10. Cada uno con sus propios intereses.
No podía negar que todo el tiempo que llevaba en la hacienda había sido una aventura tras otra. Le gustaba, no podía negarlo, en especial la que compartía con su pelinegro favorito, pero él no estaba acostumbrado a tanto ajetreo. Claro que eso, sus amigos se lo pasaban por el forro del pantalón, y se podría decir que casi le arrastraron a estar más activo en una semana que en toda su vida, alegando que entre unas cosas y otras habían perdido casi un mes vacaciones y debían aprovechar el resto. Debido a ello, los días precedentes a las fiestas de la ciudad, “Les Fogueres” según le dijo Sergio, habían pasado en un suspiro a su parecer. Sin embargo todo aquel ajetreo le había servido también para crear una amistad más profunda con todos, y en especial con el narizotas, que por casualidades de la vida ahora era una especie de confidente. Claro que al revés tampoco se quedaba corto, menudo era Usopp, y parecía tonto cuando lo compraron.
Por fin había llegado el día de la plantà, les Fogueres ya se asentaban en las calles, y els racons y las barracas ultimaban sus últimos preparativos para el desfile del Ninot, después del cual comenzaría los que serían los cuatro días más animados y marchosos del año.
Zoro se había alejado del ajetreo típico de la hora del café de después del culebrón de media tarde, (N/A sip, extrañamente todos se han enganchado a un culebrón al royo Yo soy Bea xDD) refugiándose en la parte trasera de la casa a la sombra de los árboles, tumbado en la hamaca recientemente instalada a capricho suyo, antes de tener que prepararse para bajar a la ciudad. Se estaba tan bien, tan relajado… Esos momentos de paz y tranquilidad que tanto costaba encontrar en aquella casa eran su forma de desconectar de todo, de abstraerse del mundo real por unas horas. Pero no siempre podía tener la suerte de su parte y este día en particular carecía de toda fortuna.
- Hola Zoro-le dijo la alegre voz de Nami. Él agitó levemente la cabeza en forma de contestación, volviendo a cerrar los ojos en pos de relajarse-. ¿Te importa que te acompañe?- el peliverde se encogió de hombros en señal de “tú misma”, tras lo cual la chica se acopló sobre el césped a su lado.-
Se quedaron en la misma posición unos pocos minutos, el chico perdido entre los primeros atisbos de la siesta, aunque fueran cerca de las seis, y Nami intentando animarse a comenzar con el plan que le explicó su hermano…
**Flashback**
Estaban en Terra Aventura, subidos al “Laberinto de Ulises”, ella se había acercado a Sanji para escuchar mejor lo que quería decirle.
- Nami-san… ¿tú has estado enamorada alguna vez de alguien?- quizá ese no era el mejor concepto para describir lo que le pasaba a él con el peliverde, pero sí que englobaba los aspectos generales. Al gesto afirmativo de la chica prosiguió-: Entonces sabrás más o menos lo que se siente. Necesito que te hagas la nueva mejor amiga del marimo y lo averigües todo de él, y si de paso consigues que Zoro y su novia rompan, mejor – la pelinaranja se quedó impactada por la noticia, pues no conocía ese dato- Así cuando mi marimillo esté roto y destrozado por dentro yo seré el hombro en el que podrá llorar- juntó sus manos a la altura del pecho comenzando a hacer movimientos extraños- Y de ese modo verá en mí a la nueva pieza de su puzle, ains… será perfecto…
Nami se quedó mirando a su hermano como si estuviera chalado y acabara de proponerle la cosa más imposible del planeta, ¡pero sino había más que ver la desconfianza con la que la trataba! ¿Cómo demonios iba a conseguir eso?... aunque pensándolo fríamente quizá conseguía sacar provecho, e incluso puede que fuera hasta divertido.
- Sanji-kun, ¿sabes que hay un precioso Spa con una oferta buenísima para pasar una semana a todos los gastos pagados? Me haría una ilusión ir...
El rubio la contempló con una gotita resbalando por su cabeza. Pues sí que le iba a salir caro el plan.
**Fin Flashback**
“Venga, tú puedes Nami, pero a ver qué le digo yo a éste…”
- Mmm..., Zoro, ¿tú tienes la misma edad que mi hermano, no?-el chico asintió sin molestarse en mirarla- ¿Qué vas a estudiar?
- No lo he decidido todavía.- fue su escueta respuesta, era evidente que no le apetecía charlar-
La pelinaranja vio que por ese camino no iba a sacar nada en claro, así que optó por otra vía.
- ¿Cuáles son tus aficiones?
- Bueno, siempre me ha gustado el kendo, aunque sin duda lo que más me gusta es la siesta de después de comer- dijo enfatizando claramente las últimas palabras con la intención de que la chica pillara la indirecta y se largara-
Como siguiera así lo iba a perder definitivamente y entonces sí que no conseguiría nada, había que ir directo al grano.
- ¿Qué tal vas con tu pareja?
- Oh! Muy bien yo y Mi-mi pareja vamos bien- soltó con una risilla nerviosa. Qué susto, casi se le había escapado un “Mihawk”- ¿Cómo sabes tú eso? Es más, ¿a qué vienen tantas preguntas?
- Sanji me lo contó- “sabía que era una maruja” se dijo el peliverde-, y no vienen a nada, simple curiosidad, hasta luego- se despidió con la mano-
Zoro la vio alejarse, enarcando una ceja, confuso y desconfiado. Desde luego nunca iba a comprender a esa chica. Luego volvió a su cómodo sueño, donde un visitante inesperado lo hizo mucho más agradable…
Horas más tarde todos habían acabado de vestirse. Como era la primera vez que la mayoría iban a contemplar un espectáculo como ése (N/A creo que se me olvidó decirlo antes, pero la casa en la que se encuentran es de Crocodile y de Usopp ^^’’, por lo que ellos ya se saben lo que pasa en las fiestas, siento las molestias) querían escoger unos buenos sitios para tener una perspectiva perfecta dels festers, que pasarían disfrazados de mil cosas diferentes en referencia a sus fogueres els racons y libre las barracas. Los niños se habían puesto delante para controlar mejor lo que ocurriera, esparciéndose a lo largo de la vaya de contención, y los mayores a sus lados, pendientes del espectáculo pero cada cual a su bola, excepto Mihawk, que disimuladamente acabó colocándose pegado a Zoro pasando un brazo por sus hombros. Se miraron cómplices unos segundos, entre tanta gente podían actuar normal que no aparentarían nada.
Los primeros participantes del desfile del Ninot no tardaron en hacer su aparición. Se trataba de una barraca pequeña, con apenas una veintena de participantes y curiosamente ¡todos iban disfrazados de borregos! Bajo el nombre de “Finca Els Valents”.
- Mira, ahí es donde debe salir Sergio- dijo alegre el peliverde tratando de diferenciar a su médico entre tanto animal-
Por más que les observaba seguían pareciéndole todos iguales, con sus cuerpos de lana, que debían darles un calor extremo estando en julio, y brazos y piernas blancos al igual que la cara, exceptuando a una ovejita en concreto algo más pequeña que el resto, por lo que supuso que se trataría de una chica, que iba de negro y la cara maquillada como si fuera Merry. Cuando pasaron justo por delante de ellos uno de los borregos se les acercó.
- ¿Qué tal chaval, pasando bien el verano?- durante unos segundos el peliverde se quedó en blanco hasta que ató cabos, era la voz de Sergio-
- Todo genial. Jope tío, no te había reconocido, ¿no tienes calor?
- La verdad es que me estoy asando, pero vale la pena por pasar un rato divertido. Oye, ¿os pasaréis después por la barraca?
Zoro miró a su padre esperando una aprobación, cuando éste le respondió afirmativamente se apresuró a contestar.
- Claro que sí, ¿habrá buena música, no?- en ese momento se le había antojado la tonta idea de un Mihawk bailando; debía ser todo un espectáculo digno de ver.
- No lo dudes. Ah! Esperad. ¡Miri, ven!- llamó, siendo la chica de negro la que se apresuró a venir- Mira, este es el chico del que te hablé, Zoro, y él su padre, Dracule Mihawk.
- Encantada de conocerte, Zoro-kun, señor Dracule,-dijo alegre la chica dándoles dos besos tratando de no mancharlos de maquillaje-yo también estudio medicina y Sergio me contó todo lo de tu accidente…- el doctor le tocó el hombro para que callara, una vez empezaba a hablar no había quien la parara- Jeje… perdón. Tomad, son tickets de libre consumición, así podréis tomar todo lo que queráis. Es mejor que repartir caramelos.
- Caramelos, ¿dónde?- saltó Luffy colocándose al lado del peliverde. Había sido oír la palaba y acudir disparado-
- Jajaja… que gracioso, toma que también tengo- dijo la chica sacando unos cuantos de su bolso, igualmente de lana y un mini broche oveja en la tapa. Depositó el puñado de dulces en las manos del chico- Bueno, adiós, que se me escapa el rebaño.- se despidió con la misma alegría con la que se presentó-
- En fin nos vemos luego, chao- tras lo cual, Sergio también se marchó con el resto-
Luffy se pasó el resto del desfile saboreando los caramelos que la chica le había dado y los demás disfrutando de las presentaciones que faltaban. Era curioso, bonito y tronchante al mismo tiempo ver los trajes que llevaban. Había los típicos que se lo curraban a tope, como un grupo bien numeroso de contrabandistas e indios u otros que iban de dioses de la mitología griega. Hasta algunos que adoptaron el papel de John Travolta y Olivia Newton Johns en Grease o unos travestis raros que intentaban ser sevillanas. Al rato de finalizar el desfile, hicieron un pequeño tour por las fallas que les pillaban más próximas. Ver esos monumentos tan grandes erguirse en medio de las calles asombraba hasta al más escéptico. Altas como torres alcanzaban la misma altura que los edificios adyacentes. Bellas esculturas echas de ilusión, nacidas de las manos dels Mestres foguerers que terminarían quemándose el domingo. Ciertamente un trágico destino para aquellos monumentos, pero un magnífico espectáculo para els festers.
Se daba a conocer otra preciosa mañana entre aquellas mágicas colinas vinícolas, el trino de los pájaros volaba a través del aire, colándose en los dormitorios ajenos, despertando a sus huéspedes.
Notaba un peso extra sobre su pecho y no lo reconocía, además de un terrible dolor de cabeza acompañado de incómodos pinchazos. Alzó el brazo, tanteando a ciegas qué podría ser lo que tenía encima. Textura suave y tersa, tacto cálido y electrizante. Un segundo… todo aquello le sonaba. Abrió uno de sus azabaches ojos encontrándose con la escena más sofocante que pudiera descubrir cualquiera nada más despertar. Y por si fuera poco el cuerpo de su acompañante totalmente sobre el suyo le tenía inmovilizado. Pronto todo él se transformó en el más intenso de los burdeos, colorado hasta más no poder. ¡¡¿Qué es lo que había pasado la noche anterior?!!