Durante la comida el rubio pareció tener mejor ánimo; comió, rió y se ofreció a ayudar con el lavado de loza. Aun así; el moreno sabía que el ojiazul no andaba bien.
-Deja que te ayude con eso. –Dijo mientras que con un paño secaba lo que el rubio lavaba.
-No tienes para que ^^ ya casi termino.
-No me cuesta nada.
-oki^^
-Oye…
-mmm?
-Esta mañana durante el partido ¿Qué te pasó?
-Nada… solo no me sentía bien.
Chocó su frente a la del rubio –No tienes fiebre… -Dijo para luego ver que Fay se alejaba un poco.
-Nos pueden ver… deja eso Kurogane.
-tsk! –En eso recordó la escena de esta mañana… él se había separado de Fay al oír a Souma acercarse –N..No me digas que estas así por lo de esta mañana…
-Tu dijiste que no te importaba el ser vistos y en cuanto escuchaste un ruido tu… tu… ¡Déjame! –Dice el rubio saliendo más que molesto de la cocina.
Soel llega más tarde a informar sobre la última actividad que harán y que a medida que terminen irán subiendo al autobús para después regresar al instituto.
-El último juego se llama “Prueba de valor” –dice la pequeña.
-¿ven aquel bosque? Pues escondimos siete lasos cuando encuentren uno, deben volver al bus. –dice Larg
-Se adentrarán con los ojos vendados guiado por nosotras las mokonas –dijo Soel.
-a las 11 detendremos el juego y deberán volver con o sin él laso –Dijo Larg.
Una vez comenzado las pequeñas a cada maestro en distintos puntos y dieron una señal. Sorata fue el primero en partir diciendo que si ganaba esperaría un beso de Arashi-sensei.
Más tarde salió Fay quien corrió para terminar pronto y regresar al bus. Kurogane salió raudo y veloz con la misma idea pero para luego poder hablar con el rubio las cosas.
Así cada uno se fue por el bosque enfrentando tenebrosas cuevas y raros insectos. Primero salió Kurogane victorioso quien se sentó en el bus a esperar. El segundo fue Fujimoto quien llego en silencio y se sentó a beber algo de agua. La tercera fue Arashi quien molesta trajo a la rastra a Sorata quien había intentado sobrepasarse; la maestra no dudó y lo nockeó.
Pasaron un par de minutos cuando las mokonas divisaron al siguiente.
-Ahí viene! –Dijo Soel.
Kurogane esperaba que fuese Fay pero era Seshiro quien dijo que venía una tormenta así que había que darse prisa.
El cielo se había nublado sin dejar ninguna estrella a la vista. Eran las diez y media y ni Fay ni Souma volvían. El moreno comenzó a preocuparse.
Como dijo el médico; una gran tormenta había caído y aún faltaban dos maestros.
-Son las once –Dijo Soel –Souma y Fay deben estar por volver.
En efecto Souma parece quince minutos después sin el laso comentando que tuvo que refugiarse de la lluvia. Esperaron y Fay-sensei no regresaba. Por la tormenta debieron cancelar el regreso e irse nuevamente a la cabaña
-Fay… -Dijo Soel muy angustiada.
Kurogane también estaba preocupado y no dudó en tomar un abrigo y otro más para salir con una linterna a buscarlo. Pero Arashi lo detiene.
-Kurogane-sensei no es conveniente que salga
-Tampoco es conveniente dejar que ese tonto ande perdido –Dijo en respuesta y luego salió.
Mokona le había dicho donde más o menos lo había dejado. Al encontrar el punto de partida comenzó a buscar. La lluvia era terrible y hasta truenos traía lo que provocaba que el ambiente fuese más tenebroso. <<¿Dónde demonios puede estar?>> Se preguntó una y mil veces sin obtener respuesta.
Algo llamó su atención. En una rama quebrada había un trozo de tela blanca: de seguro pertenecía a la polera de Fay y cuando quiso revisar se encontró con un derrumbe.
-Oye! Estas ahí?? –Gritó pero sin recibir respuesta.