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Todo el mundo tenemos una horma para nuestro zapato por arichan

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Notas del capitulo:

Siento la demora, pero no tengo casi tiempo, voy escribiendo cachitos todos los días, así por lo menos no lo dejo tanto, pero me cuesta mucho ponerme a escribir...

Espero que me dejeis reviews para poder inspirarme, que en el capitulo anterior fueron muy poquitos n_n

 

 

No sabía exactamente cuanto tiempo había pasado desde que habían dejado ahí a su hermana, pero, a él, le pareció una eternidad. Nadie había ido aquella habitación, nadie asomaba su asquerosa presencia por allí, y eso le tenía un poco molesto. Y mucho más porque su queridísimo novio, no aparecía. En realidad, nadie aparecía. Después de decirle que jamás le dejarían, pasa esto, ninguno estaba. A nadie parecían importarles. Y eso no le gustaba, se sentía vulnerable, vulnerable a cualquier cosa que sucediera a su alrededor, vulnerable por confiar en las personas y que estás le hayan abandonado. Él no sabía como actuar ante la vida sólo, siempre tubo a esa mujer a su lado, aunque no le quisiera, aunque le hiciera mal estar a su lado, ella siempre había estado ahí. Simplemente tenía que tener alguien a su lado que le diera su opinión, no pedía mucho, que alguien estuviera a su lado. Pero pronto se dió cuenta de hacía donde iban sus pensamientos, y se reprendió a si mismo, no podía pensar así, no debía dejarse ganar otra vez. Él era mucho mejor que todo eso.
Tan metido estaba en sus cabilaciones que no se dio cuenta de que la puerta se había abierto, y que un hombre mayor había ingresado en la habitación, hasta que fue demasiado tarde para esquibar el abrazo del oso al que se vio sometido.

 

 


- Yong, mi pequeño, estás despierto. Pensaba que tardarías más a despertar. Por eso me entretuve cenando con tu novio y amigos. La verdad que ese joven es buena gente, y se le nota que te quiere mucho.

 

 


- Appa... - intetaba respirar, o que por lo menos el hombre que acababa de llegar, y que era su padre le prestara atención y viera se no podía respirar.

 

 


- Hacía años que me habiáis dejado de llamar así los dos. Que ilusión me hace que vuelvas a llamarme así. Soy tan feliz. - pero este seguía sin hacerle caso a los llamados de su hijo. Estaba más interesado en abrazarle y sentir que seguía vivo.

 

 


- Appa... me ahogo. - durante todo el monólogo del señor Kwon, éste no había soltado a su hijo en ningún momento. Y era tal la fuerza con la que le apretaba que le dificultaba la respiración a su hijo. Él cual se hubiera defendido de aquel abrazo si hubiera podido mover sus brazos a su antojo, pero recien salido de una operación en ellos, no podía hacer mucho.

 

 


- Lo siento pequeño. ¿Estás mejor? - Ji se dejó caer sobre el colchón mientras asentía con la cabeza e intentaba respirar con normalidad. Pero, aun así, todavía se sentía preocupado por lo que le había pasado a su hermana.

 

 

 

- Appa, ¿qué ha pasado? - Su padre agachó la cabeza, cambiando su expresión de una feliz a otra culpable.

 

 


- Tenía que haber estado con ella en la habitación. Pero el director del hospital me llamó para liquidar la cuenta que tenías con el hospital por los servicios. Y como salen en tres días, era mejor ir haciéndolo ya. Porque son muchos papeles que firmar. Entonces, alguien entró a la habitación, y disparó a tu hermana y al psicólogo que te atendía. A él lo mató en el acto, recibió dos disparos uno en el corazón y otro en el cuello. Mientras que tu hermana fue herida en el hombro. - alzó la cabeza para ver la reacción de Ji, pensaba que seguramente estaba enfadado con e´l, y su ceño fruncidoo se lo confirmaba.

 

 


Tras un par de minutos en los que ambos estuvieron en silencio, en los que ninguno se dirigió la mirada, unos por estar metido en sus pensamientos, y el otro pensando que su hijo lo odiaba porque, por su culpa, su noona se encontraba en aquel estado.

 

 


- Como la odio. Appa ¿cómo se puede pasar de querer a una persona a odiarla con todo tu ser? - fue tras esas palabras que Ji levantó la cabeza, miró directamente a los ojos de su padre.

 

 


- No eres el único a quién ha defraudado. Lo peor de todo, es que me lo advirtieron. Eso quizás sea la pero parte de todas. Que me dijeron que pasaría algo como esto.

 

 


Se miraron por un momento, ambos tenían que ordenar sus pensamientos. El Señor Kwon se sentía más tranquilo sabiendo que su hijo no le odiaba por lo ocurrido. Pero al también se encontraba algo inquieto. Porque él todavía no se creía que la mujer, que fue su esposa por casi 25 años, pudiera ser capaz de hacer algo por el estilo. No creía que pudiera ser tan mala, como para contratar a un sicario para matarlos.

 

 


- ¿Por qué crees que ha sido tu madre?

 

 


- Esa mujer no es nada mio. No puedo creer que manipulara mi vida hasta el punto, incluso de programar mi suicidio. Appa, por favor, abre los ojos. Ahora se lo que significaban muchas de las cosas que siempre había visto. Siempre ha estado engañándote. Te ha sido infiél con infinidad de hombre. Y puedo jurar y no me quemo que el abogado ese que tenía también era su amante. Appa, no es normal que la sigas defendiendo. Sabemos de lo que es capaz esa mujer. Ahora lo sé. Ahora se en quien confiar. Y usted tiene que hacer lo mismo. Appa abre los ojos, y que no se acerque más a tí. Porque estoy seguro de que intentará sacarte todo el dinero que pueda. Porque eso es lo único que quería de mi. Mi dinero.

 

 


- Pero, me cuesta creerlo. He estado enamorado de ella durante muchos años - volvió a agachar la cabeza - Aunque viéndolo fríamente, si que era extraño que no quisiera tener bebes. Y yo prácticamente la abligué a tenerlos. - se encontraba analizando en su cabeza todos los momentos en los que su mujer se comportaba extrañamente, en un principio el no noto nada, pero con el paso del tiempo, y con los acontecimientos recientes, no podía más que afirmar que aquellas aptitudes eran extrañas - No se si fuera buena idea. Además de que incluso la obligué a educaros. Porque siempre quiso que contratara a alguien para cuidarlos. - sonrió como si recordase buenos momentos - Pero a mi no me enseñaron así. Tu abuela me enseñó que la familia era lo mejor de este mundo. Era en quienes te apollarías, con quienes te enfadarías y pelearías, pero luego siempre estarían ahí para que se arreglaran las cosas. - acabó su relato con una sonrisa en los labios, que confirmaban cuanto echaba de menos tener a su familia al lado, pero, que por culpa de esa arpía, no estaban a su lado.

 

 


- Ella no era así, tu mujer, nunca me trató con cariño, al parecer necesitaba que me abrieran los ojos para ver como era. Al parecer a tí también te los tienen que abrir. - Ji que miraba atentamete las reacciones de su padre, sabía que le costaría salir adelante, sabía que a su padre no le fue fácil rechazar a sus amistades de años, y pelearse con su familia. Para que al final pasara lo que había pasado. Aquella mujer había dejado como idiota a su padre delante de todo el mundo.

 

 


- Si, al parecer si. Sería mejor que durmieras, así poder recuperar las fuerzas pronto. Y poder salir de aquí cuanto antes. - hizo una pausa para pensar lo que diría ahora - Aunque creo que os darán el alta a la vez, con tu intento de suicidio creo que quieren mantenerte vigilado el mayor tiempo posible.

 

 


- Si, yo también lo creo. Pero es normal, el 20% de las personas, que se intentan suicidar, vuelven a intentarlo poco tiempo después. Y no quieren correr riesgos. - vio como su padre ponía cara de circunstancia, junto con la expresión de culpabilidad y quiso remediarlo en lo que fuera - Pero si os tengo conmigo, creo que no volverá a pasar.

 

 


- ¿Crees? - levantó las cejas al oír a su hijo decir aquella palabra, no era normal que un chico de su edad dijera cosas como aquella. No es que fuera un chico normal, porque nunca lo fue, pero, no eran tan pesimistan, a esa edad todo se ve en blanco y negro, no en gama de grises.

 

 


- Claro que creo, no puedo decirlo con certeza. Todavía no recuerdo nada de lo que pasó la semana antes de suicidarme. Pero, creo que tampoco me importa, no se si cuando vuelvan mis recuerdos querré volverme a suicidar. O si ocurre una desgracia enorme, y entonces me vuelva a cortar. No lo se appa. - las palabras de su hijo le sorprendieron, al parecer aquella experiencia cercana a la muerte le había abierto los ojos al mundo real. Y pensó que ojalá eso nunca hubiera pasado, que si hubiera podido estar más tiempo con su hijo, lo más seguro que aquello no hubiera pasado.

 

 


- Esperemos que nada de eso pase. Y te mantendremos, entre todos, bien vigilados. - al final pudo contestar.

 

 


- Appa, Choi, ¿va a venir? - tenía esa duda desde que le vio entrar, y la verdad que quería verle. Porque antes de entrar a quirófano quería decirle algo, y ahora tenía esa duda.

 

 


- Ya decía yo que tardabas en preguntar por él. No cariño, les he dicho que se queden en casa para poder descansar. Y que no vinieran en lo que queda te queda de tiempo en el hospital. Así podrán ordenar todo lo de la casa, para que se instaléis. Al parecer tu noona vivirá con vosotros.

 

 


- ¿Si? Bueno, tampoco se dista mucho de lo que quedé con ella. Íbamos a vivir juntos en el piso, donde me encontraron, simplemente que yo me adelanté en ir. No podía estar más tiempo con los chicos, pensando en que no querían estar conmigo. Era muy doloroso - se quedó pensando en sus palabras, y ahora que las decía en voz alta, veía todas las fallas que tenía aquello. Porque él mejor que nadie sabía que no hacía falta que demostraras o te interesaras abiertamente por alguién para poder querer lo mejor para él, y querer que se encuentre bien - nunca debí hacerlo.

 

 


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Cuando echaron a las chicas ella se quedó rezagada para poder quitarselas de encima, tenía que quedarse en el hospital el tiempo suficiente para poder hablar con el señor Kwon, sabía que lo encontraría en ese sitio. A ella no solo la contrataban como asesina, si no como detective, ella podía conseguir información que otros no podían conseguir jamás, además de que siempre les daba la posibilidad de contratarla como asesina, después de haberles dado la información.

 

 


Por eso aquel hombre la había contratado, y le dijo que también advirtiera a las personas involucradas en eso. Pero al parecer para uno de ellos había llegado tarde. Pero para el otro no. Pero ahora lo que tenía que hacer era esconderse, hasta que le encontrara. O por lo menos se lo cruzara en el pasillo.

 

 


Pero aquello tenía que ser antes de su la vieja esa, moviera su siguiente ficha. Y dudaba que les dejara mover a ellos, en realidad ella estaba jugando sucio, pero ellos no podían jugar igual que ella si querían ganar.

 

 


Se paseó durante horas por aquel hospital, como si tuviera a alguien ingresado en ese hospital. Así las enfermeras pasaron de ella como si fuera una más. No la molestaron en lo más mínimo. Cuando dio la noche, vio como una mujer entrada en años se dirigía hacia el pasillo donde se encontraba la habitación de G-Dragon. Y eso no era bueno, seguiro que aquella mujer era la madre. Aquella con la que tenía que tener cuidado. Ella ya había mandado matar a un par de personas. E incluso la quiso contratar a ella. Y tan solo no la contrató porque no quiso darle la cara.

 

 


Por muy el contrario su marido si que fue a verla. Al principio no fue él en persona, pero mandó a alguien para darle la cita para verse. Ese hombre quería toda la información que pudiera conseguir de su mujer, y de sus alrededores. Pero a la hora de contactar con él para darle la información le dijo que viniera al hospital. Y allí estaba esperando encontrarse con aquel hombre, o si le venía antes, la posibilidad de llegar hasta la habitación y hablar con él. Y de paso con su hijo. Tenía algo importante que decirle.

 

 


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No se había dado cuenta antes, pero al parecer su padre había dicho que había muerto alguien, creía haber escuchado que habían asesinado a su psicólogo. Pero no estaba seguro, lo malo es que ese hombre tenía el sueño muy pesado, y en esos momentos estaba durmiendo en el sofá de la habitación. Esperaba que aquello no fuera verdad, pero no tenía mucha esperanza.

 

 


Sentía como había llegado a su límite, ya no permitiría que nadie le pasara por encima, Esa era la horma de su zapato. Aquella situación ya no la toleraba. Su paciencia se había colmado, no era ningún niño como para que le dieran ordenes, era hora de tomar las riendas, de una vez, de lo que era su vida. O por lo menos lo poco que quedaba de ella. Sería tiempo de cambiar, de que el mundo le conociera como realmente era. Él había colmado ya su horma.

 

 

 

 

Notas finales:

Voy hacer una encuesta...

 

¿Queréis que la asesina vea al señor kwon antes de matar a la madre?

SI

NO

 

 

Espero vuestras respuestas ^_^


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