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EL HEREDERO DEL DIABLO por crystalwall

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Notas del fanfic:

Los personajes no me pertenecen, solo tomo sus nombres para contra historias con fines de entretenimiento

Notas del capitulo:

Hola, les traigo una nueva historia, no tiene ni asomo de espíritu navideño, espero que les guste

No marqué mas personajes aunque muchos mas intervienen en la historia

Capítulo 1.- Juntando los ingredientes

 

Saori Kido estaba acostada en su cama pero se movía inquieta, últimamente había tenido toda clase de sueños perturbadores y eso nunca era una buena señal, soñaba con guerras, enfrentamientos, muertes, veía claramente a sus caballeros caídos a sus pies con sus ojos vacíos, inexpresivos…, la muchacha despertó de un salto como a veces le pasaba, le tomó un par de minutos regularizar su respiración, se levantó, salió de su habitación, bajó las escaleras y fue a la cocina, le apetecía un vaso con agua, al entrar se sorprendió de ver allí a uno de sus caballeros más fieles, el joven estaba sentado en una de las sillitas y sostenía un jarro humeante de lo que al parecer era te

- Tampoco puedes dormir eh? – dijo la joven acercándose al refrigerador y abriendo la puerta para sacar la jarra de agua

- La verdad no, yo creo que estoy estresado o algo – contestó el caballero de Pegaso con una sonrisa

- Deberías probar la meditación que hace Shyru, tal vez te ayude

- Ya lo he intentado todo Saori pero no puedo dormir, prefiero venir acá a pensar un poco, eso de estar acostado en la cama sin poder dormir es desesperante

- Seiya, qué te preocupa?

- Nada… todo… no me hagas caso, y tú? – el castaño se encogió de hombros

- Malos sueños, solo esperemos que no se hagan realidad

- No crees que la paz sea duradera?

- Tengo mis dudas – dijo la Diosa con tristeza

- Pero Zeus…

- Si ya lo sé, lo que pasa es que Hades no está muerto ni encerrado, ha desaparecido y nadie sabe en donde está o si está en primer lugar, Perséfone no es una garantía, es mas… yo creo que ella hará todo lo posible para que Hades vuelva, a ella no le gusta el inframundo y Hades es su boleto de salida, como es una Diosa no le interesa el futuro o porvenir de la tierra, eso mi padre no lo ha tomado en cuenta y por más que yo quiero decírselo el no me escucha

- Deberíamos dar la alerta?

- No lo sé, un año ha pasado y aún no hemos sabido nada pero eso no es garantía ni mucho menos

- Estás preocupada…

- Si lo estoy, por favor no digas nada a nadie, en especial a Shun, yo creo que el pobre entraría en pánico si le decimos que existe la más mínima posibilidad de que Hades vuelva no crees?

- Pues si, aunque ahora está mucho mejor

- De cualquier manera…, ya ve a acostarte, mañana vas a tener ojeras

- Si si ya ya, que descanses Saori

- Hasta mañana Seiya

 

Todo era silencio en la mansión Kido cuando Seiya luego de caminar un rato mas por la planta baja decidió finalmente ir a su habitación, el joven castaño subió las gradas y entró a su cuarto, se acostó nuevamente y luego de un largo rato casi al amanecer se quedó dormido, todos en esa casa en esos momentos dormían sin saber que una nueva amenaza se avecinaba, mas bien una antigua amenaza que ahora tenía mas ayuda y se levantaría con fuerza

 

***

 

En el Inframundo Perséfone estaba bastante ocupada, aborrecía la tarea a ella encomendada por el Dios de los Cielos, ese sitio era por demás deprimente y sombrío, ella nunca quiso regresar a ese lugar, cuando Atena venció a Hades la última vez y lo encerró ella no había tenido que hacerse cargo de nada y vivió muy tranquila por todos esos años en el Olimpo junto a su madre, pero ahora… muy bien, ella honraría la encomienda de Zeus, claro que lo haría…

 

Perséfone era una joven muy hermosa de cabellos rubios y largos, unos ojos negros muy hermosos y expresivos, era una mujer bastante enigmática y misteriosa que rara vez sonreía pero cuando lo hacía podía iluminar cualquier estancia, y en esos precisos momentos se hallaba parada delante de un caldero y mientras apenas se podía escuchar el cántico que entonaba una y otra vez, con suma delicadeza lanzaba al brebaje diferentes hiervas, plantas y demás ingredientes hasta que una ráfaga de viento irrumpió en el salón y apagó las llamas que calentaban el caldero, una mujer se había materializado ante la Diosa regente del inframundo

- Buenas noches su alteza – dijo la mujer con un tono que denotaba respeto y curiosidad

- Hécate, me honras con tu presencia – respondió la joven tranquilamente dedicándole una sonrisa

- Llamaste y aquí me tienes, en que te puedo ser útil? – preguntó la poderosa hechicera

- Tengo un problema que solo tú me puedes ayudar a resolver – dijo la Diosa con una sonrisa algo malévola

- Hades? – preguntó Hécate sonriendo maliciosamente también

- Hades… - respondió la regente del Inframundo confirmando su petición

- Y eso en qué me beneficia?, digo si decido ayudarte

- Nombra el precio y lo pagaré

- Te voy a salir económica, me agrada mucho tu esposo, quiero vivir en el Inframundo y tener acceso a sus riquezas

- Riquezas?

- Bueno cuando yo digo riquezas no me refiero a joyas querida, sus riquezas para mí la representan en diversas plantas y especies que no se encuentran en la tierra, muy útiles para mis artes

- Lo que quieras será tuyo

 

Hécate sonrió y asintió, la hechicera lucía como una joven mujer de no más 25 años, tenía el cabello negro y los ojos cafés, era esbelta, alta y tenía clase, se movía con una soltura impresionante por el salón considerando las posibilidades

- Puede hacerse? – interrumpió la Diosa tras unos momentos de silencio

- Podemos intentarlo, necesitaremos varias cosas, algunos ingredientes serán muy difíciles de obtener y necesitamos ayuda, mucha ayuda

- Nombra lo que necesites y te lo conseguiré – dijo Perséfone con seguridad

- No será tan fácil, Hades fue vencido por el báculo de Atena y desapareció, dejó de existir, no tenemos sus restos, no tenemos nada para conjurarlo

- Necesitas algo suyo?, algo físico te refieres…

- Sangre sería lo mejor pero… yo sé que eso es casi imposible

- Un mechón de cabello te serviría? – preguntó la rubia con una sonrisa

- Lo tienes? – la expresión de la hechicera se iluminó

- Si, me lo dio hace muchos muchos años, espero que eso no importe

- No, es magnífico, es el ingrediente principal pero además necesitamos la sangre de aquel que logró herirlo

- El caballero Pegaso…

- Necesitamos la carne del que fue designado su cuerpo

- El caballero Andrómeda

- Necesitamos lágrimas de un alma pura e indestructible

- El caballero Fénix

- Necesitamos la presencia de todos aquellos que físicamente estuvieron cuando Hades desapareció

- Atena y sus caballeros

- El resto de ingredientes son cosas naturales, difíciles de conseguir pero no imposibles, me pondré a resolver eso inmediatamente, yo creo que podremos reunir todos los ingredientes al cabo de un mes, pero lo que te acabo de decir es insustituible, necesitaremos atraerlos, engañarlos de alguna manera para que vayan a donde renacerá tu esposo, son caballeros después de todo

- Atena… - dijo Perséfone con una sonrisa y una mirada cómplice dirigida a la hechicera que asintió y sonrió

- Exactamente, Atena…

 

***

 

Saori y sus caballeros divinos más fieles vivían en Japón, la relativa calma que había existido por este año les había permitido asentar sus vidas hasta cierto punto, una noche estrellada Saori estaba parada en el balcón de su mansión y vio atravesar el cielo una estrella fugaz, al verla suspiró con tristeza, algo la había mantenido intranquila por todo este tiempo, una suave brisa mecía su cabello, la joven iba a entrar en la habitación, se volteó y se horrorizó lo que vio en el espejo, en su reflejo podía ver claramente la figura de Hades parada a sus espaldas, el Dios de los muertos la miraba con furia y levantó su espada para acabar con ella, la joven Diosa se volteó y no vio nada, volvió su mirada al espejo y todo había desaparecido, se llevó una mano al pecho tratando de calmar su agitada respiración, cerró sus ojos pero los abrió de golpe al sentir como una afilada daga se encontraba amenazantemente en su garganta, su primer impulso fue el de moverse pero en su actual situación no lo consideró muy prudente que digamos

- Diosa Atena…, no deberías bajar así tu guardia niña – dijo la intrusa en un susurro cargado de burla, llegar a la Diosa había resultado extremadamente fácil

- Quien eres y que quieres? – preguntó Saori un tanto confundida y molesta

- Mmmm, la gatita tiene carácter, vamos maúlla un poco mas fuerte – se burló la agresora apretando la daga contra su blanca piel

- Vete de aquí mientras puedas, mis caballeros no tardarán en venir –amenazó Saori hablando con seguridad pero manteniendo la calma

- Ohh cariño… estoy contando con ello

 

En ese instante la puerta de la habitación de Saori se abrió, Seiya y Shun se quedaron estáticos al ver como la muchacha extraña hundió un poco la daga en el cuello de su Diosa y un fino hilo de sangre corrió por su pecho

- Suéltala… quítale tus manos de encima quien quiera que seas – dijo el Caballero Pegaso dando un paso al frente

- Si tanto la quieres, ven por ella – al decir estas palabras ambas chicas desaparecieron en medio de la nada, Seiya y Shun se acercaron corriendo a la ventana pero no vieron nada

- Saori Saaaaaaaaaaaaaaaaaaan – gritó con frustración el castaño

Ikky, Hyoga y Shyru llegaron a la habitación de Saori al tiempo que Seiya gritaba su nombre al viento

- Ototo que pasó?

- Se la llevó, una extraña mujer se la llevó – Shun explicaba pero ni el mismo lo podía creer

- Debe ser muy poderosa para haberse llevado a Atena – dijo Hyoga exponiendo lo obvio

- No tienen idea de quién pudo ser? – preguntó Shyru

- No…, ella era muy blanca, su cabello era negro largo y los ojos cafés, tenía una daga en el cuello de Saori para evitar que nos acercáramos y cuando lo hicimos desapareció y se la llevó con ella, debe ser una bruja o una hechicera – todo esto dijo Seiya hablando muy rápido, Shun estaba caminando por la habitación sumido en sus pensamientos cuando se viró y miro al grupo

- Hécate… - susurró Shun

- Hécate? – preguntó algo confundido el Fénix

- Si, ella es la Diosa de la hechicería, si alguien es lo suficientemente poderosa para llevarse a Saori esa es Hécate – explico Shun

- Será mejor llamar a los caballeros dorados para que vengan, mientras tanto la buscaremos nosotros – dijo Hyoga

- Hazlo… y vámonos de una vez, aún puedo sentir su cosmos – dijo Seiya mirando por la ventana

 

En menos de dos minutos los cinco muchachos vestían sus armaduras y se apresuraban a seguir el rastro dejado por su Diosa la misma que estaba fuertemente atada y amordazada en un viejo cementerio, estaba aparentemente sola pero no era así, una jauría de perros salvajes la custodiaba por orden de la Diosa de la hechicería y la luna, los caballeros corrían desesperados siguiendo las pistas hasta que divisaron una colina en la que podía verse las ruinas de una iglesia, se dirigieron rápidamente para allá, nada les impidió el paso, lo que era bastante extraño pero no le dieron importancia, debían rescatar a su Diosa, llegaron hasta Saori que parecía estar inconsciente atada a un pilar, Seiya corrió hasta ella y trataba de zafar sus amarras pero inexplicablemente no podía, todos sus intentos eran en vano, los otros caballeros corrían en dirección a su Diosa pero Shun se detuvo, sus cadenas se empezaron a mover, se quedó estático y agudizó sus sentidos

- Shun… - llamó Ikky al ver que su hermano se rezagaba

- Nissan espera…

Pero Shun no acabó de completar la frase que el suelo se abrió bajo los pies de los tres caballeros (Hyoga, Shyru e Ikky) y cayeron sin remedio en lo que parecía ser un pozo muy profundo, Shun se acercó a la orilla del agujero y sin demora lanzó sus cadenas para que atrape a sus amigos, justo antes de que llegaran al piso las cadenas cumplieron su cometido salvándolos del precipicio, Shun los subía lentamente mientras Seiya aún intentaba sin éxito zafar las amarras de Saori

- No te preocupes Saori, yo te soltaré – decía el caballero Pegaso con desesperación al ver que no lo podía hacerlo

- Seiya… es una trampa, sal de aquí – dijo la Diosa con un hilo de voz

- No me iré sin ti – contestó e castaño con determinación

- Ohhh, que dulce – dijo algo distante una voz femenina en tono de burla, Seiya se volteó para enfrentar a una mujer muy hermosa, rubia con unos profundos ojos negros que lo miraba divertida

- Quién eres tú?, por qué haces todo esto?

- Ya lo sabrás en su tiempo – contestó la chica tranquilamente, con su mano derecha señaló al joven que se quedó paralizado de repente

- Qué haces??, NO!!!!!!!!!!

Seiya se vio inmovilizado y del suelo salieron varios troncos y enredaderas que lo sujetaron y no le dejaban moverse, el caballero de Pegaso intentaba resistirse tratando se soltarse pero mientras más forcejeaba mas se enredaba, esto era sumamente doloroso y desesperante porque la rubia mujer solo lo miraba y cruzada de brazos sonreía satisfecha

 

Shun estaba de rodillas jalando las cadenas de Andrómeda, sus manos sangraban por el esfuerzo y el peso, justo al frente de él una mujer de cabellos negros se apareció, Shun levantó la mirada y ella solo le sonreía

- Déjame ayudarte cariño – dijo la mujer sonriéndole con dulzura, el peliverde no pudo hacer nada para bloquear el ataque que le pego de lleno en el pecho, las cadenas soltaron a los otros tres caballeros que cayeron inexorablemente en el pozo, Shun cayó varios metros hacia atrás, no perdió la conciencia pero estaba bastante lastimado y respiraba con dificultad, se movía lentamente tratando de ponerse de pie pero una corriente eléctrica le atravesó el cuerpo y lo levantó en el aire, era agonía, un dolor como nunca antes lo había experimentado le atravesaba el cuerpo, la Hechicera con su mano lo dirigió al agujero y lo arrojó a el que luego de que el caballero de Andrómeda cayó, se cerró

 

Perséfone sonreía complacida viendo como el caballero Pegaso luchaba por su vida sin éxito pero fue interrumpida su diversión por la Hechicera

- Luego juegas con él, tenemos cosas más importantes que hacer – Hécate caminaba de prisa acercándose a ella

- Como tu digas, es todo tuyo – Perséfone solo se encogió de hombros y se hizo a un lado

Hécate dirigió su mano a Seiya y el suelo se abrió tragándolo entero y desapareció al igual que sus compañeros, Perséfone y Hécate se colocaron una a cada lado de Saori, se tomaron de la mano y cada una puso su otra mano en los hombros de la Diosa y las tres desaparecieron sin dejar rastro en esa noche estrellada de luna llena

 

Notas finales:

Me gustan las brujas, las hechiceras y todo eso, por eso Hécate tenía que aparecer
Nos vemos en la continuación, saludos


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