Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Irrealidad por ItaDei_SasuNaru fan

[Reviews - 109]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡¡¡Hola amantes del DouWata!!! Nuevamente, el capítulo es para todos ustedes que les gusta esta pareja tanto como a mí. No los atraso más, sólo les recalco que no soy tan mala como esperé ser: voy a sacar otro capítulo sin tener la cantidad de RR que quería. Sólo para que vean lo buena que soy... Mentiras, ni que fuera lo mejor que han leído.

Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, son de las CLAMP.

 

 

( TT_TT )

Duele escribir eso... 

Capítulo 2

 

 

Watanuki iba caminando por otra ruta, ya que la calle por la que normalmente se dirigía estaba muy “transitada”. Sentía a alguien seguir sus pasos, y cada vez que volteaba hacia atrás no discernía a nada ni a nadie. La calle en apariencia estaba sola, excepto por él mismo. Sin embargo, el presentimiento de que alguien o algo se encontraba cerca, no desaparecía. Justo cando iba a retomar su camino, los intensos y azules lagos que tenía por ojos se encontraron con una interesante figura. A unos 10 centímetros de su cuerpo se encontraba una dulce chica… o por lo menos lo aparentaba. Tenía un alborotado y grueso cabello color caoba profundo, sin confundirse con el negro, con grandes bucles cayendo por todas partes, unos ojos castaños (más claros que su cabello) grandes y despiertos, piel clara pero no pálida, una sonrisa que mezclaba perfectamente la dulzura y la picardía y un cuerpo ni delgado ni voluptuoso para su edad. Observándola más detenidamente, aparentaba unos 16 ó 18 años a lo sumo, pero no más. Y claro, no paso desapercibido el detalle que la chica era semitransparente.

Como un clásico fantasma. Incluso flotaba.

Levitaba unos pocos centímetros desde el suelo. Watanuki respingó al encontrársela, y retrocedió varios pasos con la flexibilidad de sus usuales movimientos y un gracioso gritito. Al tranquilizarse (y después de que casi se infarta), no pudo evitar que en su cara se plantase una mueca de fastidio y cansancio.

─No puede ser…  ─susurraba cabizbajo y apoyando una mano en la cerca a su derecha─ No a mí… ─.

─¿El qué no puede ser? ─preguntaba feliz la chica sin abandonar su sonrisa. Watanuki solo atinó a suspirar. Cerró los ojos. Inhaló, fue consciente del aire que entraba a sus pulmones, exhaló y finalmente abrió los ojos. La niña lo seguía mirando expectante. Tenía mucho que hacer antes de llegar a la casa del glotón de su novio.

 

>>:<< >>:<< >>:<< >>:<< >>:<< >>:<< >>:<< >>:<< >>:<< >>:<< >>:<< >>:<< >>:<<

 

─Y… ¿Adónde vamos?

─ A la… tienda de una amiga mía ─respondió el muchacho sin despegar la vista del frente.

─¿Por qué a una tienda? ¿Tiene algo de especial? ¿Tu amiga es la dueña? ¿Cuántos años tiene ella? ¿Cómo se llama? ¿Hace cuánto que se conocen? ¿Es tu novia?─Watanuki detuvo su caminar de repente provocando que el parloteo de su reciente amiga se detuviera. Miró a su acompañante con una graciosa cara de confusión. Con un poco de precaución, ya que quería confirmar un presentimiento que acababa de asaltar su mente, preguntó:

─¿Quién eres?

─¡Al fin preguntas! Mi nombre es Miku, significa “hermosura”, pero puedes llamarme Miku ─decía mientras ensanchaba más su sonrisa (de ser posible) y le guiñaba un ojo sin nada de coquetería. Prosiguió─. Tengo 18 años, aunque no los aparento. Bueno, tenía ─rió sacando la lengua─. Amo los platillos tradicionales, sobre todo los platos para festividades, ya que crean un ambiente alegre. A ver… ¿Qué más? ─pronunció pensativa mientras se llevaba un dedo a la comisura de los labios─. Bueno, supongo que eso es todo. Dejando aparte que estoy en una aparente transición espiritual ─dijo observándose a sí misma y luego elevando el rostro para sonreírle a Watanuki nuevamente.

─Ahhh… Entonces… ya te diste cuenta de que… ─hizo una pausa ya que no quería decir la palabra “muerta”, porque le parecía muy ruda.

─¿Qué estoy muerta? ─al parecer no se necesitaba sutileza con esta chica─. Claro que me di cuenta. Soy un poco loca y disparatada pero no soy para nada tonta.

─Entonces… si ya te diste cuenta… ─decía con calma, cuando reparó en algo─. Espera… ¡¿Eres tú la del accidente que acabo de ver?!

─¿Cuál accidente?

─El de unas calles atrás ─dijo Watanuki señalando con un dedo por donde acaban de pasar─. El Honda verde que acaba de chocar…

─No lo sé… A lo mejor… ─dijo Miku volviendo a colocar el índice en su boca─. Quizá ─respondió finalmente con otra sonrisa.

─Y… ¿De dónde vienes?  O… ¿Quién es tu familia? ─preguntó el moreno con insistencia. La chica, desde que oyó la palabra “familia” se quedó estática. Kimihiro observó el rostro de su compañera: parecía como si estuviera realizando un gran esfuerzo por recordar algo. De repente dijo:

─No sé… ─decía temblorosa─. No lo sé. No logro recordar… nada más. No sé adónde iba, o si el auto era mío, o si yo lo compré. No sé que hacía conduciendo esta tarde, no sé quiénes son mi familia, no sé si tengo hermanos… ¡¡¡No sé!!! ─gritó al final mientras se encogía y se abrazaba a sí misma. El ojiazul no sabía qué hacer. No podía abrazarla, ya que probablemente la atravesaría. Así se acercó a ella suavemente.

─Oye, no te preocupes… ─pronunciaba lento─. Por eso vas a venir conmigo. Mi amiga nos podrá ayudar ─la muchacha levantó el rostro y vio a unos cálidos ojos combinados perfectamente con una hermosa sonrisa─. Además, eres el primer espíritu que está conmigo y no quiere comerme o destruirme o mutilarme o Dios sabe qué cosas más… ─dijo recordando sus experiencias pasadas mientras le recorría un escalofrío. Miku rió mientras lo observaba estremecerse y sacudirse.

─Bien. ¡Vamos a ver a tu amiga! ─exclamó decidida. Y ambos reanudaron la marcha, contentos por la compañía del otro─. Y de paso me cuentas quién eres… ─y levantó una ceja divertida.

 

>>:<< >>:<< >>:<< >>:<< >>:<< >>:<< >>:<< >>:<< >>:<< >>:<< >>:<< >>:<< >>:<<

 

─Maru, Moro… reciban a nuestros invitados ─dijo Yuuko, que ya había sentido a su empleado y su acompañante.

─¡Recibir a los invitados! ¡OK!─ dijeron al unísono las dos niñas alegres y risueñas.

Mientras tanto en la entrada, Watanuki exclamaba:

─¡Ya llegué! ─vio como Maru y Moro se dirigían a él saltando. Interrumpieron su risa al ver a Miku.

─¿Y ella quién es? ─preguntaron.

─Una amiga, que necesita la ayuda de Yuuko-san.

─¿Ah sí? ¿Y qué necesita exactamente? ─ dijo la traviesa bruja apareciendo. Lucía un jeans moderno, de color negro y una camisa ajustada de tonalidades verdes con una mariposa bordada en la parte inferior derecha delantera, que la hacían verse muy guapa. Llevaba una coleta alta, con las dos clásicas tiras de pelo enmarcando su rostro.

─¡Yuuko-san! Necesitamos su ayuda. Esta chica se llama Miku… o se llamaba. Bueno, no estoy seguro, pero el caso es que necesitamos que… ─iba pidiendo Watanuki, cuando…

─¿Qué la ayude a descansar en paz, tal vez? ─interrumpió Yuuko burlona.

─¡No me interrumpa, Yuuko-san! ─reclamó Kimihiro.

─¡Sí! ¡Y saber quién era! No puedo partir de este mundo sin saber quién era yo o qué importancia tenía mi vida para los demás ─decía Miku como si fuese obvio.

─Supongo que algo puedo hacer… ─dijo la bruja frunciendo los labios en una grácil expresión.

─¿Y el precio? ─preguntó el morenito temeroso de que fuese a ser muy alto.

─Lo haré gratis ─respondió Yuuko escuetamente.

─¡¿Gratis?! ─repitió Watanuki sin creérselo del todo─. No puede ser cierto. Es usted demasiado egoísta y desvergonzada Yuuko-san, como para hacer algo desinteresadamente. Es más, es posible que… ─y fue interrumpido por un coscorrón de la morena.

─¡Ya te he dicho que no debes hablar mal de tu jefa! ─lo regañó.

­─¡Watanuki, eres un bocón! ─se mofaba Mokona y le saltaba alrededor. Watanuki se sobaba el pequeño chichón que había aparecido en su cabeza. A lo que Miku solo miraba divertida y reía en silencio.

─En fin, voy a hacerlo gratis ya que considero que debemos de dejar descansar todas las almas. ¿No crees? ─ le dijo a Mokona, cuando ésta regresó sus brazos.

─¡Cla-ro! ─respondió Mokona, feliz de la vida.

─¿Y cómo empezamos? ─preguntó la fantasma.

─Lo primero es indagar acerca de tu vida. Lo más seguro es que aún tuvieses algo muy importante que cumplir, y que ya no pudiste cumplir ─decía la bruja en una actitud que casi podía ser considerada “profesional” ─.  Ya que tuviste un accidente de tránsito, es casi seguro que ibas a algún lugar importante para ti. Tal vez a visitar a alguien, o a dejarle algo a un amigo o familiar. Aquí lo que necesitan es investigar, a la morgue supongo.

─¡¿Supone?! ─dijo Watanuki con una expresión de incredulidad.

─¡Pues sí! ─dijo la bruja con pose ofendida─. Según terminé de ver el reportaje, el conductor del otro auto huyó. Así que casi se convierte en un crimen. Es probable que se llevaran el cuerpo a ése lugar para revisarlo, y tratar de reconstruirlo si tenía golpes por el accidente. Necesitan saber si no llevaba algún paquete en el auto, o una carta. Y adónde se dirigía.

­─Pero todo eso que dice, es posible que ya no esté en la morgue y lo tengan los parientes ─decía el pobre Watanuki completamente exasperado y sin tomar siquiera aire─. Y para averiguar quién era, tendríamos que ir a ver el cadáver.

─Al contrario, es posible que siga en la morgue. Los agentes federales pueden retener un cadáver hasta tres días o el tiempo que consideren necesario. Puede que haya archivos en la comisaría con la información de Miku. Te espera un gran trabajo ─terminó Yuuko con un suspiro.

─Sí, me imagino… ─susurró Watanuki resignado. Súbitamente respingó y exclamó­─ ¡Un segundo! ¡Por eso lo va a hacer gratis! ¡Usted no tiene que hacer nada!

─¡¿Cómo qué nada?! ¡Te estoy dando un plan! ¡La logística! ─contraatacó Yuuko.

─¡Pero el que va a hacer todo el trabajo soy yo! ¡Me toca hacerlo siempre sólo! ─e inmediatamente Watanuki deseó no haber dicho nada, porque vio un brillo travieso atravesar los ojos de su jefa.

─¡Claro que no! ¡Ahora tienes a tu “Dou-chan” para hacerte compañía! No se negaba antes, no se va a negar ahora que son… ─Watanuki sacó provecho de su flexibilidad y se lanzó cual felino a tapar la boca de la tremenda bruja.

­─¡Tienes a tu Dou-chan, Watanuki! ─repitió Maru.

─¡A Dou-chan, Watanuki! ─apoyo Moro. Miku tenía una gran interrogante sobre su cabeza, preguntándose de que hablaban.

─¡Y mira qué hora es! ─exclamó Yuuko viendo un inexistente reloj en su muñeca─. ¡Es tarde! ¡Muy tarde! ¡Dios mío, cuanto no lo habrás hecho esperar! ¡Estará hecho una fiera! Tienes que irte. Miku te hará compañía  en el camino ─decía mientras empujaba al muchacho afuera de la tienda. Ya estando el fantasma y Kimihiro fuera de la tienda, ella se despidió─. ¡Pasen buenas noches, no se pierdan y salúdame a nuestro Doumeki-kun! ─y cerró la puerta.

Watanuki miró hacia afuera y vio unas cuantas estrellas brillando en la negra inmensidad.

─¡Qué tarde es! ¡¿Cómo no me fijé antes?! ─se recriminaba Watanuki.

─Sí, ya es muy tarde. A propósito…  ¿Quién es… tu “Dou-chan”? ─preguntó con curiosidad la fantasmita, mientras sonreía por enésima vez.

Watanuki volvió a suspirar con resignación y dijo:

─Estás a punto de conocerlo… ─y emprendieron juntos la marcha al templo.

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado.

Dejen rr...

Es su deber después de haberme leído o no habrá capítulo siguiente. Asegurense de que sean un montón y de que que sean lo más largo que puedan

( ¬¬# )


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).