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TE QUIERO A MI LADO (Camus-Milo-Zeus) por Kristal_de_Iris

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CAPITULO III.-

"Otra noche que no vendrá Milo", pensaba Camus recostado en su cama mientras observaba la oscuridad, "Seguramente ahora se encuentra con alguien más" decia dolido "Soy un ingenuo al pensar que después de haber pasado por la Batalla de las Doce Casas, la batalla contra Hades y después contra Artemisa y Apolo. Después de pasar, por tantos sacrificios, por tantas penurias y haber sido revividos las cosas cambiarían y al fin podriamos vivir juntos", las lagrimas comenzaban a correr por sus mejillas "Pero Milo jamás podria vivir con alguien tan frío como yo, cuando hay mejores que podrian darle todo lo que merece", los sollozos se hicieron más intensos y asi paso toda la noche.
Al día siguiente Camus se levanto con pesadez, debía prepararse para recibir a varios dioses, quienes venian a hacer una visita y afirmar la paz entre ellos. Lo más importante era que también venia Zeus, el rey de los dioses para asegurarse de que esta nueva paz fuese duradera. Se ducho quitando todo rastro de haber llorado, se arreglo esmeradamente, se puso su armadura y se miro al espejo. Estaba espléndido, después de todo él debia mostrarse como el elegante caballero que era y asi ocultar su tristeza a los demás. Salio del Templo de Acuario y se dirigia al Templo de Atena, cuando escucho que lo llamaban.
-Buenos días Camus-saludo con una sonrisa
-Buenos días Saga-contesto amablemente
-¿Te diriges al Templo de Atena? ¿Qué tal si vamos juntos?
-Me parece bien-contestó Camus
Ambos comenzaron a subir los escalones, sin decir nada más. Ninguno era un gran conversador, pero su mutua compañia les hacia bien. Cuando llegaron al Templo de Atena encontraron una gran parte de los caballeros de todos los rangos, la mayoría comentaba sobre la visita que recibirían. Lo primero que Camus hizo, fue buscar a Milo con la mirada, pero no lo encontró, seguramente vendría un poco después, en vez de él encontro a Hyoga, que le sonrió al modo de saludo. Entonces se acercaron al grupo de los dorados.
-Debes estar feliz de poder ver a tus dos discipulos, después de tanto tiempo-dijo el ahora joven Docko
-Es verdad, hace tiempo que nos se de Isaac. Me da mucho gusto saber que vendrá acompañando a Poseidón-contestó con una ligera sonrisa.
Un momento después vieron llegar al resto de los caballeros, incluyendo a Milo, que venía conversando alegremente con los demás dorados. Camus no pudo evitar sentir celos "Quien de ellos es el que te aparta de mi lado" penso tristemente.
-¡Hola a todos! ¿Como amanecieron hoy?-saludo alegremente Milo, mientras fijaba sus turquesas en Camus
Camus quiso contestar, pero justo en ese momento, Shión, que volvia a ser el Patriarca, anunció la llegada de Hilda de Polaris y sus dioses guerreros. Asi que todos los caballeros ocuparon sus lugares. Primero se alinearon Hyoga, Ikki, Shun, Shyru y Seiya con sus respectivas armaduras junto a Shión, después de todo se habían ganado ese lugar privilegiado, luego los Dorados, en orden de su signo, luego los de Plata y por último los de bronce.
Un momento después vieron entrar a Atena, compañada por Hilda de Polaris y detrás de ellas a los Dioses Guerreros, incluyendo a Bud de Alcor. Ambas se sentaron en los tronos preparados para los dioses. Luego llegaron Poseidón y sus Generales Marinos, entre ellos estaba Kanon de Dragón Marino, que sonrió a su gemelo e Isaac de Kraken, que al ver a Camus, inclino la cabeza como saludo a su maestro. Poseidón tomo su lugar en otro trono.
Poco después se anunció la llegada de Zeus y su séquito. Los dioses se levantaron de sus tronos. Todos los Caballeros de Atena, Dioses Guerreros y Generales Marinos se tensaron. Y cuando las puertas se abrieron, vieron pasar al mismísimo Zeus en todo su esplendor, acompañado de Hades, Artemisa, Apolo y otros dioses, y detrás de ellos a los diferentes guerreros que los servían, incluyendo a los Jueces del Infierno.
Todos en general se inclinaron ante tan importantes presencias. Atena se adelanto y recibió a su Padre con solemnidad y Zeus, le retribuyo el saludo con alegría. Luego de saludarse todos los dioses se sentaron en los diferentes tronos, ocupando Zeus el del centro.
Cuando los recien llegados guerreros se acomodaron junto al resto. Zeus, se levantó y dio un pequeño discurso acerca de lo importante que era que todos los dioses vivieran en paz y que las guerras entre ellos desaparecieran. Cuando Zeus temino de hablar volvio a sentarse, Atena se levanto y agradeció esta oportunidad de hacer a un lado los conflictos y asi darle a la humanidad la oportunidad de ser feliz.
"Oportunidad de ser feliz", esas palabras sonaron en la cabeza de Camus y se imagino una vida junto a Milo. Y sin darse cuenta, sonrió como pocas veces lo hacia.
-¡¡¡Ganimedes!!!-grito Zeus, mientras se ponia abruptamente de pie y se encaminaba a pasos rápidos directamente a Camus.
Los caballeros que estaban delante apenas y tuvieron tiempo de darle espacio al rey de los dioses. Mientras el resto no entendia su actitud.
Zeus sujeto de los hombros al estupefacto Camus y lo miro directamente a los ojos. Luego sonrió y lo abrazo con gran alegría.
-¡Al fin, después de tanto tiempo, pude encontrarte mi precioso Ganimedes!-dijo contento el rey de los dioses
-¡¿Ganimedes?!-exclamó Atena, mientras el resto de los dioses se ponían de pie, atónitos de lo que oían.
Camus, en cuanto asimiló lo que sucedía, se soltó del abrazó lo menos brusco posible y se alejo unos cuantos pasos.
-Señor, creo que me confundió con alguien más-atinó a decir.
Zeus, se acercó nuevamente y toco una de sus mejillas, que se sonrojaron levemente por el contacto-Puedo probar que eres Ganímedes, aunque tu apariencia haya cambiado- y tomándolo del brazo lo llevó hasta donde estaban el resto de los dioses.
Alli delante de todos, Zeus invocó una pequeña luz que entró en el cuerpo de Camus, haciendolo brillar, para luego mostrar detrás suyo la gran imagen de un hermoso joven, sosteniendo una vasija.
Todos sin excepción estaban asombrados de la revelación. Camus observó por instinto, primero a Atena, que estaba apoyada en Poseidón, al borde del desmayo, luego vio a sus discípulos que lo miraban boquiabiertos y por último a Milo, que lo miraba con incredulidad. Ambos se miraron directamente por algunos momentos, hasta que Camus fue rodeado por los dioses que le daban la bienvenida, cada uno a su manera. Atena, cuando se hubo recuperado de la impresión se acerco a Camus
-Perdoname Ganimedes por no haberme dado cuenta antes. No sabes lo arrepentida que estoy que hayas tenido que pasar por tantos sufrimientos-dijo Atena tomandolo de una mano
-Es verdad, debiste haber sufrido mucho mi precioso copero. Lo mejor será que te llevemos a descansar-dijo con ternura Zeus, al darse cuenta que Camus, estaba demasiado impresionado.
-Si, será mejor que vaya a mi templo-contestó
-¡Pero que dices!-exclamó Zeus-¡Tu eres un inmortal y debes ser tratado como tal, por tanto te quedarás con los dioses!
Entonces Camus, fue llevado por Zeus y Atena, hasta las habitaciones que habían sido preparadas para acoger a sus distinguidas visitas.
Para ello pasaron en medio de los caballeros que lo contemplaban con mucho respeto, cuando pasaron a lado de Milo, Camus lo observo ansioso, pero Milo bajo la mirada. Camus quiso dirigirse hacia él, pero no lo hizo.
Cuando llegaron, Zeus agradeció a Atena, sus atenciones y entró con Camus a sus habitaciones. El lujo que había era incomparable y Camus se quedo admirado.
Zeus lo miró divertido y tomándolo de un brazo lo llevó a uno de los dormitorios. Alli, lo sentó en la cama y lo miró con infinita ternura, mientras con una mano le acariciaba el rostro, haciendo que Camus se sonrojara.
-¡No sabes lo feliz que soy de haberte encontrado mi precioso copero! ¡Te busqué por más de doscientos años! ¡Nadie te separará de mi lado nunca más, ni siquiera Hera!-exclamó Zeus
-¿Hera?-preguntó Camus
-Si, Hera. Ella es la causante de todo. Ella te engaño y te alejó de mí, pero no te preocupes, eso no volverá a pasar-terminando de decir esto, Zeus le dio un pequeño roce en los labios-Descansa mi precioso copero, mañana te aclarare todas tus dudas- y sonriendo salió de la habitación. Camus al verse solo en la habitación, se recostó en la cama, se tocó los labios y recordó la sensación de ternura que le había hecho sentir Zeus, pero después recordó los besos que alguna vez le diera Milo. Esos besos que el deseaba y que ahora se veían aun más lejanos que antes.
Al día siguiente Camus se levantó y quiso ponerse su armadura, pero no la encontró. En vez de eso, hallo unas finas túnicas, que no tuvo más remedio que ponerselas. Se arreglo un poco y salió de ese lugar. Tanto lujo no le gustaba y decidió regresar a su templo.
Por el camino se encontró a los diferentes dioses que le hablaban como si de un amigo intimo se tratase y si veía a algún general marino, dios guerrero, espectro o cualquier otro guerrero, estos se inclinaban respetuosamente ante él.
Cuando vio a varios de sus compañeros dorados, se acercó y estos que conversaban animadamente, al verlo se pusieron serios y lo saludaron con solemnidad. Esto en definitiva no le agradaba nada, él preferiría seguir siendo Camus de Acuario.
Cuando llegó a su templo, encontró a sus alumnos y se alegro de ello. Pero en cuanto se acercó Hyoga e Isaac, se pusieron de rodillas en el suelo. Esto en definitiva era el colmo.
Cansado y molestó salió del lugar y se dirigió al bosque cercano. Al llegar alli se encontró con que no estaba solo, Milo estaba apoyado en un árbol, con la cabeza agachada.
-¡Milo!-dijo Camus con alegría
Milo levantó la mirada y vio a Camus, vestido con las finas túnicas, se veía increíblemente hermoso e irresistible. Milo se puso completamente de pie y luego se arrodillo.
-¡Buenos dias señor!-dijo con solemnidad.
-¡¡Ya basta!!-gritó Camus-¡¡Estoy harto de que me traten asi!! ¡¡A pesar de todo sigo siendo Camus de Acuario y quiero que me sigan tratando como un igual!!
-¡No podemos! ¡Ahora eres un dios y debes ser tratado como tal!-respondió Milo con tristeza
-¡Al menos tú podrias hacerlo!-dijo Camus más calmado, mientras se acercaba a su amado escorpión y levantando una mano trato de tocar su mejilla, pero en el acto, Milo se hizo a un lado.
-Ahora eres un dios y ellos no se juntan con los humanos-respondió Milo
-¡Entonces como dios, te órdeno que me dejes solo!-grito encolerizado y Milo obedeció en el acto.
Camus se sentó en un tronco de arbol cortado e hizo uso de todo su autocontrol, para no dejar salir las lágrimas que pugnaban por salir de sus ojos. Todo su mundo había cambiado rápidamente y con ello perdía también la oportunidad de ser feliz a lado de Milo. Tan absorto estaba en sus tristes pensamientos que no se dio cuenta como Zeus, se sentaba a su lado.
-¡Mi señor!-exclamo Camus al ver al dios
-Lamento asustarte Ganímedes, pero creo que es tiempo de que sepas toda la verdad-dijo Zeus y asi comenzó a contarle como lo raptó siendo un principe troyano y lo llevo al Olimpo, convirtiendolo en el Copero de los dioses, antiguo puesto de Hebe, la diosa de la Juventud, luego le contó la relación que llevaban y por último como desapareció por causa de los celos de Hera y su constante búsqueda por hallarlo.
-¿Eso quiere decir, que nosotros éramos amantes?-preguntó Camus pasmado
-Efectivamente. Y no sabes cuanto te busqué. Nunca pensé que reencarnarías en el guardian de la constelación que te regale. Aunque tu apariencia cambió, tus ojos y tu sonrisa siguen siendo las mismas. Por eso cuando te ví sonreír supe que eras tú. ¡Oh, Ganímedes no sabes cuanto te extrañe!-exclamó Zeus, mientras acercaba su rostro al de él
-¡Para eso me buscaste! ¡Para convertirme nuevamente en tu amante!-exclamo molestó Camus
-¿Mi precioso Ganímedes, acaso no te das cuenta que te amo?-dijo con ternura-¡Jamás permitire que te alejes nuevamente de mi! ¡Por eso, cuando volvamos al Olimpo, dejare a Hera y te convertire en mi compañero, para que gobiernes a mi lado por toda la eternidad!
-Pero…pero mi señor-tartamudeo Camus-¿Cómo puede fijarse en un ser tan frío como yo?
-No te preocupes. Solo debo ordenar que Anteros te quite el efecto de la poción del hielo, que le ordene que te diera para cuando reencarnaras-dijo Zeus
-¡¡Que!! ¡¿Yo soy asi porque asi lo quisiste?!-exclamo molesto Camus
-Por supuesto. No pensaba dejar que alguien, aparte de mi, fuera dueño de tus encantadoras sonrisas. Desde la primera vez que te vi, tu sonrisa me conquistó y supe que debias ser mio y solo mio-Y atrapandolo en sus brazos lo beso apasionadamente
Milo, que había regresado para disculparse con Camus, al verlo junto a Zeus, se ocultó entre los arboles y escuchó toda la historia que contara Zeus, para luego ser testigo de esta escena. Las lagrimas le quemaban el rostro y sin querer presenciar nada más, se alejo corriendo del lugar.
Camus se dejó llevar por el beso, Zeus le besaba con absoluta pasión y ternura, haciendolo estremecer y haciendole sentir deseado. Pero de pronto sintió la presencia de Milo, fue algo rápido, pero lo suficiente, para que Camus, rompiera el contacto y retrocediera unos cuantos pasos de Zeus. Al darse cuenta del rostro de extrañeza de Zeus, Camus trató de explicarse, pero las palabras salian torpemente de sus labios. Entonces Zeus, se acercó y puso uno de sus dedos en los deliciosos labios de Camus, haciendolo callar en el acto.
-¡Tranquilo mi amor! ¡Me doy cuenta que esto es nuevo para ti, asi que no intentare nada más! – dijo Zeus con voz suave-¡Si espere más de doscientos años para tenerte en mis brazos, puedo esperar un poco más!- y diciendo esto le dio un ligero beso en los labios para luego tomarle de la mano y guiarlo hasta el Templo de Atena, donde se estaban alojando.
Mientras tanto, la mente de Camus estaba en completo caos, por un lado sentía algo especial por Zeus y sabía que cumpliría lo que había dicho, pero por otro su corazón le decia que solo pertenecia a Milo. Esa tarde trató de ordenar sus ideas. Sin darse cuenta sus pasos lo llevaron al Templo de Escorpio. Solo cuando se vio frente a la puerta de la parte privada, se dio cuenta de donde estaba. Indeciso tocó la puerta, pero nadie contestaba, entonces decidió entrar y esperar a Milo. Pero apenas avanzo unos pasos se encontró con él, estaba sentado en la sala, con varias botellas vacias a su alrededor y una a medio tomar en su mano.
-¡Vaya, pero si se trata del mismísimo Ganímedes!-dijo Milo completamente ebrio
-Creo que vine en mal momento, será mejor que me vaya-dijo Camus antes de dirigirse a la salida
-¿Qué sucede? ¡Acaso mi casa, no es lo suficientemente buena para un dios!-dijo exasperado
-No es eso. Solo pienso que será mejor que regrese cuando estes en mejores condiciones-respondió Camus
-¡¡No es cierto!!-gritó Milo, mientras tiraba la botella contra la pared-¡¡Lo que pasa es que ahora me desprecias, porque no soy más que un simple humano!! ¡¡Pero dejame decirte algo!!¡¡Este simple humano, logró hacerte gemir de placer y hacerte rogar por más, igual o mejor de lo que Zeus te hace sentir!!-dijo Milo con veneno
Camus le dio un fuerte golpe, que lo estrelló en la pared y salió rápidamente de ese lugar, mientras lágrimas dolorosas caían de sus preciosos ojos, sin saber a donde ir, corrió con todas sus fuerzas hacia el bosque, al mismo lugar donde Zeus le contara su historia y lo besara. Al llegar al tronco cortado, cayo de rodillas en el suelo y con los brazos y cabeza apoyados en el tronco lloró amargamente.

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