempo, no tenía esa mirada de hastío que lucia en un principio, algo había cambiado en él. Y Aoi estaba seguro que no era amor, pues el castaño desde la mañana siguiente, juraba por todos los medios que amaba al pelinegro, algo imposible si se conocían tan poco. Quería amar al genio, pero Ruki no lo dejaba, por aquello, se convencía que Uruha no lo amaba, no lo soportaría.

 

Por otro lado, los días eran de todo menos aburridos, Uruha siempre tenía preparada alguna sorpresa para Aoi, ya había perdido la cuenta de en cuantas lugares había estado, desde tomar café en Francia una tarde de sábado, hasta un partido de futbol en Inglaterra, y en la noche ya estaban de regreso en Japón. Sin duda que Uruha fuera un genio, era lo mejor que le había pasado en la vida.

 

-Aoi – lo llamó Kai desde lejos. El pelinegro se giró levemente y sintió los brazos de Reita rodearle los hombros - ¿vas a casa? – le preguntó.

 

-si, pero no pueden venir – frunció el seño. Desde que habían conocido un poco mas a Uruha, Kai y Reita se la pasaban en su departamento; pues el genio se desvivía en atenciones, hacía la cena, desayuno y comida, cuando los otros tenían el descaro de quedarse todo el fin de semana. Uruha conseguía, pases para el cine, para la feria y para lugares interesantes, alegando que era parte de su trabajo. Resultado: dos parásitos.  Mas de una vez habían llegado sin aviso, interrumpiéndolos en actividades un poco pervertidas.

 

-¿porque? – Preguntó Reita haciendo como quien no quiere la cosa - ¿Qué le vas a hacer a Uru-chan? – su mirada daba a entender a lo que se refería.

-nada – contestó alarmado - ¿Por qué asumes que le hago algo? – se sentía invadido, desde una vez que Uruha le pidió consejos a la pareja en cuestiones referentes al sexo. Tuvo que escuchar un sermón de Kai acerca de porque le robaba la inocencia al pobre castaño.

 

-lleva tres días con esas marcas en el cuello – lo regañó Kai – comienzo a creer que eres un salvaje – puso cara de enfado…..creo.

 

-no voy a discutir eso – suspiró Aoi – ahora si me disculpan – iba a caminar pero Ruki pasó frente a él, saludándolo alegremente con la mano. Maldito el día en que le había dicho al rubio que podían seguir siendo amigos, aquello no ayudaba a olvidarlo.

 

Reita lo volvió a abrazar – maldito cínico, te juro que si lastimas a Uru-chan yo mismo te rompo la cara – advirtió en un tono amigable.

 

-no lo puedo evitar – admitió avergonzado – yo quiero mucho a Uruha, pero no puedo olvidar a Ruki – dijo desanimado.

 

-pues inténtalo, porque Uruha te adora y no quiero verlo lastimado – esta vez habló Kai.

 

-x-

 

Dormía profundamente, Aoi lo había dejado agotado la noche anterior, de verdad que ese hermoso pelinegro no se saciaba nunca. No se quejaba, le encantaba, todo aquello que Aoi y él hacían le acababa encantando, aun si al principio no estaba muy seguro. Y no solo era eso, amaba a su pelinegro, aun si había sido por arte de magia, estaba convencido que al final lo hubiera terminado amando de todas formas.

 

-Uruha – le habló una voz dentro de sus sueños.

 

El genio alzó la vista, seguía dormido, pero sabía que no estaba soñando. Se estaban comunicando con él – abuelo, hace años que no te veía – saludó alegremente.

 

-¿Qué haces? – preguntó enfadado.

 

Uruha no pareció entender – lo que me condenaron a hacer, eso hago – respondió ahora un poco molesto.

 

-te entregaste a ese humano, ¿entiendes las consecuencias?

 

El genio chasqueó la lengua – Aoi me ama – dijo con seguridad.

 

-es mortal Uruha, ¿Qué acaso no comprendes el significado de eternidad? el humano morirá y tu lo seguirás amando – suspiró – no quiero que sufras mas – ablandó la voz.

 

-eso lo hubieras pensado cuando me condenaron y tu no me defendiste – se cruzó de brazos, no estaba listo para tener esta conversación.

 

-Uruha…si ese hombre no te ama, no lo volverás a ver y  seguirás con ese sentimiento. Amar a alguien puede ser maravilloso, pero también puede ser una maldición – explicó.

 

-y ¿si resulta que me ama? – decidió no hacer mas comentarios acerca de la maldición que ya llevaba a cuestas.

 

-cuando el momento llegue, entonces tendrás lo que siempre quisiste

 

-libertad………

 

-x-

 

Eran las seis de la mañana del viernes, Uruha estaba en la cocina preparando el desayuno de Aoi,  últimamente, le gustaba hacerlo con sus propias manos y el resultado, por increíble que sonara, era realmente bueno. Canturreaba una cancioncita que había escuchado en el aparato al que ahora era adicto. ¿Cómo se llamaba? Televisión.

 

Sintió unas manos rodearle la cintura y voltearlo – amo, es muy temprano – dijo suspirando al sentir los besos de Aoi en su cuello.

 

-desperté con ganas – dijo lentamente. Subió a Uruha a la barra de la cocina quedando entre sus piernas.

 

-no puedes, si empezamos, llegaras tarde a la universidad….mhhhh – se olvidó de su argumento cuando Aoi presionó uno de sus pezones.

 

El pelinegro se separó – bueno, entonces solo pon tu boquita aquí – acarició sus labios seguido de su entrepierna – para que me pueda ir en paz y en la tarde que regrese te atendemos a ti – dijo con lascivia.

 

Uruha se bajó de la barra – el amo es malo – hizo un puchero mientras se hincaba, solo estaba jugando. El genio iba a bajarle el boxer, la única prenda que llevaba puesta, cuando el timbre del departamento sonó.

 

-que la puta madre – maldijo Aoi molestó encaminándose a la puerta – te juro que si son ese par de lunáticos, yo mismo los mato – abrió la puerta con rudeza, lo que encontró jamás se lo esperó – Ruki….

Notas finales:

listop.....¿que creen q pase? ¿quieren q dure mas? ¿aoi reaccionara? ¿que hace ahi ruki? D: si me dejan review les doy una galleta XD


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