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Coffee Break por Seiketo Nayset

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Notas del capitulo:

Punto de Vista: Taichi Yagami

Agradecimientos especiales a Drago-Takeru, por su review. Y gracias a los que leyeron sin dejar si huella. Aún así, estimo mucho que se interesen en leerlo.

 

La semana ha pasado muy rápida. Creo que hace mucho tiempo no tenía esta sensación en la mente y en el cuerpo. Voy al menos dos veces al día al café de Yama y de Take. Cuando pienso en ambos, me doy cuenta de su parecido. Ambos rubios, de cabellos casi dorados. Claro, el novio de Daisuke me ha permitido llamarle Take. Es un chico muy cariñoso y lleno de ternura.

 

Yama, en cambio, ha estado muy ocupado. La misma tarde en que decidí planificar el concierto para su banda se lo anunciaron. Estuvo muy contento, tanto incluso que me lo ha contado personalmente. Claro, he tratado de parecer sorprendido, porque no puedo revelar que fui yo el causante de eso. Takeru lo ha felicitado y juntos hemos celebrado con una champagne.

 

La ciudad estaba llena de anuncios y carteles sobre este evento. Nunca se había dado que tres buenas bandas tocaran juntas en un concierto en Tokio. Me he asegurado de poner grandes espectativas en ellos, especialmente en Yamato. Según Daisuke me ha informado, ha practicado todas la noches, incluso en sus ratos libres. En su Universidad lograron entender la situación de él y de sus compañeros, integrantes de la banda, por lo que les concedieron un permiso especial para ausentarse. Obviamente, me acerqué al director de dicha institución para darle mis agradecimientos y reconocimiento por dejar que sus alumnos pudieran ensayar. Tanto fue su asombro de verme, que comprometió recursos para comprar implementos y fomentar más el arte musical en su campus.

 

Quería que todo fuera perfecto, por lo que inmiscuí mi persona en muchos lugares. Dejé que Daisuke se hiciera cargo y buscara a alguien confiable que pudiera ayudarle con el trabajo que dejé pendiente. Nunca ha fallado en eso, y creo que tendré que darle unas vacaciones pagadas con Takeru a alguna parte del Caribe por todo lo que hace por mí.

 

- ¿Cómo va todo, Sora? - Me reuní en su salón de conferencias de la empresa textil y de diseño japonés que tiene. Estoy impresionado de como lleva su empresa esta mujer.

 

- Me he encargado de callar a la prensa amarillista, Taichi – Ella, al igual que Daisuke, me llama por mi nombre cuando estamos a solas – Daisuke te habrá dicho, supongo – Me comenta, y no se equivoca.

 

- Solo dime si es necesario hablar con alguien. No quiero saber como desprestigian a Daisuke – Digo, tratando de ocultar mis verdaderos motivos. Sora es casi tan cercana a mí como el mismo Dai, y no quisiera que ella supiera más de la cuenta, por el momento.

 

- Ve a esta televisora – Me entrega una tarjeta con una dirección escrita en el reservo. Lo que me sorprende es el apellido de la persona con quien debo hablar – Es el padre del vocalista de los Teenages Wolves – Hiroaki Ishida.

 

Me retiro del lugar algo silencioso y dubidativo. El padre de ambos los abandonó a su suerte hace algunos años y desde entonces, Yamato se hizo cargo de su hermano legalmente y hasta la fecha. Le entrego la tarjeta a mi chofer y le digo que me lleve inmediatamente. Revisó la dirección y me devolvió el papel. Tiene buena memoria y debe reconocer el edificio.

 

Durante todo el trayecto estuve pensando que iba a decirle a esa persona. Olvidé preguntarle a Sora con qué me iba a encontrar, pero sospeché que no sería nada bueno. Y no me equivoqué.

 

Cuando me adentré en el edificio, había un gran ajetreo por todos lados. Era increíble la cantidad de personas que corrían y gritaban en los pasillos y en lobby. En nada se parecía a la tranquilidad y seriedad que teníamos en mi edificio.

 

- Buenas Tardes – Saludo a la recepcionista – Soy Taichi Yagami, quisiera hablar con el señor Hiroaki ishida – La joven frente a mí parece confundida. Me pregunta si tenía cita y le digo que no – Sora Takenouchi se ha comunicado con él, soy el dueño de la productora T Entertainment – Sus ojos casi salían de sus órbitas. Esa chica era realmente expresiva. Parece muy simpática y me agrada la gente así.

 

Mi espera fue de escasos cinco minutos. La misma recepcionista me guió hasta el ascensor y me llevó hasta el piso 15, donde me encontraría con el padre de Yama. Estaba ansioso, trataba de calmarme tarareando la canción que silbaba Daisuke el día que me llevó al café.

 

- Esa es la canción favorita de los Teenages Wolves – Me dijo la chica. Era el single que Yamato había creado, se llamaba Butterfly, pero era una canción aún sin terminar, según me contaba Miyako. Su nombre era curioso, y su personalidad también.

 

Me despedí de ella y me adentré por los pasillos del piso. Llegué hasta la puerta con el nombre de Hiroaki y toqué en ella tres veces, con determinación. Cuando me abrió la puerta, pensé encontrarme con otro hombre. No era tan anciano, pero sí se le notaba demacrado por un exceso de trabajo. Me invitó a entrar a su pequeña oficina y me ofreció asiento. Sentí un fuerte aroma a tabaco, además de ver montones de papeles por todo el lugar.

 

- Disculpe el desorden, nunca pensé que vendría tan pronto – Su disculpa fue muy, como decirlo, patética, pero asentí sin problemas - ¿Qué necesita de nosotros, señor Yagami? - Se sentó en su silla de cuero mientras encendía un cigarrillo. Me ofreció uno y lo rechacé cortésmente.

 

- Mi socia Sora me ha enviado a hablar con usted, supongo que respecto al concierto que nuestra productora organiza – Le expliqué - ¿Sucede algo con alguna de nuestras bandas, señor Ishida? - Traté de ser lo más cordial que pude.

 

- Señor Yagami – Dió una calada a su vicio y la expulsó hacia el techo – Somos la única televisora que no ha aceptado su presión mediática para tapar los escándalos de los Teenages Wolves – Si de eso se trata, creo ser mucho más efectivo que el nombre de mi firma y de mis empresas – Debe entender que la homosexualidad del hermano del fundador de la banda es algo que vende mucho – Sonrió, mientras seguía fumando.

 

- No me hable en código, señor Ishida – Contesté con una voz cargada de veneno que incluso a mí me sorprendió – Sé que Yamato y Takeru son sus hijos, y a usted le preocupa más vender la privacidad de su propia sangre que intentar educar con ella – Mi paciencia es muy amplia, pero por algún extraño motivo no quería ver esa expresión de triunfo en su horrible cara – Además, el novio de Takeru es mi asistente personal, por lo que no podría permitir que le haga daño a mis socios y a mis empresas, usted comprenderá – Sentí curvar mis labios cuando la sonrisa de ese sujeto salió de su cara.

 

- ¿Quiere amenazarme, Yagami? - Su formalidad se fue a la alcantarilla. Yo no perderé nunca la educación.

 

- Le recuerdo que puedo hacer caducar muchos contratos de anuncios publicitarios en su televisora. Varias empresas, por no decir todas, son mías o de mis más grandes socios, los cuales pagamos una buena cantidad de dinero por su espacio televisivo – Me paro de la silla donde estaba, para afirmar mis manos sobre el escritorio y acercarme a él – También puedo comprar este lugar, donde trabaja, y hacerlo surgir más de lo que usted puede hacerlo, señor Ishida. Retire y retráctese de cada palabra, imagen o audio que haya publicado contra los Teenages Wolves si quiere conservar su empleo, cualquier ascenso o siquiera un traslado a otro lugar de Japón en cualquier otro rubro – Entrecierro mis ojos y me doy la vuelta para retirarme, no sin antes mirarlo por última vez.

 

- Esto no se quedará así, Yagami – Me dice, con una cargada mala intención en su voz.

 

- Me llevo a Miyako a mi empresa, búsquese otra recepcionista, ella es demasiada persona para esta mediocre televisora – Abrí la puerta y antes de salir – Y salga del país antes de terminar el día – Termino amenazándole – Y no vuelva, jamás – Y cierro.

 

Ese horrible olor a tabaco lo tendré impregnado por algunas horas. Llego al ascensor que me llevará al vestíbulo, donde de seguro mi chofer estará esperándome. Al llegar, me acerco a Miyako, la que nuevamente estaba muy atareada.

 

- Miyako – Le llamo, captando su atención – Quedas contratada en mi empresa, te espero mañana para que empieces, acá está mi tarjeta – Sacó una del bolsillo interior del saco de mi traje y se la entrego, ella parece no reaccionar – Cuento contigo – Sonrío.

 

Me acerco a Gustav, mi chofer, quien me pregunta a donde iremos. Le pido que me lleve a mi apartamento, necesito una ducha y sacarme este traje que apesta. Es increíble como unos minutos dentro de un lugar reducido puede impregnar el olor a tabaco de ese hombre. Espero mi cabello no apeste luego de lavármelo.

 

Ese día fue quizás el más pesado de la semana. Una vez volví a mi oficina, llamé a recursos humanos para que le buscaran un trabajo adecuado a Miyako, la recepcionista de la televisora Fuji. Estoy seguro que ellos poseen más de algún currículo de ella y algo encontrarán para darle. Me aseguré de decirles que la quería bien ponderada.

 

No recuerdo cuando fue que recibí el reporte de que Hiroaki Ishida había abandonado el país, con todos sus ahorros y dejando una vacante en su televisora. Suerte que abordó un vuelo de la aerolínea enemiga nuestra, o de seguro me encargo de hacer tener un pésimo viaje.

 

- Taichi, necesito que te hagas cargo de esto, eres el único que puede hacerlo – Daisuke estaba un tanto desesperado. No recordaba la última vez que lo vi con el cabello tan desordenado y con ojeras tremendas que parecía un oso panda. De seguro Takeru me regañaría si supiera que soy el jefe de su novio que no lo deja dormir.

 

- Claro, Dai, ahora mismo – Recibo la carpeta y lo invito a sentarse junto conmigo, para trabajar y ponerme al corriente de mis días de ausencia laboral parcial.

 

No quiero sentir que soy el culpable del ligero desplome de nuestras acciones. Apenas un tercio de punto porcentual. Daisuke sería un digno heredero de mi empresa, sabe guiarla muy bien, aunque en unos años más podría ser incluso mejor que yo.

 

En menos de 4 horas, al caer el atardecer, estaba todo terminado. Veo a Daisuke dormitando sobre mi escritorio, lo cual me conmueve. Debió ser muy duro llevar su trabajo y el mío durante la última semana. Ya mañana será el concierto y no quisiera que él se lo perdiera, por lo que lo despierto y le digo que nos vayamos a casa.

 

Llamé para que Gustav nos esperara abajo. Daisuke está muy cansado para manejar su automóvil y no me arriegaré a que sufra algún accidente, por lo que le digo a nuestro chofer que mañana pasara por nosotros dos para irnos a la oficina. Durante el trayecto, Dai volvió a dormirse, esta vez profundamente. Tuve que cargarlo en nupcias para meterlo en su casa. Sorpresa fue la mía al ver a Takeru en el sofá, bebiendo un refresco y viendo la televisión.

 

- ¿Me ayudas? - Le sonrío nervioso.

 

Dejó el refresco sobre la mesa y me guió hasta el dormitorio de ambos. Dejé a Daisuke sobre la cama y Takeru lo arropó para luego salir en silencio.

 

- Ni te imaginas la semana que ha tenido. Has sido muy duro al dejarle a cargo toda tu empresa, Taichi – Take me sorprendió con eso – No te preocupes, Daisuke no me dijo nada. Leo las revistas de economía – Me ofrece una bebida en lata, la cual acepto, y me siento en el sofá junto a él – Yama tampoco lo sabe – Lo observé mientras bebía un sorbo de su refresco – No sería un buen novio si no supiera en que trabaja mi pareja -

 

Takeru parecía un niño por fuera, pero un verdadero adulto por dentro. No supe cuándo comenzamos a hablar, pero yo mismo me encargué de contarle todo sobre mi empresa, mi fortuna y sobre mi conversación con su padre ese mismo medio día.

 

- Me alegra al menos que Miyako vaya a trabajar contigo – Me sonríe – Cuida mucho de Yama, ha sufrido mucho por culpa de nuestro padre -

 

- No lo hago sólo por Yamato – Le dije – Daisuke es mi mejor amigo, tú eres su novio y te respeto tanto como a él, sentí que era algo que debía hacer – Sentí como un gran peso sobre mí desaparecía. Contarle todo a Takeru fue realmente agradable. Pero no podía quedarme mucho tiempo, así que me despedí de él ya que Gustav me esperaba aún y él también tenía una familia que atender.

 

- Espero asistas mañana – Le digo a Take, que me responde con una sonrisa – Nos vemos allá entonces. Iré con Daisuke, así te podrás juntar con él – Me despido en la puerta y salgo, cerrándola tras mí.

 

Llego a mi vehículo y Gustav echa a andar, con rumbo a mi apartamento. Siento una gran soledad cuando pienso que llegaré a un lugar tan amplio sin nadie con quien hablar. Medito algunos segundos y le pido a Gustav me deje en el café cerca de la empresa. Quiero ver a Yamato, aunque no se si lo encuentre.

 

Llego al café y le digo a Gustav que puede irse, desde ahí yo me movilizaría en taxi si era necesario. Dudoso, se retira sin antes decirme que si lo necesitaba, lo llamara a su móvil sin dudarlo.

 

Entré en el café y busqué a Yamato por todos lados, hasta dar con él mientras atendía una mesa. Parecía necesitar ayuda urgente. Desde que le prometí decirle a mis conocidos que vinieran, tenía siempre gente hasta cerrar el local.

 

- ¿Quieres que te ayude, Yama? - Me acerqué sigiloso cuando iba hacia la cocina, abrazándole por la cintura sin ser muy atrevido. Me reconoció de inmediato.

 

- Taichi, no tengo idea a cuanta gente conoces, pero es a demasiada – Me respondió, lo que me obligó a soltarlo - ¿Podrás ayudarme a servir algunas mesas? -

 

- Claro, no soy tan torpe como parezco – Río, y me entusiasma la idea de volver a servir la mesa de algún local.

 

Todos empezamos trabajando de alguna manera, incluyéndome. No nací millonario, ni con lujos, pero mucho esfuerzo y años de trabajo, una buena intuición y un poco de suerte me dieron lo que tengo ahora. Yama me entregó una pechera de color azul, instintivo del café. Me saqué la chaqueta de mi traje, doblé los puños de mi camisa y me quité la corbata, desabrochando el botón superior para darme un aire más informal y de mesero, por qué no decirlo.

 

- ¿Qué desea servirse? - Pregunto en una mesa donde veo a uno de mis socios con su novia. Su rostro es de pura sorpresa, veo que mueve su boca como un pez – Como digas algo, te ahorco, así que pide y no comentes, lo hago por mi amigo que es dueño de este lugar – Le explico rápidamente. Me pide dos capuccinos y llevo la orden adentro.

 

Estuve cerca de dos horas haciendo el mismo proceso. Mucha gente me conocía, así que sabían muy bien cómo callarse cuando les explicaba rápidamente el motivo de que estuviera ahí, sirviendo café. Si no fuera porque conozco la confianza que nos tenemos, estaría perdido y con fotografías de mí por todos los periódicos locales, nacionales e internacionales.

 

- Yama, deberías contratar más gente para atender a tanta gente – Le digo ya muy cansado. No se de donde él saca energías para seguir. Por suerte, ya bajó la cortina y dio por cerrado el local. Sólo quedaban los clientes que terminaban sus conversaciones y órdenes, antes de pagarlas y retirarse, no sin antes darme una leve inclinación que Yama no notaba.

 

- Lo se, ya después del concierto tendré dinero para poder traspasarlo acá al negocio y contratar a alguien más que me ayude – Nos sentamos en una mesa, mientras los últimos clientes se retiraban – No sabes cuánto te lo agradezco, Tai – Me sonrió.

 

Casi hipnotizado vi esa curvatura en sus labios. No era la primera vez que me pasaba. Durante todos los días que estuve visitándolo me pasaba muy seguido. Sentía la extraña necesidad de probarlos, de besarlos y marcarlos como si fueran míos.

 

- ¿Has avisado que mañana tienes cerrado? - Le pregunté curioso, dado que era su concierto.

 

- Claro. Espero eso no ahuyente a la gente que tan amablemente me has enviado – Se ríe ligeramente. Parece feliz de poder tener el éxito que tiene en su pequeño negocio. Pero no es gracias a mí que se quedan, sino al servicio excelente y de buena calidad que les ofreces, Yama.

 

- No te preocupes, de seguro entenderán – Estiro mi mano y le caricio el cabello, como si fuera un niño pequeño. Costumbre que tengo con Daisuke, supongo. No me rechaza, solo me mira cuando termino con mi gesto. Sus zafiros parecen decirme algo, pero no se que quieren de mí.

 

Sin darme cuenta, Yamato se acerca y se sienta a mi lado. No estamos en sillas, como algunos lugares del café. Justo nos sentamos en unas especies de cubículos con asientos acolchados y de forma circular.

 

- Tienes los ojos color chocolate – Su comentario me ruboriza. No mucha gente me elogia el color de mis ojos, menos mirándome tan fijamente.

 

Sin darme cuenta pasa una de sus manos por mis ojos y me impide ver. Pero no me impide sentir sus labios sobre los míos. ¿En qué minuto he cerrado mis párpados? ¿En qué minuto le he abrazado por la cintura y él me ha pasado sus brazos por los costados de mi cabeza?

 

Me doy cuenta de todo eso cuando nos separamos. Puedo sentir su respiración en mi cara, su frente apoyada en la mía y ese rubor tan hipnotizante en sus mejillas. Quiere decirme algo, lo siento inseguro, pero lo vuelvo a besar. Esta vez quiero saborear su boca, juntar nuestras lenguas y explorar todo lo que esté a mi alcance.

 

- No solo tienes ojos color chocolate – Me dice cuando nos separamos – Tu boca sabe a chocolate – Me sonríe como me gusta, sin separarse mucho de mí.

 

- Vanilla Latte – Le digo yo, describiendo su sabor con un café. Vuelvo a besarlo y así estamos por lo que parecen minutos. Por suerte ya ninguno de mis socios está en el local, ni tampoco hay clientes que puedan vernos. Aún así, me separo de Yamato – Tenemos que cerrar el café -

 

Veo la inseguridad en sus ojos. No es capaz de decírmelo, pero puedo entenderlo con observarlo unos segundos.

 

- No me iré, quiero estar contigo – Vuelvo a besarlo, esta vez fugazmente – Vamos – Lo tomo de la mano y lo ayudo a ponerse de pie.

 

Ninguno de los dos habló mientras cerramos el café. En un momento en el que fue a la cocina, saco mi móvil y marco el número de un taxi que conozco. Le indico la dirección del local y cuelgo. No tardará más de cinco minutos, lo justo para terminar de ordenar.

 

Ya dejamos todo listo cuando Yama vuelve a acercarse a mí y me abraza por mi espalda, hundiendo su rostro en mi cuello. Siento su cálida respiración y noto como tiemblan sus manos. Las tomo junto con las mías para infundirle un poco de seguridad.

 

- Llamé a un taxi – Le digo. Se separó de mí y aproveché para girarme – Acompáñame a mi departamento, por favor – Ruego. No quiero que esto termine así ni tampoco quiero sentirme solo otra noche más.

 

- Te quiero, Taichi – Me susurras, pero logro oírte perfectamente. No sabes cuánto he esperado por esas palabras durante tanto tiempo.

 

- Yo también, Yamato – Tomo tu rostro para besarte nuevamente – También te quiero, Yama – Sonrío, sintiendo el rubor en mi rostro. Con tu ayuda me saco el delantal y tomo mi chaqueta.

 

Una vez afuera del recinto, cerramos la cortina de hierro y nos subimos al taxi que nos esperaba. El conductor ya conocía mi dirección, por lo que no fue necesario decirle dónde quería que nos llevara. Durante todo el trayecto, no solté tu mano. Tu tampoco querías soltarla. Cuando llegamos, bajamos del taxi y le dije al conductor que mañana hablara con Daisuke, ya que él se encargaba siempre de esos asuntos, siendo muy generoso.

 

Noté tu incertidumbre, pero no preguntaste. Supongo que tendré que explicarte todo, pero prefiero sea mañana, quiero disfrutar este momento contigo.

 

Subimos hasta mi más humilde departamento, el cual siempre estaba limpio e inmaculado. Incluso el refrigerador está siempre con alimentos y bebidas varias en su interior. Me encargo de que cada lugar donde soy propietario siempre esté abastecido por si alguna vez los usara o los entregaba a algún importante socio que viene de lejos.

 

Te sientas en el sofá cuando te invito y te ofrezco alguna bebida.

 

- Te quiero a tí – Me dices, y me arrastras al sofá, sobre tí, mientras nos besamos con cariño y pasión.

 

No olvidaré jamás esta noche, me juro a mí mismo. Aún está comenzando, y no quiero olvidarla.

 

- Te amo, Yama – Entre besos te declaro mi amor, y me respondes “Te amo, Tai”.

 

Notas finales:

Soy mi propio beta-reader. Si existen errores, házmelos saber con respeto y educación. Trato de no cometerlos, leyendo mi propia historia entre 3 a 4 veces antes de publicarla.

En el próximo capítulo terminaré los POV de Taichi, y en el cuarto daré espacio a Yamato. Luego, una pequeña historia de Daisuke y Takeru, con relación a este mismo mundo alternativo que les he ideado.


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