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Un Juego Peligroso por hana midori

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Notas del capitulo:

bueno, aqui teneis el siguiente cap de este linda historia, espero les guste y por favor comenten!!!!!!

Capitulo 2 “La Única Regla”

 

El sol comenzaba a colarse dentro de su habitación, y de no haber sido por el hecho de que no había pegado el ojo en toda la noche, estaría molesto.

 

No pudo dejar de pensar en el “incidente” que tuvo con Sebastian el día anterior. Ya faltaba poco para que el demonio fuera a despertarlo, aunque la verdad, no deseaba verlo.

 

--ahhh ¿porque me pasa esto a mi?—susurro contra la almohada mientras pataleaba y la golpeaba con el puño. Hacía mucho tiempo que no hacia un berrinche como ese.

 

--oh, veo que bocchan despertó temprano—escucho. Rápidamente levanto la cara, encontrándose con la del mayordomo, a escasos centímetros de la suya.

 

--¡idiota!—grito avergonzado, alejándose. Sebastian solo sonrió.

 

--es hora de vestirlo, bocchan.

 

Dicho eso, el mayor fue hasta el armario del niño, sacando un conjunto verde que usaba bastante seguido.

 

Mientras lo desvestía, Ciel miraba hacia otro lado, intentando disimular el sonrojo que apareció en sus mejillas. El mayor lo miraba con cierto toque de lujuria, que supo ocultar muy bien.

 

Luego de unos minutos de silencio muy incómodos, termino de cambiarlo.

 

--listo bocchan, solo tiene que desayunar y nos iremos.

 

--no desayunare, no tengo hambre. —dijo, levantándose de la cama.

 

--pero debe comer si no…

 

--dije que no tengo hambre—repitió, algo enfadado—vámonos.

 

Sin perder más tiempo, recorrieron los pasillos de la gran mansión, hasta salir de ella. Un carruaje los esperaba, y luego de un rápido intercambio de palabras con el conductor, entraron en el. Este casi inmediatamente se puso en marcha.

 

Para desgracia del niño, los efectos de una desvelada comenzaban a hacerse presentes, y el movimiento del vehículo no lo ayudaban mucho, pues lo estaban arrullando.

 

--¿bocchan se siente bien?—pregunto preocupado, notando como los ojos del conde se cerraban.

 

--¿eh?—dijo mas dormido que despierto, tardo un poco en asimilar la pregunta—si, es solo que estoy un poco cansado.

 

--¿de verdad?, ¿Qué tenía tan preocupado al joven amo que no lo dejo dormir?—una sonrisa algo burlona aprecio en su rostro, y su tono de voz reflejaba esta emoción.

 

--que te importa—se defendió algo nervioso, mientras un leve rubor aparecía. Sebastian ya no dijo nada, se limito a observar, con algo de diversión, como el niño intentaba conseguir una posición cómoda para dormir. Rápidamente se dio cuenta de que no la encontraría, así que se limito con recargarse en la puerta, cerrando los ojos.

 

No vio como el mayordomo se quitaba su saco, ni tampoco como se acercaba a él lentamente.

 

Sintió que alguien lo recostaba, por lo que abrió los ojos de golpe.

 

--¡S-Sebastian!—logro murmurar. El demonio lo había recostado sobre sus piernas, y su saco le servía de cobija.

 

--duerma un poco, lo despertare antes de que lleguemos al puerto—dijo con una voz tan cálida y dulce, que Ciel no pudo más que asentir. Giro su cuerpo, para no tener que verlo, y se tapo casi completamente con el traje de su mayordomo.

 

Nunca lo había notado, pero el olor de Sebastian realmente era varonil, delicioso… y con eso en su mente, se quedo dormido.

 

El mayor veía como las fracciones de su amo se relajaban, como ponía esa cara tan inocente que le encantaba. Sin poder resistirlo, comenzó a acariciar el azulado cabello.

 

“Se ve tan lindo así…”

 

Deseaba que el tiempo no corriera, que se quedaran así para siempre…

 

Pero para su pesar, el tiempo no le hizo tregua, y rápidamente el puerto se acercaba cada vez más. No quería despertar a su amo, pero debía hacerlo.

 

--bocchan—susurro, mientras lo movía suavemente. El niño hizo una mueca, mas no abrió los parpados. Esto provoco una sonrisa tierna en el demonio. —Bocchan—repitió. Ahora Ciel se levanto, muy lentamente.

 

--¿ya llegamos?—pregunto, frotándose los ojos.

 

--ya casi. —respondio.

 

Luego de unas cuantas vueltas, ordenes a los marineros y de mas, cada quien se instalo en su respectiva habitación. Ciel en una de primera clase y Sebastian en una de tercera, un poco alejada de la del menor.

 

El pobre conde cayó muerto en la cama, ya no resistía mas estar despierto. Pero para su sorpresa, no podía dormir, su mente se negaba a entrar en la inconsciencia.

 

“demonios” se dijo molesto. Y es que no lo comprendía ¿Por qué en el carruaje se había dormido tan rápido? Entonces se dio cuenta.

 

--no…no, eso no…no puede ser posible. —dijo avergonzado.

 

Se había quedado dormido al sentir la esencia de Sebastian.

 

*****************************************************

 

El demonio paseaba por la borda, ya que daba por hecho que Ciel dormía. Se detuvo en el barandal del barco, si seguía el clima tan bueno como el de ese día, llegarían a su destino en unos cuantos días…

 

--hola Sebastian—escucho que lo llamaban, se giro, encontrándose con un chico rubio, de ojos azules.

 

--Azazel—susurro al tiempo en que ponía cara de repugnancia.

 

--ah, veo que si me recuerdas—le dijo sonriendo, acercándose más.

 

--como no recordar a un verdugo cobarde como tu—replico.

 

--¿cobarde?—empezó a dar vueltas alrededor del pelinegro—solo hago mi trabajo de la mejor manera.

 

Azazel, aquel que, Lucifer encargaba eliminar a los desertores.

 

--como sea, ¿Qué haces aquí?

 

--me enviaron a eliminar a uno de los nuestros…

 

--¿y se puede saber quién es el infortunado?

 

--ese demonio…--se detuvo en seco, señalándolo—eres tu Sebastian.

 

El ojirojo encarno una ceja.

 

--¿yo?

 

--si, cometiste un grave error. —dijo sonriendo, le encantaba ver la expresión de indignación del otro—Lucifer no está muy contento que digamos.

 

--como digas, yo no he hecho nada, así que retira tu asquerosa presencia de mi vista—dicho eso, se alejo de él, a paso rápido.

 

--no puedes huir Sebastian…--susurro—no después de lo que hiciste.

 

El demonio más grande lo ignoro, y siguió su camino hasta su habitación. Una vez ahí, cerró la puerta y puso el seguro. Se recargo en ella, cubriéndose la cara con una mano… parecía un humano asustado.

 

No puedes huir Sebastian, no después de lo que hiciste.

 

Una sonrisa nerviosa se apodero de él. Sabía de antemano lo que vendría a continuación, él mismo había hecho algunas tareas parecidas… decidió no decirle nada a su niño.

 

--no vale la pena preocuparlo—se dijo, acostándose en la cama—no vale—repitió, como para convencerse de que era lo mejor.

 

Recordó aquello que Lucifer había dictado, el día que todos se fueron de ese lugar que llamaban “Paraíso”

 

No les negare nada, les dejare que sientan odio, celos, lujuria, todos los pecados capitales que deseen…pero…lo único que les prohíbo es…

 

--que se rebajen a enamorarse de un humano.

Notas finales:

Azazel: demonio que les enseño a los humanos a usar armas y a las mujeres maquillarse.

En esta historia es el verdugo, pero en la demonologia real no hace eso (creo xDDD)

 

y??? que les parecio???? la verdad esta algo cursi, pero asi estaba anterior mente y pues siempre me gusto esa escena donde sebas recostaba a ciel asi que xDDD soy una enamorada sin remedio ^O^

esperare sus comentarios!!!


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