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COMPLICADO por crystalwall

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Notas del capitulo:

Les dejo la continuación, espero que les guste

CAPITULO II.- Insinuaciones


 


Aioria volvió a su oficina y se encerró en ella, esto no puede estar pasando se repetía una y otra vez, el objeto de su deseo le correspondía pero… no, el no lo iba a hacer, una cosa era que el joven se le insinuara y otra que el aceptara, y eso no lo iba a hacer, Shura estaba primero, además Shun acababa de romper con alguien, tenía que pensar en su hijita, su hogar se destruiría, NO, no lo iba a hacer, punto y se acabó.


 


A la salida Aioria se dirigió a su auto y Shun estaba apoyado en el fumando un cigarrillo, esperándolo.


- No sabía que fumaras – dijo fríamente el león


- Fumo cuando estoy ansioso – sonrió el joven


- Y que te tiene así?


- Tu – Shun se encogió de hombros, lanzó el cigarrillo al piso y con el zapato lo aplastó


- Basta Shun, yo no me voy a prestar para tus juegos


- Y a ti quien te dijo que estoy jugando, me gustas Aioria y yo se que te gusto, 1 + 1 es 2, cuál es el problema? – Shun se cruzó de brazos aún apoyado en el auto


- Yo soy casado niño – dijo Aioria terminantemente rodeando el auto y parándose junto a la puerta del conductor


- Yo no soy celoso, no te estreses - sonrió el joven dándose la vuelta para ver de frente a Aioria con el carro en medio de ellos


- Pero Shura si, discúlpame me voy – Aioria abrió la puerta del carro y lanzó su portafolio dentro


- No me llevarás a casa hoy? – preguntó con falsa pena el peliverde


- No, toma el autobús, es mas seguro – dijo el león un poco molesto


- Para quien? Para ti? Crees que voy a violarte en el camino? – preguntó el joven sumamente divertido


- Cielos niño que se te metió dentro, te desconozco – dijo el león frunciendo el seño


- Que quieres que te diga, me tienes todo excitado jefecito y necesito sacarme la calentura, voy a reventar y verte a diario no ayuda – dijo el peliverde con una voz sumamente sugestiva


- Nos vemos mañana, adiós


 


Aioria se metió en el carro, arrancó y se fue, por los espejos pudo ver al peliverde sonreír, menear la cabeza, meter las manos en los bolsillos y caminar riendo por el parqueadero sumamente divertido.


Todo el camino a casa el león estuvo callado y pensativo, cuando iba por la mitad del recorrido y estaba no tan lejos del hospital se estacionó, puso su cabeza en el volante y respiró profundamente


- Qué pasa papito? – preguntó la pequeña Sara


- Voy a llamar a tu papi y no puedo manejar mientras hablo por teléfono


Aioria sacó su teléfono y marcó el número de su esposo que le contestó bastante relajado


- Aló, hola amor, pasó algo?


- Quieres comer fuera? No tengo ganas de ir a casa, que te parece si la princesa y yo te pasamos a buscar?


- Oh, fantástico


 


Esa noche salieron, era viernes, fueron a cenar y a dar una vuelta, cuando llegaron a casa la pequeñita dormía en los brazos de Shura que la acostó, Aioria estuvo inquieto el fin de semana, pero intentó al máximo concentrarse en su familia y convencerse a sí mismo que nada pasaría con Shun y efectivamente al pasar los días Shun se mostraba muy profesional pero de vez en cuando le dedicaba miradas y sonrisas pícaras a Aioria que le hacían sudar frío.


 


El león estaba en su oficina cuando sin llamar ni anunciarse Shun entró, tenía unos papeles en sus manos


- Shun, que necesitas? – Aioria estaba sentado tras su escritorio firmando unos contratos


- La verdad nada – el joven se paró frente a Aioria con el escritorio entre ambos


- Y esos papeles?


- Son para el despiste, quería verte – Shun se reclinó para adelante


- Ah si, para qué? – Aioria se reclinó para atrás


- Las cosas no están bien entre nosotros, es incómodo – dijo Shun empezando a caminar por la oficina


- Lo siento pero…


- Qué las cosas no pueden volver a ser lo que eran?, tu me gustas, no es para tanto


- Qué quieres de mi Shun?


- Que admitas que te gusto para que te quites un peso de encima y podamos hacer algo al respecto, esta situación no es saludable – Shun le dedicó una sonrisa muy sensual


- Hacer algo al respecto?


- No te hagas el tonto Aioria, tu me tienes ganas y yo no me niego, la verdad no le veo el problema


- Basta Shun – Aioria empezaba a molestarse


- Basta qué? No te puedo sacar de mi cabeza, no tienes una idea de las ganas que tengo de besarte, de acariciarte, de hacer el amor contigo


- Shun basta, en serio, tu tienes que buscar a alguien disponible, yo no puedo


- No quieres, de poder puedes


- Tienes razón no quiero


- Por qué no admites que me deseas, usamos ese bello sillón que imagino debe ser cómodo para hacer aquello y vemos a donde nos lleva


- No nos va a llevar a ninguna parte, y ya vete de mi oficina, no quiero volver a hablar de este asunto


- Esta bien, pero tu te lo pierdes, la verdad no se a que le temes, Shura no se va a enterar – Shun caminó hacia la puerta, puso su mano en la cerradura pero no la abrió.


- Que el lo sepa o no, no tiene consecuencia, lo sabré yo y eso es suficiente, no le quiero mentir


- Solo no se lo digas, mira, no lo veas como mentira, simplemente no compartirás información que le sería difícil de digerir – Shun caminó otra vez frente al escritorio


- Qué cínico eres


- No, solo soy realista, te deseo Aioria – Shun lo desvistió con la mirada y se mordió los labios


- Yo amo a Shura – dijo el Santo de Leo con seguridad


- No estoy hablando de amor, estoy hablando de sexo, yo creo que te hace falta una buena revolcada para ver si te relajas en algo y acabas un poco con el mal genio que te manejas – sonrió el joven


- Tu eres el causante de mi mal genio


- Entonces enséñame una lección, si soy un niño malo, no quieres darme unas nalgadas? – Shun se viró mostrándole su perfecto trasero


- Fuera – Aioria se incorporó levantándose de su silla y señalando la puerta


- Ya me voy, ya me voy, no te enojes, pero ya sabes, cuando quieras dar uso a tu sillón, llámame.


 


Aioria perdió el apetito, se sentía atrapado, ese pequeño demonio con cara de ángel lo tenía trastornado, en verdad quería darle de nalgadas y luego cogérselo con ganas en ese sillón y verlo gritar y retorcerse de placer, el león hundió su cabeza y la sostenía con las manos, se iba a volver loco si continuaba así, el amaba a Shura y a Sara, eso era todo, había que poner tierra sobre este asunto pero con las constantes insinuaciones del joven peliverde el trabajo que para Aioria antes le traía alegrías y satisfacción, ahora lo que le provocaba era meterse un tiro


 


Shun no le había vuelto a decir nada pero lo miraba con insistencia, como si le desvistiera con la mirada, le sonreía pícaramente y tenía una forma extremadamente sensual de morder el lápiz, por lo que el las reuniones Aioria mas de una vez estuvo a punto de perder el hilo de lo que estaba diciendo, el León sabía que era con fuego que estaba jugando y no se quería quemar.


 


Un par de días después, luego de una de sus tantas reuniones que se llevó a cabo en su oficina, cuando todos los miembros del grupo de Shun se habían retirado, Aioria fue a su escritorio pero la puerta se abrió suavemente y el joven entró


- Qué quieres aquí Shun? – dijo con molestia Aioria


- Perdí mi teléfono, creo que se cayó en el sillón, te molesta si lo busco? – dijo Shun con una inocencia que desubicó al león


- No, pasa – dijo Aioria sintiéndose culpable


Shun entró y fue a los sillones, se agachó y revolvió los cojines, suspiró con frustración, se puso en 4 para buscar bajo los muebles y gateaba de aquí para allá dando a Aioria una visón perfecta de su redondo y jugoso trasero, el león lo miraba casi embelezado y pensaba en todas las cosas que le podría hacer a ese apetecible cuerpo, Shun seguía en 4 en el piso pero regresó a ver al León y le dedicó una sonrisa morbosa


- Te gusta lo que vez? – dijo Shun con una vocecita erótica


- Por qué me haces esto Shun? Es divertido para ti o que? – dijo el león con cansancio


Shun se puso de pie y se acercó al él que estaba sentado tras su escritorio, el joven rodeó el escritorio y se apoyó en el mueble junto a él, muy cerca a criterio de Aioria y se cruzó de brazos


- No, no es divertido, lo sería si por lo menos nos acostáramos de vez en cuando o algo – dijo el peliverde como quien no quiere la cosa, Aioria no podía creer con la naturalidad que Shun decía cosas como esa


- Cielos, ya no se que hacer contigo – Aioria meneaba su cabeza


- Qué hacer conmigo? Pero si hasta ahora no me has hecho nada, y yo quiero hacerte tantas cosas Aioria


- Shun…


- Si, ya se, ya se, amas a Shura, no lo quieres lastimar, yada yada yada, pero… me deseas, tu lo sabes, yo lo se, sería mejor para tu salud y para la mía si lo hiciéramos, soy bueno en verdad, muy flexible, te voy a hacer gozar, te lo prometo


- No lo dudo, es solo que no puedo


 


Aioria se levantó y rodeo el escritorio por el otro lado, Shun también se incorporó, rodeó el escritorio también y se paró frente a Aioria y sin mas se colgó de su cuello y le plantó un beso que dejó sin aire al mayor, Aioria intentó separarlo pero Shun pegó sus cuerpos e introdujo su lengua en la boca del león que no lo pudo resistir mas y abrazó al jovencito y lo apretaba contra su pecho, Shun besaba como los dioses pensó Aioria, la invasora lengua recorría su boca y masajeaba su lengua de una manera sumamente provocativa, como sus cuerpos estaban al borde de la fusión Shun comenzó a mover sus caderas rozando sus miembros por sobre sus ropas, cuando rompieron el beso Shun lamió el lóbulo de la oreja del mayor y bajó su mano acariciando su entrepierna.


 


- Tan duro Aioria, genial, vamos métemela, quiero sentirte dentro – Shun dijo esto en un susurro directo en la oreja del león, su voz de terciopelo estaba cargada de deseo


- No Shun, no… - el león empezaba a revolverse inquieto y quería separarse pero Shun continuó colgado de el y le susurraba


- Quiero que me ensartes, atraviésame cual mariposa de museo, vamos…


- No Shun, no – Aioria tomó sus blancas manos y respirando profundamente lo separó


- Vamos estamos tan cerca – Shun intentó besarlo otra vez pero Aioria no lo dejó


- Esto no puede repetirse otra vez Shun – dijo Aioria en voz baja pero lleno de convicción


- Eso dices, pero mírate, estás mas duro que una piedra, déjame ayudarte, quiero chupártela, quiero probarte – la manera como dijo esto Shun provocó que a Aioria le de un escalofrío, y aunque se llenó de deseo su fuerza de voluntad fue mas


- Dioses Shun, no te escuchas a ti mismo – se separó del joven un tanto molesto


- Qué tiene de malo? No te gusta? No pensé que fueras tan puritano Aioria o eres mojigato? – dijo el joven con un tono burlón


- Yo no pensé que fueras tan regalado Shun – contestó ofendido el león


- No lo soy, TU me gustas, TU me tienes así, yo te tengo ganas a TI, si no fuera así ya me habría acostado con media oficina y con Seiya también y no le he hecho, me tienes en abstinencia sabías?


- Búscate otro, yo no puedo


- Claro que puedes, solo decídete, déjame complacerte


- No Shun y ya vete por favor – dijo el león en tono terminante, el joven hizo un puchero, se separó de él y caminó a la puerta


- Tu te lo pierdes, salúdame a Shura


 


Con una sonrisa de satisfacción el joven salió de la oficina dejando a un muy excitado y culpable Aioria, el león se quería morir, no solo había correspondido el beso, es que no le había gustado, le había fascinado, Shun era tan apasionado, vulgar y caliente que en verdad quería ponerlo en 4 en el sillón y cogérselo hasta la inconciencia pero… no lo iba a hacer, y esto ya había llegado demasiado lejos, tomaría cartas en el asunto ya mismo, fue al baño privado de su oficina, se lavó la cara y no le quedó mas remedio que atenderse el mismo, no podía caminar por la oficina con tamaña erección, cuando estuvo presentable fue a hablar con su muy buen amigo, el jefe de personal y sin darle mayores explicaciones le pidió reubicar a Shun, el jefe de personal quedó en avisarle de vacantes en otros departamentos, al cabo de una semana su buen amigo le llamó para avisarle de una vacante en adquisiciones, compras y contrataciones, el león sonrió feliz y mandó llamar a Shun el que enseguida acudió a su oficina.


 


- Necesitabas verme?


- Si, pasa y siéntate por favor


- Que formal


- Te llamé para decirte que se abrió una vacante en adquisiciones y te trasladarás allá mañana mismo


Shun solamente lo miró y se recostó en el espaldar del sillón y esbozó una pequeña sonrisa


- Lejos de los ojos lejos del corazón, verdad Aioria?


- A qué te refieres?


- Bueno si hablamos claro, déjame decirte que yo se que soy bueno, que digo bueno, soy excelente en mi trabajo, no llego tarde, soy proactivo, me llevo bien con todos y no tengo problemas con nadie, si me botas de aquí es por tu tranquilidad nada mas o me equivoco?


- La verdad el jefe de área me pidió a uno de los míos y se ocurrió mandarte a ti


- Que conveniente – dijo Shun con molestia


- Bueno estás notificado


- No – el joven se cruzó de brazos


- No qué?


- No me voy, no me puedes echar sin un causal el cual no tienes, si me trasladas sin mi consentimiento eso se puede considerar como despido intempestivo y créeme no me va a temblar la mano si te tengo que demandar, además a Saori no le va a gustar lo que sea que yo le diga pasó aquí.


- Me estás amenazando?


- Solo te estoy mostrando las opciones que tienes Aioria, tómalo como quieras, pero yo no me voy a ir, mándame a todo el Departamento legal si te apetece yo me puedo defender solo, conozco mis derechos, además me gusta mi trabajo y si te pongo incómodo pues lo siento.


Aioria nunca había visto ninguna similitud entre Shun e Ikky hasta este momento en el que el joven peliverde se mostraba como digno hermano del poderoso y temperamental Fénix


- Es lo mejor Shun, para mi, para ti – dijo Aioria en tono conciliador


- No Aioria, no es lo mejor para mi, yo te necesito cerca


- Entre nosotros no puede haber nada


- No puedo dejar de pensar en ese beso, me dejaste todo caliente


- Por favor Shun, es por esto que no podemos trabajar juntos


Pasaron unos minutos en silencio hasta que Shun suspiró y se recostó totalmente en el espaldar, tenía la cabeza apoyada en el mueble y los ojos cerrados


- Está bien, tu ganas, si yo te dejo en paz me puedo quedar?


- Lo prometes?


- Si si ya ya, lo prometo


- Te voy a dar otra oportunidad, sino hablaré con recursos humanos


- Tu sabes que soy bueno en lo que hago, si me botas de aquí el resto de la oficina se va a preguntar porqué


- No me dejas opción


- Ya te dije que voy a controlar mis hormonas, pero es tu culpa Aioria


- Mi culpa y por qué?


- Es tu culpa por ser tan sexy


- Shun…


- Ya me voy, ya me voy, nos vemos mañana


 


Aioria no estaba muy convencido de que Shun se fuera a controlar pero le había ofrecido otra oportunidad, el joven tenía razón, no era bueno en su trabajo era excelente y no tenía causal para botarlo y en los días que siguieron Shun en verdad demostró que controlaba sus hormonas, lo miraba pero no lo hacía provocativamente, no volvió a poner un pie en su oficina, en fin era el empleado modelo y Aioria estaba un poco mas tranquilo.


 


Un jueves en la noche Shura se había quedado en el hospital con una cirugía de emergencia y llegó a casa como a las 11 de la noche, Aioria estaba despierto, sentado cómodamente en la sala revisando unos papeles cuando su cabra llegó.


 


- Hola amor que tal tu cirugía?


- Complicada, casi perdimos al paciente


- Oh lo siento, como está el ahora?


- Crítico pero estable, mi vida no tenías que esperarme despierto


- Tu sabes que no puedo dormir si tu no estás, quieres comer algo?


- Un té nada mas, tengo todo menos hambre


- Ven acá


Shura se acurrucó en el sillón y buscó los labios de su esposo, se besaban suavemente cuando escucharon un grito de su pequeña


- Papito¡¡¡¡ papito¡¡¡¡


Los dos padres se apresuraron en ir al cuarto de la niña y la encontraron muy asustada y llorando con desesperación


- Qué pasa amorcito? – dijo Shura tomándola en sus brazos


- Mi cachetón, mi cachetón – lloraba la niña


- Qué pasa con él? – dijo Aioria buscando el oso


- No está, no está – la pequeña se aferraba a Shura con fuerza


- Donde lo dejaste? – dijo Shura abrazándola


- No lo sé, papi¡¡¡ papi¡¡¡


- Tal vez está en casa de Seiya? Recuerdas haberlo llevado allá – dijo Shura


- No lo sé, papito por favor busca a mi cachetón, tráeme a mi cachetón, tengo miedo


- Pero princesa tu papito y yo estamos aquí contigo – dijo Shura besando sus cabellos


- No, mi cachetón, mi cachetón


La pequeña lloraba desconsolada y Shura miró con ojos de súplica a Aioria que con aire derrotado dijo


- Está bien, voy por el, enseguida vuelvo


 


Aioria subió al auto y se fue a buscar el bendito oso, tocó el timbre y una voz que el león asumió era Seiya contestó el intercomunicador


- Si?


- Seiya? Siento molestarte soy Aioria, no dejó mi hija su oso en tu casa? Está llorando y no se duerme


- Pasa


Con un zumbido la puerta del edificio se abrió y Aioria subió al cuarto piso, la puerta del departamento estaba abierta y una tenue luz iluminaba la sala, un libro estaba abierto en el sillón y la luz de la cocina también estaba prendida, el león entró y se dio cuenta que no era Seiya al que había despertado, era Shun el que lo recibía y traía puesto un pantalón deportivo flojo y una camiseta sin mangas


- No encuentro el oso pero puedes buscar tu mismo si quieres – dijo Shun en un susurro


- Shun, siento haberte despertado – dijo con sorpresa Aioria


- No te preocupes, no estaba durmiendo además niños son niños, espera voy a ver en el cuarto de Seiya


El peliverde desapareció en el pasillo y en un minuto volvió con las manos vacías


- Lo siento, talvez lo dejó en la escuela – se disculpó Aioria, rayos, porqué no se le ocurrió llamar antes de venir?


- Es lo mas probable, oye Aioria ayúdame a mover el sillón, talvez cayó atrás de el


- Está bien


Los dos movieron el sillón pero del oso ni las orejas


- Discúlpanos Shun pero Sara lloraba


- No te preocupes, por cierto linda pijama – dijo el joven en tono divertido


- Oh – Aioria se sonrojó y Shun sonrió, en ese momento pitó la tetera en la cocina


- Espera un momento – dijo Shun que se dirigió a la cocina y volvió en un minuto con un jarro humeante en sus manos


- La verdad no me despertaste, estaba haciéndome un té, quieres?


- No gracias Shun, es mejor que me vaya


- Dale toma el té, nos lo mandó Shiru de China – le dijo el peliverde dándole el jarro de té – es un te negro reserva especial de ni se qué con especies de ni se donde, pero es bueno


- Gracias Shun – Después de todas las molestias Aioria no podía ser descortés y no tomar el te que el peliverde le ofrecía por lo que se sentó en el sillón y Shun fue a la cocina otra vez cerrando la puerta del departamento y pasando sus manos por sus brazos en clara señal de frío, volvió enseguida con su propio jarro de té y se sentó en el otro sillón en donde estaba una manta y se cobijó con ella


- Y Seiya?


- Seiya… a el le puede caer la casa encima, no se despierta con nada


- Yo soy igual


- Ah si? Vaya, que envidia


- Y tu que hacías despierto tan tarde?


- Yo no duermo, nunca pude volver a dormir bien después de lo de Hades


- Lo siento, no lo sabía


- Si, bueno, fue por eso que me fui del Santuario apenas Saori nos lo permitió, no quería ver a nadie, tu sabes, quería alejarme de todos… has escuchado que los alcohólicos toman para ahogar las penas?


- Si, si lo he escuchado


- En mi caso, las desgraciadas saben nadar, y luego me di cuenta que huir no era la solución, así que me apresuré en volver y aquí me tienes


- Cielos Shun, no lo sabía


- No te apures, ya me acostumbré, es como mi defecto de fábrica


Bebieron el te en silencio, en verdad estaba bueno


- Gracias por el té Shun, ahora si ya me voy


 


Aioria se puso de pie y Shun se acercó para tomar el jarro vacío de sus manos, en ese instante sus cuerpos se rozaron levemente, Shun tomó los jarros y los puso en la mesita sin perder la cercanía con el león y acarició suavemente su vientre, fue subiendo la mano por su bien formado pecho, Aioria lo detuvo pero Shun se pegó mas a el, puso su otra mano en su nuca y lo besó, el león intentó resistirse pero Shun lo empujó un poco y Aioria topó con la pierna el sillón, perdió el equilibrio y cayó sentado en el, Shun no perdió oportunidad y se sentó sobre Aioria con sus piernas a sus costados y lo besó con pasión, Aioria intentaba alejar su cara pero Shun se imponía hasta que ya no pudo resistirse mas y abrazó el caliente cuerpo que tenía encima suyo, Shun tomó la mano del león y la puso en su trasero y en un rápido movimiento se quitó la camiseta quedando con el torso desnudo, Shun movía sus caderas rozando sus miembros por sobre las finas telas de las ropas que traían puestas, Shun dejó la boca de Aioria y fue bajando por su cuello, introdujo sus manos en el pantalón de pijama de Aioria y empezó a masturbarlo, si alguna resistencia intentaba poner Aioria esta desapareció por completo en este momento y se relajó en el sillón, Shun sonreía mientras lo besaba y mordía su oreja, Aioria respiraba entre cortadamente y cerraba los ojos, el sabía que estaba mal lo que hacía pero ya no lo podía evitar, Shun se arrodilló en el piso y tomó en su boca en endurecido miembro del león y lo chupaba, mordía y lamía con maestría y pasión, se lo introducía todo a su boca y succionaba con fuerza, hasta que Aioria no se pudo contener mas y terminó en la boca del mas joven ahogando sus gemidos.


 


Aioria abrió los ojos, Shun se había vuelto a acomodar sobre el, besaba y acariciaba su pecho dejándolo descansar abrazándolo con suavidad


- Me tengo que ir – dijo avergonzado el león


- No te vayas, quédate otro ratito – dijo en un susurro el peliverde abrasándolo con fuerza


- Lo siento Shun esto no debió pasar – Aioria lo retiró suavemente y se levantó


- Pero pasó y no me arrepiento – dijo Shun con firmeza


- Lo siento, lo siento – Aioria caminó decidido a la puerta, salió por ella y bajó a su auto como alma que lleva el diablo


 


Cuando llegó a casa Shura estaba dormido con su niña en brazos en su cuarto, Aioria fue al baño a asearse aunque no fuera necesario, Shun lo había tragado todo, cielos¡¡¡, como pudo ser tan estúpido y dejarse llevar, se lavó la cara y la boca y se acostó junto a su esposo y lo abrazó, pero la culpa no lo dejó dormir, esa era sin duda la mejor mamada que le habían dado en su vida y se quería morir, no merecía estar en esa cama con esos dos inocentes en sus brazos, rayos¡¡, no sabía que hacer.


 


Al día siguiente el león estaba inquieto pero Shun en la oficina actuó como si nada hubiera pasado y no hubo ningún tipo de incidentes, cuando fue a recoger a Sara de casa de Seiya la niña subió al auto feliz, tenía a su cachetón que se lo había olvidado en la escuela y llegó muy contenta a casa.


 


Los días pasaron en apariencia normal, todo estaba tranquilo pero Aioria no se podía sacar de la cabeza al peliverde, el joven ni lo miraba pero era ahora Aioria el que no le podía quitar los ojos de encima, sabía que estaba mal pero deseaba a ese muchacho que le parecía tan sensual, de apariencia inocente y dulce pero era todo menos eso, al menos de la manera tan directa que se le ofrecía.


 


La semana siguiente Shura le soltó una bomba al león:


- Es en serio? – preguntó Aioria entrando en pánico internamente


- Si amor y tengo que ir, sin excusas


- Por cuantos días?


- Nada mas tres


- Tres?????


- Tanto me vas a extrañar?


- La verdad si, si cuando regreses yo tengo las súper ojeras es totalmente tu culpa, tu sabes que no puedo dormir cuando no estás


- No te preocupes papito, yo te presto mi cachetón


- Gracias princesa, pero creo que te va a tocar dormir conmigo tu también, así como yo no puedo dormir cuando tu papi no está, tu cachetón no puede dormir cuando tu no estás y no quiero que me muerda a la madrugada al no encontrarte a su lado


 


Shura partió al día siguiente temprano en la mañana, Aioria se sentía por demás intranquilo, ahora estaba solo, Shura no lo vigilaba ni mucho menos, pero su sola presencia bastaba para mantenerlo en vereda, ahora su cabra se iba y el que diablos haría, después de dejar a su pequeña en la escuela fue a su oficina, la mañana pasó sin pena ni gloria aunque todo el personal estaba alborotado y en la tarde se enteró de la razón, Saori Kido venía a una inspección, llegaría al día siguiente y lo estaban preparando todo, en la mañana pasaría visita a las instalaciones, en la tarde se reuniría con los jefes y en la noche habría una cena en uno de los hoteles del Holding propiedad de la Diosa, todo estaba preparado, Aioria fue a recoger a su pequeña y aprovechó para hablar con Seiya


 


- Tengo que pedirte un favor abusivo Seiya


- Que necesitas Aioria?


- Tu sabes que Saori llega hoy a Tokio verdad?


- Si, esta noche vamos a cenar con ella


- Tu y Shun?


- Si y Shiru que también llega hoy de China


- Bueno, Saori va mañana a la empresa y en la noche hay una cena a la que tengo que asistir pero no tengo quien cuide a Sara, Shura está fuera de la ciudad


- Necesitas que la cuide mañana en la noche?


- Si, si no es mucho problema claro


- No, claro que no, aunque sería mejor que Sara pasara la noche aquí para que no se enferme si la sacas tarde en la noche y yo la puedo llevar a la escuela en la mañana


- Cielos, gracias Seiya, no se como pagarte, vas a ir directo al cielo


- Para que están los amigos, no te preocupes y ve tranquilo a tu cena


 


La visita de Saori causó conmoción y todos se sorprendieron de ver a la joven abrazar con cariño a Shun y Aioria, el recorrido en la mañana fue entretenido, la reunión en la tarde fue pesada y la cena en la noche estuvo deliciosa, al finalizar la comida cuando todos los invitados estaban tomando café un mesero se acercó a Aioria y le entregó un sobre, el león intrigado lo abrió disimuladamente y era la tarjeta de entrada (llave) a una de las habitaciones del hotel en el que se encontraban, luego de la sorpresa inicial buscó con la mirada al joven peliverde, el sabía que era el responsable del detallito y cuando lo encontró estaba de pie arrimado a la pared en el otro extremo del salón cerca de la puerta de salida y tenía un cóctel en la mano, cuando Shun notó que Aioria lo miraba levantó su copa y le sonrió provocativamente.


 


El león se levantó y Shun al verlo venir salió rápidamente del salón, Aioria lo siguió pero no lo alcanzó, vio el numero de la habitación en la tarjeta, lo pensó un poco y se encaminó directamente hacia allá, pasó la tarjeta por la ranura, la puerta se abrió y entró cerrando la puerta tras de si, la habitación estaba iluminada solo por una pequeña lámpara, dio unos pasos mas adentro y vio a Shun que salía del cuarto de baño, se había sacado la leva, la corbata y su camisa estaba fuera del pantalón y entre abierta, también estaba descalzo


 


- Sabía que vendrías – dijo el joven mirándolo con deseo


- No vine para lo que tu crees – dijo fríamente el león


 


Notas finales:

Muchas gracias por leer y por sus comentarios


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