Aquí estoy, entre el amor y el olvido…Me encuentro aquí de nuevo, sosteniendo tu mano, sino fuera por el calor que despide, pensaría que te encuentras sin vida. Diciéndote palabras que no sé llegaran a tus oídos. Pidiendo, si es que existe un dios, que me regale un día más a tu lado. Pero no obtengo respuesta alguna ni de los dogmas, ni de la ciencia. Sigo aquí Entre recuerdos y el frio…a veces me descubro pensando en ponerle fin a esto, de darnos fin a nosotros. Desconectarte de esos cables que te mantienen estable, e inmediatamente acabar con mi existencia.
Quizás en el edén nos encontremos, pero el amor que te profeso, y los cinco años que estuvimos juntos, me dan un poco de fuerzas para resistir, para tener un poquito de esperanza. Tal vez algún día vuelva a ver tus ojos gatunos mirándome juguetonamente, tal vez una mañana despiertes pidiéndome que te haga de desayunar alegando que mueres de hambre. Quizá, algún día, me regalaras un abrazo cálido, me envolverás en tus brazos, como tantas noches lo hiciste, y me quitaras este frio que se ha adueñado de mí ser desde el momento en que cerraste tus ojos.
— Te amo Shima, despierta. ¿Sabes? Hace un día bastante frio. Tengo ganas de que, me abraces — Muchas veces me eh jurado no llorar cuando estoy contigo, pero en este momento me es imposible cumplir con ese juramento.
Estoy en medio, entre el silencio y tu voz. Estas ahí pero…pero no me respondes ni si quiera sé si mi voz llega a tus oídos. Quiero, quiero que mi voz llegue a tu corazón, como un aliento de vida, como una fuerza que te haga despertar. Quiero que abras tus ojos y me mires.
Aquí estoy, viendo pasar los segundos, viendo pasar los minutos, viendo pasar el amor… Aquí estoy, un día más que se suma a los 345 que has estado durmiendo. “Shima, mi vida, es la siesta más larga que te has tomado…no seas flojo.” Te susurro en el oído. Tomó el cepillo que guardo en mi bolso y empiezo a cepillar tus cabellos. Sé que cuando despiertes me mataras si lo encuentras desordenado o maltratado, siempre has sido un vanidoso… Mi hermoso vanidoso.
Paso la tarde leyéndote un libro ¿Te acuerdas amor?... Nunca te ha gustado leer pero siempre te gustaba que te leyera, aunque te quedabas dormido en seguida, como un niño pequeño… mi patito hermoso, despierta. Cerré los ojos… esperando que la obscuridad que me brindaba aquello me transportara otra dimensión, a un universo paralelo en donde tú dejaras de estar y no estar.
— Seño Yutaka, ya es hora. Se ha pasado por quince minutos…— Me dice una enfermera, desde la puerta.
El doctor que está a tu cargo, me dijo que tenía que acatar las órdenes o se me prohibiría la entrada a tu habitación. Así que me pongo de pie y te doy un beso en los labios “Espero que me correspondas pero no es así.” Me espera una noche más, una noche sin ti. Abro la puerta de tu habitación te doy una última mirada, esperando que abras tus hermosos ojos, y salgo de ahí.
Camino por el largo pasillo blanco. Me encuentro con Aoi y Reita que de vez en cuando vienen a visitarte. “Aquí estoy, con la sonrisa fingida que me dejo tu partida, como un verano sin sol.” Ambos se dirigieron a mí con sonrisas casi tan fingidas como la mía. Intercambiamos un par de palabras, como queriendo deshacer la tensión y la incertidumbre que nos embargaba. Queriendo fingir que todo está bien, o al menos no tan mal.
¿Desde hace cuánto no escucho tu voz?, aquella que me levantaba temprano los fines de semana solo por venganza de que yo te hacia ir demasiado temprano a la compañía. Aquella que podía ser tan tierna como sensual, esa dulce melodía que emanaban tus labios. Solo con escucharla me sentía fuerte y capaz de todo. Capaz de luchar contra océanos enteros y tempestades enormes; pero hace tanto tiempo que no escucho tu voz que parece que el mundo también se ha quedado mudo. Apenas oigo y entiendo lo que las personas me dicen, ha pasado tanto tiempo que ya soy bueno fingiendo que soy parte del mundo y que para nada mi alma se queda en tu habitación.
Me despedí de los muchachos, sin tener la menor idea de lo que decían. Es tan extraño estar en este hospital…cuando llego no tengo intenciones de entrar, me da miedo que me digan que ya no respiras más, pero cuando es hora de irme, siento como mi corazón escapa de mi pecho y se aferra a tus labios, siento como mi vida se queda aferrada a tu aparato de respiración, sé que nuestras vidas dependen de ese aparato.
Abro la puerta de nuestro apartamento y la cierro de inmediato, como queriendo impedir que tu aroma se fugue de aquel lugar. Aviento las llaves por ahí, y me dejo caer en el suelo alfombrado, ni si quiera me molesto en prender la luz ¿Para qué? Sin esta obscuridad ni el sol mismo parece alumbrarme… “Aquí estoy, sin la mitad de mi vida, Un callejón sin salida… viendo la vida pasar…aquí estoy”… cierro los ojos fuertemente, no quiero llorar… siento que mis lágrimas no solo son gotas saladas que secan de mis ojos, mis lágrimas son gotitas de esperanza que nacen de mi alma y mueren sin remedio en mis mejillas… no quiero seguir llorando esperanza, no ahora que escasea tanto…
Sin mucho ánimo, me dirijo a nuestro estudio…
FLASH BACK
— Nee Kai esto no parece un estudio…— Dijo el castaño mientras examinaba el enorme cuarto, que estaba totalmente forrado con madera, que aislaba el sonido.
— ¿Así patito? entonces dime ¿Cómo es un estudio?...— Preguntó un pelinegro que estaba apoyado sobre el marco de la puerta, observando atentamente a su querido castaño.
— Pues mira Kai-chu... los estudios tienen grandes estantes con libros, y un escritorio enorme de madera de roble, en donde los hombres del hogar ponen la foto de su querida esposa. También hay mullidos sillones y huelen a biblioteca…— El de piernas sexis paseaba por la habitación haciendo mímica con las manos señalando el tamaño de los dichosos muebles.
— Mmmmm… pues no se para que quieres enormes libreros si odias leer y tú eres un músico que necesita un cuarto donde ensayar y componer tranquilamente, el escritorio si puede tener grandes funciones…— sonrió lascivo el pelinegro mientras tomaba por la cintura al más alto.— Tendremos mullidos sillones aquí, y bueno lo de la foto de la dulce esposa se puede arreglar…— Kai sonrió, mientras soltaba a su novio para salir del estudio.
El castaño estaba expectante, atento para ver que se le había ocurrido a su novio. Después de unos minutos el baterista regresó. En la mano derecha llevaba un pequeño marco de madera. Uruha enarcó una ceja, teniendo sospechas de lo que se trataba.
— Aquí la tienes…— dijo Kai con una de sus hermosas sonrisas mientras le ponía el portarretratos en las manos al guitarrista, el cual hizo cara de enfado, pero en realidad contenía una carcajada.
— ¿Yo soy la esposa?...— Preguntó, mientras el baterista intentaba aguantar su sonrisa haciendo que sus hoyuelos se marcaran mucho más— Ahora veremos quién es la esposa…— el castaño se acercó a su pareja y comenzó a besarle el cuello y meterle mano por donde podía. El otro solo se dejaba extasiar por las caricias de la persona que tanto amaba.
Ese día se había estrenado el pequeño estudio de música.
FIN DEL FLASHBACK
“Aquí estoy, cantándole a la fortuna…” Ese hermoso recuerdo llego a mi mente, mientras tocaba con frenesí la batería, tenía los audífonos puestos, mientras me torturaba escuchando canciones de nosotros… solo para escuchar el sonido de tu guitarra, amaba golpear con fuerzas el tambor hasta que los brazos me dolieran, desquitando mi frustración y mi dolor, las baquetas se rompieron y también se rompió mi barrera, las lágrimas se adueñaron de mí, y decidí que era hora de dormir… o más bien de intentarlo.
Ni si quiera me seque el sudor, comencé a desvestirme y me puse una camisa tuya… desde hace tiempo que duermo con tu ropa, eso me permite dormir un poco más… me meto en las cobijas y abrazo tu almohada, estiro un brazo para palpar el espacio vacío donde debía estar tu cintura… “Aquí estoy… soñando con tu cintura, con lo que nunca será, Aquí estoy enredado con la duda…” –Shima, sé que me oyes. Por favor, mañana dame la alegría de escuchar lo que tus ojos me dicen, de leer lo que tu voz me grita… despierta patito…— esas palabras ya eran una oración para mí, las repetía todos los días desde hace casi un año… “Aquí estoy, Durmiéndome con la luna. Despertando con el sol…”
**
— ¡AQUÍ ESTOY KAI!— Te grite con todas mis fuerzas, dejando escapar la desesperación que sentía en esos momentos.
Mis manos acariciaban tus cabellos. Sintiendo como en mi pecho se forma un nudo horrible, como mi garganta quema y miles de lágrimas me piden a gritos salir. Estaba acostado a tu lado, mirándote de frente, a escasos centímetros de tu rostro… pero tú no me veías, tenías tu mirada perdida y lágrimas seguían cayendo por tu nívea cara. Quise retirarlas con mis manos pero no lo logre. Cerraste tus ojos… sabía que no estabas dormido, lo sé porque conozco tu apacible respiración cuando sueñas, conozco tu cara de paz que pones cuando te pierdes en la cuna de la noche y ahora, solo tenías una mueca de dolor y te conozco tanto… que sé que deseas tanto como yo que esto sea una vil pesadilla.
Me duele tanto verte sufrir por mi ausencia ¿Cómo te hago notar que me encuentro contigo? ¿Qué no te eh dejado?
Flash back
Descubrí tu secreto… ¿Esto es un sueño?... Veía mi cuerpo conectado a miles de cables. Te observe, mientras sostenías mi mano y platicabas conmigo, sobre el clima, diciéndome que hace frio, y no te gusta mucho. Yo no tengo frio, no siento nada. Estabas intentando que tu voz no se quebrara aunque tenías los ojos llenos de lágrimas y tu sonrisa, esa hermosa sonrisa, estaba convertida en una mueca de dolor, que nunca había visto.
Mi corazón se hizo pequeño, “Aun podía sentir emociones” comenzaste a cepillar mi cabello y me mirabas dulcemente. Te conocía más que a mí mismo y sabía que esperabas que te correspondiera, que abriera los ojos.
Me acerque lentamente a la cama y me aventure a tocar con mis dedos mi propio cuerpo. Inútil. Aunque sabía que no funcionaria, tenía el estúpido deseo que esto fuera algo parecido a esas películas y que al hacer contacto con mi piel, Podría volver a mi cuerpo. Pero esto no paso, solo sentí mi piel, “Aún conservaba parte de mis sentidos” Note que no sentía el oxígeno bañar mis pulmones, y tampoco lograba percibir algún olor.
Ahora me estabas leyendo, aun sabiendo que no era un fanático de la lectura, ahí estabas embriagando mis oídos con tu voz mientras narrabas esa novela que tanto te gustaba. Me senté en la camilla justo en frente de ti, pegue mi frente a tu rostro y tú solo cerraste fuertemente los ojos ¿Podrías sentirme? Quise besarte pero una enfermera te dio el aviso de que las horas de visita ya habían terminado. Abriste los ojos, me diste un beso en los labios, un suave contacto que no pude sentir, sentí mi corazón romperse, lentamente.
Fin del flashback
Te contemple hasta que te dormiste, fueron demasiadas emociones por un día. Pero sabes amor… mañana despertaremos y esto solos será una pesadilla. Despertare y te abrazare con fuerza, te daré un beso y no querré soltarte jamás. No quiero volver a ver esa mirada en ti, notar como intentas contener tu llanto. No quiero que sufras porque me duele. Me pegue lo más que pude a ti. No tenía sueño pero cerré los ojos.
Quiero que todo esto termine.