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“Siguiendo el Camino de un Verdadero Héroe” Tiger&Bunny fic por Ddai

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Notas del capitulo:

Sí, ya sé que lo estoy repitiendo pero es mejor a correr riesgos…


Renuncia: Tiger&Bunny  no me pertenece, es de sus respectivos autores, yo solo presto a los personajes para sacar un poco de mi imaginación. Y sí, hay spoiler aquí de varios capítulos sin mucha especificación… Advertidos están.


Es después del episodio veinticuatro, como final alternativo y continuación de “Por siempre un Héroe”. Espero que lo disfruten. Sobra decir que es un BarnabyxYuri (Por si no sabían, sí, lo es, y sí, es crack, pero ¿Qué no lo es en el mundo del Fanfiction?.. Todo comentario será leído, analizado y aceptado…)


Les diré lo mismo que la otra vez [sí ya sé] es largo porque es el capi + leemon y valla que llegar al leemon fue difícil, pero en fin…  Puede que alguien lo halle tedioso-por lo mismo de que se tarda un poco en llegar al punto del yaoi- pero sin el proceso no sería más que una relación sin sentido… Ya juzgarán ustedes al final…


Respuestas de coments al fin del capítulo… [¡¡¡Gracias por dejarlos!!!]


¡¡¡Ahora el LEEMON!!!-semi explicito, aclaro-

"Siguiendo el Camino de un Verdadero Héroe"

II

"Solo por Juntarlos"

 

Un par de días después Kaede estaba perfectamente, sin moretones, sin dolor y sin quejas, eso era lo que Barnaby apreciaba más: la falta de quejas... Aunque el gusto le duró casi nada...

Estaba atardeciendo, el otoño estaba cerca y eso significaba que el aniversario Luctuoso de Kotetsu san también, sin embargo no era eso lo que ocupaba los pensamientos del rubio en ese momento, justo en ese instante estaba tentado a cometer suicidio... O un homicidio premeditado y podía alegar que no era su culpa... Kaede estaba en la sala, pegando de gritos, súper emocionada porque estaban pasando un especial de su novela, los finales alternativos y material extra...

-Maldita sea...-masculló él desde su cuarto, cubriéndose la cabeza con todas sus almohadas y aún podía oírla como si estuviera gritándole al oído-¿Cómo demonios puede gritar tanto?-si añadía el dolor de cabeza que tenía, oh casualidad, desde que se enteró de que pasarían ese especial, en verdad estaba comenzando a sentir lo que sería el infierno si iba a dar ahí, sólo por eso podría jurar que sería un buen samaritano el resto de su vida-No sabes cuánto te envidio Kotetsu san...-susurró con un ligero tono de reproche, acordándose que tenía cosas de que culparlo...

Y es que lo había notado, esos sentimientos seguían ahí, aunque un poco diferentes, igual de intensos pero ahora ya no eran los únicos... Y tampoco quería pensar en eso, había tenido apenas unas horas de paz, sin la necesidad de pensar en nada y en silencio, ahora que ya no había quietud en su casa no quería empeorar su condición pensado de más, eso lo dejaría para mañana en la mañana cuando tuviera que ver al Juez Petrov, junto con los demás héroes, para que les indicaran cómo procederían de ahora en adelante con los arrestos, ya que, y citando a la directora de la oficina de derechos humanos, "No es posible que no puedan arrestar a una persona sin violencia" y ella recalcó el "sin" muchas veces... Que se la tragara el infierno, seguro que si hubiera sido un familiar suyo el agredido ella misma hubiera ido a golpear a esos tipos...

-Por favor... Pido misericordia...-susurró lastimeramente para sí mismo al oír más gritos, esta vez muy cerca de su puerta, parecía que la chica estaba hablando por teléfono a saber con quién y estaba gritando aún más fuerte, cosa que él había dudado alguna vez que fuera posible-Kotetsu san, te juro que algún día te golpearé por esto, te lo juro...-por un segundo le pareció imaginar que el padre de la chica estaba ahí, sonriéndole con un deje de burla y eso lo hizo sonreír por un breve instante, estaba dispuesto a pagar lo que fuera si alguien le daba un pase para escaparse de esa tortura... Lo pidió sin saber que podía ir a dar a una situación aún peor...

En casa del Juez reinaba la tranquilidad. Solo él, el silencio, la quietud y la calma, estaba sentado en su sala, terminado de revisar unas carpetas y bebiendo un poco de té, finalmente había conseguido estar en calma, a pesar de haber deseado por más de veinticuatro horas ver al héroe rubio había conseguido apaciguar su ansiedad leyendo sobre los problemas de la ciudad y los crímenes perpetrados por esos malvivientes, así se centró, lo primero era su trabajo, su Deber, detener a todos esos en nombre de la Justicia, para que todos los ciudadanos de Sternbild pudieran vivir en libertad...

Ahora que tenía todo en orden podía llamar al héroe, mirarlo con calma y disfrutar de su compañía, esta vez lo invitaría directo a su casa, sería un gran cambio en su tensa relación laboral y podría mirarlo todo lo que quiera, después de todo el rubio entraría en su territorio y ahí él no corría ningún riesgo de verse afectado por su encanto, o eso esperaba... Le mandó un mensaje, nada de llamadas aún, quería mantener su toque impersonal, citándolo a la hora que deseara ir, lo esperaría aún si era muy tarde, ya que, de todos modos, estaría haciendo trabajo de oficina...

Nunca sabría que al ver el mensaje Barnaby agradeció a todos los dioses habidos y por haber, metiéndose al baño y en menos de veinte minutos estaba perfectamente listo para salir de su casa... Kaede lo observó, dejando de gritar unos momentos, notando que se le veía muy feliz ¿Qué no salía con nadie? Ya quisieran muchos ser ese nadie por el cual su hermano salía tan arreglado...

-¿Cita nueva?-preguntó ella con ese tono pícaro, sin molestarse.

-Te dije que no era una cita-contestó él, sin dejar de sonreír, dejándola saber que no había nada nuevo en su vida, no le iba a seguir mintiendo al respecto, pero tampoco iba a contarle aún.

-Claaaro...-ella contestó, ignorando por completo la pantalla del televisor-Y por eso vas tan arreglado, peinado y con esa camisa tan tentadora ¿No?-bueno, ella sabía que en realidad él no ponía un cuidado especial en su persona el día de hoy, pero esa camisa negra de seda era una nueva que no se había puesto porque la estaba guardando para algo especial...

-...Sabes que no es así...-él frunció el seño muy ligeramente, para luego sonreír, no iba a caer en ese truco-Es sólo una vieja amistad-bueno, si ella quería creer que iba a tener algo de acción era noche era su problema y de alguna torcida manera lo que decía era cierto, conocía al Juez desde antes de conocerla a ella por lo que no era una mentira exactamente...

-Mmmm...  Ok, Solo no te olvides de los condones ¿Vale?-ella sonrió, pocas veces había logrado hacer sonrojar, aunque fuese muy sutilmente, a su hermano, había que fijarse bien para notarlo y era una pena que no pudiera tomarle una foto así, sería la mejor vendida... No era que ella fuese una interesada, para nada... Que casualmente necesitara el dinero en verdad era una coincidencia...

-Cuando venga tendremos una larga y tendida plática sobre ello, Kaede...-él se ajustó las gafas, ya repuesto de la impresión, si ella quería guerra iba a dársela, de una manera que ella no esperara...-No te acuestes  muy tarde...-salió sin esperar a que ella le contestara alguna cosa mal intencionada. Últimamente ella había dejado de ser una niña inocente para convertirse en ese monstruo que hablaba en doble sentido y en definitiva iba ponerle un remedio a todo eso...

Llegó a casa del Juez en menos de veinte minutos, ya conocía el camino de memoria no le hizo falta mirar su GPS, ahora solo faltaba entrevistarse y... Y por fin podría analizarlo de frente, aclararía lo que sentía y su mundo mental volvería a estar en la quietud que nunca debió de perdérsele...

En otra parte de la ciudad Nathan e Iván estaban sentados en la mesa de un café, medio guardados de las miradas ajenas, todo para la comodidad de Origami, quien no podía acostumbrarse a ser el centro de atención sin su traje de héroe. Las intenciones de Emblem eran claras, quería ayudar al joven rubio para que conquistaran el corazón de la hija de Tiger, pero podía notar que el mayor obstáculo que tendría sería la falta de confianza de ese muchacho...

-Por lo que me has contado-decía el mayor-Ellos no parecen tener una relación-Iván acababa de relatarle lo pasado en el hospital días atrás-Para mí eso más parece una amistad entre dos buenas amigas-

-No lo sé...-él ni siquiera prestó atención al tono ni a las palabras de él, por lo general era alguien observador pero sus sentimientos por la chica y sus confusiones mellaban sus buenas cualidades-Realmente quisiera creer que ella se podría fijar en mí, pero soy bastante mayor que ella...-

-Oh vamos, querido, la edad es lo que menos importa... ¿Cuánto más pueden importar unos cinco o seis años? Si de verdad la quieres eso no debe de detenerte...-y él sabía que eso no era todo, pero Iván buscaría hasta la última excusa para no intentarlo porque era un chico muy pesimista aún ahora.

-No creo que Barnaby san piense lo mismo...-no quería ni pensar en las horribles torturas a las que ese rubio podría someterlo.

-Y yo te digo, cariño, que Barnaby no debería de meterse en ese detalle-sabía que el rubio no podría decir nada, después de todo no fue muy difícil ver que estuvo interesado en Wild Tiger y valla que entre ellos sí que existió una diferencia de edad considerable-Además, ¿No crees que es peor si no lo intentas?-miró al chico, el cual parecía más entretenido en mirar el entramado del mantel de su mesa.

-Tal vez...-contestó de manera escueta-Pero de igual manera no sé como decírselo, realmente nunca he sido bueno para hablar de estas cosas...-lo reconocía, sus dos novias anteriores se le habían declarado a él, no al revés...

-No te preocupes por eso, tengo un plan que es a prueba de fallas, encanto...-le guiñó el ojo ante la confusa mirada del rubio, si Iván creyó que Fire Emblem no estaba preparado para la ocasión estaba muy equivocado y lo mejor de todo era que no estaba solo en su cometido de juntar a esos dos...-Tú solo tienes que escuchar y hacer lo que te diga...-el chico no le contestó, pero estaba seguro de que se acababa de meter en un buen lío y todo por una linda, tierna e inocente Kaede, el rubio creyó que por ella bien valía la pena intentarlo...

En casa del Juez, Barnaby estaba sentado en el elegante y cómodo sofá de su anfitrión, tenía que reconocer que ese hombre tenía un muy buen gusto, quizás algo clásico, por no decir anticuado, pero que viniendo de él era perfecto... Era mejor dejar de lado esos pensamientos...

Estaban tomando un poco de té de Menta, endulzado con miel, al principio le pareció que sería extraño pero conforme lo fue tomando le había tomado el gusto, el Juez Petrov estaba sentado a su izquierda, mostrándole la información que había reunido, diciéndole que no tenían casi nada por ahora, y que era probable que los de Ouroboros mataran a esos que habían capturado, como había pasado con todos los anteriores, pero antes de que eso quería someterlos a interrogatorios privados y el Juez esperaba lograr que en ellos pudiera estar presente el héroe... Aparte, tal vez podrían investigar el paradero de Centurión con alguna de la poca información que habían logrado sustraer, además de que Yuri había sacado sus propias conclusiones sal respecto y era justo lo que le comentaba a Barnaby, lo que él sospechaba que querían los terroristas no era hundir la ciudad, como habían supuesto en un principio, tal vez ellos querían algo aún peor, si tomaba como ejemplo lo ocurrido con  Maverik, lo ocurrido consigo mismo y con otros Next que había conocido lograba ver un patrón que no era muy evidente...

-Francamente no considero que su idea tan  fuera de lugar sea errada-en un principio Barnaby iba a decir descabellada pero no quería ser grosero-Sin embargo es poco probable...-tomó un sorbo más de su té de menta, en serio que le estaba gustando, era refrescante y tibio al mismo tiempo, algo extraño pero a él le gustaban las cosas extrañas últimamente, vio sonreír sutilmente al otro rubio, quien igual estaba tomándose  su tasa de té, se veía muy bien con la camisa de mangas largas puesta, sin el saco, y con aquella corbata de tema "salido"... Era de colores poco combinables, como el morado, el azul y quien sabe que más, con ese diseño tan loco, le lucía muy bien al Juez, como que le quedaba verdaderamente.

-Si lo considera detenidamente-suavizó sus palabras porque no quería ofender al otro rubio, era tan cerrado e inmaduro para tantas cosas, pero aquella camisa de seda enmarcaba tan bien su torso, el rostro atractivo y esos pantalones claros de vestir lo hacían lucir tan elegante que no podía más que perdonarle su falta de análisis para algo tan poco probable, no era su culpa ser tan terco, era culpa de la gente que lo dejaba ser así...-Hasta hace cincuenta años no había ningún Next en la ciudad, ni en otros lados por lo que sé, primero empezaron los adultos a manifestar esas habilidades, pero con el paso de los años después fueron los niños de ciertas edades y hace menos de una década incluso los bebes están mostrando sus habilidades antes de cumplir el año, como el hijo de nuestro anterior dirigente...-se refería al bebé con habilidades psíquicas que Barnaby había conocido hacía años-¿No le parece eso algo extraño?-y pensándolo un poco más, era la primera vez que veía al rubio, en una de sus "citas", con un pantalón de vestir y una camisa de botones... ¿Era eso un cambio favorable?... Pero debía de concentrarse en su plática...

-Sé que es cierto, pero considerar que esos terroristas son los que han alterado la genética humana para crear personas con Habilidades especiales es ir un poco lejos a mi parecer ¿Para que querrían hacer eso?-cuestionó con cuidado, no quería que el Juez se lo tomara como una acusación personal-¿O por qué motivo dejarían que las personas con esas habilidades estuvieran por doquier como si nada? Si fuese que quisieran hacer un ejército con los más poderosos no tendrían por qué dejar que otros tuvieran ese poder...-dejó su té para mirar al juez detenidamente, esa mirada gris tan penetrante y misteriosa, que parecía decir "Sé algo que tú no" era muy atrayente, aunque no debería estar pensando en eso...

-Los planes no siempre salen como uno lo desea, está por demás decir que la genética es caprichosa, no siempre se puede predecir con exactitud la manera en la que actuará, es por eso que las enfermedades no afectan a todas las personas de la misma manera...-sonrió suavemente, se sentía como si le explicara a un niño pequeño la forma en la que funcionaba una estufa, lo entendía superficialmente pero no llegaba a comprender porque el artefacto podía mantener el fuego encendido...-Pudo haber sido un error que se les salió de las manos o pudo haber sido premeditado, eso es algo que no podemos saber, además de que es solo una teoría...-tomó otro sorbo de té, sin dejar de mirar la seriedad en el rostro del más joven, sabía que se lo estaba tomando en serio, pero quizás se negaba a creer que sus habilidades habían sido producto de un accidente, pero podría no ser así, después de todo Maverik lo había crecido, perteneció a Ouroboros y, casualmente, la habilidad que tenía era muy adecuada para ser héroe al mismo tiempo que lo limitaba para no ser invencible, como dato adicional, solo se sabía de dos personas que habían tenido un poder tan destructivo como ese, tener cien veces su fuerza era algo que se podía usar de muchas maneras y la mayoría muy peligrosas... Punto y aparte serían los poderes que le habían tocado a él, que además de peligrosos no tenían límites, tal vez las habilidades mejoraban en cada generación, como en el caso de la señorita Kaburagi...

-Francamente me gustaría pensar en su teoría como en solo eso, porque de ser cierto no solo la ciudad, si no toda la población estaría en peligro...-no, definitivamente no quería pensar en todas las posibilidades que esa teoría tenía, en especial las peores. Experimentar con seres humanos era imperdonable, jugar con la vida de toda una ciudad no era algo que pudiese clasificar...-Cómo fuera, espero que podamos detenerlos antes de que den su siguiente paso-si es que no lo habían dado ya, pensó para sí mismo...

-Estoy completamente de acuerdo con usted...-los dos tomaron un poco más de té, sin dejar de mirarse y sin decir nada más, no como un silencio pesado, era más bien tenso, no por el giro de su plática, si no por otro tipo de tención, después de todo no era extraño pensar en que la persona a tu lado es muy atractiva si en verdad lo es...

Pasaron unos minutos y Barnaby ya no podía aguantar el silencio, le gustaba la quietud y poder estar tranquilamente sentado bebiendo té o un buen vino o simplemente leyendo,  pero estando frente a él no, ahora sabía que le lío en su cabeza por ese hombre no era un fallo aleatorio de su mente como quiso creer, su problema era que Yuri Petrov se veía bien, que su cabello era tentador y que sus labios pedían ser probados y no tener un tema que ocupara su mente le remarcaba lo deseable que era el Juez... No podía aguantar más el silencio, tenía que romperlo de alguna manera o irse antes de hacer algo estúpido...

-¿Hay algo que le moleste Juez Petrov?-pregunto con cierta seriedad, producto de ese nerviosismo, poco usual en él, que le producía le cercanía de ese hombre-Lleva más de diez minutos observándome...-bien, que no lo quiso decir así pero siempre había sido una persona muy directa y tampoco habían sido solo diez minutos, aunque no era cómo que él  llevara cuenta del tiempo.

-No es ilegal mirar al Héroe más atractivo de Sternbild-contestó con naturalidad, con aquella sonrisa enigmática y ligeramente insinuante que sabía hacían temblar las piernas de las mujeres que trabajaban en las oficinas de su edificio y por lo que había observado igualmente funcionaba con los hombres interesados en su persona...

-.........-eso lo sorprendió bastante ¿Estaría solo alucinando o, de verdad, el Juez se le acababa de insinuar?-No, no lo es...-dejó atrás la sorpresa para sonreír suavemente, la verdad se sentía un poco extraño que el Juez actuara de esa manera, tal vez probar su gusto por ese hombre no sería tan difícil como había creído... Observó al juez tomar un poco de su té, sin dejar de mirarlo.

-Tampoco besarlo lo es...-sin darle tiempo a nada lo sostuvo por el mentón, juntando sus labios, despacio y sin prisas, aprovechándose de que el otro rubio aún estaba embobado por la sorpresa...

Ese último sorbo de té que había tomado para humedecer sus labios le había dado un sabor muy peculiar y entrañable a ese primer beso, los labios del héroe eran tan suaves, más carnosos de lo que se veían y definitivamente más deliciosos... Los rozó despacio, dejando que el otro rubio saliera de su sorpresa inicial para ver si accedería a la invitación o si lo rechazaría...

Barnaby se quedó quieto, petrificado durante los primeros segundos, pero esos labios sobre los suyos eran tan ricos, deliciosos, dulces, su roce tan delicado y suave había conseguido nublar su mente por completo unos instantes, haciéndole cerrar los ojos, sin pensarlo tomó el rostro del Juez por ambos lados, para no dejarlo alejarse y poder seguir disfrutando de sus labios. Eso sorprendió ligeramente a Yuri, quien no se alejó del rubio, él lo sujetó de los brazos, solo para hacerle sentir que seguía ahí, disfrutándolo completamente... Siguieron besándose, no solo el roce de sus demandantes bocas, el héroe sintió una caliente y fuerte lengua atravesando sus labios, buscando su lengua para frotarse contra ella, rozando sus dientes y probando cada parte de su cavidad, devolvió la hambrienta caricia, haciendo gozar al juez cuando ambas lenguas se juntaron, amarrándose entre sí, compartiendo su calor y la mezcla de su saliva... Era tan dulce, miel y té, del que seguro tomaba todos los días, mientras que el mayor podía sentir el sabor que tenía el héroe, algo suave como la vainilla mezclada con leche y un suave toque de canela, un sabor muy único, pero ya luego se podría acordar de preguntarle si tomaba eso todos los días...

Sentían la respiración del otro en la mejilla, equilibrando el besarse y exhalar fuertemente sin soltarse, el héroe lo halaba cada vez más para sí, negándose a soltarlo y el juez había deslizado sus manos sobre el torso trabajado del otro rubio, sintiendo la tención de esos músculos por su postura y el ligero temblor de su cuerpo...

Unos minutos después se separaron apenas un poco, cruzando fuertes miradas de deseo, ambos lo sabían ya no había razón para seguir jugando a ignorar su atracción... Barnaby sintió las manos del Juez sobre sus muñecas, haciendo que bajara las manos suavemente y las apartara de su rostro aunque en ese momento no le pareció que el gesto fuera algo extraño...

-Se me ocurren muchas cosas podría hacerle sin llegar a lo ilegal-susurró contra su boca, sin quitarle la mirada a esos ojos verdes, tan ardientes y brillantes-Si está dispuesto a seguir, señor Brooks...-

-No tengo objeciones Juez Petrov-devolvió con otro susurro, jugando con  las palabras, aspirando su aroma, era tan magnético que  no se hubiera podido resistir aún si lo hubiera deseado, sentía esas manos sobre sus muñecas aún y esa mirada gris sobre sus orbes, su corazón estaba comenzando a acelerar el paso, ansioso de antemano por lo que sabía le esperaba esa noche...

-Solo una petición señor Brooks-acercó su rostro un poco más al del otro, para hablarle al oído y poder sentir como se estremecía... Ese rubio era un misterio las más de las veces pero tan fácil de leer algunas otras, temblaba de deseo, podía sentirlo, aunque no sabía si sería porque no solía salir a ligar seguido o si sería porque estaba ligando con un Juez o si era porque lo hacía con él... O un poco de todo lo anterior.

-Dígame, lo escucho...-cerró los ojos, concentrándose en el sonido de su voz, grabándose bien ese timbre tan particular, normalmente frío y ahora tan caliente, Barnaby atesoraba cada recuerdo que tenía de las cosas que le gustaban porque era algo que no quería volver a olvidar jamás .

-Solo no toque mi rostro...-simple y sin explicaciones, por lo general las personas con las que habían estado atribuían esa orden  a su excéntrico modo de ser, pudo ver la ligera sorpresa en los ojos verdes en ese momento en que sus miradas se volvieron a cruzar, pero fue solo un momento, de inmediato el héroe sonrió con ese deje de prepotencia y encanto que envolvía a su persona.

-¿Esa petición se debe a algo en particular, Juez?-estuvo tentado a desobedecer tal petición, pero con las manos del otro rubio aún sobre sus muñecas no le fue posible y aquellos ojos grises le advirtieron que ni siquiera se atreviera a pensarlo, tuvo que admitirse, era mirada salvaje y penetrante era sexy, irresistible... Quería estar bajo ese escrutinio por mucho más tiempo, para poder averiguar que le producía exactamente, además del acelerado ritmo de su corazón...

-Tal vez se lo cuente en otra ocasión...-podía sentir el fuerte pulso del otro rubio atreves de su agarre, sintiéndose satisfecho, podía agitar las emociones del más joven con tan poco, ignoraría al voz dentro de su cabeza que le decía que no era correcto aprovecharse del otro rubio de esa manera por ahora...

Barnaby sonrió, a pesar de saber que el otro ya se había percatado de la marcha acelerada de su corazón, después de todo, esa última oración, era una velada promesa de que esa podría no ser la única vez. Desistió de tomar su rostro y se inclinó para besar al Juez de nuevo, sintiendo las frías manos bajar por sus brazos, hasta llegar a su cintura, haciendo una ligera presión.

Yuri aceptó el beso, acariciando su cuerpo suavemente, brazos fuertes, cintura estrecha y músculos tonificados, ese hombre era un adonis verdaderamente, las manos del héroe se quedaron en sus hombros, moviéndose sin restricciones hacia el cuello de su camisa para deshacerse de su corbata, tirando de ella cuidadosamente.

El deslizar de la corbata en su cuello nunca se había sentido tan excitante y con aquellas manos rozando su piel por encima de la tela lo hacían aún más ardiente, Yuri dejó la boca del héroe para ir suavemente a su cuello, besándolo sutil mente, oliendo el aroma de su piel, ligeramente cítrico****.

-ahhh-jadeó casi silencioso, sintiendo aquellos labios en su cuello, ladeando un poco más su cabeza para dejarle el camino libre a su nuevo amante, mientras sujetaba la corbata en una de sus manos, se agarro de aquellos hombros, casi tocando su espalda, se iban recostando en el sofá, aunque eso era algo que no le importaba en lo absoluto, el Juez se puso sobre de él, medio hincado, con una de sus piernas entre las suyas-Ahhhn...-emitió otro jadeo ahogado al sentir de nuevo esos labios sobre su cuello, esos dientes rozando su piel...

Yuri sintió su sangre calentarse al oírlo jadear, casi gemir, el héroe tenía una voz suave, baja que erizaba su piel y lo hacía desear que siguiera quejándose en su oído. Las manos del otro rubio acariciaron su torso haciendo presión, bajando hasta quedar debajo de sus brazos, justo sobre su costillar,  mientras que él trasladaba sus manos sobre el pecho del héroe, acariciando la piel expuesta son deleite, comenzando a abrirle la camisa, mientras aquellas manos del otro se ponían sobre su espalda, arañándola por encima de la tela y aún así podía sentir la fuerza de sus dedos.

-¿Le gusta arañar?-Yuri sonrió al susurrarle las palabras sobre la piel, esta se erizaba rápidamente, podía sentirlo con sus labios-No creí que fuera de ese tipo de amante...-

-Nnnn Hay muchas cosas que no sabe de mí...-jadeó cada palabra, con ese sutil aspirar que acostumbraba cuando perdía el control, no se avergonzaba de ello, muchas veces el habían dicho que su manera de hablar era muy Sexy. Los dientes el juez que se asentaron por debajo de su oreja se lo comprobó una vez más-Ahhh hh-exhaló profundamente, cerrando los ojos mientras disfrutaba de aquellas manos acariciando su pecho, pasando por encima de sus pezones, un toque tan suave que se los endurecía de inmediato.

-Espero aprender un poco más que solo eso de usted...-sintió las tetillas del héroe erizarse bajo su tacto, excitándose un poco más, sentía la presión de su intimidas contra sus prendas, haciéndose una pregunta que no le había cruzado por la mente ¿Se dejaría ese hombre poseer? No parecía del tipo que se dejara tomar, aunque estaba consciente de que las apariencias engañaban...

-Eso dependerá de que tanto este dispuesto a aprender-Barnaby sonrió de aquella manera encantadora, sin importarle si el otro no lo miraba, se levantó ligeramente, para besar el cuello del Juez, jalándolo más contra su cuerpo, abrazándolo casi por completo, las manos pálidas quedaron contra su pecho y pudo sentir esa cálida respiración sobre su nuca, se iba acelerando poco a poco...

Besó la piel blanca apasionadamente, succionando ávidamente, lamiéndola sin soltarla, rozándola con sus dientes, los suaves gemidos que salían de la boca del otro eran su premio por su buen trabajo, sintiendo el peso sobre su cuerpo, una de las piernas del otro rubio contra su entre pierna y la otra rozando uno de los costados de su cadera,  las manos del mayor se deslizaron rápidamente sobre sus hombros, abrazando su cabeza, dejándolo continuar. El siguió succionando aquella piel, ignorando la tela de la blanca camisa, llegando a la base de ese cuello, besándolo también, hacía tanto que no había deseado a nadie de esa manera que no creyó que alguna vez lo sentiría de nuevo.

-Ann...-Yuri gimió suavemente una vez más, oliendo el amaderado perfume de ese cabello, sintiendo la suavidad de sus hebras contra su rostro, disfrutando de sus intensos besos, no dudaba que Barnaby fuera del tipo de amante demandante que exigiría todo cuanto pudiera obtener.-Ahhhnn-las manos del otro rubio bajaron por su espalda,  jalando la camisa, buscando hacer contado con la piel de su espalda,  tocándola de manera ansiosa, pasando por los músculos de su cintura, hasta sus omoplatos, el héroe tenía unas manos grandes y calientes, fuertes pero sin ser callosas-Ahhnhh-cerró los ojos elevando el mentón, aquellos labios estaban en la unión de sus clavículas, trasladándose lentamente al otro lado de su cuello, y aquellas fuertes manos bajando por su columna vertebral nuevamente.

Yuri se separó de él, poniendo sus manos sobre los hombros del héroe, dejándolo pegado al sillón, admirando su rostro, los labios entreabiertos, aún con los lentes puestos, cosa que hasta ese momento no le había molestado, sonrió, quería verlo sonrojado, jadeando, una nueva punzada atacó su entre pierna, haciéndole notar que no era el único en ese estado, podía sentir la hombría del otro contra la rodilla que tenía entre sus piernas, era momento de seguir ese juego de la manera apropiada...

Se levantó, recogiendo su corbata del suelo, seguro que el héroe la había soltado en algún momento impreciso entre sus besos, el otro rubio se había quedado recostado, simplemente mirándolo con un gesto de seriedad que no le había creído posible después de semejante despliegue de pasión.

-¿Alguna queja, Juez?-no estaba molesto, solo lago sorprendido por tan abrupta interrupción, aunque no podía quejarse de poder admirar el cabello desarreglado, la camisa arrugada y levantada y la piel del cuello enrojecida, era un verdadero marco erótico de ese hombre.

-Es una invitación, señor Brooks-lo miró con esa fuerza que solía dejar para los condenados a muerte, no podía controlarse, ese rubio en verdad lo estaba pidiendo, seguro que no estaba acostumbrado a ser "abandonado" a la  mitad de algo, sin embargo Yuri estaba acostumbrado a hacer lo que quería cuando así lo deseaba-Me parece que no le he dado un recorrido por la recamara todavía-

-No, todavía no...-esa mirada intensa lo descolocó un poco, una voz lejana en su cabeza le dijo que era mejor dejarlo así y retirarse, pero llevaba unos días deseando conocer con exactitud lo que ese hombre le hacía sentir y no iba a dejarlo ahora a medias. Yuri extendió la mano hacia él, tomando sus lentes, deslizándolos suavemente fuera de su rostro, sin que él le dijera nada, no creía que tuviera que indicarle o pedirle que los cuide, se notaba que el Juez era un hombre muy meticuloso con las cosas.

-Sígame entonces-se giró, sujetando su corbata y los lentes en la misma mano. Sonriendo satisfecho fuera de la vista del héroe, quien no sabía en lo que estaba por meterse...

Barnaby se levantó perezosamente, siguiendo al anfitrión por los pasillos de aquella casa, eran largos y llenos de cuadros clásicos, con un tapiz adecuado  que le daba un toque más clásico al lugar. Subieron por las escalares, llegando al cuarto principal, el héroe no se fijó en detalles, se concentró en no dejar de mirar aquel cuerpo esbelto y pálido que iba delante de él, seguro tenía unas piernas largas y exquisitas, una cintura estrecha y con interior cálido y suave... Y su entrepierna se sentía más apretada.

Yuri abrió la puerta, entrando en completa oscuridad, dejando que el otro entrara de la misma manera, apenas y se filtraba la luz por las ventanas, dejándolos distinguir sus siluetas como para saber en dónde estaban...

-Espero no le moleste la oscuridad, señor Brooks-se acercó a él, cercándolo contra la pared, lamiendo la comisura de sus labios.

-Ahn-antes de que pudiera responderle el otro ya se había apartado de su lado, encendiendo una tenue luz azulada, era una de sus lámparas de sus mesitas de noche-......-no se imaginó que ese hombre pudiera ser tan veloz... Y lucía tan sexy con sus lentes puestos...

Yuri se quitó la camisa, dejándola sobre la cama, mirando al héroe a través de sus propias gafas, tenían muy poco aumento por lo que no le cansaban la vista. El otro rubio se acercó a él, dejando su camisa  de seda negra caer al piso, quintándole sus lentes al Juez, para dejarlos asentados en la mesita de noche.

Se besaron nuevamente, mientras caían en la cama, el Juez maniobró para quedar encima del héroe, tomando sus muñecas para ponerlas por encima de su cabeza... Barnaby puso una ligera resistencia, pero iba a dejarse llevar un poco por ese juego, dispuesto a saber que tan lejos llegaría el otro con esa posición dominante. El mayor se inclinó sobre de él, besándolo de nuevo, succionando ligeramente sus labios, sintiendo la presión de sus sexo contra sus propias caderas, disfrutando del galope de su pulso a través de sus muñecas y con aquella duda pujando por salir de su boca...

-Hay una última cosa que me gustaría preguntarle señor Brooks-su voz sedosa y su aliento chocando contra sus labios carnosos, Barnaby no sabía que tanto iba a poder aguantar si lo seguía torturando con su manera tan pausada de proceder-¿Alguna vez ha experimentado del placer de sentir a  un hombre?-la mirada cubierta de ligera incredulidad, las pupilas verdes ligeramente dilatadas en la penumbra y su falta de respuesta inmediata le dieron la respuesta...

-¿Tendría que haberlo hecho?-eso lo había molestado ligeramente, podía suponer las intenciones del juez, pero eso no significaba que fuera a ceder, su pulso se aceleró un poco más, y la presión sobre sus muñecas aumentó ligeramente, la presión sobre sus caderas también.

-Entonces quedaré en deuda con usted por robarle su virginidad-no le dio tiempo de responderle nada, lo movió, dejándolo boca abajo, sujetando sus manos contra su espalda. Sabía que estaba haciendo algo potencialmente peligroso y que el héroe seguramente estaría enfadándose, pero en ese momento eso no le importaba.

-¿Qué crees que estás ...?-quiso moverse, pero el otro rubio tenía una fuerza que no había pensado que poseyera y el roce de la dureza masculina del otro contra sus glúteos interrumpió sus palabras, haciéndolo sonrojar casi al instante, haciéndole sentir ligeramente vulnerable-¡No te...!-sintió al mayor moverse de nuevo, presionando más su dureza contra sus glúteos-Ahhh...-gimió involuntariamente y su ropa le pareció repentinamente un estorbo, sentía su miembro tan rígido que las prendas le quemaban.

 -No es un delito si no está en contra señor Brooks-susurró sobre su oreja, sintiendo los estremecimientos del otro rubio, todo su cuerpo vibraba.

-¡Jamás dejaría que...!-se interrumpió para respirar profundamente al sentir aquellos labios sobre la base de su nuca, besándole suavemente, la tibieza de su respiración contra la sensibilidad de su cuero cabelludo le erizó la piel nuevamente, se removió e inconscientemente se pegó aún más al cuerpo del mayor, sintiendo su falo justo entre sus glúteos-Nnnha...-se mordió el labio inferior para tratar de apagar ese involuntario gemido.

-¿Puede decirme, honestamente, que no lo desea, señor Brooks?-le soltó las manos al otro rubio poniendo las propias sobre su piel, acariciando su cintura suavemente al tiempo que buscaba llegar a la hebilla del cinturón del otro, escucharlo gemir era un placer del que no se quería privar, ese hombre tenía una forma muy sexy de hacerlo...

Barnaby no pudo contestarle, aquellas manos bajaban por su cuerpo, se había mordido la muñeca derecha para que ningún otro sonido se le escapara, tenía la otra mano empuñada con fuerza, sujetando la sábana de manera inconsciente. Su cinturón fue abierto con presteza y las manos frías se deslizaron en el interior de su ropa, tocando su bajo vientre, estremeciéndolo una vez más, ahogó un par más de gemidos, moviendo sus caderas nuevamente, oyendo únicamente su latir intenso y la respiración del mayor...

Los besos sobre su espalda y sobre su omóplato izquierdo eran extrañamente cálidos, las manos del Juez llegaron a su hombría, acariciándolo superficialmente por encima de la ropa interior para ir subiendo lentamente después, acariciando sus abdominales lentamente.

Justo en ese instante el héroe tuvo su cordura de regreso, él no era una presa, era un cazador... Pero aquellas manos de verdad eran su perdición... Dejó de morderse la muñeca, levantando su cuerpo ligeramente, sintiendo aquellas manos acariciar su pecho, desquiciándolo nuevamente, la presión sobre sus partes bajas seguía igual, la virilidad del Juez parecía buscar el camino a su interior, al pensar en ello su rostro enrojeció un poco más, realmente jamás en su vida había experimentado algo similar...

-Dígame que no lo desea y lo dejaré señor Brooks-le besó el hombro, dándole un suave apretón con sus dientes, sintiendo las hebras doradas en su mejilla, su pulso acelerado a través de su piel y el calor de su cuerpo, lo deseaba más de lo que había creído...

-......Puedes usar lo que te diga en mi contra, Juez-habló despacio, dándose tiempo para respirar, para calmarse,  tenía que poner toda su mente para no dejarse llevar-Pero estoy seguro de que no quieres darme más opciones...-por más que trató su voz no sonó lo suficientemente fría como hubiera querido, pero no había salido tan mal. Se giró lentamente, quedando frente al otro rubio, aún debajo de él.

-¿Quién en toda la ciudad no desea poseer al más atractivo y deseado de los héroes? No puede culparme por desearlo-él se colocó entre sus piernas, casi haciendo chocar su erección contra la del héroe, disfrutando de esa mirada intensamente verde sobre sus persona.

-Puedo culparlo de sucumbir a la tentación...-aquellas pupilas grises lo estaban quemando, sabía que era ilógico pero era la mejor descripción que podía darse para ese calor que estaba sintiendo bajo aquella mirada, reprimió un quejido exitosamente cuando sintió su hombría rozar la del otro, podía sentir aún a través de la tela  lo dura que estaba y eso lo hizo enrojecer nuevamente, maldiciéndose por lo bajo,  no entendía cómo podía subírsele el color a la cara por tan poco.

-Le había comentado que podía hacerle muchas cosas sin caer en lo ilegal-se apoyó solo sobre su brazo derecho, estirando el izquierdo para acariciar el dorado cabello del héroe-Que realmente podría disfrutar en la oscuridad...-bajando hasta su mejilla para luego inclinarse a besarlo, mordiendo sus labios delicadamente, quedando completamente sobre de él otra vez, el héroe correspondió al beso con cierta fiereza, dejándole ver al Juez que no se dejaría poseer sin "pelear"...

Las manos fueron bajando por sus costados, sin separar sus labios, llegando hasta la orilla del pantalón, bajándolo a toda prisa, maniobrando para no dejar de besarlo, acariciando esas fuertes piernas.

En cuestión de segundos el héroe estuvo completamente desnudo, no dándole importancia a eso, solo concentrándose en no dejar libre aquellos labios que lo estaban enloqueciendo, el juez volvió a maniobrar para deshacerse de sus propias prendas sin soltar al otro rubio, quizás era su juventud o tal vez sería su manera natural pero se notaba que era un amante brioso y demandante algo que no quería desperdiciar...

Se puso sobre de él nuevamente, bajando por su cuello, labrando un camino de besos ardientes que no se borrarían pronto, lentamente hasta llegar a su pecho, Yuri disfrutaba de cada suave gemido que podía arrebatarle al otro rubio, saboreando su piel. Barnaby le sostenía la cabeza, dejándose arrastrar por esa fuerte pasión una vez más,  revolvía ese suave cabello a su antojo, cerrando los ojos, sin pensar...

Esos labios llegaron a sus abdominales, los largos cabellos acariciaban su pecho, desperdigándose sobre la blanca piel del héroe y aquellas manos suaves estaban sobre sus pectorales, rozando sus tetillas mientras se deslizaban suavemente hacia abajo, pasando por sus costillas, el calor del cuerpo del juez encima del suyo, situado entre sus piernas, rozando su hombría son su torso, sus muslos con sus costados, el héroe no podía pedir una gloría más grande en ese momento...

Yuri siguió bajando, hasta su vientre, lamiéndolo despacio, dejando que su aliento chocara contra la humedad que iba dejando su saliva, gozando del estremecer del hombre debajo de él, esforzándose por escuchar sus gemidos que eran sofocados por el fuerte latir de su corazón, Barnaby no era el único que experimentaba ese fuerte galope en su interior pero sin duda era el único que no estaba consciente de lo que realmente le provocaba al juez.

Antes de que el mayor pudiera seguir bajando sintió un repentino tirón, en instantes se hallaba bocarriba, con el otro rubio sentado sobre de él, mirándolo de manera desafiante, sin sonreír, casi parecía enojado, pero no era que estuviera molesto, aquella era una de las muestras ligeramente salvajes de su pasión, tomo ambas manos del juez, sujetándolas fuertemente a la cama, a los costados de su cabeza, apresurándose a morder su cuello, justo del lado izquierdo, bajo la oreja, succionando con fuerza aquella pálida piel, acomodándose mejor sobre las caderas en las que estaba sentado, si el otro rubio había creído que dominarlo iba a ser fácil le demostraría que se había equivocado. Lamió y chupó con avidez, regocijándose al oír los suaves gemidos que el mayor le estaba obsequiando, sintiéndose insanamente bien al sentir como ese hombre trataba de soltarse sin lograrlo, bajó, entre mordidas, hasta la base de su cuello, lamiendo aquel espacio hondo que estaba entre sus clavículas, disfrutando de sentir esa fuerte pulsación que estremecía al Juez, sonriendo para sí mismo, disfrutando cada segundo.

Por unos segundos los suaves gemidos de Yuri llenaron la habitación, su respiración ligeramente agitada y el fuerte latido de su corazón eran todo lo que Barnaby podía oír, todo lo que necesitaba escuchar... El Juez movió su cadera hacia arriba, rozando al otro rubio en aquella parte tan sensible de su cuerpo, haciéndolo estremecerse y alojar su agarre sobre las pálidas muñecas, logrando que emitiera un sonido ligeramente quebrado, tan suave  ligero que de no haber estado cerca no lo hubiera escuchado. Para sorpresa del héroe el mayor se puso encima suyo de nuevo, mientras volvió a rozar su intimidad con su virilidad,  el menor volvió a gemir, un poco mas audible esta vez.

Una sola penetrante mirada fue suficiente para decirle lo que quería, cuánto lo deseaba, Barnaby creyó que se podía ahogar en aquellos irises grises y no le importaría el tiempo que tardara en hacerlo...

Con una sorprendente habilidad el mayor tomó su corbata, que había dejado convenientemente cerca, para utilizarla y neutralizar al otro rubio, poniéndolo boca abajo de nuevo, amarrando sus manos de tal manera que no le sería fácil librarse, apoyándose contra su cuerpo, era tan cálido, tan tentador...

Barnaby no reprimió un gemido cuando sintió la dureza del otro rozando su posterior, haciendo que su corazón golpeara más fuerte, por imposible que eso le hubiese parecido, inconscientemente se movió para atrás, buscando un mayor contacto, gimiendo una vez más...

-Tan brío e impaciente...-susurró el juez sobre su oreja, envuelto en ese placer insano que le daba someter al otro, gozando de cada gesto por muy pequeño que fuera...

No le respondió, no tenía porqué y su mente no estaba en eso, Barnaby había perdido la racionalidad hacía unos segundos y era lo que menos le preocupaba en ese instante. El mayor lamió su espalda, bosando sobre su columna vertebral, acariciando con sus pálidas manos su torso perfecto, bajando despacio, hasta llegar a sus glúteos, abriéndose paso entre ellos con suavidad.

El héroe sintió algo frio y viscoso, lubricante, eso hizo sonar una alerta invisible en su cabeza, pero en el estado de excitación en el que estaba no le prestó mucha atención,  con los pensamientos perdidos y mezclados con el placer era imposible pensar en nada. Una cálida lengua lamió su virilidad, justo en aquel espacio que dividía su hombría de su cavidad inferior, haciéndolo gemir y retorcerse de placer, apoyó su cabeza en el colchón al no poder usar sus manos para ello.

Un dedo comenzó a introducirse en su cuerpo, se sentía bien, el mayor lo hacía con tanta gentileza que no dolía y aquel intruso se deslizó con facilidad, palpándolo descaradamente, buscando aquel punto especial que nadie habías tenido la osadía d intentar buscar. Un segundo dedo lo invadió, causándole una pequeña molestia, el juez sabía sin duda lo que hacía, en pocos minutos ya estaba logrando introducir tres dedos en su interior, preparándolo para lo que vendría después.

Su lengua seguía lamiéndole indecentemente, logrando que moviera ligeramente sus caderas sin pensar, facilitando la preparación, estaba listo, según había pensado el mayor, sus dedos salían y entraban con facilidad, y ya no podía contenerse, parecía que llevaba años esperando para poder poseerlo... Se inclinó sobre del menor, pegando sus pieles, intercambiando su calor con el suyo, aspirando aquel aroma que ponto iba a pertenecerle...

-Ahora voy a enseñarle lo que es conocer a un hombre...-susurró sensualmente sobre su oreja, sonriendo de aquella manera tan misteriosa, perversa y oscura que solo él podía lograr, haciendo que algo en el interior del otro se removiera intensamente sin saberlo. Comenzó a introducirse en aquel estrecho lugar.

-Ght...-Barnaby reprimió un quejido, aquello dolía un poco más de lo que había previsto, era terriblemente consciente de cada milímetro de aquella hombría que pujaba por entrar en cuerpo-Aght...-otro quejido que murió en su garganta, resoplaba pesadamente contra la sábana, calmándose, sabía que tenía que relajase, pero tenía una mezcla extraña en su interior que no lo dejaba en paz, justo cuando el placer se había interrumpido su cerebro comenzó a funcionar, aunque no de la manera adecuada, simplemente le recordaba que aquello dolería como el infierno porque era su  primera vez y sin embargo no se le ocurrió escapar-Nght...-aquella mano fría tocó su hombría, se sentía viscosa, seguramente por el lubricante, subiendo y bajando lentamente, como una deliciosa tortura, haciéndolo olvidar, por unos segundos, que le dolía-Ahhnhhn-resopló nuevamente, aquel diestro dedo índice tocó la punta de su falo, colándose en aquella delgada piel que cubría la cabeza de su pene, descubriéndolo hábilmente, presionándola con dos de sus dedos mientras seguía pujando por estar más profundo dentro de su cuerpo-Ahhhnnnt...-ahora podía entender ligeramente aquella descripción de deliciosa tortura.

El mayor logró entrar por completo en el otro rubio, dándole tiempo de acostumbrarse mientras estimulaba su virilidad, distrayéndolo del dolor, el menor comenzó a jadear  entrecortadamente, desaceleró el ritmo de sus caricias a aquella hombría o lo haría venirse antes de tiempo...

-Voy a comenzar...-le susurró  para hacerle saber, logrando mirar uno de aquellos ojos verdes cuando el héroe había movido su cabeza en su dirección, no había miedo en su mirada, tampoco dolor, parecía un manantial claro pero profundo, lleno de algo que no se podía clasificar, sabía que lo estaba mirando y al mismo tiempo no lo estaba haciendo y eso hizo estremecer el corazón del juez, pero en ese momento no supo si era placer o dolor porque su pecho ya le dolía con los fuertes golpes que su corazón daba por debajo de la carne y los huesos.

Comenzó lentamente, agarrando aquellas caderas, mirando al otro rubio apoyar la cabeza en las sábanas nuevamente, oyendo sus quejidos, se inclinó de nuevo sobre de él, lamiendo una vez más aquella piel al tiempo que su ritmo iba en aumento, jadeando él mismo sobre aquella húmeda piel.

El menor sintió el golpe en aquel punto especial que hizo vibrar todo su interior, como jamás había experimentado, moviendo sus caderas nuevamente, por instinto, dejándose llevar, experimentando la gloría de una grandiosa primera vez...

Unos minutos después la habitación se llenó de profundos jadeos, viniéndose los dos casi al mismo tiempo, respirando agitadamente, con el cuerpo cubierto de sudor, ambos aromas mezclándose perfectamente. Yuri salió del interior del otro con delicadeza, apoyando su frente contra aquella firme espalda, regularizando su respiración al tiempo de le desataba las manos, ya tenía lo que quería, no era necesario seguir reteniéndolo de esa manera...

Apenas estar libre, Barnaby, se giró, tomando el rostro el juez para besarlo apasionadamente, había sido una tortura, dulce y excitante, pero una tortura al fin, más para él que disfrutaba de morder y besar la boca de sus amantes.

El juez se vio sorprendido inicialmente, pero se aferró a ese cuerpo, devolviendo el beso con aquella misma pasión que el otro se lo daba, abrazándolo con todo su cuerpo, sintiendo su respiración forzada sobre su mejilla nuevamente...

-Tú sabes, Juez, esto no ha sido realmente casi ilegal...-susurró, casi con ese ligero silbar en su pronunciación sobre aquellos finos labios, devorándolos nuevamente, sin soltarle el rostro, sin dejar de sentir aquellos brazos rodeando su torso, sin dejar que sus piernas liberen ese cuerpo.

-No acostumbro probarlo todo en la primera cita, no quedaría nada interesante para después...-se miraron a los ojos en ese instante, en medio de la oscuridad, gris y verde fundiéndose bajo el calor de la pasión, como las aguas del mar tempestuoso y un cielo tormentoso chocando en un impreciso momento del amanecer, así eran ellos dos...

Barnaby sonrió, de una manera que pocos lo habían visto, no podía conformarse con solo eso, volvió a besarlo, mordiendo su labio inferior, bajando por su mentón, mordiendo su barbilla, con tanta pasión que sentir sus dientes magullando la pálida piel era sublime, oír aquella respiración chocando contra su cabello y aquellas manos aferrándose a su piel, sobre su rostro, tratando sin convicción de detenerlo, no tenia comparación.

Bajó por su cuello una vez más, poniendo sus manos sobre sus hombros, empujando al mayor para quedar sobre de él, acariciando su pecho, ese hombre era fuerte, de músculos macizos pero con una estructura delgada como la suya propia, su cabello rubio cremoso regado sobre aquellas sábanas y sus melodiosos gemidos apagados lo estaban enloqueciendo, Barnaby lamió aquellas pálidas tetillas, haciendo estremecer al juez ligeramente, tomándose su tiempo  para mirar ese pecho subir y bajar arrítmicamente.

- Implacable y a la vez blando, eres un juez injusto-susurra el héroe, levantando la cabeza ligeramente, buscando una respuesta, pero todo lo que obtuvo fue una sonrisa ligeramente altanera, que dejaba más preguntas que respuestas...-Dices "ilegal" como algo franco y te niegas a cumplir tu ley-en ese momento el juez dejó de sonreír y sus orbes grises destellaron por un instante, su mirada endureció ligeramente y el héroe pudo percibir ese aire peligroso que siempre lo rodeaba como algo denso y casi físico.

-¿Qué puede saber sobre mi ley?-se incorporó ligeramente, tomándolo del cuello y empujándole de nuevo sobre el colchón, sin presionar realmente, el otro rubio puso sus manos alrededor de aquella fuerte muñeca-Después no podrá retractarse y decir que no lo deseaba, señor Brooks...-voz suave y ligera, como el filo de una navaja, igual de letal y excitante... Barnaby no tuvo tiempo de contestarle nada, fue silenciado por aquellos labios una vez más, su cuello fue puesto en libertad porque las manos del juez se pusieron en su espalda, al tiempo que se acomodaba entre sus piernas nuevamente, esta vez no pensaba darle una preparación, lo tomaría casi por la fuerza como el héroe parecía querer ser tomado...

Acarició aquellas piernas con sus manos lentamente, de arriba hacia abajo, esos muslos eran sin duda fuertes, el héroe se aferró a la pálida espalda, jadeando, dejándose llevar nuevamente por ese arrebato de pasión furiosa cuando el juez entró en su cuerpo sin avisarle, mordiendo su cuello de nuevo. Barnaby gimió dolorosamente, incrustando las uñas en aquella piel, siendo aplastado por él, gimió una vez más cuando aquellos hicieron más presión en su cuello y el ritmo de aquellas caderas que hacían que ese hombre golpeara en su interior lo hacían delirar de nuevo, su cuerpo respondía ante el estímulo y su sangre ardía nuevamente, en busca de algo más intenso, más fuerte, como si quisiera llenar algo vacío en su interior...

La habitación quedó en silencio poco después, ambos rubios se quedaron dormidos, juntos, sin proponérselo, aunque cada uno por su lado...

El amanecer llegó a la ciudad con el tv show más popular de héroes que había, la luz apenas comenzaba a filtrarse por la ventana cuando Kaede se levantó, oyendo el molesto despertador, Barnaby se las pagaría por usar ese maldito de aquella cancioncita de "El puente Londres" por toda la casa, justo en ese momento se dirigía a reclamarle, entrando al cuarto del rubio sin avisar...

-¡¡¡Onii-chan no es divertido q...!!!-guardó silencio al notar que la cama estaba vacía y hecha, las cortinas estaban cubriendo la ventana y la luz estaba apagada... ¿Acaso se habría levantado ya?... No, no podía ser, no oía ruido en la cocina no en ningún lado, era como si...-Barnaby no vino a dormir anoche...-susurró para ella misma, mirando el cuarto vacío con incredulidad-No vino a dormir....-y fue como si la realidad la golpeara repentinamente, esas salidas, esa forma de evadirla, negar que estuviera "saliendo" con alguien...-¡¡¡No vino!!! ¡¡¡NO VINO!!! ¡¡¡NO VINOOO!!!-no podía ser otra cosa...-IIIIAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA-gritó de alegría, estremeciendo a todos en el edificio, corrió frenéticamente a su cuarto, sacando algunas prendas de vestir, rebuscando su máscara del diario, no importaba si no comía nada de desayunar, si llegaba temprano a su cita con la directora del departamento de derechos humanos quizás encontraría a su hermano antes que nadie y lo podría molestar un poco, posiblemente le podría sacar alguna pizca de información, porque sabía muy bien que él jamás le daría ningún detalle "ardiente"... Corrió por todos lados, emocionada, ignorando adrede ese ligero malestar que le producía la noticia, él por fin estaba saliendo con alguien en serio, era la primera vez que no llegaba a dormir a casa, pero si en verdad era en serio corría el riesgo de ser herido, era una figura pública y alguien fuerte frente a las cámaras pero ella era la única que sabía, ahora, que él igual era tan frágil emocionalmente que unas simples palabras podía remover su mente y causarle un profundo dolor... No, si el que estuviera saliendo con él lo hería ella se encargaría de cazarlo y... Miró su reloj...-¡Es tarde!-chillo agudamente, perdiendo su tren de pensamientos, ahora tenía otro lío, usar el conjunto rosa o el violeta... ¿Con cuál se vería más linda e intimidante al mismo tiempo?

En aquella cama en donde había estado durmiendo, junto al héroe, solo quedaba el rubio más joven, Yuri Petrov era un hombre ocupado y no podía darse el lujo de levantarse tarde, más aún porque debía de asistir a un "seminario" en dónde se les explicaría a los héroes como debían de atrapar a los criminales, otra vez... Miró a su amante, sin poder evitar sonreír, años atrás jamás se le hubiera pasado por la cabeza que eso hubiese sido posible, pero ahora era justo... Bien ni siquiera intentaría describirlo, no tenía sentido realmente. Se había levantado hacía un par de minutos, completamente exhausto pero revitalizado, un poco irónico en verdad, ese hombre con el que había pasado el mejor sexo de su vida era verdaderamente demandante, no era que no pudiera complacerlo, pero era tan impaciente y a él que le gustaba disfrutar de todo el proceso de manera pausada, eran opuestos en muchas cosas pero quizás eso había hecho que la química fuera un poco mejor... Incluso ahora estaba pensando disparatases ¿Qué tenía ese hombre para arruinar así si psique? No tenía cas seguir perdiendo el tiempo en cosas innecesarias, mejor dicho, no tenía tiempo que perder en cosas innecesarias, el seminario era en menos de una hora y le quedaba a unos veinte minutos de su casa, en carro...

-Mmng...-el "chico" perezoso se estaba levantando, frotándose los ojos ligeramente, sintiendo el cuerpo entumecido y adolorido... ¿Qué había hecho ayer?.. Ah sí... Eso, con  EL, bueno eso le recordaba otras cosas...-¿Qué ocurre...?-preguntó con la voz ronca,  tratando de enfocar su vista, había una mancha café en el rostro del juez, pero esa mancha nunca había estado ahí antes... ¿Sería cosa de su vista? No, no podía ser, no estaba tan lejos como para que no distinguiera que no era normal...

-Nada, ya va siendo tarde para el "Seminario"-dijo como si nada, dándole la espalda por completo, aún sentado en la cama y cerrando los ojos, no lo había despertado precisamente para que no lo viera, pero salir corriendo en ese momento solo lo hubiera hecho un niño y ya era demasiado tarde en cualquier caso.

-¿Fue por eso que no querías que tocara tu cara?-preguntó sin tacto, típico de él, pensó el juez en ese momento, definitivamente nadie le había enseñado que había cosas que se debían de decir de ciertas maneras, aunque a su edad era casi imposible re-educar al héroe...-No me importa en realidad-agregó con el mismo tono de antes, restándole importancia, había aprendido, con los años, que había cosas, marcas, memorias, que se quedaban con uno por siempre, que podrían ser horribles por fuera pero que tenían un gran significado, finalmente una cicatriz, en la piel o en el corazón, eran igual de feas y significativas-No te resta atractivo Juez Petrov...-sonrió con ese encanto muy suyo cuando el juez se giró ligeramente para ver su expresión...

-Creo que viniendo de un hombre que se esmera desmedidamente en su imagen es un gran cumplido-sonrió sutilmente, pensando que  un metrosexual como Barnaby Brooks lo hallaría espantoso, pero vaya sorpresa, eso le hacía pensar que su idea de contarle un poco de su pasado no era del todo un error, se avergonzaba de esa marca en su cara, pero no por la marca en sí, sino por su significado, aunque quizás ese hombre con el que había compartido la cama esa noche podría entenderlo un poco, después de todo él también tenía profundas cicatrices en su ser emocional...

-La imagen es algo público, es parte de mi trabajo, que lo disfrute de matenerla solo lo hace más placentero-contestó con aquella sabiduría de modelo, era muy presuntuoso admitir que en verdad se cuidaba mucho de las arrugas y demás, por lo que esa respuesta era la más adecuada y aceptable-No tiene nada que ver con mi manera de ver a los demás...-

 -Eso sí que ha sido sorpresivo, lo tendré en mente, después de todo aún le debo una historia...-se miraron a los ojos, el otro rubio sonreía y lo miraba como si la cicatriz en su rostro no existiera y verdaderamente le agradeció eso en silencio, por unos instantes pudo respirar sin el agobiante peso de la culpa...-Pero eso será en otra ocasión, como dije antes, va siendo tarde para el seminario...-se levantó por fin, vestido con solo su pantalón de pijama, que se había puesto pocas horas antes.

-...-guardó silencio, pensando que esa dichosa conferencia de arresto era un absurdo, al intentar levantarse sintió, realmente, lo que significaba el dolor de la virginidad-hgt...-respiró suavemente, conteniendo el quejido, se arrepintió de las burlas internas que había expresado hacia los que se quejaban de ese dolor, en verdad era terrible...-..........-volvió a respirar de forma contenida, haciendo un esfuerzo sobre humano para no quejarse, se sentó suavemente, conteniendo la respiración unos instantes, por su orgullo que en verdad no iba a emitir quejido alguno...

-Lamento si anoche fui muy rudo-el juez se giró de nuevo hacia él antes de salir, sosteniendo una sonrisa coqueta y ligeramente burlesca, pero ¿Qué podía decir? Ese rubio testarudo era el que habían insistido en repetir y repetir y seguir repitiendo sin los preparativos adecuados a su cuerpo...-Aunque no tengo nada para el dolor ahora mismo-finalmente dejó de mirarlo de esa manera tan directa y dejó de sonreír de esa forma, dejaría que el héroe conservara su orgullo intacto, después de todo burlarse de oros no era lo correcto.

-No es nada de qué preocuparse...-respiró contenidamente de nuevo, se dio cuenta de la suave risa burlona pero decidió obviarlo porque el mayor ni hizo ningún comentario al respeto de su pérdida de virtud -No es nada que no pueda manejar, Juez Petrov...-o eso era lo que él esperaba...

-Yuri...-Barnaby miró un tanto perplejo al mayor, quien aún sin mirarlo sabía que había puesto esa mueca de desconcierto-Puedes llamarme Yuri, señor Brooks...-se detuvo en el marco de la puerta, esperando una respuesta...

-Entonces preferiría que me llame por mi nombre de pila-sonrió levemente, la verdad le era muy incómodo aun el mote de "señor Brooks"-¿Dónde quedó la formalidad que dijo deseaba mantener?-

-Le recuerdo que dije "Preferiría mantener, por ahora, la formalidad"-se giró ligeramente hacia él una vez más, solo por ver su expresión cuando le hablara-Además, si tuviera que establecer parámetros, yo diría que el sexo es el  punto cumbre de perder la formalidad... ¿No estás de acuerdo?-

El héroe primero se sintió ligeramente perplejo, una vez más, para luego sonreír de buena gana, el juez lo había dicho con seriedad, pero aquella mirada penetrante y gris parecía sonreír, definitivamente era una broma, aunque lo decía en serio estaba bromeando con él... No pudo evitar pensarlo "Que hombre tan interesante",  tan peligros, astuto e enterante, podía estar seguro de que no hallaría a otra persona así en otras tres décadas de su vida, por un momento fugas su mente repasó todo lo ocurrido, todas las veces que lo había visto y llegó a la misma conclusión, Yuri Petrov era peligroso, intrigante y misterioso, no debía bajar la guardia estando cerca pero ¿Cómo resistirse a semejante despliegue magnificencia?

 

Notas finales:

Leemon de 5781 palabras, no es el más largo que he escrito pero espero que hayan disfrutado igualmente.

Bueno, no sé si queda claro, pero el destino de esta pareja está ya expreso en el fic, en otra page me pusieron que Barnaby parecía haberse olvidado de Kotetsu san, pero no, no lo ha olvidado y no se los peudo decir porque eso es spolier, en fin, nos leemos pronto y espero que lo sigan disfrutando.

Nota adicional, este capi iba a ser más largo, pero ya creo que es muy largo y que tiene un buen final, no es final de viernes, pero espero lo mantenga intrigados, después de todo aun quedan cosas que decir y un poco de la lágrimas que derramar…

Nos vemos pronto ^^

 

 


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