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El décimo círculo por PokeGirl Uchiha

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Notas del capitulo:

:) Waa que bonito se ve el 300 en los reviews!! :D gracias de verdad por todo su apoyo!! :) Me pone de un humor increíble x) así como leer sus comentarios en twitter :D! Así como sus reviews!! :)

Espero que este capítulo sea de su agrado va dedicado a Lulu~ O Lucy  de Lenz en twitter x)

La noche estaba a punto de caer. Miraba los autos que pasaban a lo lejos. Una brisa fría le golpeaba el rostro. Era extraño que hiciera frío en esa época del año. Alzó la vista hacia las nubes que lucían más grises de lo normal. Esperaba que no lloviera. Odiaba la lluvia. La aborrecía por completo. Si le concedieran un deseo completamente banal probablemente pediría que no volviera a llover.

Escuchó la puerta de la azotea abrirse. No se movió. Sabía que solo podía ser una sola persona. El dueño, o futuro dueño, del edificio en el que se encontraban en esos momentos. Se puso a su lado, pero le dio la espalda al paisaje, tenía la vista bien clavada en él. Sin embargo él no tenía prisa de hablar. Por primera vez no encontraba las palabras adecuadas, mejor dicho, no sabía cómo decirlas puesto que sabía bien lo que tenía que decir, pero jamás creyó que en verdad tuviera que llegar a esa situación.

Los minutos pasaban, pero su acompañante no tenía prisa, lo sabía, siempre estaba allí para él. Lo examinó un poco. Tenía el rostro serio, tal como años atrás cuando le contó parte de su historia. Creyó que lo echaría de su casa, que lo delataría, pero siempre estuvo allí. Así como ahora. Sabía que probablemente no iba a encontrar a nadie más leal que Dante Di Ferrer.

El sonido de unas patrullas lo sacó de sus pensamientos. A veces se preguntaba cuanto tiempo le duraría la suerte de nunca ser atrapado. No tenía miedo a ir a la cárcel, pero sabía que no iba a soportar la idea de dejar solo a Ariel. Aunque quizás eso fuera lo mejor. Suspiró y dejó caer sus hombros. Se sentía derrotado. No tenía idea si merecía luchar o no.

—Necesito un consejo…— susurró. Tan bajo que creyó que Dante no lo había escuchado.

— ¿Sobre Ariel?

—Lo estoy perdiendo, Dante, lo estoy perdiendo y no sé qué hacer— Él no estaba acostumbrado a cometer errores de ese tipo. Siempre, o casi siempre el que los cometió en el pasado fue Misha. Él solo se encargaba de perdonarle. A veces sin que él se lo pidiera. Deseó haberse equivocado más con él, para poder saber qué hacer en ese tipo de situaciones.

—Ethan me comentó que ustedes dos hablaron…

No pudo evitar sentir odio hacia Ethan Lenz con solo escuchar su nombre. Dante lo notó, pero no comentó nada. Alessandro no estaba seguro que iba a hacer si su mejor amigo llegase a andar con uno de sus peores enemigos— A ese no le basta con joderme la vida a mí, sino que anda pregonándolo a los cuatro vientos.

—Me lo comentó a mí porque sabe que soy tu amigo. Nadie más lo sabe. Ni siquiera Ariel. Sé que lo odias, y también sé en parte las razones por la que lo haces— Alessandro volvió a clavar su vista en el horizonte. Odiar a Ethan Lenz era algo que se le había complejizado mucho últimamente— ¿Sabes lo que pienso?

—De todas maneras me lo dirás…

Dante sonrió a su pesar— Creo que lo odias más en estos momentos porque sabes que tiene  razón. No soportas que alguien que no seas tú la tenga y que sea alguien a quien aborreces el que te diga tus verdades hace que te pongas más irritable— Esperó que lo contraatacara, que le dijera que estaba equivocado. Sin embargo Alessandro no lo hizo.

— ¿Entonces tú piensas igual que él?

—Pienso que ya es hora que dejes ir a Misha. Lo amas, eso nadie lo pondrá en tela de juicio. Sé que formó parte importante en tu vida y la manera en que se te fue arrebatado no es fácil de aceptar, pero ya no está— Sabía que lo lastimaba. Alessandro nunca lo demostraba y eso era lo que más le preocupaba. Siempre se guardaba sus sentimientos y al final eso solo lo dañaba más—. Alessandro he sido tu amigo por años. Creo que te conozco lo suficiente o quiero creer que te conozco aunque sea un poco como para poder decirte que estás cometiendo los mismos errores de Misha y no te estás dando cuenta.

Vio aquellos ojos verdes mirarle llenos de incredulidad. Dante suspiró. A veces Alessandro no se daba cuenta que lastimaba a los que rodeaba. Era un error común en su persona, sin embargo él ya había aprendido a aceptarlo tal como era— No comprendo…

Claro que no comprendía. Alessandro no era de los que se detenía a analizar el comportamiento humano. Él mismo no lo hizo durante mucho tiempo, pero ahora que lo hacía se daba cuenta de cuantos errores había cometido en el pasado— ¿Puedo hablarte con franqueza? — Lo vio dudar, pero al final asintió—. Recuerdo que lo que más odiabas de Misha era los secretos que tenía contigo. Decías que si bien, no eran una pareja formal, por lo menos esperabas que él te contara las cosas que le sucedían, pero Misha nunca lo hizo. Al final te enteraste de muchas cosas y sé que fue doloroso para ti, porque al final sentías que te enamoraste de un completo desconocido. Tú estás haciendo lo mismo con Ariel…

—Tú sabes bien por qué lo hago…

—Lo sé, pero Ariel no te pide que le cuentes toda tu vida, al menos no ahora. Solo quiere saber un poco más de la persona de la que estabas enamorada. Sé que no es muy sano que lo sepa, pero eres tú con tu comportamiento el que ha abierto esa brecha para  que él quiera saber más sobre Misha. El que no puedas olvidarle ha empujado a Ariel a querer saber más sobre él.

— ¿Entonces se lo digo?

—Si crees que Ariel vale la pena entonces debes hacerlo. Él te ama, pero últimamente no puedo culparle por poner en tela de juicio sus sentimientos.

— ¿Has hablado con él?

No, pero se debían una conversación. Y tenía que ser pronto— ¿Te preocupa lo que pueda decirle? — No respondió. Alzó la mirada al cielo que ya se estaba tiñendo de negro. Se podían ver las primeras estrellas—. Lo lastimas, Alessandro. No tienes idea cuanto. Ahora que lo recuerdo. Nunca me contaste que eran tan cursis con Misha como para dedicarse “Endless Love”.

Lo vio palidecer— ¿Cómo lo…?— Su voz no pudo seguir hablando. Dante pocas veces le había visto así. Jamás pensó que se pondría de esa manera. Fue entonces que se dio cuenta que el tema de Misha lo seguía afectando más de lo que su amigo quería admitir.

—Lyosha— Se limitó a decir, pero al notar que no lo seguía tuvo que alargar su respuesta—. Cuando Lyosha fue a buscarte, cuando estabas enfermo, dice que le pediste a Ariel que cantara esa canción creyendo que era Misha— Su expresión no mejoró.

—Ariel nunca me lo dijo…

— ¿Qué tendría que haberte dicho exactamente? Quizás: “¡Hey Alessandro! Me pediste que te cantara el soundtrack que se dedicaban con tu amante muerto. Por cierto ¿Cuándo dejarás de pensar en él?” — Sintió una punzada de culpa al notar cómo le miraba—. Ariel jamás diría algo que te lastimara, sin embargo tú lo lastimas. No conviertas la relación que tienes en lo mismo que tenías con Misha.

—Tú no sabes cómo eran las cosas con él…

—Puedo imaginármelo— Comentó molesto—. ¿Cuándo vas a comprender que él solo te utilizaba? — Alessandro lo tomó con fuerza de la camisa y lo estrelló contra la baranda que lo separaba de caer a más de treinta pisos. Lo vio alzar el puño, creyó que le golpearía, pero por su expresión estaba haciendo todo lo posible para controlarse.

—No vuelvas a decir eso nunca más— dijo entre dientes. Bajó el puño, pero aún no lo soltaba de la camisa—. No te permito que hables así de él. No lo conocías,  quizás nadie lo hacía…

— ¿No has pensado que Lupo tal vez sí? — Soltó la camisa y retrocedió unos cuantos. Lupo. Siempre él. Quizás Dante tenía razón. Al fin y al cabo Lupo fue amigo de Misha durante años—. Siempre creí que le preguntarías a él…— No se había atrevido nunca a hacerlo. La principal razón era porque temía que en verdad Misha solo le hubiera utilizado.

—No estamos aquí para hablar de Misha…

Dante le miró con cierta tristeza. La verdad todo siempre iba a girar en torno a Misha hasta que Alessandro se atreviera a dejarlo ir— Entonces hablemos de Ariel. ¿Qué es lo que en verdad sientes por él? ¿Te importa hasta tal punto de exponerte una vez más a esa torrente de sentimientos sin razón que llamamos amor? — No respondió, pero vio la respuesta estaba en sus ojos. Dante se arregló las ropas que con anterioridad había arruinado Alessandro—. ¿Sabes cuál es tu problema? — Esta vez no esperó su respuesta—: Que por primera vez en tu vida tienes miedo. Miedo de amarlo y que las cosas terminen de la misma manera que con Misha. Sientes que es más fácil amar el recuerdo de una persona que intentar hacerlo con  una de verdad— Pocas veces le hablaba así, sabía que no tenía ningún derecho a hacerlo, pero quería atribuírselo porque solo quería su bienestar—. Ariel no es Misha. Nunca lo será. No importa lo que tu mente diga. Él no va a lastimarte. No te oculta nada, excepto el hecho que sufre porque tú no puedes olvidar a Misha, pero la verdad es que ya estás enamorado de él, pero no tienes el valor de decírselo, porque sabes que si lo haces ya no habrá marcha atrás y sabes que lo amarás incluso más que a Misha.

***

Ariel cayó. El tipo estaba loco. Antes que pudiera acercarse a él para darle con su odioso bastoncito se puso de pie una vez más. Estaba empapado de sudor. ¡Maldita sea! No era un bailarín. Era un simple adolescente que la vida lo había jodido a tal punto que ahora tenía que pagar una deuda con el tipo más aborrecible del universo y como plus le habían agregado a ese tipo, el tal Joel, que quería que en menos de setenta y dos horas bailara mejor que los tipos que iban de gira con Beyonce.

—Bonita cara pésimos movimientos.

Ariel reprimió todas sus ganas de decirle unas cuantas palabras al tipo y volvió a su posición. Si seguían así iba a odiar esa canción con toda su alma cuando antes era de las que más le gustaban. Antes que la música empezara a sonar vio a Lyosha entrando al PS. Solo una mirada le bastó para que se acercara y fuera a rescatarlo aunque sea unos segundos.

—Joel. Has trabajado mucho ¿No quieres un trago o algo?

El hombre pareció meditarlo antes de decirle que tomarían un descanso de diez minutos. Se dejó caer en el suelo. Estaba exhausto. Miró el reloj. Era ya las siete. Llevaba tres horas con el tipo y juraría que si volvía a escucharlo a decir ese maldito “Cinco, seis, siete, ocho” le iba a dar un buen golpe con su bastón.

Hubiera seguido con sus pensamientos asesinos si no hubiera sido porque Lamire se le acercó y le tendió una botella con agua— ¿Todo en orden?

—No. Odio al tipo. Se cree la octava maravilla del universo. ¿No hay manera de deshacerse de él?

Lamire sonrió un poco— Podemos matarlo, pero no creo que te libre de tener a alguien más.

Si fuera otra persona diría que está bromeando, pero cuando un halcón proponía matar a alguien sabía que no iban tan en broma— Solo necesito dejar de verlo por lo menos doce horas.

—Haré lo que pueda— Lamire no esperó respuesta y salió hacia el tipo que estaba de graciosito con Lyosha. Apenas se percató como le miraba supo que con más razón debía echarlo de allí. Un par de palabras y se fue. Cuando alguien se interponía en algo que Lamire  quería o  le hacía sentirse amenazado era muy persuasivo.

Ariel suspiró aliviado. Aunque la idea de volver mañana a las cuatro no le hacía mucha ilusión. Tomó un poco de agua y se quedó allí. Estaba agotado. Más agotado que los últimos días. Haber ido a clases, más visitar a Ethan en el hospital, luego ir a trabajar con Dante y terminar bailando para ese tipejo era una vida demasiado agotadora. Claro, a todo esto no le había sumado el hecho que Mapelli no tardaría en ponerle las manos encima. Sintió todo su cuerpo tensarse al recordar lo ocurrido ayer. ¿Qué iba a hacer?

Intentó desviar sus pensamientos y fue cuando notó como Lamire miraba a Lyosha. No pudo evitar mirarle con más atención, le servía un trago al español quien como de costumbre no dejaba de hablar, sonreía, bromeaba, movía las manos en extremo para hacer más gráfica sus explicaciones y Lamire solo lo miraba, pero no como un compañero quien le presta la atención normal. Ariel se incorporó un poco más. Esa risa nerviosa, como Lamire evitaba la mirada de Lyosha cuando le miraba fijo y le sonreía. Se quedó unos segundos sorprendido y recordó lo que había pasado en la fiesta que Lyosha había organizado: los comentarios de Lamire, la expresión de desconcierto y luego mal humor. ¡¿Cómo no lo había visto?! No pudo evitar sonreír con cierta malicia justo en el momento en que Lamire lo miró. Al notar su sonrisa desvió la mirada con rapidez. Ariel tuvo que reprimir una carcajada.

También notó como Lyosha no parecía percatarse de nada. Esperaba que si sus suposiciones estaban en lo cierto que por lo menos ellos dos si pudieran ser felices juntos. Mirándolos bien de cerca lucían muy bien. Ambos se complementaban a la perfección. Ojala que por lo menos una pareja de las que conocía si funcionara, porque estos últimos días lo que menos hacía era funcionar con Alessandro y eso le dolía en lo más profundo de su corazón.

***

Ethan miraba el reloj con atención. Cuando marcó diez a las ocho supo que tenía que sacar a Lupo como pudiera de su habitación— ¿No irás a cenar?

—No tengo hambre aún.

Ethan se mordió la lengua. ¿Y ahora que hacía? — ¿Seguro? —Lupo alzó la mirada del libro que estaba leyendo.

— ¿Quieres que me vaya?

—No, no, no es eso, es que me preocupa que pases demasiado tiempo aquí. Si yo me aburro estando sin hacer nada, ni poder moverme, estar aquí para ti debe ser una tortura ya que puedes ir donde tú quieras.

Lupo sonrió un poco— Ya te dije que no me molesta estar aquí, pero si lo que te preocupa es que me enferme supongo que puedo ir a dar un paseo rápido y de paso comprar algo de comer.

Lo vio salir y no pudo evitar sentirse aliviado. Miró el móvil que tenía en sus manos: El de  un doctor. No había sido fácil quitárselo, pero al final lo había conseguido sin que se diera cuenta. Ya luego se lo devolvería. Volvió a marcar el número que tenía anotado en un papelito. Había intentando aprendérselo, pero por alguna extraña razón seguía sin poder memorizárselo. Aunque con anterioridad si había sido bueno en esas cosas.

El mensaje que había escrito aquella tarde aún lo tenía en la bandeja de salida. Se apresuró a borrarlo. Intentaba no pensar en lo que Ariel le había dicho esa tarde, pero no había podido sacárselo de la cabeza.

— ¿Serás algo como un actor de Broadway o algo así?

—No sé. Ya te dije que el tal Joel dijo que llegaría a las cuatro al PS. Aún no estoy seguro a dónde va todo esto, pero de alguna manera es mejor que ser un halcón.

Ethan le miró con detenimiento— Hay algo que no me estás diciendo. ¿Pasó algo malo ayer? — Sabía que había dado en el blanco.

—No, nada…

—Ari, ¿Por qué te empecinas a mentirme cuando siempre termino descubriendo la verdad? — Le tomó del rostro y no comprendió porque se sonrojó un poco—. Siempre voy a estar allí para ayudarte en lo que pueda. ¿Qué pasó?

—Mapelli casi…—Su voz se cortó, bajó la mirada avergonzado. Ethan abrió aún más los ojos llenos de sorpresa. Ariel tomó su mano—. Por suerte llegó Alessandro. Sé que no podía hacer nada, pero su presencia bastó para que se detuviera.

—Ariel…—No sabía qué decir. No creía que Mapelli llegaría hasta tal punto—. Tienes que hacer algo. No sé. Lyosha sabe técnicas, puedes decirle que te enseñe alguna. No puedes dejar que él…—No se atrevía a decirlo en voz alta.

— ¿En verdad no puedo? —Lo veía temblar. Ethan no tenía idea por lo que Ariel pasaba, pero deseaba poder ayudarlo de alguna manera—. Él amenaza con lastimar a mi familia, Ethan. No soy tan fuerte como tú o Alessandro como para frenarlo. Ni siquiera pude matarlo cuando tuve oportunidad y ahora debo aceptar las consecuencias…

— ¡No puedes rendirte! — Alzó la voz. Ariel le miró algo asustado—Ese no es el Ariel que conozco. No puedes, no puedo aceptar que te entregues a él. Me rehúso. Voy a encontrar la manera de que no se atreva a ponerte una mano encima. Te lo juro.

—No jures cosas que no puedes prometer.

—Ariel, no dejaré que se salga con la suya…

Respiró hondo. Tenía que ser fuerte. Esta vez no iba a dejar que lo venciera. Escuchó unos pasos en aquel solitario pasillo. Abrió los ojos que reflejaban determinación. Tenía que hacerlo. La puerta se abrió. Se miraron unos segundos.

— ¿Has pensado en tu paga?

—Sí—Ethan miró a Mapelli con seriedad—. Dijiste que no podía pedirte que le perdones la deuda a Ariel, pero no dijiste que no podía alterar las condiciones de pago— Vio como su padre empezaba a molestarse—. Mi paga será que no te atrevas a ponerle una mano encima. No puedes abusar de él bajo ninguna circunstancia.

Silencio— ¿En verdad crees que vale la pena lo que acabas de pedirme?

—Ariel vale toda la pena del mundo y no dejaré que lo sigas pisoteando. No voy a permitir que abuses de él— Ethan creyó que se resistiría, pero se sorprendió cuando escuchó una respuesta afirmativa. Por un momento creyó que le estaba tomando el pelo— ¿Enserio?

—Dije que podía ser cualquier cosa, pero creo que estás desperdiciando tu paga cuando podrías tener lo que quisieras— Ethan subió la guardia. Cuando Mapelli sonreía no significaba nada bueno—. ¿No planeas ir a la universidad? Podría mandarte a la mejor. Podrías ser alguien brillante, después de todo eres mi hijo. Naciste para ser el mejor en lo que te propongas ¿O es que acaso si estás considerando ser un halcón?

—Primero muerto antes de convertirme en alguien como tú.

No borró su sonrisa— Mejor no digas nada. Tarde o temprano serás un halcón— Ethan iba a replicar, sin embargo Mapelli se le adelantó mientras caminaba hasta él—. ¿Entonces estás seguro? No creo que estés usando bien tu paga. ¿Acaso piensas que Ariel haría algo igual por ti?

—Ariel lo haría.

Su risa le heló la sangre— Ethan. ¿En verdad crees que te antepondría a su familia? Tú no eres imprescindible en su vida. Puede vivir a la perfección sin ti. Eres tú quien lo necesita más de lo que piensas. ¿Crees que en verdad va a agradecerte lo que haces por él?

—No lo hago para que él lo sepa— Sin embargo no podría culparlo si siempre antepusiera a su familia. Eso era lo correcto. Aunque no iba a negar que una parte de él se sentiría dolida si escogiera a Alessandro antes que a él.

—En verdad me decepcionas. Sigues haciendo cosas por los demás. Cosas que no te lo agradecen en absoluto. ¿Crees que Samuel Shiheflit o Dante Di Ferrer en verdad están agradecidos porque lo salvaste? Solo se sienten comprometidos. Todo lo que tú haces por los demás solo hace que se sientan en deuda. No es que en verdad quieran estar a tu lado— Ethan le miraba algo turbado. La seguridad con lo que lo decía lo hizo vacilar un solo segundo del cual Mapelli sacó ventaja—. Las cosas que hacemos por los demás solo hacen que se sientan comprometidos,  en deuda con nosotros. Si estuviera en sus manos ellos no harían nunca nada por ti, pero claro la sociedad los condenaría porque según los convencionalismos sociales no estarían actuando como una persona moralmente correcta ¿Pero qué es la moral? Sino una invención del hombre para mantener a las personas actuando tal como un grupo determinado personas quiere que actué el resto de la población. Comprende que nadie hace algo porque simplemente le nazca. Ni ellos, ni Ariel, ni nadie. Todos esperan algo a cambio cuando hacen alguna acción. Estás desperdiciando tu futuro. Tu madre te odia ¿quién te pagará la universidad? ¿Samuel? ¿Dante? Tú no tienes a nadie. Estás solo Ethan Lenz.

—No, te equivocas. Ellos están conmigo porque de verdad les importo. No lo obligos. Ellos me quieren y yo los quiero a ellos. Eso es algo que no podrás entender nunca. Lo que sea que te pasó en tu juventud no va a pasarme a mí. Tú y yo somos diferentes— Lo vio arrugar el ceño—. Si no tengo dinero para la universidad no me importa, saldré adelante como siempre lo he hecho. Tal vez sea duro, pero ayudar a Ariel es lo correcto así que no voy a retractarme.

Mapelli sonrió un poco— Te diré algo. Cumpliré tu tonto capricho de adolescente porque soy hombre de palabra, pero con una condición— Se apoyó en la baranda y notó como Ethan le miraba desconfiado—. No violaré a tu amiguito mientras ustedes sean eso: amigos. Apenas su amistad se vaya por el escusado yo podré hacerle todo lo que se me dé la gana. Así de simple.

Debía haber una trampa en todo eso, pero Ethan no la notó por más que buscara, al final no le quedó otra más que acceder— Si me llego a enterar que le has hecho algo…

— ¿Vas a matarme? —Lo cortó—. Te diré que no soy presa fácil, aunque supongo que tal vez tengas un cinco por ciento de posibilidad, lo cual es bastante en comparación a los demás. Aunque dudo que quieras cargar con otra muerte ¿o me equivoco? — Ethan palideció—. Creo que no. Y ya te lo dije no le haré nada mientras ustedes sean amigos. Veremos que tan buen amigo resulta Ariel Miderhive.

No dejó que Ethan agregara algo más. Salió de allí. Era una persona muy ocupada, además si jugaba bien sus cartas pronto no solo tendría a Ariel, sino que a Ethan quien sería un buen reemplazo de Morello. Era hora que ya tomara medidas. Después de todo él era el líder de los halcones y por algo era el mejor en todo lo que se proponía. Nuevos tiempos se acercaban y nadie se iba a atrever a cuestionar su poder. Solo tenía que eliminar a Morello del camino para que a nadie le quedaran dudas.

***

Dante en un primer momento creyó haber visto mal, pero cuando confirmó que una maraña de cabellos rojizos se movía entre sus mesas supo que se trataba de Ariel. Miró su reloj. Se quedó más extrañado porque se suponía que solo iba a trabajar de una y treinta a tres treinta. Pidió a uno de sus empleados que le dijera que cuando se desocupara fuera a su oficina.

El reloj marcaba las diez de la noche. Se sentía bastante agotado. Había tenido que ir a solucionar unos problemas en el hotel mientras sus padres estaban fuera del país. A veces se preguntaba si no se cansaban de viajar por el mundo atendiendo negocios. Se dejó caer en su enorme asiento de cuero. Empezó a revisar unos documentos sin mucho entusiasmo. Cuentas, cuentas, cuentas. Apenas había tenido cabeza para pagar todo lo que debía la quincena pasada, no sabía si sobreviviría para el treinta.

Su cabeza no podía pensar en algo que no fuera Ethan o Alessandro. El segundo hasta cierto punto era quien más le preocupaba porque estaba consciente que podía hacer alguna locura. Esperaba que la conversación que sostuvieron hasta altas horas de la noche pudiera servirle de ayuda, pero sabía que primero tendría que tantear el terreno con Ariel. Tenía que asegurarse que aún hubiera esperanza para ellos.

A veces se sentía como un puto egoísta. Estaba consciente que quería lo mejor para su amigo, pero una parte de él no dejaba de reprocharse porque sabía que también lo hacía para evitar que Ariel e Ethan terminasen juntos. La manera en que ellos se besaban le había provocado un acceso de celos que hasta ese momento no había experimentado jamás. Y aunque sabía que el terreno con Ethan estaba bastante inestable quería creer que tenía esperanza con él. Eso sin agregar que la presencia de Lupo a todas horas tampoco le facilitaba las cosas.  Jamás pensó que Lupo podría ser un tío tan sobreprotector. Los cielos sabían porqué no lo habían hecho padre. De seguro no hubiera dejado salir a la pobre criatura más allá del umbral de la puerta ni parar ir a clases.

Llamaron a su puerta y allí estaba a quién hasta hace unos días no consideraba un adversario, pero ahora se daba cuenta que Ariel Miderhive era de la persona que más debía cuidarse. No era que lo odiara. No podría, el chico le caía bien. Y sabía bien qué si no hubiese conocido a Morello lo más probable era que hubiera terminado con Ethan, pero las cosas pasan por una buena razón. Y él quería creer que Ariel era la persona indicada para hacer salir adelante a Alessandro.

Le indicó que tomara asiento y le ofreció algo de tomar— ¿He hecho algo mal?

Dante hizo una pausa mientras le servía un té, pero luego continuó sirviendo y le pasó la tacita—No. Nada de eso. Solo me apetecía charlar un poco. Hasta este día tú y yo nos debemos una conversación— Ariel se llevó la taza a los labios y sonrió ante el sabor del té—. Y el que estés aquí cuando ya había hecho tu turno me hace pensar que no quieres estar con Alessandro.

Ariel sonrió con cierta tristeza—No. No es eso. Él tenía trabajo esta noche. Lo más probable es que termine hasta después de la madrugada. Si estoy aquí es porque el sábado no podré venir en la tarde ni en la noche. Pasado mañana empiezo con Mapelli— dijo sin mucho ánimo. Dante le miró con cierta tristeza.

— ¿Estarás bien?

—Sí. Es decir no es gran cosa. Supongo, aún no estoy muy seguro, pero nada que involucre armas, ni persecuciones a alta velocidad— Dante solo asintió con la cabeza. No sabía bien qué hacer en ese tipo de situaciones. Tampoco había aprendido a sentirse cómodo cuando Alessandro le hablaba de su trabajo, pero lo escuchaba con atención porque ese era el trabajo de un buen amigo—. ¿Las cosas con Alessandro han mejorado?

—No realmente. Desde que nos vio besándonos con Ethan todo se fue en picada— Dijo así sin más, pero luego cayó en su error. Miró a Dante apenado. Aún no estaba seguro si él también los había visto, pero en caso que no fuera así acaba de meterse en problemas.

Dante solo tenía una ceja alzada mientras le miraba detenidamente. Dio un largo sorbo a la taza de té que se había servido. A veces creía que también tenía herencia inglesa, solo eso justificaría su amor irracional con los tés, los podría tomar a cualquier hora. Dejó la taza y suspiró— Sé lo que hiciste con Ethan. Yo también estaba allí. ¿Por qué crees que estaba tan serio esa noche?

No sabía bien qué decir— No quise que nos vieran…

Dante sonrió a su pesar. El chico era sincero. No decía las cosas para que los demás se sintieran mejor, decía lo que en verdad sentía, por eso había dicho que deseó que ellos no hubiesen mirado, en lugar de decir que no había querido besar a Ethan— ¿Estás consciente que a Alessandro no le cae nada bien Ethan? — Lo vio asentir y sonrió porque agregó que después de eso de seguro quería asesinarlo. La verdad él no comprendía como no lo hizo en el hospital cuando Ethan lo mandó a llamar—. ¿Sabes por qué Alessandro odia a Ethan? — Ariel negó—. ¿Nunca te has puesto a pensar uno de los millones de motivos que tiene para odiarlo?

—No. Ethan nunca lo ha tratado mal. No sé porqué lo odia. Además a mí nunca me ha dañado. Todo lo contrario.

Dante sonrió ante la ingenuidad de Ariel. Quería creer que era inocencia o algo por el estilo— Es precisamente por eso que lo odia— Le aclaró. Sabía que no iba a comprenderlo, quizás debía explicárselo, así se evitaban problemas en el futuro, si es que  tenían un futuro—. Ariel es su relación lo que en verdad molesta a Alessandro.

—Pero Ethan solo es mi amigo…

— ¿De verdad? — Preguntó inquisitivamente—. Sé que son más que amigos, pero no creo que tengan límites para distinguir donde termina la amistad y empieza el amor. Y si tomamos en cuenta que tú ya sentías algo por él…

Ariel se vio acorralado— Nosotros somos amigos, no es como si fuéramos a pasar de esa línea. Ethan y yo solo somos amigos…

—Amigos especiales. Sé que no quieres un discurso, pero espero que sepan manejar eso, porque sino al final uno terminará muy lastimado— Él lo sabía por experiencia propia.  Y no quería que Ethan pasara por lo que él vivió.

—Entiendo, pero no sé porqué Alessandro odia tanto a Ethan.

—Alessandro cree que ustedes dos pueden terminar ya sabes — Ni el mismo se atrevía a decirlo en voz alta, y agradeció que Ariel comprendiera a que se refería. Su rostro sonrojado se lo indicó.

— ¿Tú también lo piensas?

Para ser sinceros, él ya lo daba por hecho. Cuando se tiene ese tipo de amistad como la que Ariel tenía con Ethan, o como la que él tenía con Alessandro, solo era cuestión de tiempo. Aunque eso no hacía sentirlo mejor. Sabía que si llegaba a suceder ellos no lo andarían pregonando, pero estaba seguro que se daría cuenta. Alessandro también. Después de todo ellos ya habían vivido eso— Lo que yo piense aquí no tiene mucho valor, después de todo no estoy con Ethan. Tú en cambio estás con Alessandro.

—Pero él ni siquiera me ama…

—Yo no puedo opinar nada por él, pero si puedo asegurarte que lo que él siente por ti es muy fuerte, Ariel, sé que le cuesta demostrarlo y  que Misha aún está presente en su vida, pero él nunca admitirá que necesita ayuda para olvidarlo. Yo lo he intentado, pero no conseguí la gran cosa, en cambio tú…

—Yo no he conseguido nada.

—Eso lo dices porque no lo conoces tanto como yo. Él ha cambiado y para mejor. Tú lo has hecho mejor. No quiero que te sientas comprometido a estar con Alessandro. Debe ser él que te demuestre que de verdad le importas— Dante sabía bien que era difícil luchar contra alguien que no podías ver. Un recuerdo. ¿Cómo se elimina un recuerdo? Y más uno que simbolizaba todo lo que esa persona era—. Si quieres un consejo, no deberías intentar eliminar el recuerdo de Misha de raíz, porque al final Alessandro es la persona que es, para bien o para mal, gracias a Misha. Si borraras el recuerdo de Misha estarías quitándole la esencia de lo que es Alessandro.

—Conociste a Misha ¿Verdad?

—Sí…

— ¿Era bueno?

Él creía que era una basura por cómo había tratado a Alessandro durante mucho tiempo y aunque con el pasar del tiempo sabía bien que había mejorado su trato y había hecho todo lo posible por enmendar sus errores al final nunca logró causarle buena impresión. Aunque una parte de él estaba consciente que no lo iba a aceptar nunca porque le había quitado toda esperanza con su mejor amigo— No me corresponde a mí juzgarlo. Sin embargo sé que quería a Alessandro aunque le costaba demostrárselo, por lo menos en público. Sin embargo creo que lo más importante aquí es preguntar si tú aún lo amas— Esa era la pregunta que más le preocupaba. Si recibía una respuesta ya podría irse despidiendo de una vida con Ethan, no tendría oportunidad de luchar contra Ariel, no cuando había lastimado tanto a la persona que amaba.

Ariel bajó su mirada. Sabía que no le debía ninguna explicación a Dante, pero era el único que le había brindado un poco de información útil—. Sé que no tiene lógica, pero yo creo aún lo amo. Quizás sea estúpido, pero quiero creer que en verdad él podrá llegar a amarme. Yo aún  no he perdido la fe. Es lo único que me queda ya y tampoco quiero perderla— Era Alessandro quien lo había hecho salir adelante. Gracias a él había sido más abierto con su sexualidad, había enfrentado mucho de sus temores, y aunque había creado muchos otros, quería creer que de alguna manera, juntos iban a vencer estos nuevos.

Dante no pudo evitar sonreír, aliviado, también feliz por su amigo— Quizás solo un poco de paciencia es lo necesario. A lo mejor las cosas se suavizan entre ustedes ya que ya viene su cumpleaños y no encuentro mejor fecha para que las cosas mejoren—Ariel abrió la boca intentando decir algo, pero lo que iba a preguntar iba a sonar muy mal. Sin embargo Dante ya se había percatado de eso. No comprendía como ambos habían podido convivir juntos tantos meses sin saber nada del otro. Ni siquiera saber cuando era el cumpleaños del otro era solo la punta del iceberg de los secretos que se tenían—. Cumple el veintitrés de julio…

Ariel no comentó nada. El cumpleaños de Alessandro era martes.  Estaban a jueves, casi viernes y de seguro si Dante no lo hubiera mencionado quizás nunca se hubiera dado cuenta. Ariel ni siquiera sabía cuando su pareja cumplía años, de seguro tampoco él conocía el suyo. Ambos habían construido un amor a base de sus ilusiones. Unas que se estaban derrumbando de a poco. ¿Qué estaba haciendo con su vida?

Notas finales:

:) Bueno espero que haya sido de su agrado :) Nos estamos leyendo el lunes :D!! ¿Qué nos espera ese día? El debut de nuestro querido firedoll  :) Nos leemos~


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