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Todo el mundo tenemos una horma para nuestro zapato por arichan

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Notas del capitulo:

Por fin. Odio este capitulo, la verdad que tengo muchas versiones del final, y las odio todas, pero por Tiopisistha que me dijo que era mejor un final feliz, hice esto... 

Lo siento a mi no me convence, pero quería cerrar ya la historia, a lo mejor más adelante hago un epílogo cerrando la historia por completo. Pero de momento se queda así...

Por favor no me mateis. XD, solo espero que os guste... (no tengo mucha fé en eso)

 

Nos vemos en mi otro fic... XD, si es que me viene la inspiración.. XD, 

 

Se sentía feliz, se sentía renovado como si todo el peso que había llevado a sus espaldas se hubiera esfumado. Era tan gratificante saber que nunca más esa persona a la que tanto quisiste no te harás más daño. Era tan bueno escuchar eso. 

 

 

Cuando despertó y vio a su padre durmiendo de una forma incómoda en el sillón, que con tan solo verla a él le dolía la espalda, y a su querida hermana durmiendo en la cama de al lado. No tuvo otra brillante idea que despertarles, sin que se dieran cuenta de que se había movido de la cama. Dado su estado. No es que pudiera correr un maratón, pero dar cinco pasos para le ir solito al aseo podía. Pero que no le pidieran más. Pero tampoco necesitaba más. Tan solo tenía que conseguir llegar al baño sin que la vara del suero lo delatara. Y al parecer ninguno de sus familiares se despertaría.

 

 

Tras media hora estando dentro del baño, no es que no quisiera hacerlo rápido, es que le era imposible hacerlo más rápido. Como pudo llenó la palangana de agua, pero había de admitir que lo que más le costó fue llevarla de vuelta junto con la maldita vara.

 

 

Tras conseguir abrir la puerta vio como una de las enfermeras le esperaba fuera del baño, con una mirada severa, pero con tan solo una deslumbrante sonrisa del paciente la mujer dejó la expresión severa para coger la vara y ayudarle a salir del cuarto de baño. Aunque no le dijo nada sobre la palangana.

 

 

Pasó tan solo en una milésima de segundo, Ji soltó todo el agua encima de sus parientes, fueron escasos los segundos en los que ninguno de los afectados pudo reaccionar. Y no era para menos, no sabían que era lo que les había pasado, pero estaban empapados. Como si estuvieran sincronizados los dos alzaron sus cabezas para después gritar:

 

 

─        ¡¡¡¡JIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!!!! – el grito resonó por toda la habitación haciendo quela enfermera diera un respingo.

 

 

El intentó no comenzar a carcajearse, pero no pudo aguantar mucho tiempo y se tuvo que dejar de caer al suelo, puesto que sus piernas no podían sostenerle, y porque no podía reír y sostenerse por si mismo al mismo tiempo. No podía pedir mucho más tras estar casi dos meses en coma. Daba gracias a que no tenía más problemas en su cabeza que la pequeña amnesia sobre la semana antes de su suicidio. Pero eso tampoco es que fuera de gran interés para él. Tenía todo lo que quería en ese momento. Una familia. Que intentaba asfixiarle una con una almohada, y el otro con sus propias manos, y la pobre enfermera encima de todos intentando que no asesinaran al paciente.

 

 

Y entre todo ese jaleo, entre estirones, ahorcamientos, y almohadas, ninguno de los presentes se percató de que la puerta había sido abierta y después cerrada, ninguno se dio cuenta de que había ocurrido, pero tampoco querían darse cuenta estaban en un momento bastante intimo como familia, ahora podían comportarse como una familia de verdad. Aunque tuvieran que ir cinco enfermeros para que Dami no asesinara a su querido dongsaeng, si lo quería muchísimo, pero nadie la despertaba tirándole agua, eso se lo pagaría caro aquel desgraciado que tenía por hermano.

 

 

Cuando por fin pudieron tener algo de calma les dieron el alta a los dos, dándole a Ji fecha para que fuera el día siguiente para comenzar su rehabilitación. Fue su padre el que les llevó a la que ahora sería su nueva casa. A la que ahora donde podrían vivir en paz. La que compartiría con su ahora familia. Los chicos no se separarían de él de eso estaba seguro. Al igual de que no le dejarían en paz con lo de volver como Big Bang.

 

 

Pero todo tenía que seguir su curso, por eso en cuanto llegaron les recibieron con todo un festín para comer, y no solo eso, si no que en tiempo record, note sé que todavía no habían ni empezado, que habían preparado la habitación para Dami. Y no solo eso, el señor Kwon tenía planeado comprarse una casa en el mismo vecindario, si que estarían a unos cuantos kilómetros, pero podrían ir andando hasta ahí para verle. Ya no tenían que preocuparse porque se sentiría solo. Además ambos hermanos sabían que más de una vez tendrían que echar a su padre de aquella casa.

 

 

Pero eso no les importaba a ninguno de los habitantes de esa casa, en realidad tenían un par de inquilinos a parte del señor Kwon que no saldrían de aquella casa, pero no era un problema. Era algo que no podían evitar, no podían evitar haberse enamorado, como tampoco pudieron evitar que Ji Yong intentara suicidarse, que su madre casi lo matara en un par de ocasiones, y que a su hermana le dispararan, pero lo que si que no podían evitar era que aquellos dos últimos tuvieran un padre muy protector, y que ellos fueran su única familia.

 

 

Lo sacaron del hospital en silla de ruedas, a su hermana la dejaron caminar, pero a él no le dejaban ni dar un solo paso. Tenía que ir a todos los sitios en aquella estúpida silla de ruedas. Y a Ji le molestaba bastante que no le dejaran un segundo a solas. Pero no podía quejarse, era él el que había propiciado esa situación. Ahora no le dejaban a solas por si intentaba volver a suicidarse.

 

 

En cuanto llegaron a casa todos se le echaron encima, incluso su pequeño perrito, Ga Ho, esa cosita tan mona llena de arruguitas. Como le quería, pero había alguien a quien quería mucho más y ese era su querido yeobo. Con el cual se encontraba en ese momento a solas, gracias a todos los dioses, ahora estaban solos, no habían podido hablar en todo el día, no habían podido hacer cualquier cosa, ni siquiera estar juntos. Eso era lo que más le irritaba en ese momento. Ji no podía estar más tiempo sin estar junto a su querido novio. Se había tardado mucho tiempo en darse cuenta de que no podía vivir sin él, y mucho más en admitir que le quería a su lado. No veía bien que ahora no le dejaran ni un segundo a solas.

 

 

Tan solo hubo una cosa que molesto a Yong, a parte de lo obvio de que no le dejaran estar a solas con su Hyungie, era que ninguno de los que se hacía llamar sus amigos, y no pensaba en el indeseable que había sido sobornado por su madre para que lo fuera durante años, hubieran ido a verle.

 

 

Pero ahora que se daba cuenta era cuando podía estar a solar con su Yeobo, y una nimiedad como esa no le haría alterarse, quería estar cerca de su chico a como diera lugar. Quería estar entre sus brazos, y que no le soltara. A él le daba lo mismo que todo el mundo viera que estaban abrazados, pero su querido novio no quería que fuera así. Por eso se encontraban en una de las terrazas de la parte trasera de aquella mansión, que por cierto le encantó. Era perfecta, tan moderna, tan grande… tantas cosas que limpiar… en realidad ya no le parecía tan perfecta. Todos los días tenía que pelear con ellos para que limpiaran un simple piso, ahora que era una casa enorme. No quería ni pensar en eso. Tan solo sentir como los brazos de Hyunnie se aferraban a su cintura acercándole más a su cuerpo.

 

 

Sentir aquel calor, sentir aquella paz era algo que nunca pensó poder disfrutar. Pero ahí estaba después de tanto sufrimiento, de tantas mentiras, de tantas cosas, ahí estaban recostados en la cama del pequeño, disfrutando de la cercanía de sus cuerpos. De sus caricias, de los “te amo”, que se dedicaban después de tantas cosas.

 

 

Ji Yong tenía algo en claro que pasaría por todo eso de nuevo si el resultado volviera a ser ese. Estar al lado de la persona de la que siempre estuvo enamorada. Le daba lo mismo lo demás, el sufrimiento, las mentiras de su madre. Los desprecios de los demás. Tan solo sabía que tenía que seguir adelante por esa persona, por la persona que ahora se encontraba a su lado. Por ella y por su bebe. Esa cosita tan mona y llena de arruguitas que dormitaba en sus piernas. Era tan mono, no podía dejar de tocarlo y estirarle las arrugas.

 

 

La sonrisa no se le borró dela cara en todo el día, volvió a ser aquel chico alegre que un día fue, ese que hacía tanto tiempo que no salía de su caparazón.

 

 

Dos días habían pasado, dos días en los que su Hyung le llevaba al hospital para hacer la rehabilitación, debía admitir que aquello le parecía más difícil de lo que alguna vez pensó. Sus piernas casi no le sostenían, y el forzarlas no le hacía muy bien, se sentía siempre cansado, no quería hacer nada, tan solo llegar a casa y dormir. Dormir al lado de su bebe y su pareja. A la cual no dejaba ni a sol ni a sombra.

 

 

Pero aquel día fue diferente, las enfermeras no le insistieron mucho, tan solo tardaron una hora en hacer sus ejercicios, y le despacharon. Después Seung Hyun le llevó de tiendas, en realidad le llevó a sus tiendas favoritas, e incluso le pagó todo lo que quiso, el pobre tendría que hacer muchas horas extras para recuperar todo aquel dinero. No pensaba que se gastarían tanto, pero todo era por ver a Ji con esa sonrisa en la cara. Ya no llevaba la silla de ruedas, ahora podía moverse, poco, pero podía moverse con muletas. Le era más cómodo pero le cansaba más.

 

 

Tras el día de compras su querido novio quería invitarlo a cenar fuera de casa. El pobre tenía sus sospechas, en realidad sus queridos amigos no eran muy buenos escondiendo sus intenciones, pero no diría nada. Se sentía feliz, feliz de estar vivo, sabía que tenía que dar una rueda de prensa tarde o temprano, y al parecer iba a ser aquella noche. Por eso se arregló lo mejor que pudo. También cogió a su pequeño bebe, y esperó a que su querido novio viniera a su habitación por los dos. Al parecer tendría que aclarar muchas cosas, ya era hora de hablar. Y no le tendría miedo a nada. No se dejaría vencer otra vez, no caería como antes, ahora tenía algo por lo que  luchar, ahora sabía que aunque el no tuviera fuerzas, se las darían, sus amigos, su familia, las VIPs, y su amado novio, estarían ahí para no dejarle caer. Ellos lo sostendrían esta noche ante las cámaras.

 

 

 

~Fin~ 

Notas finales:

Por favor no me mateis... (Se esconde detrás de Ji Yong... - si lo raptó otra vez, a pasar de su orden de alejamiento-)


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