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Malos Pensamientos por Reina Okama

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Después de ese pequeño juego, Kaede no había visto al jugador de Ryonan en dos semanas. En todo ese tiempo no había tenido la oportunidad de topárselo en ninguna parte. Si bien había ido un par de veces a su instituto durante las prácticas, tal parecía que la suerte no estaba de su parte, ya que Sendoh nunca llegaba o se iba mucho antes de finalizar el entrenamiento. Rukawa nunca quiso preguntar a los de su equipo por él ¿para qué hacerlo? La finalidad del zorro por encontrarse nuevamente con el puercoespín no tenía nada que ver con el baloncesto.

Al final de la segunda semana terminó ir a la misma cancha en donde había jugado por última vez con Sendoh, quedaba algo lejos de su hogar, pero tenía tiempo de sobra y las hormonas tan estimuladas que bien valía la pena hacer tal trayecto con tal de volver a toparse con el objeto de sus fantasías.

Dejó la bicicleta aparcada justo en el momento en el que Akira encestaba desde la línea de 3, mismo chico que al notar la presencia de Rukawa se giró hacia él con una sutil, pero hermosa sonrisa.

- cuanto tiempo Rukawa - saludó tan amable como siempre, caminando hacia él con el balón en mano.

- ...-

- ¿quieres jugar? - le lanzó la bola directo al pecho tal y como el zorro lo hubiera hecho antes; sin embargo el menor no la atrapó, sino que dejó que el balón se fuera por un lado.

Sendoh, algo contrariado ante esto, fue por ella, pero al pasar junto al kitsune éste lo detuvo, tomándole por el brazo con firmeza.

- ¿ocurre algo? - el mayor no dejaba de mostrarse tranquilo, aunque claro que su sonrisa ya no veía tan pronunciada. Algo había cambiado en Kaede, no sabía exactamente qué, pero esos fríos ojos azules le miraban distinto.

- hagamos algo diferente esta vez, una apuesta - sus dedos se marcaban en la piel de Akira, aunque éste no le tomó la más mínima importancia, ya que estaba más preocupado observando el balón rebotar contra la reja de la cancha.

- ¿qué clase de apuesta? -

- el que pierda se la chupará al otro -

-... ¿qué? -

En un principio al más alto se le puso la frente azul, pero poco después lo invadieron unas enormes ganas de echar una carcajada. De todos los escenarios posibles y por haber, el que alguien tan serio y reservado como Kaede soltara semejante guarrada era el menos probable. Sendoh esperó un par de minutos para que Rukawa le dijera que todo era una broma y que comenzaran a jugar, pero el novato del Shohoku nunca bromeaba y la espera de 2 minutos se fue haciendo más larga.

- Rukawa...- comenzó a hablar rascándose la nuca, tratando de pensar en una respuesta rápida y sobretodo apropiada. No era homofóbico, de hecho se consideraba a sí mismo alguien bastante liberal, pero no a tal extremo ¡por favor! obviamente Sendoh no iba a aceptar tal apuesta, nadie en su sano juicio lo haría.

- ¿a qué le temes Sendoh? - Rukawa se alejó de él y fue por el balón mientras que el puercoespín por primera vez se había quedado sin respuesta.

Akira no era un chico vanidoso, en ese par de años siendo el mejor de Ryonan nunca mostró ningún tipo de comportamiento ególatra ni tampoco se le había subido los humos después de recibir tantos halagos y comentarios positivos por medio centenar de personas que miraban sus encuentros. No obstante, tenía muy dentro de sí cierta venita de orgullo que le impedía rechazar los retos, misma venita que le forzó a aceptar la mentada apuesta.

- está bien, juguemos -

Sendoh sonrió levemente. Hasta ahora nunca había perdido ni uno sólo de los encuentros que había tenido con el zorro y cuando hoy le ganara simplemente rechazaría la apuesta. De este modo Sendoh no terminaría como un cobarde y tal vez sólo tal vez le diera una lección de humildad al más joven.


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A cada salto, a cada jugada, cada vez que tenía la oportunidad, Rukawa se pegaba al mayor con descaro y sin cambiar ni una sola vez su expresión. Por su parte Sendoh, entre lo agotado que se encontraba y el tremendo sacón de onda que el comportamiento del zorro le causaba, se las veía difíciles para jugar a su nivel acostumbrado.

Rukawa se daba cuenta de eso y no tenía reparo alguno en continuar con aquella sucia táctica con tal de ganar. Fue así que en pleno robo del balón, el de ojos azules sujetó a Sendoh por la nuca y le acercó hasta su rostro. El kitsune nunca había besado a nadie, por lo que en vez de pegar su boca a la de Akira, sencillamente enterró sus dientes en el labio inferior contrario, jalándole lascivamente antes de quitarle el balón mediante un manotazo.

El puercoespín se quedó quieto de la impresión, no había sido una mordida demasiado fuerte, pero no le entraba en la cabeza que de un día para el otro el menor se comportara de tal forma con él.

Perdido en sus cavilaciones mentales, Sendoh volvió a la realidad hasta escuchar el aro de metal tensarse, pues mientras estaba ocupado en comprobar que sus labios estuvieran donde los dejó, Kaede había aprovechado su distracción para hacer una clavada y marcar el final del juego, uno que por primera vez había ganado.

Tiempo atrás el zorro no cabría de orgullo y se iría a enfrentar al entrenador Anzai jactándose de su victoria sobre el puercoespín; sin embargo, ahora mismo estaba mucho más concentrado en cobrar cierta apuesta.

Agotado y muy frustrado, Sendoh volvió a la misma posición de la primera vez que jugaron en aquella cancha; es decir, en el suelo y respirando entrecortadamente ¿cómo mierda había pasado eso?

- Rukawa no estarás pensando que yo en serio... -

Sendoh era un hombre de palabra, pero aun eso no era suficiente como para hacer a un lado su dignidad y chupársela a un crío en medio de una cancha de basquetbol.

- aceptaste la apuesta y perdiste... ahora debes pagar - el zorro se acercó hasta el mayor y le pasó una mano por el cabello en punta ¿cuánto fijador se gastaría a diario?

- Rukawa no voy a hacerte nada, me voy - e hizo el amago de ponerse de pie, pero el zorro no era una persona fácil de persuadir y aprovechando que el mayor estaba mal apoyado, le dio un empujón por los hombros que le hizo caerse de espaldas.

- ¿qué crees que haces? bájate de una vez - el de ojos violetas lucía tranquilo, pero dentro de sí no podía creerse que el jugador de Shohoku se encontrara sentado sobre su vientre, teniéndole bien sujeto por los hombros para impedirle incorporarse.

- Rukawa estamos en un parque... -

Sendoh no era alguien débil, para nada. Midiendo 1.90 no era un sujeto fácil de quebrar; sin embargo, esa misma tranquilidad que le caracterizaba, esa misma tranquilidad que desde niño había tenido, le tenía en desventaja con el zorro. Akira nunca se había visto envuelto en una pelea, nunca se había jactado de sus cualidades físicas más que para el deporte, jamás. En cambio Kaede era un sujeto mucho más simple, uno que a la más mínima provocación respondía con golpes, un sujeto que a las malas se había convertido en un mocoso más fuerte que el puercoespín, sobre todo ahora que sus hormonas parecían dominarle.

- deja de jugar y levántate...-

- perdiste -

Los ojos violetas se abrieron totalmente al sentir a Rukawa tomarle ambas manos y colocarlas sobre su cabeza, ahora Kaede ya no se encontraba sentado en su estómago, sino más estaba sobre su pecho y Akira podía ver a la perfección el pliegue que se formaba en los pantalones deportivos del zorro.

No entendía porqué no podía soltarse del agarre, él era mayor, más alto y más pesado también, pero Kaede lo tenía bien sujeto con una sola de sus manos.

- última oportunidad - el zorro se encontraba excitado, todo por ver a Sendoh debajo de él y con un rostro completamente distinto al siempre afable que solía poner. En cambio Rukawa no había cambiado ni un ápice su semblante de indiferencia.

- no seas estúpido Rukawa... si la acercas a mí terminaré por morderte... -

Akira nunca se había enfrentado a una situación de este tipo, no sabía cómo reaccionar o qué decir... aunque eso no importó demasiado una vez que el zorro se encontró sacándose el miembro de los pantalones y dejándolo frente a su rostro. Era grande, mucho más que los de los niñatos normales de 15 años, estaba erecto y era casi por completo lampiño, Kaede lo sostenía por la base, apretándolo de vez en vez mientras el presemen se resbalaba por la punta.

- Rukawa ya basta... - sus palabras amenazaban con quedarse en su garganta, se encontraba en tal estado de confusión que apenas y poder oponer resistencia.

Kaede no dijo nada y movió la pelvis lo suficiente como para que su regordeta verga chocara contra la barbilla del mayor. Sendoh como reflejo ladeó el rostro y cerró tanto los labios como los ojos. A Kaede no le importó esto y comenzó a frotarse contra su mejilla, contra su mandíbula también. La piel de Akira estaba mojada y caliente, totalmente distinta de como se sentían sus propias manos... ésta era la primera vez que el zorro se daba placer con ayuda de otra persona.

Sendoh se mantenía estoico, pero al respirar el aroma de Kaede bajo su nariz abrió los ojos. Ahí estaba el súper lucky, con la polla pegadita a sus labios, masturbándose con ganas y mirándole fijamente. Kaede estaba algo sonrojado, pero aparte de eso no se veía ninguna otra modificación en su semblante. El presemen le manchó los labios y resbaló por su mejilla hasta ensuciarle un oído.

Sendoh volvió a apartarse, trataba de no pensar en lo que estaba ocurriendo, pero al recordar el miembro de Kaede sobre sus labios no pudo evitar que su propia entrepierna comenzara a endurecerse. El era heterosexual, había salido ya con muchas chicas, no era un casanova como sus compañeros de equipo le pintaban, pero sí había dormido con más de una. Esto le debería resultar repulsivo e indignante, pero no podía evitar pensar que de cierta manera le excitaba sentirse dominado.

Kaede comenzó a jadear cuando vio que un par de lágrimas se le escapaban por los ojos al puercoespín, le gustaba mucho verlo sonreír, pero esa mueca de confusión y tristeza le ponía demasiado caliente. Los movimientos de su mano fueron mucho más rápido, se jalaba los testículos y estiraba la piel de su glande hasta correrse...

Su semen cayó enteramente sobre Akira, estaba espeso y caliente, blanco y abundante como debería ser el de un adolescente. Le había llenado la mejilla con él y Sendoh había tenido que cerrar el ojo derecho para que la leche no fuera a metérsele.

- quítate ya... - Sendoh se negaba a mirar a Kaede, a decirle alguna otra palabra, se sentía muy humillado en aquel momento.

Rukawa no se levantó sino hasta ver chorrear su semilla un poco más sobre el rostro del mayor, hubieron un par de gotas que incluso le llegaron al cabello en punta.

Cuando se apartó, Sendoh se quitó todo fluido del rostro usando su brazo e intentó golpear con el puño al menor, pero éste fue más rápido y se apartó a tiempo, sólo quedándose ahí mientras que el ojivioleta miraba hacia otra parte.

- buen juego - dijo el kitsune antes de darse la vuelta y comenzar a caminar. Sendoh no dijo nada, simplemente se quedó de pie un rato, simplemente pensando en lo que había ocurrido.

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Rukawa había abusado de él ¿cierto? ¿no se suponía que las víctimas de abuso se sentían mal y con ganas de matarse? Sendoh estaba muy alterado y el orgullo lo tenía por los suelos, pero no se sentía lo suficientemente mal como para soltarse a llorar o como para correr a los brazos de su madre. No podía entender lo que había pasado, pudo haber gritado por ayuda, a esa hora tal vez alguna persona le hubiera podido ayudar, mas no lo había hecho, se había quedado en silencio mientras Kaede se masturbaba sobre él. Tampoco odiaba a Rukawa, aunque eso se suponía que debía pasar con los violadores...

Akira no pudo dormir esa noche, estaba demasiado confundido.

Notas finales:

no sé ustedes, pero yo pienso que Rukawa es mucho más fuerte que Sendoh aunque este último le lleve en altura un par de centímetros. Sólo hay que recordar lo pacífico que es el puercoespín comparado con Rukawa y Hanamichi xD.


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