Todo el mundo tenemos una horma para nuestro zapato por arichan

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Era de noche, habían esperado a que la actividad en el hospital se redujera al mínimo. Esa era su oportunidad, la única que tenían para poder entrar y conseguir información de primera mano sobre el estado de Kwon JiYong. Entraron por la puerta de servicio, sabían que ahí no había nadie vigilando aquella puerta. Pero de ahí hasta la puerta de la habitación de GD no sabían como llegarían. Fueron despacio como si temieran que alguien les descubriera.

Sus pasos eran lentos, subieron hasta tercera planta, sabían que estaba ahí. Sabían que tenía un ala para el solo. Solo querían pasar a verlo, sacarle un par de fotos y volverse por donde habían entrado. Pero con el que no contaban era con el guardia de seguridad cuatro puertas que había paseándose por ese pasillo.

Vieron como un par de horas después se marchó algún lugar dejando sin vigilancia la entrada al pasillo. Aquella era su oportunidad. Tal y como habían planeado fueron corriendo. Pero había un fallo, en que habitación se encontraba el susodicho. Solo había una opción, eran dos, uno el lado izquierdo y otro el derecho, comenzaron abrir las puertas hasta que en el lado derecho encontraron la que buscaban. Pero lo que más les sorprendió fue la cantidad de revistas regadas por todos los sitios, y los papeles que no tenían nada que ver.

Como buenos periodistas que querían ser, se tenían que enterar de que iban todos aquellos papeles. Justo después de sacar fotos a un durmiente GD, que no se enteró de nada. Comenzaron a mirar todos los papeles. Asombrándose de los que leían, sacaron fotos a todos los papeles que pudieron y salieron con cuidado de la habitación, para su suerte el guardia no había vuelto, corrieron por los pasillos vacíos del hospital hasta la salida por donde habían entrado. Se sentían afortunados. Habían encontrado una mina.

Se levantaron sin muchos ánimos, querían seguir en la cama, jugando, hablando, pero no podían, JinKi tenía que comenzar a recoger sus cosas, dentro de poco los dejaría, para comenzar a trabajar. Solo esperaban poder verse más a menudo. Dong no dejó de tontear en toda la mañana con el más pequeño de la casa. Quería estar con él, siempre le había gustado aquel chico escurridizo.

Kang se sentó en el sofá de aquella casa, no sabía exactamente que esperar, el plan se estaba retrasando. Y al parecer se retrasarían aún más. Nunca pensó que aquellas dos niñas pudieran ayudarle a juntar a sus amigos. Pero tenía que admitir que tenían un buen plan. Pero todo se demoraba demasiado. Y que SeungRi también estuviera interesado en GD no pintaba nada bien. Pero había que ser optimista. Se levantó del sofá, le había entrado hambre, qué habrá hecho su hyung de desayunar. Al entrar a la cocina se lo encontró con una taza de café en la mano y la mirada perdida en un punto imaginario de una de las paredes.

• Yo también quiero café – se hizo notar, sabía que podía estar así durante horas. Pero al verlo ahí su cabeza maquino un pequeño acercamiento al tema de GD, sabía el plan de las chicas que era atacar a Kwon para que aceptara que le gustaba Tabi. Pero que pasaba si Tabi era el que se negaba. Eso no lo permitiría. Eran sus amigos, y quería verlos felices, no por nada habían pasado tantos momentos juntos – ¿Sabes algo del psicólogo?

• No. - esa fue su escueta respuesta, pareciera que poco le sonsacaría.

• ¿Crees que recuerde pronto? ¿O que se declare al chico que ama? - ahí estaba la reacción que quería, Choi había dado un respingo.

• No lo se – otra vez aquella indiferencia. Se había vuelto a colocar esa mascara – tampoco me interesa.

No podía sacar más por el momento, lo sabía, pero aquello ya era algo. Como que sabía que no le era indiferente GD, y eso se reflejó en su cara con una sonrisa, su compañero le miró con confusión. Pero no era el momento de decir las cosas claras. Era momento de los secretos, de los misterios. Aquello le gustaba mucho. Pronto estarían todos bien. Tenía esa sensación y nadie se la quitaría. Ni siquiera el que entraba en esos momentos por la puerta, lo comprendía, pero no aceptaba que Lee Seung Hyun también estuviera interesado en el líder de la banda. Pero las cosas no son tan fáciles. Le miró por un momento le veía cansado.

• ¿No has podido dormir? - se atrevió a preguntar Kang.

• No, estuve hablando toda la noche por el teléfono. No le ha sentado muy bien a mi novia que estuviera aquí y no la llamara – se sentó delante de sus hyungs. Mirando a ambos alternativamente.

El ambiente se sentía raro, pero nada podían hacer. Habían pasado demasiadas cosas como para ahora pelearse por cosas del corazón, todos sabían lo que podían perder, y no solo era su carrera como cantantes, si no todo, los contratos de publicidad, los de actuar. Todo se perdería si ellos cinco se enfadaran, si se pelearan. Vendían mucho más siendo BigBang que estando separados, y eso lo sabían. Pero por encima de eso eran amigos. Y la persona que le gusta al amigo, es intocable para ti. DaeSung solo esperaba que recordara aquella norma no escrita de la amistad Lee para que no sufriera luego.

Se había levantado hace más de dos horas y el abogado no aparecía, su marido hacía unos momentos se había ido a trabajar y su hija mayor a la universidad. Tenía la casa para ella sola. Y estaba aburrida. Saldría un momento al quiosco de la calle para comprar las revistas del día. A ver si decían algo de su hijo. Para estar al tanto de todo lo que decían de él. Cuando salió por la puerta se encontró con el abogado subiendo las escalerillas de la entrada.

• Algo va mal. ¿Ha mirado la prensa esta mañana? - el abogado la abordó en cuanto la vio. Debía de ser urgente para que lo dijera de aquella manera. La mujer negó con la cabeza, mientras que el abogado le extendía la revista que se hacía eco de la manipulación de la vida de GD.

• ¿Qué?

No salía de su asombro, eso no podía estar pasándole a ella. Todo eran especulaciones. Pero no parecía así. Dentro de la revista en el artículo ponía :

“ Todos pensando que GD era un rajado por no enfrentar a la prensa. Pero, ¿esto es del todo cierto? No queridos lectores. Esta revista a tenido acceso a información inédita.

Al parecer la madre de nuestro más querido, pero también más odiado, artista había manipulado la vida de su retoño hasta casi elegirle los amigos. Como vemos en uno de los informes adjuntos en las páginas siguientes, la madre de GD pasó la colegiatura de un niño para que fuera el mejor amigo de su hijo y así poder controlar con quien se juntaba.

Queridos lectores, ustedes ¿qué creen? ¿Se intentó suicidar nuestro GD para salir de esta espiral de manipulación? Eso no lo sabremos hasta que no leamos todos los informes que nos han llegado. Les iremos informando a lo largo de las semanas.

No se pierdan la semana que viene el siguiente artículo de “Toda una vida manipulada, hasta la muerte”. ”

No salía de su asombro, como ha podido averiguar todo eso. Si eso lo veía su hijo estaba perdida, tenía que ir enseguida al hospital para explicarle la situación que había fuera, para explicarle su punto de vista. Sabía que su hijo no le discutiría, nunca lo ha hecho. Por ello estaba segura de que haría lo que ella quisiera. Pero aquello, si se le salía de las manos podría perjudicarle. Pero la repercusión de esa noticia no quedaría ahí, no le darían la inhabilidad a su hijo a su favor, no podría administrar todo el dinero que tenía. No podría hacer todo lo que ella quiso, y planeo.

Esa situación se le salia de las manos. Tendría que hacer movimientos desesperados, y antes de que los periodistas se movilizaran. Que en realidad se estaban tardando. Seguida por el abogado abordó su coche y se dirigió hacia el hospital. Casi era medio día, solo esperaba que ese hombre le dejara pasar a ver a su hijo antes que los estúpidos amigos de este se interpusieran en su camino. Porque sabía que si aquella información llegaba a los oídos de estos, moverían cielo y tierra para que ella no consiguiera sus planes.

El director Yang entró como un torbellino en la sala de estar. Y llamó a gritos a los habitantes de aquella casa. Cuando los vio a todos reunidos les extendió la revista. Sus caras eran de espantó. ¿Quién había conseguido aquella información? ¿Qué harían ahora? Se miraron un tiempo sin saber que decir. No tenían pensado difamar aquella información. No, aquello solo empeoraría la imagen que tenía el público de su amigo y del grupo. No podían permitir aquello. Pero ahora que JiYong estaba despierto no podían tomar medidas desesperadas. Era su vida, tendría que ser él que dijera si todo aquello era verdad o mentira.

Viendo que se hacía la hora que les dijo el psicólogo para ver a JiYong todos se encaminaron a los coches y salieron, sin mediar palabra hacia el hospital.

Pero quizás la reacción más extraña fue la de dos chicas adolescentes que se encontraban de camino al instituto, aquella mañana el quiosco de frente del colegio estaba más concurrido de lo normal, y ellas querían saber por qué. Pero sus dudas se aclararon cuando vieron de la mano de uno de sus compañeros la dichosa revista, la que ventilaba los problemas de familia de GD. Ese chico despertaba tanto amor como odio, y todo el mundo quería saber de su vida. Pero aquello era lo máximo, e incluso especulaban con la razón de su suicidio.

Eso a las chicas no les sentó muy bien. Si era verdad que tan solo conocían a Kwon de una tarde, pero le habían cogido cariño, además de ser su ídolo y amor platónico. Aunque tenían asumido que su GD se tenía que emparejar con el hermoso Tabi.

Alertadas por aquella noticia, y el documento que había en aquella revista cogieron el primer autobús que las llevaba al hospital de su padre. No les quedaba muy lejos, solo esperaban que la bronca que les fuera a caer no fuera muy grande. Ellas tenían que ver con sus propios ojos que su nuevo amigo GD estuviera y que aquello no fuera real.