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El aroma del deseo por cutebeast64

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Notas del capitulo:

¡Kyaaaaaa! Estoy impactada por este capítulo. Voy a advertir, la mayor parte (cerca de un 80%) es KogaXInuyasha con lemon, sin embargo tiene algo de SesshumaruXInuyasha al final y obviamente incentivo para un tercer capítulo (¿porqué cada vez que voy a escribir un One-shot termino haciendo un three-shot? –si es que ese término existe en todo caso-) Bueno, ya basta de hablar, espero les guste, dedicado a todas las personitas que me dejaron review en esta historia ¡Los adoro!

Se detuvo un momento en su carrera para olfatear el aire, en busca de un olor particular que le pareció haber captado en su camino. El viento se movía de manera armoniosa, llevándole todos los olores posibles para que él decidiera cuales atender y cuales ignorar, y entre todos los olores encontró el rastro débil de “su mujer”, lo cual marcó una sonrisa entre sus labios


-          Koga-sama…- Exhalaron agotados los dos lobos que le seguían, deteniéndose para tomar un poco de aire- ¿Ya vamos a descansar?


-          ¿Descansar? ¿Acaso están cansados con tan poco camino recorrido? Así jamás encontraríamos a Naraku- Rezongó prepotente mientras giraba hacia el lugar del que provenía el olor- Vamos a cambiar un poco la ruta para visitar a Kagome


-          ¿Kagome-sama?-  Preguntaron los dos con una sonrisa en sus rostros, pensando en toda la deliciosa comida que la chica debía de llevar en su bolso y asintieron rápidamente, decididos a seguir a Koga, quien casi de inmediato salió corriendo en la dirección donde sentía el olor de Kagome


Y entre más se acercó, más sintió algo extraño en el aire. Era un olor que había sentido muy pocas veces en el pasado y del que siempre se había alejado; era un aura llena de deseo de sangre, quizás perteneciente a un poderoso demonio. La preocupación llenó su mente por unos instantes, mientras trataba de descifrar lo que aquel olor significaba ¿Acaso era algún amigo de ella? Obviamente no era ninguno de los debiluchos del grupo de Inuyasha. Y hablando de Inuyasha ¿Por qué no podía sentir su característico y asqueroso olor a hanyou de clase baja? ¿Acaso algún demonio habría secuestrado a la pelinegra? No, imposible… Si llegaba a ser eso, seguro que mataría a Inuyasha por incompetente.


Se adelantó un poco, llegando ante un río de olor fresco y saltando sobre alguna de las piedras resbaladizas que se alcanzaban a ver entre el río enfurecido, pasó al otro lado sin mayores problemas, encontrando cada vez más cerca el olor de Kagome, pero también el de ese otro demonio que le causaba tanta preocupación. Saltó entre los árboles, evitando resbalarse en las húmedas cortezas y después de unos minutos, logró llegar al lugar, cayendo sobre el demonio del que provenía aquel olor, tirándolo al suelo en un solo intento.


-          ¿Koga?- Kagome lucía sorprendida y ligeramente preocupada. Koga miró hacia abajo, al demonio que tirado en el suelo seguía desprendiendo esa aura amenazadora


-          ¿Inuyasha? ¡Qué decepción!- Dijo algo incómodo al encontrar la cabellera blanca y el traje rojo bajo sus pies, así que se bajó de él con mucho cuidado- Y yo preocupándome por nada…-


-          ¿Ah? ¡¿De qué hablas maldito lobo sarnoso?!- Gritó Inuyasha poniéndose en pie en un instante para amenazar a Koga como siempre que se encontraban


-          Ahí van otra vez- Murmuró Shippo negando con la cabeza


-          Vamos, chicos no tienen que pelear- Insistió Kagome tratando de separarlos con una sonrisa fingida- Y Koga ¿Porqué estabas preocupado?


-          Bueno, porque el perro mugroso aquí presente tiene el olor de un demonio poderoso todo por encima. Creí que era alguien peligroso- Dijo Koga con total sinceridad mientras se adelantaba hacia Kagome y sujetándole las manos, le plantaba un beso en ellas- Que suerte que no ha pasado nada…


Miroku y Sango se miraron concernidos. ¿Koga no había reconocido el olor de Inuyasha? Kagome los volteó a mirar, descubriendo la preocupación en los ojos ajenos, luego, como si quisiese saber lo que Inuyasha pensaba al respecto lo volteó a mirar a él y entonces supo que algo andaba mal. No solo ella, sino todos los presentes supieron que algo estaba mal, porque la expresión de Inuyasha es de esas que quisieras conservar en una fotografía, es decir, era única.


Inuyasha había retrocedido un par de pasos, tenía los ojos dorados ligeramente entrecerrado y miraba vagamente en otra dirección, las mejillas del mismo color de su traje, los colmillos ligeramente apoyados en los labios de manera sensual…Una de las manos apoyada en la Tetsusaiga y la otra en el hombro, donde aunque ninguno de los presentes se había dado cuenta, quedaba la marca que en un mes no había desaparecido y que pertenecía a los colmillos de Sesshumaru.


-          ¿I-Inuyasha? ¿Es-estás bien?- preguntó Kagome sorprendida  y el nombrado levantó rápidamente la mirada, descubriendo las desencajadas miradas de todos los presentes mientras trataban de reponerse del impacto. Incluso a Sango se le había caído el Hiraikotsu, a Kagome la bicicleta y a Miroku el báculo…


La ira se acumuló de golpe en la cabeza de Inuyasha y totalmente enfurecido al recordar lo que Sesshumaru le había hecho, sacó la Tetsusaiga sin pensarlo dos veces y corriendo tras Koga empezó a blandir la espada de lado a lado, esperando cortarle una pierna o un brazo con ese movimiento…


-          ¡Inuyasha déjalo!- Chilló Kagome corriendo hacia él, pero Inuyasha solo la empujó hacia un lado, corriendo tras Koga con toda la ira acumulada por un largo mes. Ah, aunque no había podido matar a Sesshumaru al menos mataría aquel lobo sarnoso que se había atrevido a recordarle aquellos oscuros sucesos.


Koga esquivaba la espada con algo de dificultad, la ira de Inuyasha hacía que sus ataques fueran más difíciles de leer y por tanto de esquivar, así que en más de un ocasión se vio obligado a usar las ramas de los árboles que les rodeaban para darse algo de ventaja y saltar hacia otro lado, mientras Inuyasha corría tras él totalmente exasperado y deseoso de venganza.


-          Kaze no Kizu- Gritó Inuyasha y la poderosa ventisca de la espada atravesó todo el terreno hasta llegar donde Koga que se escondió tras un árbol, pese a lo cual, fue lanzado varios metros por entre los aires, mientras Inuyasha le seguía nuevamente


-          ¡Joder! ¿Qué diablos te puso así? ¿Las pulgas?- Preguntó Koga más asustado de lo que aparentaba, al ver que Inuyasha no se estaba conteniendo ni un poco y dando la vuelta en uno de los árboles le apareció en la espalda para golpearlo


Inuyasha recibió el golpe y después de retroceder un par de pasos, se lanzó de nuevo contra él como si nada hubiese pasado… Y mientras ellos peleaban podía ver como Kagome estaba cada vez más y más lejos de ellos, pese a los muchos intentos de regresar junto a ella que eran frenados rápidamente por los golpes de Inuyasha que seguían empujándolo lejos de ella…


-          ¿Qué sucede contigo?- Inuyasha no parecía estar escuchando así que la pregunta rebotó y se fue volando por el aire. Koga apretó los dientes, se apoyó en uno de los árboles y aprovechando una pequeña grieta en la defensa del peliblanco se impulsó contra él, logrando pasar la espada y golpearlo en el pecho.


Inuyasha cayó de una contra el piso y Koga, preocupado por lo que aquella espada podría hacerle, la tiró a un lado de una patada. El de ojos dorados trató de ir tras ella, pero fue detenido por una patada en el pecho y luego una en el brazo, Koga se sentó sobre él reteniéndolo en el suelo para que no pudiese atacarlo. El peli-plata se enojó no mucho, sino demasiado y sacando sus garras mandó un precioso Sankotetsu al hombro del pelinegro, alcanzando a lastimarle…


-          Pero diablos, primero hueles como un demonio, y ahora me atacas sin razón ¿Qué diablos pasa contigo?- Sujetó ambas manos de Inuyasha con una de las suyas y se las puso sobre la cabeza. El peli-blanco se resistió un poco todavía, agitando las piernas en el aire y al darse cuenta de que no servía de nada, renunció y se quedó quieto…estaba irritado. Eso le recordaba la manera en que Sesshumaru se lo había violado hacía nada más un mes…irritante, muy, muy irritante…


-          No es tu problema…- Su voz sonó mucho más tersa, mimada y adorable de lo que quería; casi parecía como si estuviese coqueteando con Koga y eso le disgustaba.


-          ¿Eh? ¿Qué fue ese tono de voz justo ahora?- Si Inuyasha estaba confundido el pelinegro lo estaba mucho más; aquel tono de voz le había parecido…excitante…


Como Inuyasha no quiso decir nada, cerrando los ojos de manera infantil y mirando en otra dirección mientras movía aún un poco las piernas, tratando de soltarse, Koga se le acercó un poco más y entonces, entre el intenso olor a demonio que emanaba del cuerpo del peli-blanco, asustándolo un poco, logró captar una esencia deliciosa y embriagante… Sin siquiera pensar en lo que hacía se inclinó sobre el cachorro hasta poner su nariz contra aquel cuello blanco y se dejó embriagar lentamente por aquel pequeño rastro de aroma que se extendía en el cuerpo de Inuyasha


-          Lobo idiota ¿Qué te crees que haces?- Inquirió enojado mientras se movía irritado tratando de soltarse, sin embargo eso solo sirvió para que el pelinegro le sostuviera con más fuerza y totalmente provocado por aquel olor, lamiera suavemente su cuello- aahhh… ¿Qué…?


-          Hueles muy bien…- Koga ya ni siquiera parecía él mismo.


Usó la mano que tenía libre para soltar el traje de Inuyasha, descubriendo el pecho blanco con los dos pezones de color acaramelado y las marcas rojizas que Sesshumaru le había hecho y aún no habían desaparecido. La vergüenza le congeló por un instante y trató con más fuerzas de soltarse.


-          ¿Eso son mordidas de un demonio?- Koga parecía sorprendido. Paseó sus dedos sobre las marcas carmesís que asomaban entre la blanca piel y al llegar al suave pezón de Inuyasha, un gemido le hizo levantar la mirada…


-          Suéltame…joder ¡Suéltame!- Chilló Inuyasha al darse cuenta de que estaba pasando casi lo mismo que con su hermano; se estaba excitando demasiado fácil…


-          Así que era eso lo que yo estaba sintiendo, el olor de tu pareja…Y al parecer es un demonio jodidamente fuerte- Murmuró Koga sin moverse, quizás demasiado confundido. Él odiaba a Inuyasha, lo odiaba por ser un hanyou, lo odiaba por ser el descendiente de un gran demonio, lo odiaba porque gracias a él no podía tener a Kagome… realmente lo odiaba. ¿Entonces porqué en esos momentos solo pensaba en hacerle el amor hasta cansarse?


-          No me mires con esa cara, maldito lobo pervertido- Chilló al ver la lujuria asomando en los negros ojos de Koga y armándose de toda la fuerza que tenía se sentó y empujó al lobo a un lado, parándose de golpe para tratar de recuperar la Tetsusaiga.


-          No sabía que tu entrabas en celo, cachorro sexy- Se mofó el moreno poniéndose en pie con la misma velocidad para lanzarse sobre Inuyasha, acorralándolo contra el árbol en el que el peli-blanco se había apoyado- Parece que sabes exactamente lo que va a pasar ¿no es así?


-          ¡No tú también joder, déjame ir!- Chilló golpeando a Koga con todas sus fuerzas, pero el lobo ya había dejado de pensar en el dolor o en cualquier otra cosa. Ahora solo quería hacer todo lo que fuera necesario para cogérselo…


-          ¿Quieres probar a un verdadero demonio?-


Para cuando Inuyasha se preparaba para empujar a Koga y salir corriendo hacia la Tetsusaiga que permanecía clavada en el suelo a unos cuantos metros de él, el pelinegro ya se había adelantado y le besaba. ¡Le besaba! Aquella sensación húmeda al encontrarse los labios y aquella, algo tentativa de la lengua ajena acariciando de manera erótica sus labios para que los abriera…Y luego el momento en que su corazón empezaba a latir rápido, y abría la boca apenas un poco, apenas lo suficiente para que aquella llama color carne entrara y le acariciara por dentro también, obligándole a jugar a las atrapadas mientras él solo era capaz de clavar sus garras en la rugosa corteza del árbol.


Koga avanzó un par de pasos, hasta quedar completamente contra él, pasando una de sus piernas entre las del peliblanco, usándola para acariciar el miembro ajeno de manera que Inuyasha quedara completamente a la deriva. Un gemido abandonó los labios del cachorro y el lobo sonrió.


-          Basta, lobo sarnoso ¿te das cuenta de lo que estás haciendo?- Chilló Inuyasha al sentir como Koga empezaba a morder de manera deliciosa su cuello, quitándole el traje con una rapidez impresionante y estimulándole con la pierna


-          No realmente- la sonrisa que apareció en esos labios le pareció –quizás principalmente por los efectos de su entrada en celo- demasiado atractiva para seguirse resistiendo


Koga se separó de él por el tiempo preciso que tomaba desnudarlo y luego apoyando sus manos de demonio en las caderas del cachorro, darle la vuelta para que quedase contra el árbol, completamente a su merced. Inuyasha trató de resistirse aún un poco, de manera bastante vaga y completamente inútil, pese a lo cual Koga se dedicó a lamerle la espalda, pasando por sus hombros, sus omoplatos e incluso su espalda, quitando el olor que Sesshumaru había puesto en él para llenarlo de su propio olor…


-          Mío…- Dijo mordiendo suavemente el hombro del Inuyasha, quien soltó un improperio en baja voz. Luego siguió con uno de los omoplatos que se mostraban tan adorables- Mío…


-          Deja de decir “mío”, es molesto- Arrastró Inuyasha de manera seria arañando un poco la corteza del árbol ante aquel dolor/placer


-          Lo digo porque es cierto…es mío- Dijo Koga con la misma posesividad sacada de la nada con que Sesshumaru lo había dicho


Luego deslizó una de sus manos que hasta el momento había estado en el pecho de Inuyasha por aquellas curvas formadas por los músculos del cachorro, hasta llegar a las nalgas desnudas y suaves, por entre las que se deslizó hasta llegar al centro, donde la suave y cálida entrada parecía rehusarse a ser encontrada, entre el temblor vago del peliblanco…


-          Mío…- ingresó un dedo en la estrecha cavidad y sonrió al ver la reacción de Inuyasha, rasguñando la corteza del árbol y maldiciendo irritado- ¿Te gusta?


-          ¡Claro que no!- Sollozó apretando los dientes al sentir otros dos dedos que se abrían paso- ¡Sácalos de una vez!


-          ¿Quieres de una vez el plato principal? Bien, no te culpo- Las palabras del lobo llegaron precisas a los oídos de Inuyasha que sintió con  preocupación cómo los dedos salían y las manos de Koga, apoyadas en sus piernas, le obligaban a abrirlas un poco y estirarse…


-          Aa, ahhh…¡Aaaahhhh!- Chilló al sentir como el miembro del pelinegro se iba introduciendo en su cuerpo sin preparación y se mordió ligeramente el labios, temblando todo su cuerpo


-          Caliente…y estrecho- murmuró Koga una vez todo estuvo adentro, y apoyó su frente en el hombro del peliblanco, que tenía todo el cabello mandado hacia adelante en medio de la desesperación y los sollozos- ¿Te duele?


-          ¡Sí, desgraciado lobo sarnoso! ¡Me duele!- Gritó el peliblanco


Koga sonrió, Inuyasha era mucho más adorable de lo que hubiese creído, además se sentía excelente, demasiado bueno para negarlo. El olor, el placer, el temblor de la piel, todo era tan exquisito que parecía imposible. Paso una de sus manos por aquellas caderas, llegando hasta el miembro del cachorro, que sujetó con fuerza, empezando a estimularlo de manera rápida…


-          Ah, ah… ¿Qué-qué haces? Ah, ah, ahhh, ahhh- Los gemidos no se hicieron esperar y aquel aroma incitado por las feromonas de Inuyasha se hizo aún más potente, inundando los sentidos de Koga, quien se estremeció un poco, olfateando la piel que tenía ante él, moviéndose al sentir que el ano de Inuyasha se había suavizado un poco- Aaaahhh…Kyaaa….Koga…koga…


-          ¿Estás diciendo mi nombre?- La sorpresa del pelinegro era mayúscula. Nunca se imaginó que su nombre pudiese sonar tan excitante en los labios de alguien como Inuyasha. Ah, joder, ese olor le estaba mareando…-está bien; Inuyasha…


-          Kyaaaaaaaaaa- Chilló el cachorro al escuchar su nombre, mandando la cabeza para atrás, lo cual le dio la oportunidad al pelinegro para cazar sus labios en un apasionado beso, moviéndose cada vez más rápido en el interior de Inuyasha, ya sin necesidad de masturbarlo…


-          Eres bastante sensible aquí atrás…eso te hace adorable- Gimió el lobo sin dejar de moverse mientras Inuyasha gemía a su vez, negando con la cabeza


-          No puedo evitarlo…me estás tocando justamente allí-


-          ¿Aquí?- Dijo el pelinegro volviendo a mandarse contra aquel punto entre las piernas de Inuyasha y un gemido le respondió- Ah ¿Realmente es tan rico ser violado por atrás?


-          Ahhh, Koga…maldito lobo…sarnoso…cállate…la boca…- le insultó, pero su voz sonaba tan ronca y llena de placer que más pareció estarlo incitando a seguir, lo cual hizo inmediatamente, abrazando la sorprendentemente delicada cintura del peliblanco entre sus brazos mientras se movía a toda velocidad.


Inuyasha abrió un poco más las piernas y levantó las caderas, haciendo que Koga lograra llegar un poco más adentro y gimió. Apoyó sus manos en los brazos que le sostenían de la cintura y puso su cabeza en el árbol, gimiendo ya sin ningún pudor, mientras el lobo tras él se movía con todas sus fuerzas, como si no fuese suficiente…


-          Ahhh, Koga…Más…más duro- Gimió Inuyasha ya totalmente abandonado al placer y el lobo, que se encontraba en una situación similar obedeció sin rechistar


-          ¿Así te gusta? ¿Bien duro por atrás?- Dijo de manera dominante sin dejar de moverse, más bien, haciéndolo cada vez con más fuerza


-          Sí, así me gusta…aah…Koga…koga….Me vengo…- Avisó apenas unos segundos antes de que el espeso blanco saliera de su cuerpo, dando en el suelo donde se esparció mientras Inuyasha perdía las fuerzas


-          Ah. Tu culo me aprieta…- Gimió Koga corriéndose de inmediato en el interior de Inuyasha, sin soltarlo de las caderas...y luego se quedó todavía un momento así, cayendo en cuenta de lo que acababa de hacer, sintiendo su propio semen saliendo por el culo del cachorro que resoplaba contra el árbol…Y dándose cuenta de que había sido la experiencia más jodidamente maravillosa de la historia…


La piel de Inuyasha era muy cálida por lo que se pegó aún más a su cuerpo, las blancas orejas mandadas hacia atrás eran juguetonas y llamativas por lo que las mordió ganando una sonrisa en los labios del peliblanco que aún parecía una adorable perrita en celo, dejándose tocar casi sin protestar. Luego pasó su lengua de manera sensual por aquel cuello, succionando hasta la última gota de placer que pudiese sacar, mientras Inuyasha entrecerraba los ojos y gemía algo…


Inuyasha estaba tan débil que terminó por dejarse caer de rodillas y Koga, rehusándose a soltarlo, se dejó caer a su lado, aún abrazándole con todas sus fuerzas hundiendo su rostro en el blanco cabello del cachorro que se mantuvo unos momentos totalmente quieto, como si se hubiese quedado dormido, hasta un momento en que abrió sus ojos aterrado y pegando un salto, empujó a Koga a un lado y recogió sus ropas, vistiéndose tan rápido como podía.


-          ¿Qué te sucede?- la voz de Koga, aterciopelada y sensual daba claras muestras de que ya no tenía intensión alguna de pelear con Inuyasha, solo de tenerlo entre sus brazos y amarlo suavemente.


-          No te acerques- Pidió Inuyasha seriamente al terminar de vestirse, ocultando como podía las pequeñas marcas que habían quedado en su piel y luego, evadiendo como podía los intentos de abrazo de Koga, trató de alcanzar la Tetsusaiga


-          Inuyasha…- la voz que dijo su nombre no era la del lobo, era una mucho más profunda y gruesa que le hizo temblar y girarse


-          Sesshumaru… ¿Qué diablos haces aquí?- Inuyasha recogió rápidamente la tetsusaiga, frunciendo el ceño para mostrarse fiero, aunque en realidad esperaba que su hermano no se molestara demasiado con él. No quería ser violado otra vez; su trasero había dolido tanto que había tenido que dormir bocabajo y evadido el sentarse para que sus compañeros no sospecharan


-          Así que este es el demonio que te tuvo primero- Koga estaba demasiado embriagado para pensar en la evidente diferencia de poder que le llevaría directamente a la derrota- Llegó justo a tiempo, para que sepa que de ahora en adelante me perteneces.


Sesshumaru entrecerró los ojos e Inuyasha supo que algo realmente malo le iba a pasar al lobo. El olor de sus amigos acercándose peligrosamente le incomodó de sobremanera; no quería que estuvieran mezclados en una pelea de demonios como la que estaba por suceder. Los demonios eran mucho más crueles cuando peleaban por la posibilidad de una pareja, y aunque le molestaba admitirlo, esa pelea sería por los derechos de reproducción sobre él (aunque duda de que realmente se los pudiera llamar de “reproducción”).


-          Quieto- la voz gruesa de Sesshumaru le detuvo en el preciso momento en que iba a correr hacia sus amigos y casi de inmediato, pudo sentir el brazo de Sesshumaru rodear su cintura y la ávida nariz tanteando su cuello, olfateándolo. Luego le soltó y se giró hacia Koga- Tu asqueroso olor está todo sobre MÍ amante.


-          ¿Eh? Creo que no escuchaste bien la primera vez así que lo voy a repetir, demonio inferior. Ese cachorro es MÍO- Koga estaba gritando e Inuyasha no podía evitar sentirse incómodo ante la posibilidad de que kagome, Sango, Miroku y Shippo pudieran escuchar esas palabras- Ahora ¿Nos dejarás tranquilo o tendré que patearte primero?


-          Eres molesto- Murmuró Sesshumaru y avanzando hacia Koga estiró los dedos índice y medio de su mano, llenándolos del brillo dorado que correspondía a su técnica- Discúlpate y aléjate de Inuyasha, eternamente.


-          ¡Claro que no!- Gritó Koga lanzándose contra Sesshumaru con todas sus fuerzas, siendo su ataque fácilmente esquivado por el peliblanco, por lo que la técnica dio contra alguno de los árboles traseros, rompiéndolo por la mitad.


Sesshumaru atacó con sus látigos y koga aprovechó su velocidad para esquivarlos, usando toda la fuerza de la que disponía en sus ataques. Ambos demonios parecían desesperados por marcar su superioridad y obtener el derecho absoluto sobre el perro que ya había huido, escuchando tras de sí la destrucción como un mal augurio. Tenía que llegar pronto a donde estaba Kagome y huir de allí cuanto antes ¡Él no iba a ser un premio de una pelea entre demonios! Prefería morir.


Un relámpago nacido del cielo atravesó de golpe el cielo y un escalofrío corrió por la espalda de Inuyasha al sentir el fuego entre los árboles, sintiendo la devastación ocasionada por su culpa. Tenía que alejar a Kagome de allí o si no…


-          Eres un cachorro muy malo- la voz de Sesshumaru le advirtió unos segundos antes de que el fuerte y cálido brazo rodeara su cintura deteniendo su carrera para lanzarlo contra uno de los árboles que se estremeció con el golpe- te dejé solo para que jugaras con tus amigos a salvar Japón, pero fue un error.


-          Él me atacó…-


-          Si mi olor no es suficiente para mantener a los demás demonios alejados, tendré que tenerte junto a mí 24 horas, para asegurarme de que solo yo pueda tenerte- La gélida mirada puesta en él, la severidad de las palabras que parecían golpearlo en la cara tan fuerte como puños, la fuerza de aquel cuerpo que le mantenía arrinconado contra el árbol…La manera en que no sentía fuerza en sus manos para sujetar la Tetsusaiga, embrujado por los ojos, las palabras e incluso el olor del demonio- te irás conmigo


-          ¿Qué…?- Preguntó algo confundido acercando su rostro al del mayor, lleno de una excitación que no comprendía, como esperando un beso


-          Tienes el olor de alguien más sobre ti. No puedo permitirlo- Murmuró Sesshumaru lleno de firmeza acercándose como si fuese a morder sus labios, pero deteniéndose junto antes, rasguñando la suave piel de su boca con uno de sus filosos colmillos- despídete de tus amigos y encuéntrame en el claro del bosque en media hora. Voy a violarte hasta que no puedas mover las caderas…


-          Sesshu…- Un dedo sobre los labios le impidió seguir hablando mientras los labios de Sesshumaru se dirigían a su oído-


-          Voy a violarte hasta quitarte el desagradable olor a lobo de encima, hasta que tus pensamientos sean todos acerca de mí y tu cuerpo no pueda soportar ni una sola embestida más- A pesar de lo violento que sonaba aquel plan, también tenía un componente tan erótico que Inuyasha se veía obligado a soltar suaves gemidos, ocultando su miembro de la mirada ajena al ver como crecía ante aquellas palabras. Casi se podría decir que ansiaba que fuese medianoche…o que sus amigos no estuvieran a punto de llegar ante ellos- Voy a llenarte de semen hasta el tope, llenarte de mi olor y esencia hasta el punto de que no puedas ni quieras deshacerte de ella. Voy a tomarte hasta que seas completamente mío y cuando caigas inconsciente por tanto placer, te llevare alzado entre mis brazos hasta el lugar donde esperan mis sirvientes. Vivirás eternamente a mi lado, abriendo tus piernas para mí cada noche, gimiendo por mí, sintiendo placer por el simple toque de mis dedos en tu piel y el peso de mi cuerpo sobre el tuyo…


-          Aah…-gimió Inuyasha excitado con la simple imaginación de cómo sería esa vida inventada por Sesshumaru, construida en un par de eróticas palabras y Sesshumaru le mordió la oreja como castigo para silenciarlo…


-          Y tú, adorable otôto, me darás un hijo para sellar nuestra unidad eterna- Inuyasha se mordió el labio inferior, estremeciéndose ante las palabras, mientras Sesshumaru lamía suavemente la herida que le había hecho en la oreja y apoyando su mano en el collar mágico que residía en el cuello del menor lo rompía tan solo apretándolo- Si no aceptas, terminaré con tu vida con estas mismas manos. Nadie más que yo debe tenerte…-


-          Nadie más que tú…- repitió Inuyasha y una sonrisa benevolente se formó en los labios ajenos, que se fundieron con los suyos en un potente beso, intercambio de saliva y placer- Iré…-


Cuando soltó el beso y abrió los ojos, Sesshumaru ya no estaba allí. Giró y vio la bicicleta de Kagome brillando lejos entre los matorrales, así que corrió hacia allí nervioso y excitado, sin dejar de pensar en su hermano…


-          Inuyasha idiota ¿Qué hiciste con Koga?- Chilló kagome furiosa al ver al peliblanco solo- ¡Siéntate, tú pedazo de imbécil, siéntate!


-          Lo siento Kagome- La pelinegra estaba congelada, Inuyasha ya no tenía puesto el collar y permanecía parado con una sonrisa frente a ella


-          ¿A qué te refieres? ¿Qué sucede? ¡Siéntate!- Insistió la chica mientras golpeaba el piso con uno de sus zapatos de colegio, apretando el manubrio de la bicicleta hasta el punto de que sus nudillos se veían blancos- ¡¿Qué pasa?! ¡Dime! ¡Siéntate!


-          ¿Qué pasó con el collar? ¿No que no se podía romper?- preguntó Shippo temblando un poco, mientras se escondía en la canasta de la bicicleta


Miroku y Sango llegaron unos instantes más tarde, viendo a Kagome llorando llena de frustración y a Inuyasha recostado en uno de los árboles, mirándolos con actitud relajada, como si hubiese preparado esas palabras por mucho tiempo, cuando en realidad solo las había inventado en un momento de valor y excitación extremados.


-          ¿Qué sucede?- preguntó Sango al ver aquella determinación en los ojos dorados


-          ¿Y yo qué sé? No me ha dicho nada- Sollozó Kagome encorvando la espalda. Parecía como si presintiera lo que Inuyasha estaba por decirle y, de la misma manera en que lo hacía la Reina del Mundo al revés de Alicia, llorara antes de sufrir la pena


-          Chicos. Me voy a ir…- Murmuró Inuyasha


-          ¿Acaso viste a Kikyou?- Se le salió a Sango haciendo que las lágrimas de Kagome aumentaran y a ellas se les sumara un grito adolorido, como si acabaran de partirla con una espada por toda la mitad-


-          No- Murmuró Inuyasha con toda la calma del mundo y Kagome se calmó un poco, aunque no dejaba de llorar. Sango ya había corrido a su lado y la abrazaba de manera consoladora, esperando que dejara de sollozar


-          ¿Vas tras Naraku?- Replicó el monje con algo más de integridad, avanzando hacia él pero el aire alrededor de Inuyasha estaba lleno de un aura de demonio. Del aura de Sesshumaru; Sango y Shippo ya se habían dado cuenta también-


-          Tampoco- Murmuró Inuyasha de manera seria, pensando por unos momentos que podría pedirle a Sesshumaru su ayuda durante la batalla para finalmente vengarse de aquel hombre que se creía un demonio- Aunque quizás eventualmente nos encontremos en la batalla contra él-


-          ¿¡Entonces qué es!? ¡Responde, bakka Inuyasha!- Kagome soltó un alarido cortante mientras seguía llorando, retenida por los brazos de Sango que le impedían avanzar hacia Inuyasha y sin los cuales, probablemente ya estaría frente a él, dándole una o dos cachetadas


-          Voy a ir con Sesshumaru- En ese momento Kagome dejó de llorar, y los demás que ya habían sentido la energía del hermano de Inuyasha en aquel lugar bajaron la cabeza de manera comprensiva


-          ¿Por qué? ¿Acaso no lo odiabas?- Preguntó Kagome contrariada, incapaz de comprender lo que Inuyasha le decía


-          Quizás…pero ahora creo que de verdad…Lo amo…-

Notas finales:

¡Kyaaaaaaaaaaaaaa! Me voy a matar. Este no es el final ¿O tal vez sí? Espero hacer el lemon de cómo Sesshumaru se apodera de él para el capítulo tres, pero ya depende de sus reviews lo que vaya a pasar. Bueno, gracias por haber leído hasta aquí, déjenme algún review y haré mi mejor esfuerzo por hacerlo realidad. ¡Cuídense queridas Fujoshi!


Cutebeast64 se despide


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