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Por una apuesta terminé siendo tu hijo por Choped

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Notas del capitulo:

Siento la tardanza ^^'' . Estuve dándole muchas vueltas al capítulo pero al final quedó así :D

7.  Demasiado bonito para ser verdad.

 

 

 

(N/A: Entre tanto ajetreo y accidentes, para los que no lleven la cuenta, ya se encontraban a principios de julio.)

 

     Lo bueno de que no pudiera hacer esfuerzos era que nadie le interrumpía sus sagradas siestas ni le recriminaban el pasarse todo el día tumbado a la sombra de los árboles disfrutando de los estivales rayos solares. Se podría decir que para Zoro esa semana y media de transición había sido como unas pequeñas vacaciones separadas de los agitados días que se vivían en la casa, sobre todo con Luffy rondando por ahí. Eso sin contar con los cuidados de su querido padre y “sus horas de la medicina”, durante las cuales el pelinegro cada vez ingeniaba una forma más eficaz para que su hijo no se rehusara de tomarla. Además, dormir con Mihawk se había convertido en toda una odisea para sus sentidos, una carrera  contra sus hormonas, ellas deseaban atacar, sin embargo él quería pero no podía dar el paso, no se encontraba preparado. Y tenerle ahí, justo al lado, no ayudaba nada a su estado, respirar su aroma, estirar la mano y tocar su piel, dormir entre sus brazos… ¡Demasiadas tentaciones para un chico de dieciocho años!

 

 

 

      Era considerablemente tarde, esa noche habían salido todos a  cenar fuera, se les había ido el santo al cielo, para cuando volvieron eran las tantas y cada familia se retiró a sus respectivos dormitorios, al día siguiente ya tendrían otra vez fiesta. Zoro y su padre no fueron la excepción y nada más pasar el umbral de la puerta el mayor le sujeto por los hombros acorralándolo con firmeza aunque cierta suavidad en sus movimientos contra la puerta ya cerrada. El peliverde alucinado sólo atinaba a observar atónito los actos del otro. Mihawk paseaba su mano desde el rostro hasta la cadera de Zoro con endemoniadamente lentas caricias haciendo que la mente racional del pequeño volara a algún planeta lejano y se dejara hacer mientras leves jadeos escapaban de su boca, no podía negar que le encantara aquello. Se detuvo un momento para mirar a los azabaches ojos del menor que se encontraban entrecerrados por la excitación pero sin querer perder detalle de lo que sucedía y sin pensárselo dos veces apresó sus labios como tantas otras veces había hecho. Esta vez sin las dobles intenciones por su salud, sólo demostrando el profundo amor que le profesaba. Su compañero no tardó en corresponder.

 

-         Mi-Mihawk –tartamudeó malamente- ahora no me toca la pastilla…

 

-         Ya lo sé –dijo aupando y apresándolo entre sus brazos-

 

-         Entonces, ¿por qu…?

 

Le calló con un nuevo beso antes de que acabara de formular la pregunta a la vez que avanzaba decidido hacia la cama. Recostándole teniendo cuidado de no aplastarlo con su propio peso iba retirando la ahora molesta camisa que le había obligado horas antes a ponerse, dejando un camino de húmedos besos en todo su recorrido hasta llegar a la altura del oído para susurrar:

 

-         Porque llevo mucho tiempo deseándolo, Zoro.

 

Una descarga eléctrica recorrió su sistema nervioso, hasta la última célula de su cuerpo se sofocó con la última frase del mayor hasta el punto de no poder diferenciar entre el propio burdeos y él. Se habían oído tan condenadamente sensuales y sexys esas palabras saliendo de él que... vamos, a quien quería engañar, ¿quién hubiera podido resistirse? Terminó de retirar la prenda por su cuenta dejando vía libre a que hiciese con él lo que le viniera en gana, a esas alturas de todas formas tampoco habría podido detenerse a sí mismo, así que ¿por qué no disfrutar si ambos lo deseaban?

 

     Teniendo carta blanca concedida, Mihawk continuó explorando el cuerpo que tenía debajo, sus manos no paraban quietas recorriendo cada milímetro y descubriendo alguno nuevo. Desde luego tenía una anatomía propia de los modelos de pasarela, musculada y bien trabajada sin pasarse; la piel de un ligero tono tostado por las largas tardes que se pasaba echando la siesta en el jardín, ahora teñida de carmín en las mejillas; y la reciente cicatriz, ya curada, que cruzaba su pecho, en vez de restarle atractivo le sumaba un aire más masculino y maduro. Un perfecto bombón que ahora él iba a probar…

 

    La escena paró en seco, un agitado peliverde se incorporaba de la cama exaltado por la visión que acababa de tener, un magnífico sueño que tuvo su fin en el momento más inoportuno, él y el mayor iban a… ¡y a él se le ocurre despertarse! Se llevó una mano a la cara, derrotado.

 

-         Demasiado bonito para ser verdad.- se lamentaba-

 

Aquella imagen no hacía más que acrecentar sus inquietudes sumando puntos a una tentación que no podía evitar. Definitivamente amaba a su padre y ardía en deseos de llegar un paso más allá en su relación.  Miró a los lados pero Mihawk no estaba, ya debería haberse levantado. Suspiró. Mejor así, ¿cómo iba a explicarle el problemilla que ahora tenía entre las piernas si le veía en ese estado?

 

    Después de encargarse del problemilla y darse una ducha bien fría para despejarse bajó a desayunar, demasiado pronto para su gusto pese a ser las once y media pasadas. Una vez bajo, se sorprendió de no encontrar a ninguno de los mayores en casa excepto a la madre de Sanji que le sirvió tan amable como siempre su desayuno.

 

-         Yuu, ¿sabes dónde está mi padre? Tengo cita a la una en el médico.- Sólo de mencionarle ya le vinieron imágenes del sueño, poniéndose colorado por recordarlas. Debía evitar aquello, tenía que centrarse en otra cosa… “¡Anda una mosca!”. -

 

Había pasado el tiempo justo que le dijo Sergio debía esperar para que le quitaran los puntos. La herida estaba totalmente cerrada. Ésta había cicatrizado rápido y muy bien. Así que tocaba acudir al hospital.

 

-         Pues hace poco que lo he mandado (quien dice mandar, dice amenazar de muerte para que fueran) junto con los demás a que hagan la compra, a ver si hacen algo útil.

 

“¿Y ahora quien me lleva a mí?” pensó el peliverde. Yuu al ver que se había quedado callado comprendió a qué se debía.

 

-         Zoro, tú tienes carnet, ¿no?- el chico asintió- pues entonces llévate el coche y ve tú solo.

 

-         No es que no le tuviera ganas ni que Mihawk no le hubiera dado permiso pero…-Yo no puedo coger su coche ¿y si rompo algo?…además, si ya me pierdo en esta casa ¡imagínate en una ciudad que no conozco!

 

-         Quita, quita, que vas a romper tu nada, anda tira, que sí que puedes, y no te preocupes, que ya te consigo yo un guía –desapareció momentáneamente para volver con el rubio agarrado por el brazo, en mal momento le dio a Sanji por querer dar una vuelta- Ala, ¿ves? Ya no te perderás. Venga, iros o llegaréis tarde -dijo empujando a los dos chicos fuera de la casa y cerrando la puerta a su paso.

 

Una vez fuera, ambos se miraron sin saber muy bien cómo habían llegado a esa situación, uno más feliz que el otro por el rato que les iba a tocar pasar juntos, pero sin lugar a dudas con un pensamiento común “La confianza da asco”. Y ya que no les quedó más remedio, subieron al coche a regañadientes y enfilaron rumbo al hospital.

 

     Llevaban como media hora de camino dando vueltas y más vueltas por el barrio antiguo de aquella laberíntica ciudad de calles viejas, estrechas y empedradas. Se suponía que su destino se encontraba a la salida de éste, justo cuando empezaba la zona más nueva. Por más que el rubio se esforzara en indicarle el camino correcto, Zoro siempre cogía el contrario, bien por accidente o porque no soportaba tener que seguir las órdenes de su amigo. ¿Para qué demonios le había llevado si no iba seguir sus indicaciones? Pensaba Sanji. Además todo estaba lleno de semáforos que no se explicaban cómo pero siempre los pillaban en rojo. Ahora se encontraban parados en uno.

 

-         ¡¡Marimo estúpido, te he dicho mil veces que es por la derecha!! –le gritaba exasperado el rubio-

 

-         Pero si he ido por la derecha.-se defendió Zoro-

 

-         ¡Por la otra derecha! De verdad que me crispas los nervios- se llevó una mano a la sien masajeándola como si de esta forma pudiera liberar el estrés que le acusaba-

 

-         Tsk,- gruñó molesto- pues no haber venido ceja de caracol…

 

Sanji ya iba a contestarle otra de sus burradas que haría estallar otra de las numerosas peleas que llevaban desde que se subieron al coche cuando un grupito de chicas jóvenes, bastante bien agraciadas, vestidas de forma provocativa y haciendo gala de sus atributos femeninos se les acercaron.

 

-         Hola chicos, que llamativo ver a dos chicos jóvenes conducir este deportivo descapotable… ¿Qué tal si nos dais una vuelta? –les propuso coqueta una de las chicas-

 

-         ¡Por supuesto que sí bellas damas!- saltó enseguida Sanji ofreciéndoles pasar-

 

-         Ni hablar, no hay hueco y encima tenemos cosas que hacer –dijo Zoro cortante y mirando con odio a las jovencitas-

 

-         Me parece que tu novio se ha puesto celoso… jijiji- rieron todas-

 

-         ¿¡QUEEEEEEÉ?!- gritaron ambos a la vez-

 

-         Yo con este ni muerto-sentenció el peliverde- además yo ya…

 

-         ¿? – todos los presentes le miraron expectantes e intrigados-

 

-         …Esto… nada, ¡que llegamos tarde!

 

Y apretó el acelerador cogiendo la velocidad extrema que le permitía la carretera escapando del grupito de arpías en cuanto se puso verde. Uff… casi se le había escapado, no podía volver a tener ese descuido, parte de lo que el noviazgo con Mihawk implicaba era que nadie más, al menos dentro de esa casa, supiera de su relación y más si ese alguien que se enterara fuera Sanji, ¡menuda maruja estaba hecho!  Por suerte al doblar la esquina ya se encontraban en el parquin del hospital.

 

    Pasaron a la enfermería 3, como les indicaron en el mostrador, donde su médico vendría enseguida para atenderles. Por supuesto el rubio se había negado a quedarse en la sala de espera y se le acopló. Sergio no tardó en aparecer y le realizó la revisión pertinente quitándole los puntos, terminando por razonar que se encontraba en perfecto estado y ya no tendría que tomar la medicación. “Jo, mis pastillas no…” pensaba el pobre Zoro, sin ellas se quedaría sin los mimos de su querido pelinegro ¿y qué haría entonces?

 

-         Qué suerte has tenido de recuperarte justo a tiempo para las fiestas de la ciudad, seguro que dos jovencitos como vosotros disfrutarían muchísimo de ellas.

 

-         ¿Qué fiestas?- preguntó Sanji que no había perdido detalle durante todo el tiempo-

 

-         Pues cuales van a ser ¡Les Fogueres! Se celebran la semana que viene, de jueves a domingo, si queréis podéis pasaros por mi barraca, se llama Els Valents.

 

 

 

Había ido al supermercado por mandato de la sargento coronel de la casa. Por fuera podría aparentar ser una dulce y amable ama de casa pero por dentro tenía a un pequeño demonio que disfrutaba a lo loco manipulando a los hombres para conseguir lo que quería, no se extrañaba de que los hijos le hubieran salido así: uno loco, mujeriego y más salido que el canto de una mesa y la otra su viva imagen reflejada con algunos años menos. Y para colmo le habían encasquetado a las dos lapas con patas (léase Shanks y Doflamingo xD) y a un tercero que pasaba de todo excepto de asegurarse de comprar su gomina para el pelo.

 

    Mihawk, en un despiste del resto de la tropa, hizo un cambio rápido de pasillos emulando a un piloto de F1 mientras empujaba el carrito, quedando bien lejos de la vista de los otros. Si tenía que comprar lo haría a su manera y tranquilito. Justo al doblar un recodo se encontró con un montón de estantes llenos de distintos productos de Coca-Cola y un cartel enorme que anunciaba un tipo de oferta que por la compra de cinco botellas regalaban entradas gratis para Terra Aventura*.

 

    Milagrosamente, y no gracias a la ayuda sus amigos que no tardaron nada en encontrarle de nuevo y pegársele para ya no moverse ni un centímetro de su lado, llegaron de nuevo a la hacienda cargados con un suministro de Coca-Colas para un regimiento entero (tenían que pillar entradas para todos) pero que en aquella casa no duraría ni una semana. Después de guardar la compra les dieron la noticia al resto de que habían conseguido los pases. Los niños fueron los que más se alegraron, sobretodo un Zoro que nunca antes había estado en un parque de atracciones y un emocionado chaval con sombrero de paja que saltó al grito a pleno pulmón de:

 

-         ¡¡Nos vamos a Terra Aventura!!

 

Notas finales:

Lo primero decir que Terra Aventura no existe. Es una mezcla de "Terra Mítica" y "Port Aventura". Y para quien no las conozca, Les Fogueres son unas fiestas típicas de la Comunidad Valenciana (España) donde vivo. Se hacen enormes monumentos de cartón piedra que luego se queman :).

   Y bueno, nada más que añadir salvo que espero que os guste ^^. Bye y Bss


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