CAPITULO 2: ES GUAPO PERO NO LO SOPORTO
El señor Andrés y Esteban se mudaron a casa esa misma noche, sólo llevaron consigo cosas necesarias y al día siguiente terminarían con lo que falta. Inmediatamente al llegar a la casa me encerré en mi habitación y decidí no salir hasta la mañana siguiente para ir a la escuela. Al levantarme vi que ya no había nadie, así que me bañé y desayuné tranquilamente y me dirigí al colegio. A la hora del receso Carlos me notó muy decaído y me pregunto qué era lo que me pasaba.
-Con que se trataba de eso. Pues alégrate amigo, que si yo tuviera un cuero de hermano como tú me iría a dormir a su cama todas las noches.
-Eres de lo peor. En serio no sé qué hacer, Esteban no parece ser un mal sujeto, y la verdad ayer no fue muy amigable ni con él ni con su papá.
-Ahora también es tu padre.
-Aja, pero entiéndeme son demasiados cambios tan rápido.
-¡Oye Fer! ¡Ya vámonos a jugar! –me hablaba Memo, habíamos quedado de jugar juntos durante el descanso.
-Enseguida voy, ¿Tú no vienes Carlos?
-No, yo tengo que ir a la biblioteca. Por cierto, no hemos hablado de esto pero ¿Ya perdonaste a Guillermo?
-Mira, ya lo pasado pasado, lo mejor será vivir en el presente.
-Si tú lo dices.
Terminó otro día más de escuela, y la verdad yo no quería regresar a mí casa para encontrarme con esa gente. Pero me había propuesto llevarme bien con Esteban y hacer que me apoyará para que nuestros padres se divorciaran. Al llegar a la casa, no vi ningún auto estacionado, así que supuse que no había nadie; fui a la cocina porque me estaba muriendo de sed, además tenía que alistar las cosas para la comida, pero cuando me disponía a preparar todo me dí cuenta de que ya estaba todo listo, y vi una nota del señor Andrés que decía que disfrutáramos la comida; creo que después de todo es un buen hombre. Como ya no tenía que hacer nada, me fui feliz a ver televisión a la sala, pero mi sorpresa fue que encontré a Esteban durmiendo en el sofá, solo llevaba puesto una playera y unos shorts y tenía apoyado su brazo sobre su cabeza; no sé qué me paso pero me le quedé observando casi dos minutos, se veía tan tranquilo y tan… tan… pero en eso un auto sonó su bocina y nos sacó del mundo de los sueños a mí y a Esteban.
-¿Ya llegaste? –me preguntó entre bostezos.
-No bobo sigues soñando.
-Pues en ese caso no quiero despertar
-… -me sonrojé - ¿Qué haces dormido? No cabe duda que eres un flojo de lo peor.
-No he estado flojeando, fui a tú escuela en la tarde para finalizar mi inscripción, y decidí esperarte para comer, pero como tardaste mucho pues me eché un sueñito.
-¿Me estabas esperando?
-Sí, es que como mi papá trabaja pues siempre tenía que comer solo, y la verdad no es algo que me guste mucho.
-Yo también tenía que comer solo, porque mi papá llega hasta las 6, y la verdad había días que si sentía algo de tristeza.
-Ya, no te pongas cursi. Pero bueno, ahora podremos acompañarnos.
-Esteban…
-Tú encárgate de alistar la mesa, yo me iré a lavar la cara.
-Sí ya iba… ¡Oye tú, No me Mandes! Si quieres comer sírvete tú.
Y así, empezamos a comer y mientras lo hacíamos nos contábamos cosas para entretenernos, nada muy personal, solo los programas que veíamos o la música que nos gustaba, aún así me sentía tranquilo cuando platicaba con él, aunque de vez en cuando decía cosas que me hacían molestar. Terminamos de comer y yo me subí a mi cuarto a descansar un poco y a hacer mi tarea mientras él se quedó lavando los platos. Al poco rato llegaron nuestros padres, y el señor Andrés fue a mi habitación y me dijo que si necesitaba ayuda con la tarea de matemáticas, que le podía preguntar a él. La verdad las matemáticas no son algo que se me dé con mucha facilidad, así que accedí y bajé a la sala con él; ahí se encontraban mi padre y Esteban jugando videojuegos, y mientras ellos estaban en lo suyo, mi padrastro me explicó todo de una forma muy sencilla y acabé rápido, luego nos pusimos a comer gelatinas que habían traído.
-¿Seguro que entendiste todo Fer?
-Sí, la verdad me lo has dejado todo muy claro, gracias.
-Es porque mi papá es ingeniero, si tienes algo que no entiendas pregúntaselo a él.
-Oye esteban no te distraigas, este juego de peleas está buenísimo, a Fer sólo le gustan esos de Mario Bross que son para niños.
-Pero aunque sean para niños no puedes ganarme.
Todos empezamos a reír, en verdad estábamos pasando el día como una verdadera familia, entonces vino a mi mente todo otra vez, así que me pare y me fui a encerrar a mi habitación, no se me tenía que olvidar que mi objetivo era separarlos. Todos se quedaron callados cuando me salí de ahí, en verdad había arruinado un buen momento, pero yo no era el malo, yo estaba haciendo lo correcto. Pasó una hora y decidí ir a bañarme antes de dormir, tomé mi toalla y me dirigí al baño, y cuando iba a abrir la puerta salió esteban empapado y con sólo una toalla cubriéndolo de la cintura para abajo y con otra más pequeña se secaba el cabello, sus axilas y su pecho; era la primera vez que veía su pecho, estaba muy bien formado, a pesar de que hace rato se comió como 5 gelatinas en su cuerpo no se reflejaba ni un gramo de grasa.
-¿Me permites pasar? Me quiero bañar.
-Me hubieras dicho, te hubiera esperado.
-¿Qué cosas dices? Loco.
-¿Qué tiene de malo? Ahora somos hermanos.
-Supongo pero…
-Ya no hagas tantos berrinches, te vas a arrugar y te van a salir canas.
-¿Es que a ti no te molesta?
-La verdad no, es la primera vez en mucho tiempo que me siento en una verdadera familia, y me gustaría que tú sintieras lo mismo.
-Pero yo…
-Yo sé que con el tiempo lo aceptarás y llegarás a querer a mi padre, y también me querrás a mí. ¡Hasta mañana! –se despidió lanzándome su toalla pequeña a la cara.
Me metí al baño y mientras me desvestía pensé en lo que me había dicho, en verdad los dos eran buenas personas, y yo debería apoyar a mi padre y alegrarme por él en vez de hacer berrinches como niño chiquito; pero algo interrumpió mis pensamientos, me di cuenta que estaba oliendo la toalla que Esteban me había aventado, así que cuando reaccioné la aventé lejos de mí y metí a bañar, aunque tengo que admitir que tenía un olor diferente, algo que jamás había olido, en verdad me gustó.
A la mañana siguiente me dispuse a hacer lo mismo que todos los días, me bañé, me puse mi uniforme y me dispuse a desayunar, cuando llegué a la cocina ya estaba Esteban sentado con su uniforme puesto, estaba masticando un chicle mientras leía el periódico.
-¿Ya estás levantado?
-Obvio, no quiero llegar tarde en mi primer día. Ven hay pan tostado y mermelada para desayunar, también hay café.
-Gracias, ahora me sirvo; sabes, he pensado en lo que dijiste y quiero que sepas que tomaré las cosas con más calma, y aunque me tarde, créeme que intentaré tomarle cariño a tu padre y a ti. –En eso, Esteban tomo mi mano, la sostuvo fuerte y en eso… -¿Un chicle?
-Jajajajajajajajaja
-Wakala de pollo, tiene tus babas, ¿por qué me lo pusiste en la mano? Sucio.
-No sé, es que te veías tan serio que no lo pude resistir.
-Ya lávate los dientes que llegaremos tarde a la escuela. Eres de lo peor, ¡NO TE SOPORTO!
Pero estas son sólo algunas de las cosas que viví junto a mi nuevo hermano.
CONTINUARÁ…