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The True Murderous Intent por urumelii

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Notas del capitulo:

muahahahahah estoy de vuelta!!!!!!!!!!!!!!!!!!

ahora exijo rvw al por mayor ¬¬ porque este capitulo LO AME, LO AME

muchas preguntas, pero se responderan el proximo jojojojo me pase, me encanto

*fangirlea*

ok lean XD

perdon por la tardanza, como dije, solo es falta de tiempo u.u

y la actu de fast and beautiful viene en camino pero es que me urgía escribir este XD

Cayó al piso por el golpe, había sido bastante duro, bueno realmente no tanto como los demás. Le estaba dando una paliza y no podía defenderse mucho, ellos eran mucho mayores que él y mucho más fuertes. Trató de levantarse pero no pudo, las piernas le dolían horrores, sintió otro golpe aproximarse y logró rodar por el suelo para esquivar el pie que se avecinaba hacia su hombro. Alcanzó a escuchar las risas de sus contrincantes que lo dejaron en paz por un momento.

 

-lo único que este chiquillo tiene es que es rápido – dijo uno de ellos antes de que salieran de la sala de entrenamientos.

 

Se quedó en piso respirando agitadamente, asustado hasta la medula. Llevaba dos meses en ese lugar y no lograba acostumbrarse, sobre todas las cosas extrañaba a su hermanito; la angustia de no saber donde se encontraba, si estaba bien, si le había pasado algo. Sacudió la cabeza sacando esos pensamientos de su cabeza, de nada le servía llenarse de pensamientos negativos, así nunca saldría de ahí para buscar a su hermano.

 

-¿estás bien? – una voz familiar se acercó a él, quien aun permanecía boca abajo en el suelo – esta vez no fueron tan duros – dijo como consuelo y lo ayudó a sentarse.

 

Suspiró echando la cabeza hacia atrás – me van a matar – contestó un poco asustado.

 

El otro negó rápidamente – yo llevo dos años aquí y nunca han intentado matarme, nos están entrenando y es obvio que deben de ser duros – le puso la mano sobre el hombro a manera de consuelo.

 

-no sé que haría sin ti Reita, eres mi único amigo aquí – le sonrió – aunque no entiendo porque no te has rebelado  o minimo tratado de escapar – frunció el ceño.

 

El mencionado volvió a negar – a diferencia de ti Shinji, yo o tengo nada fuera de estas paredes. No tengo hermanos que me esperen, ni siquiera una familia. Mis padres me abandonaron apenas nací en las calles, lo único cercano que tuve a una familia eran los señores que nos obligaban a mi y a unos cuantos mas a robar en las calles, ni siquiera nos trataban bien, nos pegaban cada que podían y no nos daban a veces de comer – explicó un poco incomodo – fue Yoshiki-sama el que me rescató de esa horrible vida, me salvó la vida una noche que dos policías me perseguían por haberle robado el bolso a una señora. Casi me atropella un carro, pues crucé la calle sin fijarme, él me quitó del camino. Incluso habló con la policía, me acogió en su casa y además me entrena para ser mas fuerte. Jamás escaparía – dijo sonriendo.

 

Shinji torció la boca, si lo explicaban asi el tal Yoshiki era un santo. Sin embargo él no podía olvidar el hecho de que había sido el mismo hombre quien había asesinado a sus padres y lo había separado de su hermano menor; tenía que escapar si o si.

 

-chicos – una hermosa mujer rubia con ojos azules como el cielo se asomó por la puerta. Sonreía, algo poco común en ella - ¿no van a comer? – les preguntó acercándose. Los dos niños se levantaron enseguida haciendo una reverencia, lo que ocasionó que la mujer sonriera aun mas – cuantas veces les tengo que decir que no se comporten así, no soy su jefa o algo así – les acarició las mejillas.

 

-perdón Sara-sama – se disculpó Reita.

La mujer giró los ojos y se puso las manos en la cintura – no me digas así, siento que soy una anciana, vamos, así podrán comer con Kouyou – les dio palmaditas en la espalda para que avanzaran. Reita se adelantó y Shinji se quedó atrás con la cabeza agachada - ¿Qué pasa Shinji? – le dijo agachándose a su altura y levantándole la cara por la barbilla.

 

-no quiero estar aquí – sollozó, al final sólo tenía siete años.

 

Sara torció la boca – ojala pudiera decirte algo que te consolara pequeño, intenta ser el mejor y así cuando salgas de aquí podrás encontrar a tu hermano. Si te ganas la confianza de Yoshiki te será mas fácil – le aseguró.

 

El pequeño ladeó la cabeza - ¿Cómo puede estar casada con él? – frunció el ceño.

 

Soltó una carcajada irónica – te voy a contar un secreto ¿lo puedes guardar? Debes de ser sigiloso y callado como un tigre – Shinji asintió enérgicamente – la verdad es….

 

-x-

 

Tora estaba sentado en una pequeña silla en el jardín, tenía la cabeza hacia atrás y los brazos colgados, mantenía los ojos cerrados al recordar muchas cosas de su pasado. Todo un plan meticulosamente elaborado que ahora le estaba costando su hermano, había llevado la farsa a cuestas por muchos años y ahora que por fin tenía la oportunidad perfecta no lo iba a echar a perder. Sin embargo las cosas que al principio creyó que resultarían fáciles, de pronto no lo eran tanto.

 

-pareces perturbado – abrió ligeramente los ojos y se encontró con Reita quien lo miraba con la ceja alzada – no me digas que le tienes miedo a Shiroyama – se burló.

 

El pelinegro sonrió de lado negando – nada que ver, estaba recordando viejos tiempos eso es todo – suspiró acomodándose correctamente en la silla.

 

Reita lucía sorprendido – vaya eso es raro en ti, considerando que no recuerdas mucho – se sentó frente a él.

 

Tora se alzó de hombros – el accidente pasó hace mucho, tampoco es como que recuerde lo que pasó antes de que tuviera doce – dijo irónicamente. Fingió – aunque siempre tengo curiosidad de esos años. Quisiera acordarme de cuando vivimos en la calle, de cómo nos rescató Yoshiki-sama, los primeros entrenamientos, incluso de la mamá de Uruha – le restó importancia al asunto. Sin embargo Reita parecía incomodo con la platica – quisiera no vivir de lo que tu me cuentas – dijo finalmente.

 

-tampoco es como que yo me acuerde mucho – se excusó – después de todo es tu vida no la mía, yo me acuerdo de mis cosas y no demasiadas. En cuanto a la madre de Uru, no entiendo porque quisieras acordarte de ella, si la vimos dos veces fue mucho, te recuerdo que estaba enferma – se dio golpecitos en la cabeza con el dedo – ya sabes, Sara-sama estaba loca – dijo en voz baja.

 

El pelinegro vio fijamente a Reita, quería quebrar de una vez esa voluntad que tenía, parpadeó varias veces haciéndole entender que no creía ni una sola palabra de lo que estaba diciendo, pero al no pronunciar palabra el rubio no pudo saber si lo que pensaba era cierto.

 

-no te quiebres la cabeza Tora – Reita se levantó y le dio una palmada en el brazo – Yoshiki nos rescató, nos dio un hogar y entrenamiento. Por eso debemos estar siempre agradecidos. Tal vez no lo recuerdes pero eso no cambia los hechos – diciendo esto desapareció dejándolo solo.

 

El rubio entró a la mansión apretando los puños, odiaba tener que mentirle al que consideraba su mejor amigo pero ¿Qué podía hacer? Eran órdenes de Yoshiki y eso era mas importante que todo lo demás, además mentirle sobre sus recuerdos no iba a matarlo ni lo ponía en ninguna clase de peligro. Al contrario, también lo estaba protegiendo, si Tora recordaba todo entonces tal vez trataría de matar a Yoshiki y eso sí lo pondría en peligro, nadie podía ganarle a su jefe. Lo mataría antes de que pudiera intentar algo; lo estaba protegiendo. Era eso.

 

Caminó directamente al comedor, fue el único lugar donde se le ocurrió podría encontrar al tal Kai y no se equivocó. El castaño oscuro estaba sentado sobre las piernas del mercenario rubio al que todos llamaban Ruki. Estaban solos y haciendo mas de una cosa inapropiada, se quedó estático al ver los movimientos del menor sobre el mercenario, a pesar de que los dos aun estaban vestidos, la escena era lo suficientemente provocativa para que Reita no pudiera despegar los ojos de esos dos.

 

-¿sabías que espiar es de mala educación? – dijo el mercenario, quien se encontraba dándole la espalda. Kai alzó la vista y sonrió cínicamente cuando su mirada chocó con la de Reita.

 

-y espero que también sepan que no son lugares para estar haciendo… - frunció el ceño – lo que sea que estén haciendo – contestó chasqueando la lengua.

 

Kai se mordió el labio, un gesto demasiado sexy para el gusto de Reita – tiene razón Ruki – lo tenía abrazado por el cuello mientras lo decía en su oído, sin despegar un segundo la mirada de Reita.

 

El mercenario bufó y los dos se levantaron – sólo era un ejercicio de calentamiento – alzó los brazos – ya sabes para antes de la pelea de Aoi, te veo allá – le dijo a Kai y sonrió saliendo del comedor.

 

El castaño oscuro asintió y se dispuso también a salir del lugar pero el rubio quiso detenerlo del brazo, gesto que Kai esquivó sin ningún problema - ¿me vas a castigar por estar con Ruki en el comedor? – se burló.

 

Reita sonrió – ¿debería? – contestó sarcásticamente.

 

Kai soltó una carcajada – mira quien se cree muy hombrecito de repente. Soy mucho para ti querido, dudo que puedas controlarme – jugó con el cuello de la camisa del rubio, acercándose demasiado.

 

-¿y se supone que tu noviecito puede? – le quitó las manos de su camisa.

 

-no es mi novio y bueno, no sé si puede – se encaminó hacia la salida – pero que tiene mas valor que tu para intentar hacerlo, lo tiene – iba a abrir la puerta, pero el peso de Reita azotándolo contra la pared se lo impidió.

 

Su mejilla estaba contra la superficie fría, sus brazos inmovilizados por el rubio, si quería podía moverse, no pasaba con un enfrentamiento entre ambos, pero la escena le gustaba bastante y le gustó mas al sentir la cadera del rubio contra su trasero, robándole un suspiro - ¿quieres saber que tan valiente puedo llegar a ser? – le dijo mordiendo el lóbulo de su oreja.

 

-me encantaría saberlo – sonrió.

 

Dejarse llevar por el cuerpo primero, hacer preguntas después.

 

-x-

 

Ruki entró a la sala de preparación, lugar donde esperaban los peleadores antes de salir a la arena donde sería su enfrentamiento. Encontró a Aoi recostado sobre una de las bancas, respirando profundamente, una de las cosas que hacia para relajarse antes de salir a pelear.

 

-¿estás listo? – le preguntó sentándose a su lado.

 

Aoi se levantó – siempre estoy listo, aunque debo de admitir que estoy un poco ansioso, eso de alejarme de las orillas y que me podrían matar por accidente – hizo una mueca.

 

-pan comido – fue lo único que dijo su amigo – además si fuera tu sería lo que menos me preocuparía – dijo con sencillez.

 

-¿a qué te refieres? – preguntó sin comprender.

 

Ruki lo miró seriamente – no dejes que la hija de Yoshiki te distraiga – advirtió verdaderamente preocupado.

 

El pelinegro suspiró – no lo hará – aseguró levantándose - ¿y Kai? – preguntó una vez que analizó la escena.

 

-no lo sé, pensé que venía atrás de mi. No sé en que momento lo perdí – respondió – no lo mates – regresó al tema – es buen chico – chasqueó la lengua.

 

Aoi entrecerró los ojos y se dio una palmada en la frente – y te lo quieres dar – completó el pensamiento del mercenario.

 

-¡¡Aoi!! – se llevó la mano al pecho – me ofendes – dijo en tono exagerado y parpadeando en exceso. Expresión que cambió visiblemente al notar que el mayor tenía una ceja alzada y una mirada incrédula – bueno, supongo que necesitará quien lo anime después de que le ganes – se excusó.

 

-mira que caritativo me saliste – se burló en tono irónico – sólo espero que tu amorcito no se ponga celoso – hizo movimientos exagerados con las manos.

Torció la boca y alzó las cejas – no es mi amorcito y no somos nada como para ponernos celosos uno del otro – aunque no supo porque no sonó completamente convencido y de repente tuvo una necesidad imperante de saber donde se encontraba el castaño oscuro. Necesidad que aumentó al notar que Kai no estaba en el público de la arena, aun no llegaba a ver la pelea de Aoi y tenía dos minutos para hacerlo antes de que todo comenzara.

 

Por su parte Uruha estaba sentado ya en su habitual palco, a su izquierda estaba sentado su padre con una alegre sonrisa dibujada en el rostro; la cual ocasionaba que el castaño se pusiera de malas sin saber muy porque. Estaba mas nervioso de lo que estaba dispuesto a admitir, incluso si confiaba en que Tora no iba a hacer nada extremo para lastimar a Aoi, su guardaespaldas también tenía que dar pelea y aunque ya había visto pelear en dos ocasiones a Shiroyama, sus contrincantes habían sido poca cosa; es decir, Tora no era un peleador cualquiera.

 

En realidad temía por los dos.

 

Jugaba con sus manos para aliviar un poco el nerviosismo, su labio ya le dolía de tanto morderlo, lo poco que faltaba para que iniciara la pelea parecían horas. Sintió las manos de su padre sobre las suyas y lo miró un poco ansioso. El mayor le devolvió la mirada con una sonrisa, la cual logró aumentar su nerviosismo.

 

-calma Uru – le dijo su padre acariciando su mejilla – verás que Tora logrará su objetivo – aseguró volviendo a acomodarse en su asiento.

 

Al castaño casi se le salen los ojos de la impresión, si era precisamente lo que no quería y de nuevo ¿Qué le pasaría a Tora si no cumplía con su objetivo? Después de todo no sería su culpa ¿o sí? ¿Qué tan enojado estaría su padre si Tora no mataba a Aoi? Y ¿si descubría que su intención no era matarlo? Sentía unas terribles nauseas, las cuales incrementaron en el momento en el que el anunciador salió.

 

Los dos contrincantes salieron momentos después, acercándose al centro y estrechando sus manos – quiero un combate justo – dijo el réferi – ninguna de las dos partes anunció pelea a muerte, por lo tanto la pelea terminará cuando uno de los dos ya no sea capaz de seguir peleando o diga que se rinde – explicó – que gane la mejor familia – diciendo esto se alejó.

 

Aoi sacó de inmediato la katana – podemos hacer esto rápido – dijo seriamente.

 

Tora torció la boca – no, no podemos – tenía un baculo largo en la mano de color rojo, podría decirse que sólo era un palo sin mucho chiste. El chico lo tenía agarrado por el centro. Ninguno de los dos se movía.

 

La arena estaba completamente en silencio, nadie se atrevía a moverse o hacer algún comentario, estaban esperando que alguno hiciera el primer movimiento. Tanto Tora como Aoi estaban esperando lo mismo.

 

-no tengo tiempo para esto- dijo Aoi finalmente y se lanzó en una milésima de segundo contra el otro.

 

Sin duda Tora era mas rápido, grió la muñeca y el báculo evitó la katana, no una ni dos veces sino cinco. Todo con un pequeño movimiento de su muñeca, se habían movido centímetros acercándose a las orillas de la arena y cuando Tora lo notó saltó por encima de Aoi para alejarlo rápidamente de ahí, lo supo disimular al soltarle un golpe con el baculo que el otro fue capaz de esquivar.

 

-eres rápido pero no tanto – Aoi alzó la katana similarmente a como se tomaría un taco de billar, colocando la mano izquierda sobre la punta del filo. Si hubieran parpadeado en el momento en el que se movió no hubieran alcanzado a ver lo que pasó. Corrió hacia Tora al mismo tiempo que su brazo se movía hacia adelante en un golpe certero como si de la bola blanca se tratara.

 

Tora alcanzó a agacharse girando al mismo tiempo para colocarse detrás de su enemigo soltando un golpe con el baculo directo hacia las piernas de Aoi. El golpe lo mandó volando hacia adelante, tuvo que enterrar la espada en el suelo para no caer en otro de los extremos de la arena.

 

Se levantó en cuestión de nada, uso la espada como apoyo para lanzarse de nuevo contra Tora, desclavándola justo cuando ya estaba en el aire. De nuevo el ataque lo contuvo el baculo – es una muy buena resistencia, pero ¿tu ataque? – preguntó mientras hacia presión sobre el baculo, el material debía ser demasiado fuerte para que la katana no pudiera cortarlo.

 

La presión era demasiada pues su arma casi alcanzaba la altura de su cuello, Tora no tenía ni tiempo para hablar, estaba concentrado en bloquear el ataque. Lo cual logró saltando hacia la pared y apoyándose para saltar hacia Aoi. El pelinegro interceptó el ataque, pero frente a sus ojos el baculo se dividió en tres. Al principio pensó que pofin lo había roto, hasta que se dio cuenta que  las tres partes seguían unidas por una gruesa cadena. Tora sonrió e hizo un pequeño movimiento en el que la cadena se enredó en el filo de la espada, el chico solo tuvo que hacer el baculo hacia atrás para arrebatarle el arma de las manos a Aoi.

 

La espada salió volando y el báculo volvió a la normalidad, sin embargo Tora no calculó que tan lejos caería el arma, pues fue a dar contra la pared detrás de Aoi, si cualquiera de los dos se acercaba sería el fin. Sin embargo Shiroyama en ese momento no tenía la cabeza para estar pensando en advertencias, tenía que recuperar su espada. Se lanzó hacia donde estaba tirada, en un movimiento demasiado veloz.

 

Tora no fue capaz de reaccionar a tiempo, pues su concentración se había quedado en su cálculo mal hecho. Aoi estaba a una milésima de segundo de pisar la orilla de la arena cuando un grito sacó de su ensimismamiento a todos.

 

-¡¡CUIDADO!! – gritó Uruha al ver como un filo salía de la nada desde el piso de la arena. Gracias al grito Aoi había sido capaz de esquivarlo y tomar la espada un segundo antes de que una pared de fuego saliera de la nada y cubriera toda esa orilla.

 

El castaño sintió la mano de su padre en su hombro, se había equivocado, no había gritado por reflejo, lo había hecho completamente consciente. Había gritado mucho antes de que el filo apareciera, lo había hecho porque sabía que iba a aparecer y quería salvar a Aoi de aquello. Y por supuesto, su padre lo había notado en seguida. Tragó saliva, no tenía excusa para hacer lo que había hecho. Lo había arruinado.

 

Por su parte Aoi se giró para ver de donde había salido el fuego y no se sorprendió al ver el báculo partido nuevamente en tres – espero no tener que volver a hacerlo – sonrió Tora uniendo su arma con un solo movimiento de su muñeca.

 

-¿cómo carajos? – preguntó un espectador que estaba junto a Ruki.

 

El mercenario sonrió de lado al escuchar las respuestas de aquello que no comprendía como era que Tora había sacado fuego del báculo y además lo había controlado – es por energía – dijo finalmente el rubio – las cadenas del báculo están oxidadas – explicó con los brazos cruzados – cuando Tora giró el arma el oxido hizo contacto con el aire, causando una reacción similar a cuando dos piedras chocan y generan chispas. Ustedes no podrían hacerlo porque la velocidad a la que lo hace Tora es impresionante, sin mencionar la fuerza – realmente estaba sorprendido por las habilidades del muchacho frente a él – además de que aprender a controlar la energía para poder dirigir el fuego a donde desee no ha de ser nada fácil – entrecerró los ojos poniéndole atención a Aoi, tenía que terminar la pelea ya, sino quería ser vencido.

 

Aoi también lo sabía, debían ser menos de tres golpes sino era muy probable que Tora le ganaría y él no podía darse ese lujo. Echó un pie hacia atrás, flexionando lligeramente las piernas, colocando la espada de igual forma como lo había hecho en un rpincipio, como si fuese a jugar billar.

 

-ya intentaste eso una vez y lo esquivé ¿crees que podrás hacerlo de nuevo y ganar? – dijo Tora, usar el fuego era una habilidad terriblemente cansada. Los musculos de su brazo palpitaban, había usado mas energía de la que tenía para lograr que Aoi no se volviera acercar a la orilla de la arena y provocar una tragedia. Lo positivo del asunto es que se había disfrazado muy bien con las ganas de que no tomara la espada. Eso y Uruha, quien sin querer se había echado la soga al cuello y había salvado a Tora de descubrirse ante Yoshiki.

 

Shiroyama volvió a correr hacia él, empujando el brazo hacia delante, sin embargo esta vez el ataque fue bajo por lo que Tora tuvo que saltar para esquivar la estocada.

 

Ruki cerró los ojos – error – pronunció calmadamente.

 

Justo cuando estaba en el aire, Aoi cambió el ataque y torció la muñeca para que la estocada se convirtiera en un ataque vertical. Por mero instinto Tora alcanzó a poner el báculo, pero ya era muy tarde, la espada había alcanzado a penetrar el costado, el báculo meramente había ayudado a que no lo atravesara por completo. Con una fuerza sobrehumana Aoi movió la espada junto con Tora, lanzándolo directo al piso.

 

Iba a levantarse para seguir peleando, podía seguir peleando a pesar de la herida. Aoi también podía seguir peleando, ninguno de los dos estaban en el limite ¿realmente tendrían que llegar al limite? – Basta – fue Uruha quien habló levantándose de su asiento. Por dentro estaba muerto de miedo, pero debía aparentar firmeza y porte, el cual lo caracterizaba como hijo o hija de Yoshiki – es obvio que no puedes seguir peleando – pronunció mirando fijamente a Tora y sin desviar la mirada ni un segundo hacia Aoi – el combate no es a muerte – dijo como si estuviera hablando de cualquier cosa.

 

El arbitro se acercó entonces a la arena – joven Tora ¿puede seguir peleando? – preguntó sabiendo que tampoco era su limite.

 

Uruha temblaba pero sabía disimularlo muy bien, la única razón por la que se había atrevido a levantarse y dar por terminado el combate era porque de todas formas estaba perdido. El castigo por parte de su padre no podía empeorar después de haberle advertido a Aoi sobre los filos. Ahora estaba defendiendo a Tora, tratando de cubrir su error, pues si bien lo hacía para que esos dos no acabaran matándose, estaba preocupado por el desenlace de aquello, era mas que obvio que Aoi le había sacado ventaja, había demostrado que era mejor y si continuaban así Tora acabaría muerto, tal vez no por el mismo Aoi sino por su padre.

 

Tora y el castaño se miraron fijamente, el chico del kimono tenía una mirada de suplica; sin embargo detrás de él Yoshiki veía el espectáculo admirado de todo lo que estaba pasando. Tenía mas que ver con las agallas de Uruha que con Tora. Por eso decidió rendirse, porque sabía que Uruha ya estaba arriesgando demasiado, como para seguir peleando y que su esfuerzo fuera en vano.

 

Terminó por negar, colocando una mano sobre la profunda herida que tenía en su costado – no, no puedo seguir peleando – cuando lo terminó de decir, varios de los espectadores estallaron en vítores hacia Shiroyama, quien terminó por soltar la espada aliviado.

 

Le alcanzó la mano a Tora para ayudarlo a levantarse, pero este no la aceptó y se levantó por sus propios medios – eres un increíble peleador – dijo Aoi sin sonreír – gracias, me olvidé por completo de tu advertencia – le agradeció por lo del fuego.

 

El otro atinó a asentir – fui yo quien lanzó tu espada mas lejos de lo que debía – dijo a modo de disculpa – lamentablemente no seré yo quien pague por ese error – su mirada se dirigió al palco de Uruha.

 

Aoi entendió entonces todo lo que había pasado durante la pelea, la advertencia de Uruha, sino hubiera sido por ese grito, no hubiera alcanzado a moverse y el filo lo hubiera atravesado. Lo había salvado y había sido frente a Yoshiki. Se giró bruscamente hacia el palco pero ya estaba vacío, hizo el amago de irse pero Tora lo alcanzó a sujetar del brazo – ahorita no hay nada que puedas hacer por él – le dijo seriamente – Uruha sabía lo que hacía y sabe perfectamente de las consecuencias y aun así lo hizo, si te apareces sólo se lo harás mas difícil y no podrán explicar nada. Entonces todos nuestros esfuerzos se irán a la basura – dijo como si estuviera pidiéndole un enorme favor, bueno en realidad lo estaba haciendo.

 

-¿estás diciendo que deje que Yoshiki le haga quien sabe que cosas? – preguntó con un enorme nudo en la garganta.

 

-estoy diciendo que no eches a perder todo lo que hemos logrado por un impulso – contestó con voz seria.

 

-no es un impulso….

 

-Uruha lo sabrá soportar, confía en mi – suplicó Tora mientras Ruki se acercaba a donde estaban.

 

-¿Cómo se supone que lo haga?

 

Tora suspiró – te voy a contar una historia Aoi, la verdad…

 

 

Notas finales:

waaaaaaaaaaaaa les gusto???

merece un review??

Tora es mi heroe!!!!!!!!!!!!!!!!! lo amo!!

que pasara ocn uru? :(

que historia le contara tora a aoi ??

reikai???? *O* 

lemon?¡?

muahahahahaha 

review!!!!!!!!

*salta por todos lados* 


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