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El décimo círculo por PokeGirl Uchiha

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Notas del capitulo:

Bueno muajaja aquí vamos una vez más con otro cap :D jeje este cap le tengo cariño particular :) por varias razones :B ya verán todo :D

Este cap va para Regi quien piensa en Lupo cuando ve a Bruce Willis en duro de matar x) 

Que lo disfruten!

Frenó con cierta brusquedad frente a la vivienda. No sabía que tan feas se iban a poner las cosas, pero todo lo que involucraba a Clarissa siempre terminaba mal. Palpó su arma que estaba debajo de su cazadora. No fuera que al tal John le dieran ganas de estar allí. Miró las llaves de Ethan y las tomó sin dudar. Subió las escaleras del pórtico sin dudar. Aún recordaba la primera vez que estuvo en esa casa. Casi había asesinado a Ethan, que curioso era el destino, ahora estaba allí para casi asesinar a Clarissa.

Abrió la puerta sin ningún problema. A lo lejos se escuchaba una ñoña música ochentona, odiaba a ese cantante, era demasiado cursi para su gusto— ¿Eres tú John? — escuchó la voz desde la cocina. Lupo avanzó sin dudar ni un solo segundo. Se detuvo en el umbral de la cocina. Vio la figura de Clarissa Lenz. Estaba casi como la recordaba, estatura media, había teñido sus cabellos a un rubio que él opinaba que le quedaba bastante espantoso en comparación del bonito cabello castaño que había tenido años atrás. Estaba de espaldas— Creía que no vendrías hasta las ocho— dijo mientras se inclinaba para sacar algo del horno—. Hice una tarta ¿quieres un pedazo? — Para cuando se dio la vuelta, Lupo ya había cortado toda la distancia entre ellos.

Los ojos azules de Clarissa se abrieron al máximo horrorizados—Lamento desilusionarte, cariño,  pero creo que hoy no vas a ver a Johnny— La bandeja con la tarta de manzana cayó—. Una lástima— Dijo sin inmutarse—. Aunque Demian siempre dijo que eras un asco cocinando—Sonrió divertido al notar cómo se abalanzaba bajo la mesa. Vio un cuchillo sobre esta y con fuerza tomó el brazo de Clarissa libre— Dame una sola razón para dejarte sin  brazo, querida Clarissa. Te lo suplico.

Sintió algo metálico rozar su entrepierna—Atrévete y te vuelo los huevos, maldito— Lupo solo sonrió. Con un ágil cambio de manos estuvo detrás de ella y ahora el cuchillo estaba en la garganta de la mujer.

— Bueno creo que aquí es más difícil que alcances a atinar— Los ojos azules de Clarissa brillaron fulgurantes de odio—. No pierdes la costumbre de armas en la cocina.

— ¿Así que al fin  se enteraron que estaba tras su pista? ¿Vienes a matarme Lupo?

Nada en ella había cambiado. Aún veía la ambición, la soledad, el resentimiento con el mundo en sus ojos —No querida, esta es una visita social. Aunque ganas de matarte no me falta, pero no por las razones que piensas—La vio hacer un gesto de dolor cuando presionó un poco más el cuchillo contra su cuello—. Si yo fuera tú, mejor suelto esa arma de nenita y te sientas a hablar como la gente civilizada.

—No hay nada de civilizado en ti.

—Cierto. Entonces porque no te sientas y me escuchas como la gente civilizada.

Escuchó el ruido del arma caer— Buena chica— le dijo con una sonrisa de lado—. Sigues siendo tan inteligente como te recuerdo. Ahora si eres tan amable de caminar a la sala, allí se sienta la gente civilizada. No intentes escapar.

Sacó su revólver y la siguió apuntando con el arma hasta que se hubo sentado. Cuando creyó conveniente se lo guardó. Le miró a los ojos, Clarissa desvió la mirada demostrando su incomodidad— Creí que después de tantos años me recibirías con los brazos abiertos.

—Ustedes arruinaron mi vida.

—No, cariño, tú sola arruinaste tu vida. Nadie te dijo que te fueras a revolcar con Demian por todo el campus de la universidad.

— ¿Qué quieres de mí? Es obvio que no les preocupa que les esté pisando los talones.

— ¿En verdad lo haces? No tienes pruebas, solo un nombre por aquí y por allá. Nada en concreto. Claro podrías darles mi descripción y la de Mapelli, pero eso no ayudaría mucho sin pruebas. Ni siquiera sabes donde vivimos. Los demás dirían que estás loca, te removerían de caso si supieran que relación tuviste con Mapelli. ¿Me equivoco? — Vio como tensaba su mandíbula y fruncía el ceño. Adoraba tener la razón.

— ¡¿Qué demonios quieres?!

— ¡Quiero que hagas tu maldito trabajo de madre y vayas a ver a tu hijo! — Su voz retumbó con fuerza en las paredes—. Sabes bien que está en el hospital y no haces nada. ¡¿Qué clase de madre eres?!

— ¡Yo no pedí tener un hijo!

— ¡¿Crees que me importa lo que tú pediste?! — Había perdido la paciencia la apuntó con el revólver una vez más— No me tientes, Lenz. Sabes bien que soy capaz. No soy estúpido. He visto el dolor en los ojos de Ethan, el maldito dolor que le has causado por casi dieciocho años y aún así lo único que el chico hizo al despertar era preguntar por ti—. Empezó a caminar alrededor del pequeño sofá sin dejar de apuntarle con el arma—. ¿Qué te motiva a ser despiadada con él? ¿Acaso no superaste que Mapelli te dejó? ¿Creías que si eras mala con Ethan de alguna manera ibas a vengarte de Demian?

— ¿A ti que te importa cómo trato a Ethan? Es mi hijo no tuyo— Sintió como Lupo presionaba el arma contra su mejilla—. ¿Acaso no superaste que nunca te hice caso y solo te utilicé para mis propósitos? — Escuchó como el seguro del revólver era quitado— ¿Tomo eso como un sí?

—No vine a discutir del pasado contigo. Vengo a llevarte a que vayas a ver a tu hijo.

— ¿O si no qué?

Lupo sonrió de lado. Amaba la parte de las amenazas— ¿Aún después de tantos años no me conoces? — Vio cierto miedo en los ojos de Clarissa— ¿Qué tal si le hago una visita a nuestro querido Johnny?

—Ni siquiera sabes quién es.

—John Erbil. Oficial de policía. Un poco más de los cincuenta años. Uno setenta. Algo robusto. Cabello negro, teñido claro está, ojos negros. ¿Quieres que continúe?

—¿Có-cómo…?

— ¿Cómo lo sé? Clarissa, un halcón de elite lo sabe todo. Creen que pueden con nosotros, pero ni siquiera pueden estar a salvo ustedes. Hasta ahora los hemos dejados tranquilos porque sus intentos de atraparnos nos dan gracia.

—Ustedes se creen que lo saben todo.

—No todo. Solo más que ustedes— Estaba a espaldas de Clarissa, se inclinó un poco mientras jugueteaba con los cabellos de la mujer que estaba tensa. Empezó a susurrarle al oído: —. Te imaginas llegar un día al trabajo y que te digan que tu querido John ha muerto de una manera lamentable. Todos tendrán miles de hipótesis, pero solo tú sabrás que si está muerto es tu culpa, por no haber cumplido tu deber como madre.

—El chico es una maldición. Es igual a su padre. No creas que no lo he visto y ahora lo quieren procesar por la muerte de Matías Shiheflit. ¿Cómo quieres que me acerque a un asesino?

Se separó con cierta brusquedad de ella y volvió a ponérsele enfrente—De la misma manera que te acercaste al asesino de Mapelli. Tú misma lo dijiste es tu hijo. Así que es hora que dejes de actuar como una perra resentida y más como una madre.

— ¿Cómo lo localizaste?

—Él, a diferencia de Mapelli y de ti, es alguien excepcional.  Es imposible no mirarlo en la calle y notar que es de las pocas personas buenas en este podrido mundo, pero claro tú estás hundida en los malos recuerdos del pasado como para mirar lo único bueno que éste te dejó, pero no vine a hacerte entrar en razón. Vine a llevarte al hospital y cuidado con abrir esa boca para decirle algo de lo que John pueda pagar después.

***

Los ojos, que tenía enfrente de él, bajo la luz de la cafetería se veían grises. Siempre le pareció fascinante la manera en que esos cambiaban de azul a grises. Nunca había podido distinguir bajo qué momentos ese color cambiaba— ¿De qué querías hablar, bonito?

—No debería tocar el tema contigo, Lyosha, pero…

—Pero Morello es un asco dando consejos— finalizó con una sonrisa—. Dije que iba a ayudarte en lo que pudiera y eso quiero hacer. ¿Qué sucede?

—Debería dejar que Lupo se quedase con Ethan…

—Sí, deberías hacerlo— Respondió con tranquilidad mientras intentaba fingir que el café de ese hospital era excelente—. Sin embargo ambos sabemos que rendirte no es tu estilo. Además si Lupo quisiera algo con Ethan hubiera intentado alguna movida cuando lo dejaste más vulnerable.

Dante le miró lleno de culpa al otro—Esa es otra cosa. Ethan me perdonó y sé que fue de corazón, pero yo no consigo perdonarme. Lo hice sufrir, los hice sufrir a ambos…

—Pero los dos te queremos y te hemos perdonado. ¿Tan difícil de comprender es eso?

—Pero Lupo…

—Lupo cuida del chico. Han pasado más tiempo del que cualquiera consideraría sano y sin embargo no han pasado nada entre ellos. Créeme que lo sabría si algo hubiera sucedido. Ethan aún te quiere a ti. Vino a disculparse conmigo el otro día y pude notar que aunque quería ser maduro le dolía la idea que tú y yo estuviéramos juntos, pero no te preocupes, se lo aclaré todo y te he facilitado bastante las cosas.

Dante miró con cierta tristeza a Lyosha— No merezco tu ayuda.

—Lo sé— dijo mientras tiraba el café con disimulo en una de las macetas próximas—. Este café es una mierda— exclamó disgustado—. Otra buena razón para odiar a los hospitales.

—Lyosha…—cortó su palabrerío innecesario. Quería tomarle las manos como antes, pero eso sería lastimarse ambos. Quizás estaba forzando las cosas con él y ambos necesitaban su espacio—. Soy un pésimo amigo. Ni siquiera he sido capaz de preguntarte cómo estás a todo esto.

El español le miró algo incómodo. Era más fácil para él pretender que las cosas no pasaron a tocar el tema— Estoy bien. No deberías preocuparte por mí ahora…

—Pero lo hago. Siempre me vas a preocupar, aunque no de la misma manera que hace algunos años, pero me sigues importando.

—No me gusta esta conversación, Dante. ¿Podríamos cambiarla?

Miró a Lyosha con tristeza. Ni siquiera podía manejar la culpa de haber herido a dos personas tan especiales. No podía ser feliz hasta saber que a su Lyo el tema ya no le afectaba. Quería estar con Ethan, pero estaba empezando a comprender que cuando lastimas a alguien el pedir disculpas y recibir el perdón es solo el inicio de un largo proceso.

***

Ariel ya estaba bastante mareado de ver a Lamire caminando de un lado a otro— ¿No quieres sentarte? — Propuso intentando que su voz no sonara demasiado alto para no despertar a Ethan quien estaba profundamente dormido.

—No— No estaba tranquilo la verdad. ¿Qué demonios tendría que ir hablar Lyosha con Dante? Creía que mantendrían unos meses distancia, por lo sano. Sin embargo empezaba a creer que Lyosha era algo estúpido, pero lindo. Sacudió la cabeza bastante molesto por ese último adjetivo. No podía estarse enamorando de Lyosha. No, sería rarísimo. ¿Y si ya estaba enamorado?

Ariel solo veía entre extrañado y divertido como Lamire parecía tener alguna especie de batalla titánica con sus pensamientos. Luego de unos minutos el halcón dijo que iría a comprar algo a la cafetería, aunque solo quería asegurarse que Lyosha estuviera bien, Se ofreció a traerle algo a Ariel, pero la verdad es que hambre era lo que menos tenía el pelirrojo en esos momentos.

 Lamire salió de la habitación y Ariel se quedó a solas con Ethan quien llevaba dormido poco más de tres horas. Sonrió al notar cómo a los pocos minutos iba abriendo sus ojos con lentitud. Se veía muy lindo soñoliento. Se acercó hasta él y tomó su mano—Hola. ¿Te sientes bien? Puedo llamar a una enfermera si quieres.

Negó aún dormitado. Restregó sus ojos— ¿Has estado todo este tiempo aquí? —Su voz aún sonaba bastante apagada y frágil.

El doctor ya le había practicado los estudios pertinentes a Ethan, pero al no encontrarse Lupo presente no les otorgó ninguna información ni a Dante y mucho menos a Ariel.

—Sí, no quería dejarte solo. Aunque ese no es buen adjetivo para describir como estas ahorita. Lamire acaba de bajar a la cafetería. Lyosha y Dante lo hicieron hace poco, creo que tenían hambre.

— ¿Y tú?

—Yo estoy bien.

Ethan lo miró fijamente una vez se había despertado por completo— ¿Qué te ha pasado? — alargó, con cierta dificultad, su mano hasta el rostro de Ariel donde aún se veían unos vestigios de su mala noche con Mapelli.

Ariel le miró preocupado—Nada. No fue nada.

—No me mientas. ¿Fue Alessandro? — Veía como se empezaba a enfadar y el monitor cardiaco indicó que su corazón estaba trabajando de más.

—No, no fue él. Ethan debes estar tranquilo.

— ¿Cómo quieres que lo esté si te veo en estas condiciones? — Incluso allí postrado en la cama, Ariel no dudó en que podría hacerle daño a alguien— ¿Quién te hizo eso? — Ariel insistió en que descansara—. No voy a descansar ni calmarme hasta que me digas quién fue.

—Mapelli…— susurró sin poder evitar estremecerse—. Ahora cálmate, por favor— Vio la estupefacción en el rostro del otro—. Nadie puede evitarlo.

— ¿Qué Alessandro no sirve para protegerte?

Ariel le explicó la situación a Ethan. Sabía que no era el mejor momento, pero le había insistido, así que no tuvo más remedio. Estuvo hablando un poco más de quince minutos. Cuando finalizó lejos de notar más tranquilo a Ethan lo vio alterado— No es justo. Alguien debió haber estado allí para ayudarte. Yo debí estar allí para ayudarte. Perdóname, Ariel. Y-yo no sabía por lo que estabas pasando.

—No es tu culpa. No es culpa de nadie. Nadie puede ayudarme. Ni siquiera Alessandro.

— ¿Pero cómo es eso del acuerdo?

—Aún no estoy seguro. Sé que Mapelli no va a tardar en buscarme, pero no le voy a dar el gusto de verme desesperado por ayuda— Ethan le miraba preocupado—. Ya no hablemos de eso. ¿Sí? No quiero pensar en cosas tristes. En estos momentos solo quiero pensar en que mi mejor amigo está vivo y lo tengo de vuelta— Tomó la mano del otro con una sonrisa.

— ¿Solo mejor amigo? — Preguntó a su vez.

—Mi amigo súper especial— se corrigió—. He sido un idiota. Te extrañado como no tienes idea.

—Ambos lo hemos sido. Nunca me disculpe por el golpe que te di.

Negó con la cabeza—Me lo merecía. Debí haberte dicho todo. No volveré a ocultarte nada. Esta vez voy a cumplirlo.

—Sé que lo harás— Le dolía la garganta de tanto hablar, pero  necesitaba hacerlo—. ¿Me perdonas a mí por haber roto mi promesa? — Al notar como Ariel no comprendía de qué hablaba sonrió un poquito y entrelazaba sus dedos con los de su amigo—. Te prometí que antes que me pidieras perdón yo ya te lo habría dado…

—No la has roto— susurró con una sonrisa acercándose a él—. La vez pasada no me dejaste terminar la palabra. Así que en teoría no lo has hecho. ¿Entonces? ¿Me perdonas, mi querido súper especial?

—Ya lo había hecho…—Ethan se estremeció al sentir a Ariel tan cerca— ¿Me besas, Ari?

—Estaba esperando que lo pidieras— susurró antes de acariciar aquellas pálidas mejillas—. Te quiero…

—Y yo a ti— susurró con una sonrisa. Lo último que vio fue aquellos ojos verdes cerquita de él. Sintió los labios de su amigo rozar con los suyos. Entreabrió los labios y sintió como el otro jugueteaba con ellos. Un agradable escalofrío lo invadió. Ethan, no sin cierto esfuerzo, elevó uno de sus brazos y lo llevó hasta la nuca de Ariel para juntar sus bocas aún más—Ariel…—jadeó con suavidad, un agradable escalofrío lo recorrió al sentir  el aliento del otro.

—Ethan…

Ariel no sabía bien que le pasaba, pero sentía que ese beso era lo que había estado buscando durante los últimos días. Un beso sincero, puro, no sabía porqué pero sentía que en él había el amor que le faltaba a los que se daba con Alessandro. Por un momento se olvidó que Ethan estaba delicado de salud y mordió juguetonamente sus labios, a lo que el otro correspondió de igual manera. Quería quedarse allí, besando esos labios por más tiempo, sin embargo tuvieron que separarse un poco para respirar. Apenas había notado como el monitor cardiaco había estado sonando con más frecuencia de lo que normal. Ambos se sonrojaron un poco, pero no pudieron evitar soltar una pequeña carcajada, bueno, Ariel fue quien lo hizo, porque a Ethan le dolía reírse, pero estaba feliz. Incluso en esos momentos donde sentía que su cuerpo dolía a horrores.

Escucharon como llamaban a la puerta. Era una de las enfermeras. Al parecer no había visto nada. Ambos esperaban que así fuera— Necesito revisar al joven. ¿Podría esperar afuera?

Ariel asintió con una sonrisa. Salió al pasillo y notó como Dante estaba apoyado en una pared— ¿Y Lyosha y Lamire?

—Ya se han ido. Tenían cosas que hacer. Morello te está esperando en el estacionamiento.

Dante lucía demasiado serio para su gusto, pero asintió, ¿por qué no habría subido Alessandro hasta esa planta? No quiso darle demasiadas vueltas al asunto y bajó hasta el estacionamiento. Hacía un calor del demonio en esa época.  Lo buscó con la mirada y lo encontró apoyado contra la enorme motocicleta Chopper debajo de una de las luces del anexo del estacionamiento. No pudo evitar notar como Alessandro bajo esa luz tenía un aspecto bastante enfermizo. A esa hora había pocos carros porque la hora de visita estaba a punto de acabar.

Suspiró un poco antes de caminar hasta él—Hola…

—Se hace tarde. Vámonos. Mañana tienes escuela.

Contuvo todas las palabras que quería decirle en esos momentos— Lo siento. No sabía que tenías cosas por hacer. ¿Por eso no subiste?

—Si lo hice…— Alessandro le miró a los ojos y Ariel notó cierto peligro en ellos—Pero si entraba a la habitación de ése iba a matarlo por estarte besando.

Ariel le miró fijo. Veía que estaba a punto de explotar— Fui yo quien le besó…

Alessandro se abalanzó contra él y lo lanzó con fuerza contra la Chopper que se desestabilizó al sentir el peso de Ariel— ¿A qué estás jugando Ariel?

— ¡Basta! ¡Suéltame! —Alessandro lo tenía bien sujeto. Sus manos le quemaban, las sentía arder— ¡¿Qué demonios te pasa?!

— ¡¿Qué demonios te pasa a ti?!

— ¡Maldita sea, Ethan, es mi amigo!

— ¡¿Entonces por qué lo besas?! ¡Tú eres mío, Ariel!

Ariel solo atinó a darle una patada a un extremo de la rodilla, tal como le había enseñado Lyosha. Alessandro se desestabilizó y eso fue suficiente para lograr que aflojara el agarre lo suficiente para poder escaparse de él. En otro momento quizás hubiera estado orgulloso que de alguna manera el entrenamiento si le estuviera sirviendo, pero no en esa situación. Lo vio queriendo acortar la distancia.

— ¡Aléjate! — Gritó con todas sus fuerzas.

— ¡No voy a dejar que me estés engañando de esa manera!

— ¡¿Cuál es tu maldito problema?!

— ¡Tú eres mi novio!

— ¡Esta relación es una locura!

— ¡No, no lo es! ¡Tú eres solo mío!

— ¡No, no soy tuyo! ¡Estoy harto de ti! ¡No quiero verte! — Giró y salió corriendo hacia el hospital. Sintió a Alessandro pisándole los talones. Cuando el otro le dio alcance, Ariel solo giró para darle un puñetazo— ¡Maldita sea! ¡Aléjate de mí! ¡No quiero verte más! — Tenía los ojos llenos de lágrimas— ¡No soy tuyo, nunca lo he sido!

—No digas estupideces, claro que eres mío—Ignoró el dolor del golpe y lo apegó a él—. Eres mío. No voy a dejar que nadie más te tenga. Solo yo puedo besarte; tocarte; hacerte el amor.

Ariel entre forcejeos volvió a poner distancia entre ellos— ¡¿Cómo puedes llamarle hacer el amor cuando no dejas de pensar en Misha?! — Ya lo soportó más. Las lágrimas cayeron con fuerza— ¡¿Cómo me pides que sea solo tuyo cuando tú ya tienes a alguien en tu corazón?! ¡No es justo, no es justo! — Sentía como su pecho dolía—. Eres un maldito egoísta. Quieres que me conforme con las migajas de tu amor…

Vio a Alessandro palidecer—Ariel…

—No quiero escucharlo. No quiero escuchar ya nada de ti. Yo nunca te he engañado, pero si no me crees ni siquiera tendrías derecho de llamarlo así porque ni siquiera me amas. ¿Qué te importa a ti que me bese con Ethan si tienes a Misha? —Sentía su cuerpo temblar de rabia, de dolor, su voz le temblaba pero respiró hondo para poder seguir hablando—.Tienes a Misha aunque sea un maldito fantasma, pero eso parece ser suficiente para ti. Él ya murió Alessandro. Eres tú el que no lo acepta. Si tanto lo extrañas ¿Por qué no vas a reunirte con él? Así todos estamos felices. Estoy harto de este juego; de esperar que cambies, es inútil y decepcionante. No sé quién eres, no se puede amar así. Sé que prometí ser paciente, pero esto es ya demasiado, ya no soporto verte me siento sofocado cuando estoy contigo. Así que ya no me importa si te vas a de este mundo Alessandro Bolshói, Di Stephano o cuantos apellidos más tengas. Al final no me va a importar porque nunca te he conocido realmente.

Esta vez Alessandro no lo detuvo. Corrió con todas sus fuerzas hasta el ascensor. Apenas estuvo encerrado en las cuatros estrechas paredes empezó a llorar con más fuerza. ¿Por qué era tan estúpido de amar a alguien como él? No era justo. ¿Es que nunca podría iba a poder volver a ser feliz? Cuando las puertas del ascensor se abrieron el estaba en un rincón llorando con la cabeza hundida entre las piernas.

—Ariel…

Alzó la mirada cargada de lágrimas y vio a Dante preocupado— ¿Estás…?— No completó la pregunta porque sabía que era estúpida. Solo atinó a entrar antes que las puertas del ascensor se cerraran.

***

Ethan tenía la mirada perdida en la ventana. Odiaba los hospitales. No quería estar allí, y sobre todo no se atrevía aún a confesar que no recordaba cómo había terminado allí y menos con dos disparos. Solo tenía recuerdos borrosos que había descubierto algo importante y que alguien estaba en peligro. Lo único claro que tenía era que Carlo Magno estaba con Mike por algún motivo que en esos momentos escapaba a su comprensión. Creía que su olvido era causa del horroroso golpe en su cabeza que era su principal molestia en esos momentos.

Escuchó unos tacones replicar contra los ladrillos del hospital. Los escuchó hasta que se detuvieron muy cerca de él. Intentó no hacer una cara de desagradado pensando que era otra enfermera, pero luego recordó que las enfermeras no llevaban nunca tacones. Miró hasta el pie de la cama —Mamá…

Ethan no podía creer lo que sus ojos veían. No le daba crédito a lo que veía, para ser sinceros, su madre con una sonrisa— Al fin te encuentro despierto— se sentó a la orilla de la cama.

— ¿Has estado aquí, antes?

—Desde que me enteré del accidente. Tu amigo Ariel me llamó. ¿Cómo te sientes?

Ethan no podía hablar de la impresión. Quería decir miles de cosas. Abrazarla—Bien…—Notó que Clarissa no le creía así que agregó: — Aunque me duele un poco la cabeza.

— ¿Quieres que llame a la enfermera y le pida algunos calmantes?

Ethan negó con la cabeza aun demasiado sorprendido de ver a su madre allí— Estoy bien. Estoy feliz que estés aquí, mamá— Feliz era poco. Sentía que temblaba de la emoción. No podía evitar sonreír incrédulo. Buscó la mano de su madre y la miró a los ojos, se quedó unos segundos contemplándola mientras se formaba un nudo en su garganta al notar algo en ellos, algo que no había notado a causa de su arranque de felicidad—. Incluso cuando tú no quieres estar aquí…

Clarissa le miró sorprendida— Ethan, no digas esas cosas. Eres mi hijo, claro que quiero estar aquí.

Soltó la mano dolido y giró la cabeza al lado contrario de donde su madre se encontraba— Lo he visto en tu mirada, en tus gestos, tú no quieres estar aquí. ¿Quién te obligó? ¿Ariel? ¿Dante? — La mujer prefirió callar—. Vete…

—Ethan…

— ¡Vete! — Gritó haciéndose daño, pero no más del que ya estaba sintiendo. La cama volver a su estado original al no sentir el peso de Clarissa. La vio en el umbral de la puerta— Clarissa Lenz— dijo con voz rasposa a causa del último grito, apenas y él escuchaba su voz para ser sinceros. La mujer volteó confundida—. A partir de ahora te quito todas las responsabilidades que tenías conmigo. Ya no tienes un hijo que te estorbe. Ahora solo somos dos extraños—No pudo seguir viéndola. Giró su rostro al lado contrario y hundió su rostro contra la almohada en un vano intento de callar su llanto. Escuchó el martilleo de los tacones contra el piso alejarse y eso solo hizo que se sintiera peor. Las lágrimas cayeron empapando la almohada. Llevó una mano a su boca para intentar callar su llanto. Intentó calmarse al notar como el pecho empezó a dolerle y respirar se le hizo más difícil, pero no podía evitar que le doliera el rechazo. ¿Qué había hecho mal para que su madre no lo quisiera?

***

— ¿Estás mejor? — Ariel asintió con cierto pesar mientras recibía un conito de papel lleno de agua. Con Dante estaban sentados cerca de las puertas del elevador. No querían dejar mucho tiempo solo a Ethan, así que intentó tomar el agua con cierto apremio— Si quieres pasar la noche en mi casa no hay problema. Puedo llamar a un chofer que venga por ti.

—Quiero quedarme…— Terminó de tomar agua y se dirigió hasta el basurero próximo al elevador. Aprovechó de una vez llamarlo. Dante se situó a su lado. No había dicho mucho, pero supo que Dante ya sabía que su estado tenía que ver con Alessandro. Entonces se preguntó si él también los había visto besándose con Ethan.  No obstante la pregunta se quedó en sus pensamientos. Las puertas del elevador se abrieron. Ariel se quedó confundido al notar a Clarissa histérica peleando con Lupo.

— ¡Hice lo que querías, maldito!

— ¡Pues nadie te enseño a hacerlas cosas bien! ¡¿Qué clase de madre eres?!

— ¡A ti que te importa! ¡No sabes todos los problemas que tuve por él!

—Eres una arpía. ¡El chico lo que menos te ha hecho es causarte problemas! No sé como Ethan pudo lograr ser lo que es con un padre como Mapelli y una madre como tú.

—Pues el crédito no es solo nuestro. Toda su linda familia está podrida de raíz. Si tanto te preocupa que se quede solo pues hazte cargo de él. Total Ethan tiene mucho del asqueroso carácter del tío Lupo— Salió del elevador sin mirar a quienes casi atropelló por salir echa una fiera.

Lupo le miró furioso. No iba a dejar que se saliera con la suya. Se dispuso a ir tras ella, pero cuando notó quienes aguardaban por el elevador palideció por primera vez frente a Ariel al notar que habían escuchado algo que en primera nadie debía saber. 

Notas finales:

Bueno una vez hemos llegado aquí tengo una buena y una mala noticia :P la buena es que ya casi llegamos a los 200 reviews :') yay! la mala que tendré que actualizar hasta el otro jueves por motivos familiares. :/ Así que mil disculpas. Quizás actualice un poquito tarde pero que actualizo el otro jueves es segurísimo :B Gracias por su apoyo! :D a todos los que me dejan comentarios en twitter o por review y a quien me hace fan arts bellisímos :) me animan a seguir mejorando esta historia gracias!

Bueno los dejo que comenten creo que tienen bastante para hacerlo :')

besos!


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