Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El décimo círculo por PokeGirl Uchiha

[Reviews - 1052]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

:) Hola a todos los bellos habitantes de este planeta ...bueno a los que leen el fic :B! Espero que hayan tenido un feliz fin de semana :) ...sí ando demasiado feliz...loc xD -dejen que disfrute este momento de inucitada felicidad- Al fin tengo mi libro que esperé 4 meses que viniera al país ;-; así que me siento feliz :D!! Y mejor ya no los aburro con mi vida y nos concentramos a lo que todos venimos...

Este capítulo va para Cielo caído que me hace reír con sus reviews :D 

Todos lo miraban. Fue ese día que comprendió que no le gustaba estar rodeado de personas. No cuando le miraba de esa forma. Nadie quería hablar con él. Sabía en parte que no era su culpa. Su hermano se había encargado de dejarles bien claro a toda la escuela que quien se atreviera a dirigirle la palabra terminaría pagándolo muy caro.  Los maestros no sabían nada, claro está.

Muchos parecían que le tenían lástima, otro al parecer si querían hablarle porque les caía bien por alguna extraña razón. Sin embargo nadie contradecía a su hermano. Él estaba en segundo. Mientras su hermano iba ya al octavo grado en una escuela demasiado cara, pero su padre podía darse el lujo de pagar esas cantidades. No dejaba de hablar que tenía grandes planes para ellos. Especialmente para él, ya que había vencido a su hermano. Él no quería tener grandes planes para el futuro, si eso implicaba estar solo en el presente. Caminaba por los pasillos cuando lo empujaron contra los casilleros con fuerza. Volteó asustado y notó como era su hermano que le hacía una seña obscena.

Intentó no prestarle atención. No quería prestar atención a nada. Volvió a recoger sus libros, leyó el título del libro que estaba leyendo en esos momentos. Se lo había sacado a su hermano quien no gustaba de la lectura, pero en su clase de literatura lo obligaban a leer enormes cantidades de libros. “El principito” a él le gustaba. Aunque no entendía muchas de las palabras. Sin embargo recordaba que su madre siempre le leía. Quería creer que de esa manera podía estar cerca de ella. Al final había resultado cierto. Estaba muerta. No volvería a verla. Siempre se quedaba mirando al cielo cuando quería hablar con ella. Le pedía a diario que le mandara un amigo. No le gustaba sentirse solo, pero ese solo era el principio de la vida llena de soledad que tendría que enfrentar.

***

Nunca había sido bueno con los trabajos manuales. Los trabajos manuales normales. Para el otro tipo de trabajos manuales era excelente, pero el punto es que en esos momentos deseaba ser un poco más diestro. Al final Lupo llegó a quitarlo harto de verlo luchar por más de diez minutos con el ensamblado para colocar en la pared el televisor de 42 pulgadas.

Miró a Ethan algo apenado que le sonrió restándole importancia al asunto. En menos de diez minutos tenían la televisión colgando en lo alto de la pared— No era necesario, Dante.

—No te preocupes. No es nada. Yo me volvería loco sin la televisión, sé que puedes leer lo cual es lo mejor, pero hasta pasar más de cuatro horas seguidas leyendo se vuelve aburrido. Y como sé que probablemente no encuentres nada bueno en la televisión te he traído unos cuantos dvd’s de series y películas— Ethan creyó por un momento que le había traído todas las temporadas de las series que Dante veía. Examinó los dvd’s tenía todas las temporadas de Sabrina la bruja adolescente, las dos primeras de Glee y en gran contraste con los dos anteriores las de True Blood—. Ayer también me encontré con Lyosha y Lamire así que te mandan su colección.

Al escuchar eso Lupo se puso alerta— Déjame revisar primero lo de Lyosha— Sabía que el tipo era capaz de mandarle alguna película pornográfica. Luego de analizar bien el contenido se los pasó a su sobrino.

Ethan empezó a verlas. Sonrió divertido al notar que la mayoría eran telenovelas. Mientras que Lamire le había mandado sus dvd’s de anime y doramas. Lupo iba viendo lo que habían llevado mientras pronunciaba: basura, basura, extra basura, basura, esto ni siquiera debió haber sido creado jamás. Ethan intentó reprimir una risa— Si quieres puedes traer los dvd’s de Supernatural hace mucho que no puedo ver la serie y me gustaba mucho— Lupo sonrió ante esas palabras y le aseguró que los traería.

—Creo que te vendría ver algo decente. Y…—Calló al notar en el umbral a Morello. Todos voltearon.

—Lupo tenemos que hablar— No prestó mayor atención a Ethan. En realidad le ignoró como era costumbre.

Ethan los vio salir, pero no emitió ningún comentario. Miró a Dante— ¿Has hablado con él?

—Sí. Ahora todo depende de él.

—Espero que haga lo correcto.

—Eres demasiado bueno.

—Lo hago por Ariel— Aunque muy en el fondo también lo hacía por Alessandro. Si su vida había sido dura no quería imaginar cómo logró seguir adelante Alessandro. Miró a Dante unos segundos y no pudo evitar pensar en las palabras de Mapelli— Dante…—el aludido estaba revisando unos dvd’s, pero al notar la voz de Ethan supo que algo no iba bien. Se sentó a la orilla de la cama y le sonrió a manera de invitación para que continuase hablando—. ¿Por qué estás aquí? Y cuando me refiero aquí, no es a este momento, sino aquí en general, aquí conmigo.

Dante sonrió un poco— Porque estoy enamorado de la persona que me hace esa pregunta— Él nunca había tenido problemas en aceptar sus sentimientos y sabía que a veces podía incomodar a los demás porque era demasiado abierto respecto a estos.

— ¿Seguro? — No podía evitar pensar que en verdad lo estaba obligando a estar a su lado—. ¿Estás aquí porque quieres? ¿No te has sentido en ningún momento obligado o en deuda conmigo?

Acarició su mejilla y sonrió—Lindura, ¿de dónde sacas tantas locuras? Si estoy aquí es porque en verdad quiero estar contigo. Nadie de nosotros está aquí porque nos sentimos obligados— Ethan aún lucía inseguro—. Te lo pondré de esta manera. Si yo o Samuel nos sintiéramos obligados contigo no crees que solo hubiéramos pagado el hospital y haber dejado suficiente dinero para que estuvieras cómodo.

Ethan no lo había visto de esa manera. Sonrió aliviado— ¿Cómo le haces para siempre  decirme lo que necesito escuchar?

—Mi corazón escucha tus necesidades y pone en mi boca las palabras adecuadas— Ethan se sonrojó un poco—. ¿Muy cursi?

—Poético— Se sonrieron. Ethan no podía evitar borrar esa sonrisa cuando Dante era de esa manera con él—. Gracias por estar aquí. Y disculpa a Lupo. No creía que podría ser tan sobreprotector.

Dante no podía culparlo. Él tampoco quería que Ethan volviera a sufrir por nada ni por nadie. Sabía que Lupo de alguna manera intentaba compensarle todo el dolor que había experimentado durante casi dieciocho años— No te preocupes. Te quiere. Como todos los que estamos aquí contigo.

—Excepto Alessandro— Dijo medio en broma, medio enserio. Aunque no le importaba mucho si le agradaba.

—Cierto—  Concedió algo apenado—. Perdónalo por ser tan odioso.

— ¿Quién es odioso? — Ambos solo se miraron. No sintieron en qué momento Alessandro había vuelto a entrar. Volvió a repetir la pregunta.

—Mi doctor— Mintió Ethan por Dante.

Alessandro solo entrecerró sus ojos. Lupo estaba a su lado— Voy a preguntarte algo de la manera más suave que puedo puesto que sabes que no me simpatizas— Ethan asintió no sabiendo que pregunta esperar— ¿Te estás muriendo?

—No…

— ¿Te morirías si te quedas solo durante unas horas?

Solo alzó una ceja indicándole que aquello no tenía lógica —Probablemente no. Es poco probable.

—Bien. Allí lo tienes. Ve a hacer el trabajo— Lupo le gruñó—. Oye has pasado demasiado tiempo aquí. Los primeros días te lo dejé pasar, pero las cosas se nos están complicando. Así que es hora que vuelvas a tus ocupaciones.

—Escucha, Morello…

—Él tiene razón— Lo interrumpió Ethan. Todos voltearon a verlo—. En verdad te agradezco que estés junto a mí, Lupo, es lo más lindo que alguien ha hecho por mí jamás, pero no quiero que descuides tus obligaciones. Tenían las cosas bastante complicadas después de lo de Aarón y yo solo vine a empeorar las cosas. No es justo que Lamire y Lyosha tengan más trabajo cuando yo ya estoy bien.

Lupo vaciló. No le parecía buena idea dejarlo solo. Ethan aún no estaba bien anímicamente, sin embargo odiaba a su sobrino cuando le sonreía de esa manera y le prometía que iba a estar bien, porque en verdad le hacía pensar que iba a estarlo  y terminaba accediendo a sus caprichos. Ese tipo de persuasión o manipulación tan sutil no lo había heredado de su lado de la familia, pero con claridad era más efectiva que las que ellos estabas acostumbrados a utilizar.

— ¿Seguro? El trabajo me tomará todo el día y parte de la noche.

—Estaré bien. Supongo que lo que sea que hagas será más entretenido que estar conmigo.

Se equivocaba. Por primera vez la idea de ir a amenazar, con altas posibilidades de matar, a las personas no le llamaba mucho la atención— Volveré antes de medianoche.

—No te preocupes por el tiempo. Solo cuídate ¿Vale? Después de todo si mi padre no vuelve una noche va a manchar la reputación que se ha ganado— Dante y Alessandro no comprendieron a que se refería Ethan, pero Lupo solo pudo sonreír a su pesar. Padre. Nunca le importó la idea de formar una familia, pero viendo a Ethan le hacía arrepentirse, solo un poco, no haberlo hecho. Aunque si lo analizaba bien no quería los dramas familiares, el pago del supermercado, el alquiler de la casa, el sexo muy ocasional. No, esa vida no era para él. Demasiado monótona. Lo único que quería era que Ethan fuera su hijo.

—Nadie mancha mi reputación. Volveré pronto.

—Ten cuidado.

Lo tendría. Por primera vez lo tendría porque tenía una buena razón para seguir vivo. Ethan sonrió al verlo salir— Lamento que haya descuidado su trabajo. Prometo no ser una carga y hacer que vaya a cumplir con lo que le toque.

Solo asintió. Alessandro no se sentía muy a gusto intercambiando palabras con el enemigo— Dante, necesito hablar contigo. Ahora— Así sin más salió de la habitación.

Dante miró la puerta indeciso— Ve con él— Ethan apretó su mano con cariño—. Te necesita y eres el único que lo comprende, por alguna extraña razón. Ve.

—Gracias, lindura. No me tardo— Apenas lo hizo Ethan borró su sonrisa. Debía de dejar de pensar en las palabras de Mapelli, pero ya había acertado una vez y le daba miedo que lo hiciera de nuevo: Dante, Ariel, todo.

***

Era extraño tener que esperar a Dante. En general él decía una cosa y la hacía en el momento. Muchas veces antes que terminara de pronunciar la frase. Lo notó un tanto impaciente por volver con Ethan y aquello no mejoró su humor— Si no quieres hablar conmigo para volver con ése puedes irte.

—Estoy aquí. Eso debería ser suficiente prueba que si quiero hablarte— Se apoyó contra la pared del pasillo, donde pocas veces pasaba un médico a esas horas—. En segunda soy yo quien debería estar molesto. No has contestado mis llamadas.

—He estado pensando— confesó. Dante esperó expectante que Alessandro prosiguiera—. Y muchas cosas de las que me dijiste están en lo cierto. Y quiero recuperar a Ariel. No—Se corrigió así mismo—. Voy a recuperar a Ariel—A veces Dante se preguntaba cómo siempre podía lucir tan bien incluso cuando estaba admitiendo que había cometido un error. Suponía que eso era parte del encanto Bolshói.

—Pues deberías empezar diciéndole las cosas más básicas por ejemplo tú cumpleaños— Le reprendió—. ¿En qué cabeza cabe no decirle ni cuando naciste?

—Sabes bien que hace mucho me dejó de importar  la fecha de mi nacimiento.

—Sí. Lo sé. Y sé porque lo haces, pero pensé que por ser Ariel podrías cambiar eso. Nunca te he celebrado un cumpleaños como se debe.

—Mentira. Para mis dieciocho salimos a emborracharnos por allí. Eso hace la gente cuando cumple esa edad, lo he visto en la televisión y en el PS.

Incluso cuando llevaba las de perder lograba sacarle un argumento más o menos creíble— Sin pastel no hay cumpleaños.

—Te recuerdo que sí hubo pastel. Que terminó en tu cuerpo fue otra cosa— Vio a Dante sonrojarse y a la vez mirar nervioso que estuvieran demasiado cerca de la habitación de Ethan.

— No digas esas cosas aquí, Ethan puede escucharnos.

—Él lo sabe, Dante. Eres tú quien no acepta que él ya conoce tu pasado del que no estás muy orgulloso.

—No quiero que pienses que me arrepiento de lo que pasó entre nosotros…

— ¿Y no lo haces? — Preguntó con una sonrisa de lado. A Alessandro no le importaba si Dante llegase considerar lo que hicieron años atrás como un grave error. Sabía que su amigo era del tipo que se arrepentía de las cosas que hacía o dejaba de hacer, mientras él siempre aceptaba todo lo que había hecho. Si cometía un error, pedía perdón a su manera, pero no se mortificaba pensando que hubiera pasado si no hubiese ejecutado una acción.

Le miró a los ojos y se sonrojó un poco, como años atrás, no le gustaba recordar esos temas porque le hacía sentirse como el adolescente enamorado que ya había superado—No realmente. No sé fue raro. Es decir, contigo. Fue diferente, no era solo para pasar el rato.

—Pero nos la pasábamos bien.

Dante sonrió a su pesar y desvió su mirada. Odiaba la manera en que su amigo decía todo sin inmutarse. A su pesar terminó admitiendo que sí se la pasaban muy bien. Excepto las veces que Alessandro lo buscó para intentar olvidarse de Misha, pero no quería empañar los buenos recuerdos con los malos.

— ¿Y ya sabes que harás para recuperarle?

Alessandro se quedó callado un largo rato— Aún no lo sé. Sabes que no yo no era el de la creatividad…

—Lo sé, pero sé que lograrás sacar a relucir tu lado sensible una vez más y encontrarás la forma perfecta de hacerle ver a Ariel que si te interesa.

En verdad esperaba encontrar la forma. Sabía que estaba en una posición bastante difícil, pero él no perdía las esperanzas. Quería creer que de alguna manera iba a lograr conseguir el perdón de Ariel.

—Yo realmente valoro que estés allí para decirme cuando me estoy equivocando. Aunque muchas veces no te lo demuestre.

—Lo sé. Y tendrías más personas diciéndote cuando te estás equivocando, pero los intimidas con tu colt.

—Solo a ti y Lupo les permito que me digan cuando me equivoco.

Un doctor pasó en esos momentos lo que hizo que suspendieran momentáneamente la conversación. Este entró al cuarto de Ethan— Supongo que vas a quedarte a cuidar de ése.

—Sí. Anoche me quedé trabajando hasta tarde para tener todo el día para él.

— ¿En verdad lo quieres?

—Sí. Y mucho.

— ¿Más que a Lyosha?

Le gustaba eso de Alessandro. No temía hacer las preguntas que él consideraba convenientes y no se detenía a preguntar si era correcto o no— Son sentimientos diferentes, Lyosha es mayor que yo por eso lo amé de una determinada manera. Ethan al ser menor lo amo de otra manera, aunque a veces me da la sensación que es mayor y más sabio que yo. No es bueno comparar las relaciones ni los sentimientos. Tú tampoco deberías hacerlo.

—Quién diría que resultarías ser más inteligente que yo en el ámbito emocional.

—Solo lo soy porque la he cagado en más de una ocasión y he tenido más “relaciones” de las que tú nunca tendrás.

Alessandro quien estaba cruzado de brazos y apoyado de brazos al escuchar lo último solo alzó una ceja y luego sonrió de lado—Solo porque no me propuse alcanzarte.

Dante lo sabía. Si Alessandro hubiera querido tuviera el mayor record de la historia. Sería algo así como el Dorian Gray del siglo XXI. Aunque sabía que la vida de él solo había lugar para Misha y Ariel. Se quedaron mirando unos segundos que le hizo sentir que estaban en el pasado, solo que esta vez ninguno de los dos diría: ¡Al diablo el mundo, vamos a follar!  Lo vio mirar el reloj de la pared— Tengo que irme. Ya es tarde— El reloj marcaba la una de la tarde. Tenía que ir por Ariel, con suerte almorzar algo rápido para luego ir a San Peter. Tenían que estar en “Tabú” a las tres. Después dejaría a Ariel haciendo quién sabe qué cosas con el tal Joel que nunca le había caído bien, aunque a él rara vez le simpatizaba alguien, y luego él tendría que localizar a alguien a quien debían persuadir para que le diera una determinada información. Probablemente no terminaría hasta bien entrada la noche. Quería, ansiaba arreglar las cosas, pero apenas tenía tiempo para existir. Si le había ordenado a Lupo que fuera a hacer su trabajo era porque se sentía sofocado los últimos días. Lamire y Lyosha eran eficientes, pero después de lo ocurrido con el sucio Jones no quería exponerlos a más peligros de los que estaban acostumbrados.

Además tenía que estar, desde ya, monitoreando la trayectoria del cargamento y que la policía estuviera tan cerca no le ayudaba a mejorar su rendimiento. Sin mencionar que su deteriorada relación le estaba robando todos los pensamientos. Apenas y era capaz de concentrarse. Quizás lo más frustrante era el hecho que no solucionaba ninguna de sus situaciones.

—Suerte— Dante sabía que iba a necesitarla. Antes que entrara al elevador le llamó—. Sé que puedes recuperarlo.

Alessandro asintió, pero no tenía esa confianza arrolladora que siempre le había parecido muy atractiva— Solo lo dices porque quieres a ése contigo— No era reproche, pero Dante se sintió un poco herido, solo un poco, porque sabía que estaba siendo egoísta. El amor lo volvía egoísta. Quizás sus padres al final sí lo habían vuelto un niño mimado, porque estaba seguro que no iba a soportar la idea de que Ethan no estuviera con él—. Por si las dudas…—empezó algo vacilante—. Quizás no deberías dejar todo en mis manos y deberías luchar por él, si es que crees que vale la pena— Esta vez Alessandro si sonrió, solo un poco, tarde o temprano hacía que Dante se tragara sus palabras, era algo que adoraba de ser él.

***

Corrían lo más rápido que podían.  Lyosha sentía que volaba, pero eso no implicaba que Lamire fuera muy por detrás de él. Volteaba cada cinco segundos para asegurarse que su amigo y compañero aún estuviera cerca de él. Estaban a pleno mediodía cargando un paquete por el que estaban a punto de matarlos y lo peor: ¡El paquete ni siquiera era de ellos!

Se metieron entre uno de los numerosos callejones de la zona baja de San Peter. Un disparo se escuchó a lo lejos. Esto no pintaba bien. Lyosha sujeto con más fuerza el paquete que llevaba entre las manos. Lamire se adelantó un poco más que él y sacó el arma. Disparó tres veces. Las tres ocasiones acertó.

Lyosha no  los había visto venir. Giraron en una esquina, pero Lamire lo tomó con fuerza y lo estrelló contra el muro. Tuvo que reprimir un quejido al sentir el paquete clavársele en las costillas. Estaban muy cerca. Lamire le indicó que guardase silencio. Se miraron unos segundos. Estaban cansados, sudorosos, agitados, con la adrenalina fluyéndoles al mil por ciento.

—No te muevas— susurró tan bajo que le erizó la piel al español. Lamire salió del lugar. Se escucharon una nueva ráfaga de disparos.  Más de un grito ante la inminente derrota, una la cual implicaba la muerte. Ningún grito fue de su compañero.

Lyosha se mantenía en el mismo lugar en guardia. Miraba a sus alrededor cuando notó que uno de los tipos que los perseguían se deslizaba entre las fachadas de los edificios en mal estado. Sin embargo éste  no notó al español. Sabía lo que se proponía. Miró a su alrededor. Y notó unos cubos de basura al lado de un enorme gato gris. Corrió hasta este y puso el paquete dentro de uno de los cubos. Miró a todos lados buscando algo que le ayudase a orientarse después. Solo se le ocurrió  poner el gato el cual lo puso encima del bote—. No te muevas hasta que regrese…

Salió corriendo entre las estrechas calles hasta que dio con la figura encapuchada de su competencia. Le picaba el rostro. Odiaba llevar pasamontañas, solo le hacía sentir más calor. El tipo casi llegaba a Lamire. Lo vio a unos quinientos metros de distancia. El arma que llevaba era de corto alcance, y sabía que no se atrevería a disparar desde tan lejos. Lyosha imprimió el máximo de su velocidad y entró a uno de los edificios. Estos nunca tenían llave. Era como si todos los que habitaban en ellos ya se hubieran resignado a dejar entrar al crimen cada vez que ellos quisieran. Corrió escaleras arriba, hasta la azotea. Un vistazo sirvió para orientarse.

Corrió hasta el borde de la azotea. El tipo casi alcanzaba ese edificio. A Lamire se le habían agotado las balas hace mucho. Peleaba cuerpo a cuerpo con tres tipos que al parecer terminaron en las mismas condiciones. Lyosha bajó la mirada y notó un balcón a unos metros más debajo de él. Cuando el hombre estuvo a punto de llegar a ese balcón, el halcón se dejó caer. Vio los ojos del tipo abrirse al máximo. Solo eso notó. Impresión— Hasta aquí llegas, cariño— acto seguido desenfundó el arma tan rápido que no le dio oportunidad al otro sujeto de decir sus últimas palabras.

Lyosha giró hasta donde estaba Lamire y lo vio teniendo más problemas de los que podía. Entró al interior del apartamento. Donde vio a un hombre temblando de pánico— No me lastime…— Lyosha no le prestó mayor atención. Salió corriendo intentando llegar a Lamire.

El asiático tenía su puñal en alto, era lo único que tenía ya. Se le habían acabado las municiones. Había logrado herir a uno quien en esos momentos intentaba mantener presión en la herida a la altura del abdomen. Sintió como se le abalanzaban por atrás. Lamire usó ese mismo peso en contra del sujeto y logró que terminara en el suelo, pero los otros dos lograron darle con sus navajas. El halcón solo logró cubrirse a tiempo y las heridas que iban a sus órganos vitales solo se convirtieron en rasguños, unos muy dolorosos, en los brazos.

Cuando Lamire tuvo oportunidad de ver al tipo que estaba abajo notó como ahora tenía una herida de bala en su cabeza. Antes que pudiera procesar la imagen sintió como le quitaban a uno y solo escuchó el sonido del cuello crujir. Lamire intentó acabar con el otro, pero Lyosha ya se le había adelanto y lo había liquidado con la limpieza y silencio que lo caracterizaba.

El asiático le miraba sorprendido mientras el otro solo soltaba el cuerpo sin vida del último de su competencia que había muerto asfixiado— Espero que no te moleste que haya decidido darte una mano— le dijo el español con una sonrisa—. Mejor vámonos antes que vengan los polis o más de la competencia.

— ¿El paquete? — Preguntó aún anonadado. ¡Otra vez lo había vuelto a salvar! Eso no había estado en sus planes. Él había querido esta vez ser el que salvaba a Lyosha.

—No te preocupes, dejé a alguien cuidándolo— Solo le indicó que lo siguieran. Llegaron al callejón donde ambos se habían separado y el gato seguía allí. Lyosha solo le hizo un mimo al minino antes de quitarlo del bote de basura—. Listo.

Se perdieron entre los callejones. Antes de llegar a zona segura se quitaron los pasamontañas. Y empezaron a caminar entre los habitantes de San Peter como si nada— No hay nada como un trabajo bien hecho— comentó con voz casual el otro. Nadie de los habitantes les prestó mayor atención ante los ojos de los demás solo eran unos ciudadanos más que se disponían a buscar donde almorzar después de un trabajo bien hecho.

***

Habían parado a comer en uno de los restaurantes que había en la carretera. Ariel notaba a Alessandro extraño. No sabía bien porqué, desde hace días notaba algo extraño en él. Aún más. No sabía bien a qué se debía— ¿No tienes hambre?

Apenas había tocado su comida. No respondió. Parecía tener la mirada perdida. Volvió a llamarlo. Esta vez sí reaccionó— Pensaba…

— ¿Está todo bien?

Alessandro adoptó una expresión sombría. No. Nada estaba bien. Y se sentía un idiota por no haberlo notado hasta esos momentos donde creía que todo estaba perdido. Buscó las manos de su pareja. ¿Cómo le decía? —Ariel, necesito decirte algo. Necesito hacerlo porque me está matando por dentro— Notaba la sorpresa de su pareja. Su pareja. Una a quien no le había dado el lugar que se merecía—. Ariel, yo quiero decírtelo, pero no encuentro las palabras, sé que me he demorado y creo que ya sabes lo que quiero decirte, pero…—Su móvil empezó a sonar. Alessandro se sintió exasperado. Cuando notó de quien era el número no lo hizo sentir mejor— Lo siento. No tardo…— Se puso de pie y fue a un lugar más privado para hablar.

Ariel se quedó justo donde estaba. Mirando sus manos, intentando averiguar que habían significado esas palabras, pero lo único que se le ocurría era que Alessandro al final se había cansado de él, que había comprendido que solo podía amar a Misha y que iba a romper con él para poder vivir en paz con el recuerdo de su primer amor.

Se sintió derrotado. Abatido. ¿Qué hacía? Hundió su rostro entre sus manos desesperado. Tironeó sus cabellos rojizos. ¿Qué hacía? Lo iba perder— ¿Ariel? —Alzó la mirada y se sorprendió de encontrarse a Will allí.

El chico le sonrió de una manera que lo sintió sentirse un poco reconfortado— Hola…—El recuerdo de cómo se habían despedido le hizo ruborizarse un poco—. ¿Qué haces aquí?

—Me dirijo a San Peter. Fui a visitar a mis viejos, pero justo ahora iba a Tabú. El jefe nos avisó que quería un ensayo general con su súper estrella— Ariel no pudo evitar sentirse algo apenado—. Pero algo me dice que su estrella no está en su mejor día. ¿Pasa algo? — ¿Tan obvio era? Y si lo era ¿Por qué Alessandro no se daba cuenta?  ¿O si lo hacía y no le importaba ya? — ¿Ariel?

—Ariel, lo siento, se me acaban de complicar las cosas y tenemos que irnos…— Alessandro había vuelto y aún llevaba el celular en la mano. Al notar la presencia de Will solo frunció el ceño— ¿Y tú quien eres?

—Will…— Respondió como si nada. Sin embargo cuando lo miró bien no pudo evitar que su rostro mostrase mayor sorpresa—. ¡Eres Morello! —Vio a Alessandro ponerse en guardia— ¡Vaya a fin te conozco personalmente! — Antes que Alessandro pudiera decir algo. Tomó sus manos y las agitó enérgicamente— ¡Tienes a todas las chicas de Tabú babeando! Siempre me quejaba de ellas, pero vaya supongo que ahora no podré callarlas porque en verdad tienes lo tuyo. Nunca lograba verte bien de lejos. Eres algo así como una leyenda viviente allí.

Ariel no pudo evitar sonreír un poco— Will es mesero allí en Tabú. Es más se dirigía allí mismo y se ofreció a llevarme— Mintió esperanzado que su conocido no lo echara de cabeza. Alessandro lo miró y luego al tipo que aún tenía sus manos—. Además vamos algo tarde y por lo que me acabas de decir tienes más prisa de la que imaginaba.

—Sabes bien que Mapelli me dijo que te llevara…

— ¡Yo puedo llevarlo sin ningún problema! Vamos al mismo lugar así que no le veo el inconveniente.

—Anda, déjame ir con él. Mapelli no se enterará nunca. Te llamo cuando llegue.

Alessandro dudó, pero tenía que darse prisa para reunirse con Lyosha y Lamire. Miró al tal Will— Si llega con un solo rasguño te juro que lo vas a pagar caro. ¿Me oíste?

—Sí, señor— Dijo cómicamente mientras hacía un ademán de ser un militar que respondía a una orden—. Se las consecuencias en  caso que fallase en mi misión.

Alessandro pensó que no tenía ni la mínima puta idea, pero tenía que solucionar los asuntos de Mapelli y rápido— Me llamas cuando llegues— Pidió. Tenía que decirle algo. Era ahora o nunca—. Ariel…

—Te espero afuera, Ariel— dijo Will al notar que tenían que hablar.

Cuando se hubo alejado lo suficiente Alessandro miró a Ariel intentando buscar lo que el otro necesitaba escuchar— Ariel yo quería decirte…

—Luego, tienes prisa…

—Pero, Ariel, es importante…

—Nada es más importante que evitarte un montón de problemas con Mapelli— dijo con una triste sonrisa—. Hablamos más noche ¿vale? ¡Te quiero! — Antes que pudiera detenerlo ya estaba corriendo hasta la entrada.

Alessandro se quedó en silencio viéndolo reunirse con el tal Will— No hay nada más importante que tú…—susurró. Ahora lo sabía. Tarde, pero ya no tenía ninguna duda.

Ariel salió del local. Una vez afuera dejó que Will lo guiara hasta su automóvil un Toyota del año 99.

—Lamento no tener un transporte más apropiado para la estrella de San Peter.

Ariel subió al asiento del copiloto y se abrochó el cinturón— No digas tonterías. Mi padre ni siquiera tiene vehículo. Así que me muevo a pie o en buses— Vio a Alessandro salir. Apartó la vista de allí. A los pocos segundos la enorme Ducati les pasó en frente.

—O en Ducatis…— Terminó Will mientras intentó encender el automóvil, el  cual arrancó luego de varios intentos—. Si quieres puedes ver los discos tal vez hay algo que te guste— Fue cuando notó que si bien el carro era un tanto retro tenía el equipo de sonido más moderno. Ariel sonrió mientras se inclinó para ver los Cd’s— ¿Taylor Swift? — Dijo mirándole extrañado mientras le enseñaba la portada del disco— ¿Es enserio?

Vio a Will ruborizarse— No es mío. Es de mi ex.

—Sí claro. ¿Y tú crees que en verdad voy a tragarme esa mentira?

—Bueno, estamos intentándolo de nuevo, pero si es de ella— Ariel soltó una pequeña carcajada mientras ponía el Cd. Las canciones empezaron a sonar y miraba atento a William quien después de un rato empezó a cantar, nada mal tenía que admitir—. Qué vergüenza. ¿Qué dirían mis amigos si me vieran?

—Macho que se respeta canta las canciones de Taylor Swift a todo pulmón— Bromeó —. Ya, dices que yo lo puse, me da igual lo que piensen de mí.

—Esa si es actitud de macho que se respeta— Concedió Will mientras apartaba unos segundos la mirada del camino para observarle bien—. Así que firedoll…—Ariel se ruborizó, apartó la mirada de allí y decidió seguir cantando intentando hacer como si no hubiera escuchado lo último— ¿Acaso me estás ignorando?

Río con cierta malicia— No…—dijo con rapidez para retomar la canción.

El camino fue tranquilo. Sabía que iban a llegar tarde porque el Toyota no era tan rápido como la Ducati y a Will no le gustaba conducir demasiado rápido a diferencia de Alessandro. Bajó la ventanilla y dejó que el aire le diera en la cara. Se sentía libre. Tenía una boba sonrisa en su cara. No iban rápido, pero sentía que podía volar y así olvidarse del olor a hamburguesas y papas fritas de la parte de atrás del vehículo.

— ¿Vas a decirme que es lo que te tenía tan mal?

Ariel abrió los ojos y se encontró con los negros de Will. El cabello a éste apenas se le movía ya que lo llevaba bastante corto. Will no era súper guapo, pero su actitud compensaba con creces aquellas imperfecciones físicas— No me pasaba nada.

—Sí claro y yo no me emocioné al conocer al tal Morello. Ahora que lo pienso ¿Lo conoces bien?

No le gustaba esa conversación, pero no podía culpar a Will por querer saber más de su novio— No mucho. Es mi guardaespaldas…

Otra vez volvió a hacer esa cara llena de sorpresa que incomodaba un poco a Ariel— ¡Tu guardaespaldas es Morello! No, aguarda. La expresión correcta es: ¡¿Tienes guardaespaldas?!

—Yo no lo he pedido.

Will redujo aún más la velocidad. A este paso nunca llegaremos, pensó Ariel— Lo sé. Se nota que el jefe te cuida demasiado, pero mira ponerte semejante pedazo de carne como guardaespaldas— Ariel se ruborizó un poco—. Y más con trozo de máquina que lleva, de seguro van muy juntitos en la Ducati ¿O me equivoco?

—Morello corre demasiado, sino me sujeto bien voy a terminar con mis órganos esparcidos por la carretera— Vio como hacía una mueca de asco, de seguro tenía una imaginación demasiado alta que le permitía imaginarse la escena.

— ¿Y hablan mucho?

—No.

— ¿Te has acostado con él?

— ¡Will! — Chilló molesto. ¿Qué clase de pregunta era esa?

— ¿Tomo eso como un sí? — Dijo divertido.

— ¡No! — Agradecía que estuviera tan apenado que ni siquiera pensaba si estaba diciendo una mentira convincente.

—Bueno, si yo fuera tú si intentaría llevármelo a la cama. Se ve que el tipo ¡ufff! Hace tocar el cielo. No debería ser tan difícil, más con lo que dicen de Morello…

Ariel supo que esa conversación no debería estarse llevando, pero no pudo evitarlo—¿Qué dicen de Morello?

—Bueno ya sabes, que el tipo siempre busca un buen polvo después de un trabajo bien hecho, no me preguntes los trabajos que él hace porque nadie lo sabe, solo dicen trabajos. Todos en Tabú lo respetan. Incluso varios tipos que van a hablar con el jefe siempre se muestran respetuosos con Morello. Debe ser muy bueno en lo que sea que hace.

Sintió un vacío en el estómago. ¿Siempre? ¿Un buen polvo? —Supongo…—dijo no muy animado. ¿Y si le era infiel? Se sintió bastante estúpido por estar hablando como una esposa desesperada, pero si estaba desesperado.

—Ya volviste a poner la cara que tenías cuando te encontré. ¿Qué pasa? ¿Problemas con el novio?

—No he dicho que tenga novio…

Will sonrió un poco— No te ofendas, pero se nota que eres de los que siempre necesitan una pareja estable. Y si esta falla, tú mundo empieza a tambalearse.

—Me ofendo…—dijo entre dientes. Y lo hacía porque empezaba a creer que era verdad.

—Ya, ya tranquilo firedoll. No lo dije por hacerte sentir mal. ¿Entonces adiviné?

Ariel agradeció que en esos momentos ya se visualizara los primeros edificios de  San Peter para no sostener esa conversación por mucho tiempo—No me llames así. No me gusta. Soy solo Ariel.

Will jamás había conocido un chico como él. No sabía bien que palabra podía definir a Firedoll Ariel, pero sabía que debía ser una muy rebuscada—De acuerdo, Solo Ariel. ¿He adivinado?

—Mejor porque no me cuentas sobre tu ex ahora novia— Propuso intentando desviar la conversación de él.

Will sonrió a su pesar— De acuerdo, solo para que veas que te tengo confianza. Cosa que tú no tienes conmigo. Se llama Hayley la chica tiene no sé problemas, uff un dramón tras otro. Mira que quedar embarazada en la escuela, tener que dejarla, luego casarse con el tipo que al final termina quitándole la custodia de los hijos.

— ¿Cuántos años tiene?

—Acaba de cumplir los veinte. Así que como te decía, el tipo la echó a la calle, los padres no la querían desde que salió embarazada así que ahora terminó aquí en San Peter. Y trabaja en Tabú, todos los días. Así que la conocerás.

—Suena como alguien bastante inestable para tener una relación—Comentó sin mucho entusiasmo. Aunque luego se arrepintió de haberlo hecho.

— ¿Verdad que sí? —Dijo Will sin molestarse por el comentario—. A mis viejos no les cae nada bien. Y sso que la vieron cuando estaba sobria y sin drogarse—Ariel le miró intentando obligarle a decir que era broma, pero Will no lo hizo—. No sé, intento de ayudarla, pero no se deja.

— ¿No has pensado que lo que sientes no es amor sino lástima?

Will sonrió un poco— Interesante planteamiento Firedoll-Ariel. Nunca me lo había planteado. Serías buen psicólogo.

—Te equivocas, el psicólogo será Ethan. Así que supongo que se me pegan parte de sus análisis.

— ¿Y el tal Ethan es tu novio?

Sintió sus mejillas arder— ¡No! Ethan y yo solo somos amigos…

Se detuvieron en un semáforo en rojo. Will sonrió divertido— Pues ya quisiera tener un amigo como el tal Ethan, por cómo te brillan los ojos cuando hablas de él debe ser muy amigable.

—Sí lo es, pero no en el sentido que te imaginas— Dijo algo ceñudo.

—No sabía que eras ten celoso con tus amigos.

—No lo soy.

—Claro y ahora vas a decirme que no te molestaría que intentara meterle mano a tu amiguito que de seguro también es gay.

— ¿No estábamos hablando de Hayley? Además tú estás con ella, promiscuo.

—No. No estoy con ella. Dije que lo estamos intentando de nuevo, pero mientras decido si estoy con ella o no, soy un pajarillo libre de posarme en todas las flores que quieras.

—Dirás en los culos que quieras.

A su pesar ambos rieron, mientras el Toyota empezaba a subir con dificultad la inclinada colina que los llevaría hasta su lugar de trabajo— Oye, yo intentaba ser poético y me sales con esas palabrotas, pero bueno el punto que en estos momentos supongo que ambos solo buscamos pasárnosla bien. Es decir, la tipa es buena en la cama. Así que no tengo intención de deshacerme de ella tan pronto a no ser que alguien mejor quiera tomar el lugar. Y por lo que veo tú no estás disponible— Ariel le miró sorprendido por semejante proposición— ¿A poco si estás?

—No, no lo estoy…

—Lástima. Se ve que eres buenísimo en la cama.

— ¿Acaso solo piensas en acostarte con una persona?

—No a veces pienso en acostarme con dos…

Ariel negó divertido—No tienes remedio. Mejo apresuremos, el tal Joel debe estar a punto que le dé un ataque porque no aparecemos—Finalmente habían llegado a Tabú en el triple de tiempo que le habría tomado llegar con Alessandro. Bajaron del Toyota y se dirigieron a la entrada.

— ¿No ibas a avisarle a tu sexy guardaespaldas que ya estás aquí? — Se apresuró a preguntar Will—. Hazle saber que has llegado sin ningún rasguño.

—Le mandaré un mensaje—No le apetecía la idea escuchar su voz. Sacó su móvil y escribió un mensaje rápido que sabía que no tendría respuesta.

— ¿Sabes algo? No sé qué problemas tendrás con tu novio, pero si yo fuera tú y pasara tanto tiempo con el tal Morello ya me lo hubiera llevado a la cama para aliviar mis penas— Así sin más entró al bar. Ariel se quedó allí plantado en la entrada con una sensación de vacío.

<<—Si supieras que es él quien causa mis penas…—pensó con cierto pesar. >>

***

Había más doctores de lo habitual, pero es que no había  podido sentirse tranquilo al notar que acababa de olvidar lo que había visto hacía solo unos segundos en uno de los programas que estaba viendo con Dante. Ethan había notado que desde hace días se le estaban escapando detalles que acababa de notar, pero no había querido decir nada en presencia de nadie, ni de Lupo y mucho menos de Ariel.

No supo porqué sintió una imperiosa necesidad de decirle a Dante lo que había estado notando desde hacía días. Quizás  era porque él ya lo había escuchado en más de una ocasión con paciencia, con amor y sobre todo le hacía ver que sus problemas también eran los de él.

Así que ahora miraba las imágenes que le mostraban los doctores. No debería ser tan difícil. Las veía una y otra vez. Se las pasaban con lentitud. A veces demasiada, se sentía como un retardado. Dante seguía a su lado. Todos le miraban atento. Finalmente quitaron las imágenes. Cuando pasaron unos minutos la doctora sonrió— ¿Puedes decirme lo que tenían las imágenes?

— ¿En orden?

—Eso no es relevante en estos momentos.

Ethan asintió— Una escuela, el coliseo, la…—Calló. ¿Qué demonios le pasaba? ¡Había visto las imágenes por más de cinco minutos! — La…— Todos le miraban inexpresivos—. Aguarde, sé lo que vi…

—Tranquilo, tómate tu tiempo— le dijo con una sonrisa la doctora.

—El coliseo, la…—No recordaba cual había sido lo primero que había dicho hace solo unos segundos. Intentó concentrarse— El…— ¿Qué había visto? No recordaba nada. Se llevó sus manos a la cabeza. ¿Qué le estaba pasando? Su memoria visual era excelente. No más que la auditiva, pero jamás había tenido problema en recordar cosas—No puedo…no puedo recordar nada…doctora…—Sintió un nudo en su garganta al notar como había olvidado el nombre. Uno que le acababa de decir hace solo unos minutos.

—Ethan, tranquilízate— Le dijo con tono comprensivo—. El golpe que sufriste fue muy fuerte, tienes suerte de…

— ¡¿Suerte?! —Gritó—. ¡No puedo recordar lo que acabo de ver! ¡Ni siquiera sé cómo se llama ya! ¿A eso le llama suerte?

—Ethan, tranquilízate. Todo va a estar bien— Le pidió Dante—. Tranquilízate…

Intentaba recordar algo de las estúpidas imágenes, algo tenía que recordar aunque sea una, pero nada era claro en su mente. Sentía las lágrimas de frustración caerle por las mejillas— Señor Lenz, sé que es difícil, pero necesito que esté tranquilo. Prometo que voy a ayudarle. Usted había sufrido una amnesia post traumática. Solo eso, sé que para usted es terrible, pero con ese golpe usted pudo haber perdido la vista o incluso quedar paralítico de por vida.

Sintió una punzada de culpa al escuchar eso. Pudo ser peor. Se repetía una y otra vez para intentar tranquilizarse. En esos momentos podría no moverse, no podría volver a caminar, jugar basquetbol o peor, podría estar ciego, no podría volver a ver el rostro de las personas que amaba. Incluso creía que él debería estar muerto en esos instantes, pero seguía vivo, por alguna razón. Así que tenía que ser fuerte. Tenía que demostrarse que era capaz de salir adelante siempre. Limpió sus lágrimas con cierta vergüenza— Lamento haberle gritado…—susurró mirando apenada a la mujer.

—No se preocupe, señor Lenz, ahora escuche lo que tenemos que hacer— Ethan asintió a su pesar—. El golpe como ya le expliqué fue fuerte, si no fuera capaz de recordar lo que pasó antes del accidente entonces sería más difícil ayudarle. En estos momentos solo su memoria a corto plazo se ha visto afectada, es casi un milagro, sé que puede sentirse por momentos desorientado, agitado, confundido, inclusive con miedo, pero eso es normal— Dante apretaba su mano cariñosamente aquello le daba fortaleza para seguir escuchando—.Lo usual para estos casos es que con una serie de medicamentos y unos ejercicios de memoria esté como nuevo en poco tiempo. Necesitamos hacerle unos estudios antes de proponer bien el tratamiento, pero no será nada grave, no más cirugías. Generalmente la capacidad de retener información a corto plazo se va recuperando con el paso de los días, pero siempre es bueno ejercitar la mente pero no forzarla. ¿De acuerdo?

Ethan asintió. Escuchó las indicaciones hasta el final. Al final se quedó a solas con Dante quien le abrazó con amor. Ethan se dejó hundir en esa cálida sensación—Perdóname, Ethan…—Tenía el rostro hundido en su pecho, pero cuando escuchó hablarle así le miró a los ojos—. Es mi culpa que estés así.

—Dante, no digas esas cosas…

—Es verdad, si me hubiera ido cuando tú me lo dijiste hubieras podido defender a Samuel, sé que no quieres decírmelo, pero si no hubiera estado allí sé que las cosas hubieran sido diferentes. Tú intentaste protegerme en todo momento y por eso estás así, aquí. Sigo haciéndote daño…

Ethan le alzó el rostro—La única manera en que veo que las cosas hubieran sido diferentes es que tal vez ahora yo estuviera muerto. No es tu culpa— susurró.

—Pero mira cómo estás. No es justo. Siempre eres tú: quien sufre; quien se lleva la peor parte de todo. No soporto verte sufrir y cuando veo el daño que te he causado solo me hace querer no haberte conocido para habértelo ahorrado…

—Dante, tienes que dejar de culparte por esas cosas. No te culpo de nada. Yo te he perdonado todo, creí habértelo dejado claro hace mucho— Sonrió un poco mientras acariciaba su rostro—. Quizás soy estúpido, pero te he perdonado, porque me importas muchísimo. No quiero que salgas de mi vida. Tú estuviste allí cuando más lo necesitaba. Esa noche en el restaurante, cuando mi infierno empezaba, tú estabas allí. Me llevaste a tu hotel, me hiciste sentir querido, tan querido como hace años no me sentía. Me hiciste sentir especial.

—Tú eres especial, Ethan— susurró—. La persona más especial y maravillosa que puede existir en este mundo. No mereces nada más que la felicidad— Veía esos ojos azules que le volvían loco tan cerca de él. Quería besarlo, amarlo por siempre. Quería enmendar sus errores, empezar de nuevo—. Te amo…

Ethan sonrió. Su corazón latía con fuerza. Pensó en lo que le había dicho Ariel, que nunca hacía nada impulsivo. Quería cambiar eso, quería empezar ahora…—Lo sé—susurró mientras acortaba el espacio que los separaba y unía sus labios con los de Dante. Sintió otra vez esa sensación de cosquilleo en su estómago. Seguía allí, viva. Así como él. La mano de Dante se fue a su cintura y lo apegó solo un poco, con delicadeza. Ethan hundió sus dedos en los cabellos rubios, suaves, tan suaves como sus labios—. Yo también quiero amarte…—susurró. Se miraron unos segundos con unas sonrisas que reflejaban lo felices y cómodos que estaban uno al lado del otro—. No sé aún qué siento por ti Dante, sé que es más que cariño o amistad— Sabía también que no era el mismo sentimiento que tenía por Ariel—. Es muy fuerte, pero aún no soy capaz de darle nombre, pero creo que es amor. Quiero creer que es eso. No puedo prometerte algo en estos momentos, cuando aún no sé bien que es lo que siento, pero si tú me ayudas a descubrirlo…—empezó mientras sus mejillas se teñían de rojo. Veía a todos ser felices o luchar por su felicidad. Sabía que Alessandro haría lo correcto y lucharía por el amor de Ariel, quien a pesar de todo aún lo amaba. Incluso personas que muy en el fondo sabía que no merecían ser felices como su madre con John Erbil eran más felices que él. ¿Era incorrecto intentar averiguar si podía ser feliz con Dante? Quería creer que no y que la felicidad también estaba hecha para él—…Aún a sabiendas lo que yo soy…—su semblante cambió al recordar eso—. ¿Me amas Dante? Aunque sea un asesino…

—Te amo. No me importa lo que creas que seas, tú no eres eso, Ethan Lenz. No me importa si tardo una vida en probarte lo contrario.

Ethan sonrió un poco— ¿Seguro? Creo que es justo hacerte saber que en estos momentos no estoy en mi mejor condición, quizás nunca lo esté…

—No merecería amarte si solo te aceptara en tus buenos tiempos— Se inclinó para besarle con amor. Quería arriesgarse por Ethan. Ser mejor. Había sido un idiota, pero quería creer que podía cambiar—. ¿Pero tú? ¿Estás seguro que soy yo a quien quieres? — Había una razón por la que no había intentado reconquistarlo con algún detalle sumamente especial. La razón era porque siempre que lo había hecho, de alguna manera sentía que comprometía a la persona a corresponderle y aceptar sus disculpas. Al final se había dado cuenta que el amaba a Ethan, pero si iban a estar juntos no quería sentir que lo obligaba. Era la primera vez que sentía eso, y por eso descubrió que lo que sentía por Ethan era el sentimiento más puro que se había manifestado en él hasta ahora.

Ethan le miró con detenimiento. Era hermoso, pero ya había cometido una vez el error de dejarse llevar solo por las apariencias. Sin embargo había aprendido a conocerle. Tenía una mezcla de sentimientos. Una parte de él tenía miedo de volver a sentir amor por Dante Di Ferrer, pero la otra: —Dante, me han lastimado tantas veces que ya no me importa sufrir mil años con tal de experimentar un minuto la felicidad plena, absurda, esa que te hace llorar y reír al mismo tiempo. Quiero sentirme así aunque sea un minuto. Solo uno y después ya no me importaría nada. Y no sé porqué creo que es a tu lado que en verdad podré sentirme así.

Dante se acostó a la orilla de la cama y lo rodeó con sus brazos. Era frágil. ¿Cómo podía ser tan fuerte y frágil a la vez? Veía lo que Ethan podía hacer y sabía que difícilmente iba a encontrar a alguien que le llegara a los talones. Era fuerte, pero en esos momentos era frágil. ¿Era posible ser así? Veía aún las heridas, los rasguños, la venda en la cabeza que era el principal recordatorio que aunque fuera tan fuerte, determinado, valiente, también era muy frágil y que si no lo cuidaba como se merecía lo iba a perder

—No habrás más dolor, Ethan. Y si llegase a existir no dudes que voy a hacer todo lo que esté en mis manos para que no sufras. No más lágrimas de tristeza, solo lloraras de felicidad. No voy a defraudarte— Se quedaron así hasta que Ethan se durmió. Aún estaba muy débil. Dante sentía que no se merecía esa oportunidad, pero iba a aprovecharla al máximo. No importaba lo difícil que fuera o los obstáculos que tuviera que pasar para ganarse el amor de Ethan. Si algo valía la pena, para él, era el amor de Ethan Lenz y no se dejaría vencer tan pronto. Ahora lo sabía. Besó sus labios una última vez y sonrió. Quizás aún no era demasiado tarde.

***

Todos le miraban. Luego de horas finalmente había cantado para probar el sonido. Habían hecho todo: la estúpida coreografía de Joel y finalmente había  cantando. Sin embargo había pasado ya unos cuantos segundos desde que había terminado la última melodía y ahora solo se escuchaba un silencio abrumador en todo el lugar.

— ¿Tan mal salió? — Preguntó nervioso.

Will quien era el más próximo a él solo alcanzó a decir con voz ronca: —No vuelvas a cantar. Tengo un problema entre mis piernas.

Joel solo le miraba, por primera vez, satisfecho— Estamos listos…

Notas finales:

Sii...sé lo que van a decir...¿Y el debut? ...ahh bueno cuando les dije que iba el debut en este capítulo no era mentira, pero aun no lo había escrito y de repente apareció Will en el capítulo y me dijo...nahh Julie yo llevo a Ariel a Tabú así que...el niño se apoderó de más págs de las que había creído. Así que también me dijo que fuera bueno que les avisara que este es el último cap tranquilito en un buen rato porque luego se viene ya lo que todos esperaban: Más revelaciones de Alessandro, uno que otro detallito de su pasado, de Misha...un nuevo problemita para nuestro sexy asiático y ya mejor no les adelanto nada xD Mejor esperemos que pasará el jueves, lo último que les advertiré es que vengan con ganas de leer porque creo que me quedará algo largo el cap-si más largo- xD bueno nos leemos el jueves!! :D Ya saben cualquier cosa, reviews o twitter o...¡AMBOS! Un besote!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).