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TE QUIERO A MI LADO (Camus-Milo-Zeus) por Kristal_de_Iris

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CAPITULO IV.-

Zeus y Atena, se encontraban conversando y tomando un té en una de las lujosas salas. Atena, sabía del amor que se tenían Camus y Milo, por eso al escuchar del propio Zeus, que pensaba llevarse a Camus y convertirlo en su pareja, se atrevió a cuestionar si era correcto alejarlo de sus amigos y conocidos.
-Por supuesto, él es un dios y merece estar entre dioses, no entre simples mortales-respondió Zeus
-Pero Padre…-insistió Atena
-¡Silencio! ¡Aun no estas en posición de cuestionar mis decisiones hija!-y con una sonrisa cínica, que hizo temblar a Atena- Además no querrás que se realice una guerra contra el Olimpo ¿Verdad?
-No, claro que no padre-respondió temblando Atena
-Me alegra mucho, querida hija-dijo Zeus, antes de darle un beso en la frente a Atena
Camus que regresaba al Templo de Atena después de haber llorado toda la tarde, escucho por accidente la conversación y se quedó estupefacto. ¿Acaso Zeus, sería capaz de cualquier cosa para tenerlo junto a él? Sin pensarlo más Camus, se adentró en la sala.
-¡Mi señor Zeus, no debería amenazar sin razón alguna!-dijo Camus ante la sorpresa de los dos dioses- ¡Después de todo me iré con usted al Olimpo!
Estas palabras causaron tristeza en Atena y una gran sonrisa en Zeus, que sin perder tiempo abrazó a Camus.
-¡Mi amor, no sabes lo feliz que me haces!-exclamó Zeus
-¿Estas seguro Camus?-preguntó Atena
-Si, lo estoy-respondió Camus
-¡Perfecto, haremos los preparativos para regresar al Olimpo, en dos días!-dijo alegremente Zeus.
Al día siguiente, la noticia de que Zeus volvería al Olimpo y se llevaría a Camus, corrió rápidamente. Los dioses y sus guerreros que se habían quedado hospedados en el Santuario, comenzaron a hacer sus preparativos para irse con Zeus. Los caballeros se entristecieron de que su amigo se fuera al Olimpo, pero siendo un dios y saber que era decisión suya, solo les quedó desearle lo mejor.
Mientras tanto Saga, al enterarse de la partida de Camus, corrió directamente al Templo de Escorpio, en busca de Milo. Lo encontró sentado en el suelo, en el mismo lugar donde Camus lo habría lanzado con su golpe. Se había quedado llorando sin moverse desde que Camus se fuera, arrepintiendose de sus palabras y maldiciendo el destino cruel, que otra vez los separaba. Saga, recuperandose de la penosa imagen, que Milo mostraba, se acercó y le habló.
-¡Milo, el día de mañana Camus se irá al Olimpo!
-¡No me importa!-contestó Milo
Saga se enfureció con su respuesta, lo tomó del brazo y lo obligó a levantarse bruscamente del suelo.
-¡¡Eres un imbecil Milo!! ¡¡Se marchará al Olimpo y tú no haces nada para evitarlo!!-grito enfurecido Saga
-¡Si él lo quiere asi, yo no puedo hacer nada al respecto!-respondió Milo, mientras se libraba del agarre de Saga
-¡Si Camus me amara como yo a él, jamás permitiría que se fuera!-exclamó
-¡¡Saga!!
-¡Pero él no me ama! ¡Te ama a ti! -dijo mientras algunas lágrimas escapaban de sus ojos- ¡Apresurate Milo, no dejes que se vaya, no lo pierdas! ¡Porque si se va, será para siempre!
-¡Gracias Saga!-dijo Milo, tomó una túnica y se cubrió con ella, ocultando asi su mal aspecto, antes de subir corriendo los escalones hasta el templo de Atena, lo buscó ansioso y lo encontró en el jardín. Sin perder tiempo se acercó a él.
-¡Camus!-pronunció con ardor
Camus se dio la vuelta y vio como Milo se acercaba resueltamente hacia él y lo besaba con pasión. Camus intentó liberarse, pero Milo lo tenía bien sujeto. Poco a poco fue cediendo ante ese beso sediento que tanto había deseado.
-¡Perdoname Camus! ¡Por favor no te vayas! ¡Te amo y te necesito a mi lado!-exclamó Milo
Camus sonrió- ¡No sabes cuanto esperé por escuchar estas palabras Milo! ¡Pero ya es tarde!-dijo al tiempo que se alejaba con lágrimas en los ojos-¡He dado mi palabra a Zeus y si no la cumplo, dará comienzo una nueva guerra! ¡Lo siento Milo!-dijo antes de salir del jardín y dejar a Milo llorando.
Camus se refugió en su alcoba y se hecho a llorar en la cama, hasta que quedó dormido. Despertó sintiendo unas tiernas caricias, cuando abrió los ojos, se encontró cara a cara con Zeus, que lo miraba con un brillo extraño en sus ojos. Camus se quedó quieto, mientras Zeus lo besaba en los labios, para luego pasar a saborear la piel de su cuello. Poco a poco fue descendiendo, mientras le quitaba la túnica que le estorbaba. Pronto tuvo el esplendido pecho desnudo y lo besaba y acariciaba con pasión. Pronto sus labios atraparon sus tetillas, haciendo que Camus se estremeciera.
-Te amo-dijo Zeus entre jadeos de placer, mientras continuaba con su tarea.
“Te amo” repitió el cerebro de Camus, pero dichas por Milo. Camus sintió como lágrimas silenciosas bajaban por sus mejillas, convirtiendose pronto en un torrente amargo. Zeus, al darse cuenta, paro con su exploración y lo miró fijamente.
-¿Qué sucede?-preguntó preocupado, pero Camus, en vez de responder dejó salir los sollozos que estaba reprimiendo. Zeus, lo abrazó tratando de consolarlo.
-Perdón, perdón-decía entre sollozos
-Es porque no me amas ¿Verdad?- dijo Zeus. Camus al escuchar esto tembló de terror
-¡No te preocupes mi amor! ¡No es tu culpa!-dijo Zeus, mientras acariciaba sus largos cabellos-¡Eros me contó, que por órdenes de Hera, hizo una poción para que te enamores cuando reencarnarás! ¡Por eso no estoy molesto! ¡Ya verás que volviendo al Olimpo, todo volverá a ser como antes, mi precioso Ganímedes!
-¡¡Es que no te das cuenta que no soy Ganímedes!!-gritó mientras se ponía de pie-¡¡Soy Camus y por más que lo desees, nada será como antes!!
Camus se arrepintió al instante de decir esto, pero ya era tarde. Zeus abandonó la habitación sin decir palabra.
Al día siguiente, Camus se levantó sin fuerzas. Ese día se iría al Olimpo para siempre. Dejó que los sirvientes que le habían puesto a su servicio, lo ayudaran a vestirse. Ya arreglado, salió de la habitación y se encontró con Zeus, que lo esperaba.
-¡En verdad lo siento mi señor!-se disculpó Camus
-¡No importa mi precioso Ganímedes!-respondió Zeus. Camus se tranquilizó con sus palabras.
-¡Gracias mi señor! ¡Iré a despedirme de mis compañeros!-dijo antes de dirigirse al Gran Salón, donde según le había dicho Atena, le esperarían los caballeros para despedirse, sin percatarse de que Zeus lo seguía. Al llegar al Gran Salón encontró a los caballeros, quienes se acercaron inmediatamente y lo miraban con seriedad
-¿Qué sucede?-preguntó Camus extrañado
-Maestro ¿Es cierto que se va al Olimpo, para evitar que Zeus empiece una guerra?-preguntó Hyoga
-¡¿Quién te dijo semejante cosa?!-exclamó Camus
-¡Fui yo!-dijo Afrodita-¡Estaba de camino a mi templo, cuando decidí visitar el jardín y escuché lo que le decías a Milo!
-¿Es cierto, maestro?-preguntó Isaac, que también se encontraba ahí
-Yo..yo..-trató de decir Camus, pero al no poder mentir, bajo la cabeza
-¿Amigo, por qué no confiaste en nosotros?-preguntó Mu
-¡Nosotros somos tus amigos y por tanto no permitiremos que te lleven!-exclamó Aioria
-¡Es cierto, nadie tiene derecho a forzarte!-dijo Shión
-¡¡No!!-exclamó Camus-¡¡No quiero que ninguno de ustedes interfiera!!
- ¡Camus, si decides quedarte te apoyaremos!-dijo Atena, mientras se le acercaba
-¡Si me quedó, se librará una guerra y yo no quiero que eso suceda!-dijo Camus y mirando a sus compañeros-¡Gracias amigos, pero ya tome una decisión!
-¿Y qué pasara con Milo?-preguntó Saga. Camus, no pudo reprimir una mueca de dolor. Su solo nombre le hería profundamente.
-¡Lo mejor para Milo, será que me aleje de él!-contestó, mientras se dirigia a la puerta -¡Muchas gracias amigos, por todo! ¡Les prometo que no los olvidaré!-dijo antes de salir
La despedida que se realizó fue parecida a su bienvenida. Todos los caballeros estaban en fila, formando un pasillo, por el que caminaban los dioses.
Camus salió acompañado de Zeus, cuando pasó a lado de los dorados, se dio cuenta que en la formación tan solo habían diez caballeros, una era por su ausencia y otra porque Milo no estaba ahí. Dio las gracias a Atena y se despidió en general con todos.
-Estoy orgulloso de ustedes. Sean buenos guerreros-les dijo Camus a sus pupilos, quienes no pudieron evitar derramar lágrimas por la partida de su maestro.
Camus se subió a la carroza juntó a Zeus, que lo llevaría al Olimpo, miró por la ventana su alrededor, esperando que Milo se presentara y se despidiera de él, como cuando eran niños. Pero Milo no apareció y Camus sintió que su corazón se rompia en pedazos, mientras sentía como la carroza se movía y lo alejaba de lo que más quería. Una lágrima brotó sin darse cuenta y trató de ocultarla, pero Zeus, ya lo había visto. Estuvieron en silencio por largo tiempo. Zeus, pensativo y Camus, tratando de evitar que más lágrimas se derramaran.
-¡Alto!-órdeno Zeus, al conductor. Camus lo miró extrañado y Zeus sin decir palabra se acercó y le limpio otra lágrima que corria por su mejilla
-¡Mi precioso Ganímedes! ¡Si me lo pidieras, sería capaz de darte el universo entero, tan solo por verte feliz y con tu hermosa sonrisa adornando tu rostro!-dijo Zeus-¡No te preocupes, no realizare ninguna guerra contra el Santuario! ¡No quiero que sufras, asi que te dejó libre¡
Camus, abrió los ojos grandes por la sorpresa, al principio creyó que había escuchado mal, pero al ver la sinceridad y la tristeza en los ojos de Zeus, se lanzó a sus brazos y lo besó en los labios.
-¡Gracias, muchas gracias!-exclamó Camus con lágrimas, pero esta vez de felicidad-¡Una parte de mi, siempre te amará Zeus, sin importar cuanto tiempo pase y sin importar cuantas veces reencarne, siempre te amaré!-dijo mostrando una bella sonrisa
-¡Lo sé mi precioso copero!-respondió Zeus, mientras lo besaba por última vez y después con mucha tristeza lo dejaba marchar.
Camus salió de la carroza y comenzó a correr en dirección al Santuario. Sin importarle nada más, mientras una bella sonrisa adornaba su rostro.
Entre tanto los caballeros al terminar de despedir a los dioses y demás guerreros, se fueron a hacer sus diferentes actividades. Los dorados y los de bronce se quedaron en ese mismo lugar, todos sentados y apoyados en las diferentes columnas que yacían alli.
-¡No puedo creer, que se haya ido!-exclamó Isaac, que se había quedado con permiso de Poseidón
-Fue su decisión-dijo Ikki
Todos guardaron silencio, a todos les entristecia la partida de Camus y más aun su sacrificio.
-¡Camus es un tonto por no haber luchado por lo que quería!-exclamó molestó Saga, mientras algunas lágrimas brotaban. Kanon se acercó a su hermano y lo abrazó para consolarlo. Shun que era el más sensible comenzó a llorar e Ikki se acercó para ofrecerle su hombro. Afrodita, también comenzó a llorar, siendo atendido por Mascara Mortal. Pronto Mu se les unió, luego Hyoga, después Isaac, también Shaka y poco a poco el resto, incluso los que tenian fama de duros como Ikki, Kanon y MM.
-¿Pero que les pasa?-preguntó Camus, mientras se hacia presente ante ellos
-¡¡CAMUS!!-gritaron al unísono, al tiempo que lo rodeaban
-¡Creímos que te habías ido!-dijo feliz Ayoros
-¡Asi fue, pero Zeus me comprendió y me dejó libre!-respondió mientras mostraba una de sus preciosas sonrisas-¿Dónde esta Milo?
-¡No lo sabemos, no lo vemos desde ayer!-respondió Saga-¡Tienes que ir a buscarlo!
-¡No te preocupes amigo, lo haré!-le dijo mientras estrechaba su mano-¡Gracias Saga y también a todos ustedes! Todos sonrieron en respuesta.
-¡Maestro, mejor apresurese y busque a Milo!-exclamó Hyoga y Camus asintió con la cabeza y comenzó a correr en busca de su amor. Lo buscó por todos lados, hasta que al fin lo encontró en el bosque, apoyado en un árbol y sentado en el suelo, mientras copiosas lágrimas eran derramadas.
-¡Milo!-exclamó, mientras se acercaba corriendo
Milo levantó su llorosa vista y no pudo creer que fuera Camus quien se acercaba “De seguro estoy delirando”-pensó, pero cuando sintió los labios de Camus sobre los suyos, se convencio de lo contrario. No tardo en corresponder ese beso y abrazar a su adorado con locura
-¡Oh, Camus creí que te había perdido!-dijo Milo, mientras lo besaba por todo el rostro.
-¡Nunca, nunca me perderás!- dijo mientras correspondia sus besos
-¡Espera Camus!-pidio Milo, mientras le mostraba lo que tenía en la mano. Eran dos alianzas de oro puro, al verlas Camus lanzó una exclamación de sorpresa
-Pensaba pedirte que te casaras conmigo, cuando pasara la bienvenida a los dioses. Lo planee por mucho tiempo, por eso no iba a tu templo, ya que quería darte una sorpresa. Pero todo salió mal-explicó Milo-¡Ahora creo que no soy lo suficientemente digno para ti!
-¡No digas tonterías Milo!-le reprendió con dulzura, mientras tomaba una de las alianzas y se la ponía en su dedo y luego tomaba la otra y se la ponía él.
-¡Te amo Camus, te amo! ¡No desperdiciare esta nueva oportunidad que me das! ¡Nunca Más dejare que te alejes de mi lado!-le dijo mientras lo atrapaba en sus brazos y lo besaba con todo su amor.
-¡También te amo!-contestó Camus-¡Y yo también aprovechare esta oportunidad para vivir plenamente a lado de nuestros fieles amigos y de tu amor!
Entonces ambos volvieron a besarse, comenzando de esta manera una nueva época de felicidad.

FIN

^^ Espero que les haya gustado. Cualquier opinión es bien recibida.

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