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El décimo círculo por PokeGirl Uchiha

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Notas del capitulo:

:)! Bueno yo sabía que lo de actualizar temprano no me iba a durar mucho xD ni lo de los reviews al día, lo siento, me tardé más tiempo escribiendo el cap y como ya el lunes entro a la U ando haciendo cosas que no podré en clases...-No para lo mal pensados no tiene nada que ver con sexo xD Alessandro no esta disponible desde que está con Ariel </3- xD bueno ya concentremonos :')

Yay! Espero que les guste este capítulo que se lo dedico a Lirio Negro :) quien no deja de recordarme todos los detalles que no he aclarado desde   #IDA lo sé. Estoy en proceso...Y jeje nadie notó un pequeño detallito que mencioné en IDA que en su momento tuvo gran impacto y lo mencioné en el cap anterior y lo aclaro en este :) así que...así sin más lean! :D Y sean felices (?)

Caminaba por los solitarios pasillos de la enorme mansión que era donde vivía. Aquella enorme casona no era su hogar. Hacía mucho que había olvidado lo que era un hogar. Hacía años que vivía allí y aún no se sentía parte de ese lugar. Las personas que vivían en ese techo no era familia. Nunca podrían serlo. Pasaba frente al despacho de su padre cuando notó que estaba entreabierto.

— ¿Estás seguro que Demian no será tu sucesor?

—El chico es débil. Ha tenido todos estos años para redimirse conmigo y superar a su hermano, pero no lo ha conseguido.

—Pero Jensen es solo un niño.

—No pretendo retirarme pronto. Además Jensen ha demostrado ser más digno que Demian, quien es solo un niño malcriado. Sé que Demian vive torturándolo en la escuela, pero Jensen jamás ha puesto ni una sola queja de su hermano. Soportará mejor las presiones que conlleva ser el jefe de los halcones.

No comprendía bien qué significaban esas palabras, pero tenía miedo de la expresión tan seria de su padre. Retrocedió unos pasos, pero chocó con algo, o mejor dicho con alguien. Giró asustado, pero antes que pudiera decir algo lo arrastraba hacia una de las habitaciones. Lo tiró dentro de ellas y cerró la puerta con llave— Hermano…— Sintió un puñetazo cruzarle la cara. Se llevó la mano con rapidez hasta el lugar. No había sangre. No aún.

— ¿Te diviertes? — Negó aterrado, pero no sirvió para contener la ira de su hermano quien volvió a empujarle con fuerza— ¿Te diviertes al ver cómo estás arruinando mi vida? ¿El cómo papá te prefiere a ti?

—No es cierto. Él no quiere a nadie…

Su hermano le tomó con fuerza de la camisa y lo alzó. Gimió de dolor— Escúchame bien mocoso. No te vas a quedar con mi puesto. Ni con el amor de mi padre. Al final solo uno va a hacer jefe de los halcones y ese voy a hacer yo. ¿Me escuchaste? — Lo empujó con fuerza haciendo que se estrellara contra una de las paredes. Se escuchó un fuerte portazo antes de dejarlo solo. Él no quería ser el líder de nada. Solo quería sentir que era normal aunque sea una vez.

                                                                        ***                                                      

Alessandro se quitó la sangre de la cara. Su cuerpo temblaba. No sabía si estaba herido. La adrenalina aún estaba demasiado alta como para dejarle sentir algún dolor. Escuchó unos pasos apresurados hasta a él.

—Morello…—Calló al notar los vidrios esparcidos alrededor de su líder y el cuerpo que estaba al lado  inmóvil a causa  el enorme vidrio que le atravesaba la garganta.  Otra serie de pasos, que pararon en seco ante la escena.

—Está muerto…—susurró Alessandro exhausto, derrotado—. Mapelli no me va a dejar pasar esta— ¿Es que no dejaba de equivocarse? A lo lejos se escuchaban las patrullas. Unas que sabían que nunca llegarían hasta allí. No a esa zona donde sabían que estarían muertos.

Lamire miró con detalle al tipo—Quizás no— Con la tela de su camisa extrajo una memoria USB del pantalón del sujeto—. Hay que probar suerte.

Alessandro no se mostró muy entusiasta, pero sabía que algo era algo. Aunque de seguro Mapelli no iba a dejar de echarle en cara que no era como había pedido el trabajo— Mejor vámonos. ¿Puedes moverte? — Preguntó Lyosha bastante preocupado. Alzó la mirada, habían caído más de tres pisos y no comprendía cómo Morello aún estaba completo.

Alessandro se apoyó con dificultad. Dio un paso en falso, sintió los vidrios que aún tenía encima caer al suelo. Lyosha tomó uno de sus brazos y se lo pasó por los hombros. Lo miró a los ojos intentando saber si estaba bien. En otra ocasión se hubiera negado, alegando que no estaba inválido y podía caminar a la perfección, pero en esos momentos se sentía cansado. Él estaba cansado de esa vida. Subieron a la camioneta y se dejó caer exhausto en el asiento de atrás.

Cerró sus ojos mientras escuchaba a Lamire hablar con Lyosha, este último ya había sacado la laptop para examinar el contenido de la USB. La Hummer se movía silenciosa entre tanto bullicio de esa ciudad. Casi moría. Alessandro apenas se había percatado de eso. El tipo había sacado un arma de la nada y se abalanzó contra él, pero había sido incauto al no notar que detrás de la pared de vidrio solo les esperaba el vacío. Había visto como el vidrio le atravesaba la garganta justo segundos antes de caer sobre él. Esa imagen lo iba a estar torturando por lo menos una semana. Abrió los ojos al notar como no podía dejar de visualizar la sangre fluyendo copiosa.

Estaba harto de su vida. Se sentía en extremo derrotado, incluso esa sensación no desapareció cuando Lyosha le dijo que tenían lo que buscaban. ¿Por qué se sentía derrotado? Quizás porque había fracasado con Ariel. Las cosas ya no eran lo de antes.  Querían que fueran como en el pasado o incluso mejor, pero no encontraba el modo de llegar a él. Las palabras  jamás habían sido su fuerte y menos las que conllevaban pedir perdón y segundas oportunidades.

El auto avanzaba hasta la zona sur de San Peter. Luego de unos minutos se detuvieron en una pequeña casa. Se apresuraron a entrar para seguir analizando la información.  Alessandro intentó ponerle cabeza, pero no podía concentrarse en nada. Su mente estaba con Ariel. ¿Estaría bien? Cada minuto que pasaba se convencía que no debió haberlo dejar ir con el tal Will. Él mismo debió haberlo llevado, pero antes debió haberle pedido perdón por ser tan idiota, debió haberle dicho que era lo más importante en su vida y después debió haberle hecho el amor. ¡Como añoraba hacer el amor con Ariel! Su ricura lo excitaba a límites insospechados. Incluso en esos momentos se excitaba un poco al pensar en él. Una parte de él seguía intentando convencerse que no lo amaba, pero las señales estaban allí. No había sido capaz de verlas porque sentía que aún era demasiado pronto para olvidar a Misha.

Se puso de pie, ninguno de sus compañeros intentó detenerlo,  salió al pequeño jardín que la casa tenía. Allí había unas pequeñas sillas donde se dejó caer. Miró el cielo estrellado. Sacó su billetera y tomó una de las muchas fotografías que tenía en ella. Eran ellos dos— Misha— Se quedó mirando la fotografía durante largo rato—. Perdóname, pero yo necesito seguir sin ti…

***

Sintió una mano en sus cabellos. Sonrió un poco se sentía tan bien esa caricia, se encogió a causa del placer de esa cálida mano. Abrió con lentitud sus  ojos— ¿Ahora eres un gatito? Ya puedes usar la ducha. Hay que darse prisa. Entramos a las nueve.

Ariel se restregó un poco los ojos aún somnoliento. Miró a Will que solo vestía sus jeans sin abrochar. Después del ensayo habían quedado libres, y como no estaba tan demente de esperar a que Mapelli apareciera para joderle la vida, había decidido aceptar la invitación de Will a su pequeño apartamento. Uno que se veía aún más por la cantidad de cosas que tenía. Ariel se puso de pie y fue a darse una larga ducha. Dejaba que el agua fría le cayera directo en la espalda, estaba tenso. Una cosa era hacerse el tonto mientras actuaba para unas pocas personas, pero la otra era hacerlo enserio frente a cientos de ellas y sobretodo llenar las expectativas de Mapelli. No es porque quisiera hacerlo de buena gana, sino que temía lo que  pudiera hacerle  a su familia si llegase a pensar que no se esforzaba lo suficiente.

Cerró la llave de la ducha y abrió las cortinas del baño de golpe. Lo que no se esperó fuera que Will estuviera allí. Sus ojos se encontraron, pero la mirada del otro descendió por todo su cuerpo desnudo. Alzó una ceja y sonrió satisfecho por lo que veía. Ariel sentía su rostro arder de vergüenza. Buscó como loco una toalla con que cubrirse, mientras Will seguía rasurándose sin inmutarse.

Ariel quería gritarle qué estaba loco. Si quería el baño debió haberle dicho que se rasuraría primero o algo, no simplemente entrar. Miró hacia la puerta que había jurado que le había echado seguro— El seguro no sirve— comentó sin nada mientras limpiaba su rasuradora—. Creí habértelo dicho. No te tardes mucho, pedí pizza y se va a enfriar.

Cuando lo vio salir así sin más pensó que en verdad había algo raro con él. Nadie actuaba tan a la ligera como Will. Se terminó de cambiar y fue a reunirse con él en el pequeño desayunador donde ya estaba la pizza. Ariel sonrió un poco incómodo. Ni siquiera Ethan le había visto completamente desnudo— ¿Todo está bien? — Ariel frunció el ceño y le miró algo molesto. ¡¿Cómo le preguntaba eso después que lo había visto desnudo?! — ¿Oye te enojaste por algo? — Empezaba a creer que William era algo estúpido.

— ¿Cómo no quieres que esté así? ¡Nadie aparte de mi novio me ha visto así! — Dijo intentando contenerse.

Vio esos ojos negros brillando con cierta malicia— ¿Así que sí tenías novio y no querías decírmelo? — Ariel le indicó con la mirada que no estaban hablando acerca de eso—. Oye, yo no te dije que salieras desnudo. Si tanto te enoja que yo si te haya visto en cueros y tú no eso lo puedo solucionar ahora mismo— Se puso de pie y se desabrochó el pantalón.

— ¡No! ¡No hagas eso! — Dijo alarmado al notar como los pantalones ya iban a medio camino.

—Creía que estabas enojado conmigo por eso y solo pensé en nivelar las cosas…

—Olvídalo ¿sí? No necesito verte desnudo. Tranquilo. Estamos bien si no se te ocurre desnudarte frente a mí.

—Vaya, ve tú a ver quién te entiende…—Ariel pensaba lo mismo de él, pero decidió no abrir la boca en caso que se le ocurriera seguir con su idea de desnudarse—. Y para que lo sepas, no te vi completamente desnudo, me faltó verte el culo, pero con lo que vi ya puedo dar fe que tu nombre artístico da fe a tu persona…

—Cállate…—dijo completamente apenado mientras tomaba una porción de pizza rogando que su compañero hiciera lo mismo y no emitiera ese tipo de comentario por lo menos unos diez minutos.

***

Salió del edificio abandonado. Hacía frío esa noche, se subió el cierre de su chaqueta. Se había equivocado todo este tiempo, se estaba dejando llevar por sentimientos que solo lo volverían más vulnerable. ¿En qué estaba pensando hace unas horas al haber deseado una familia? Él no había nacido para tales tonterías. Miró su revólver antes de entrar al vehículo. Él era un halcón. En ese mundo no había lugar para las cursilerías. Una tarde de vuelta a la realidad le bastó para saber que tenía empezar a alejarse de Ethan o sino todos iban a pagarlo muy caro. Tal como Civella lo había hecho, solo por amar a su familia…

***

Cuando llegaron a Tabú aún las puertas no habían abierto, pero la fila era casi kilométrica. Ariel miró sorprendido la cantidad de gente. Jamás se había quedado lo suficiente en San Peter para ver su vida nocturna, pero solo podía compararlo a lo que había visto una noche en Silver Beach cuando Alessandro le llevó al Dolce Pleasure. Entraron por la puerta de empleados. Todos ya estaban listos para ir a servir, pero Ariel notó que los uniformes de ciertas personas eran diferentes. Él al igual que Will solo llevaban una camisa blanca sencilla y un pantalón negro, pero otros usaban una camisa roja con una corbata negra que hacía juego con los pantalones. No sabía por qué la diferencia. En un principio creyó que ese número de meseros era destinado para el área VIP, pero cuando vino uno de los encargados y le indicó que él iba a atender esa área juntos con todos los de esa vestimenta no supo bien que pensar. También le abrumó que todos los de esa área fuera exageradamente bien parecidos. Aunque Will se aseguró de decirle que ninguno le llegaba ni a las rodillas.

Afuera ya empezaba a sonar la música, prueba  que dentro de poco empezarían a entrar marejadas de personas— Otro día, otro dólar, con suerte otro culo para follar.

Ariel solo negó con la cabeza. En verdad no tenía remedio— Hablando de culos. ¿Dónde está tu novia? Dijiste que trabajaba aquí…

—Siempre viene un poco tarde, pero ya con el uniforme. Descuida. Y no la llames novia frente a mí. Capaz se lo cree y después no podré zafarme de ella.

—A todo esto. ¿Ella es bi? Para que trabaje aquí este día.

—No. ¡Qué va! Es cien por ciento hetero y un poco homofóbica si me lo preguntas, pero sabe controlarse porque necesita el dinero. Además dice que hoy es cuando mejor le va. Quizás las tipas le dan buenas propinas, ya sabes las mujeres siempre son más generosas o al menos eso dicen.

Todos empezaron a moverse hacia donde empezaba a escucharse las voces animadas de las primeras personas— ¿Sabe ella que eres bi?

—Se lo he dicho en más de una ocasión, pero no me cree. Quizás porque nunca me ha visto en acción. A lo mejor un día me animo a pedirle un trío a ver si así me cree.

Ariel no hizo ningún comentario al respecto. En especial porque en esos momentos entraron dos figuras que conocía a la perfección— ¡Mini…!—Una sola mirada le advirtió que no siguiera—¿Firedoll? ¡Sí, Firedoll! —Lyosha terminó de entrar a los probadores junto con Lamire.

—Hola Lyo. ¿Qué haces aquí?

—Nos mandaron a asegurarnos que nadie se quedara haraganeando, pero como se trata de ti puedo darte unos minutos más— Le dijo con una sonrisa, pero cuando vio a Will solo le sonrió mientras le pasaba la mano por la cabellos—. Lo siento bonito, a ti si no puedo darte más tiempo, así que a trabajar.

—Vaya, ser amigo de la estrella ya ni siquiera te vale unos beneficios. ¡Qué mal está el mundo en estos días! — Ya solo quedaban ellos dos de meseros—. Te veo luego, Ariel— Salió del probador no sin mirarle algo insinuante a Lyosha quien capto a la perfección el mensaje y solo le guiñó el ojo.

Se quedaron en silencio durante unos segundos, a lo lejos les llegaba el sonido de la música electrónica— ¿Sabe cómo te llamas? — Preguntó Lamire no muy feliz.

—Cuando se lo dije no sabía que terminaríamos aquí metidos— Se excusó—. No te preocupes por Will. Es bueno. Solo un tanto obsesionado con el sexo y los tríos, pero cae bien.

—Lo mejor es no dejar que cualquiera sepa bien tu nombre aquí ¿vale? Es por tu seguridad— Lyosha se dirigió a la entrada—. Y por cualquier cosa, mejor me aseguraré que a tu nuevo amiguito solo tenga esas características—Sonrió con cierta malicia y le guiñó el ojo antes de salir.

Al final se quedaron solos con Lamire quien parecía que le iba a dar un colapso nervioso— ¿Te digo algo? Will no es de los que se va a reprimir si le ofrecen sexo. Quizás deberías decirle a Lyosha lo que…—Calló cuando Lamire hizo un brusco movimiento indicándole que no quería escucharlo—. Solo digo. Nadie debería torturarse pensando si un amor no es correspondido.

Nada seguro Lamire pronunció: —Lyosha puede hacer lo que quiera…

Ariel sonrió con cierta tristeza. El halcón podía ser muy seguro cuando se trataba de hacer caer todo el sistema de seguridad de un edificio o incluso de llevar a cabo una misión suicida, pero toda esa confianza se desvanecía cuando se trataba de cosas del amor— De acuerdo. Solo te diré que si de verdad te importa no vas a soportar mucho tiempo viéndolo con alguien más— Aún recordaba como se había puesto cuando lo vio con Dante. Lamire solo asintió, para indicarle que si lo estaba escuchando, se estiró un poco— ¿Qué te pasó en la mano? ¿Qué demonios te pasó en los brazos? — Preguntó preocupado cuando notó las cortadas bastante feas, demasiado recientes.

Lamire las miró y luego a Ariel sopesando si debía decírselo— Tuvimos un problema en la misión de esta tarde— Al notar la cara del pelirrojo se apresuró a agregar—. Pero estamos bien. Es decir Morello se llevó la peor parte, pero…

— ¿Qué le pasó? —Preguntó pálido.

Debía empezar a cuidar sus palabras— Está bien. En estos momentos está hablando con Mapelli en su despacho…

La voz de Lamire no le ayudaba a sentirse mejor— ¿Y después de hablar con Mapelli seguirá estando bien?

—Eso esperamos todos.

Cerró sus ojos un tanto afligido— Quizás deberías ir a cuidar que Lyosha no se acueste con Will— Era una invitación para dejarle solo. Cosa que funcionó bastante bien. Lamire era malísimo mintiendo por bienestar de los demás.

¿Qué le había pasado a Alessandro? Sabía que si se lo preguntaba no iba a decírselo. Le daba miedo perderlo. Flexionó sus piernas y hundió su rostro entre ellas. ¿Cómo iba a salir con una sonrisa cuando le acababan de decir discretamente que su novio casi se mata? La puerta de la calle se abrió, pero Ariel no se movió.

Solo escuchaba el ruido que hacía quien sea que acabara de entrar. Luego de unos minutos alzó la mirada. Era una chica, tenía los cabellos castaños, le caían hasta la cintura. Tenía unos ojos negros bastante bonitos. Cintura definida. Y piernas rollizas. Se estaba terminando de maquillar frente al espejo. Luego se inclinó hacia abajo para recogerse todo el cabello en una sola cola alta. Llevaba solo una falda arriba de las rodillas y camisa roja.  Una vez dejó de examinarse se dirigió a una de las esquinas de la habitación donde removió uno de los ladrillos y sacó una bolsita transparente. Cuando se giró y notó a Ariel casi se le cae de la impresión— ¿Qué haces aquí?

—Nada…

—Me has dado un susto de muerte. Creía que eras uno de los cuidadores. ¡Joder! Avisa que estás aquí.

—Estoy aquí…

La chica lo ignoró olímpicamente. Y en una de las bancas hizo una ralla y procedió a inhalar. Luego de unos minutos Ariel veía como hacía los efectos. ¿Así se veía él? No pudo evitar sentir que la chica se veía mal. Quizás él debía verse peor. Mucho peor. Si ya daba pena sin estar drogado, en ese estado debía ser patético.

La chica sonrió más relajada y volvió a guardar la cocaína en su escondite— Si quieres puedes tomar un poco, pero no mucho ¿eh? Los demás se van a dar cuenta— Sin decir nada más salió de allí.

Miró hacia donde estaba el ladrillo suelto se puso de pie, pero se dirigió hacia la puerta que lo llevaría a empezar a cumplir una deuda que en primera nunca fue suya. No quería seguir buscando métodos para escapar de sus problemas.

Cuando salió por primera vez no supo bien que sintió. Una cosa era ir a disfrutar a una disco gay y otra muy diferente era trabajar en ella. Nunca le pareció más incómodo un lugar lleno de gente homosexual o bisexual fumando, bebiendo, bailando. Alzó la mirada y notó a Will en la segunda planta que tomaba la orden a unos tipos que parecían más entretenidos en querer meterse mano.

Llegó hasta el área VIP donde notó que era el único que no tenía el uniforme rojo. Empezaba a cuestionarse si no se habrían equivocado de camisa cuando se lo dieron. Tomó la orden a un hombre de unos treinta y salió a la barra para que le preparen una Cuba Libre. Allí se encontró con el encargado: Bruno. No pudo evitar preguntarle si no estaba en la zona equivocada.

—Estás dónde tienes que estar, firedoll. El jefe te ha asignado a esa zona y sí. Tu uniforme es el correcto. Ahora vuelve a trabajar— Jamás había visto a un hombre tan antipático. Uno de los de uniforme rojo se acercó a Bruno a decirle que tomaría un descanso de una hora. Ariel no dijo nada pero le parecía injusto que a él lo mandara a trabajar y el otro descansara.

Tomó la bandeja con el trago y con cierto temor se empezó a mover entre las personas que bailaban entre la pista. Él estaba acostumbrado a moverse por espacios abiertos con grandes cantidades de comida,  no a esto. Aliviado de no haber derramado nada llegó hasta su cliente y le sirvió. No sabía muy bien cuál era la diferencia entre servir en un bar y en un restaurante cinco estrellas. Ariel quiso pensar que no había mucha diferencia— ¿Puedo ofrecerle algo más, señor?

El hombre le miró con detenimiento— ¿Qué tal si me ofreces tu culo? —  Ariel pensó que la música demasiado fuerte le había impedido escuchar correctamente, pero cuando el hombre volvió a repetir la frase  se quedó mudo de la impresión— ¿Cuánto vale una noche contigo?

Jamás se había sentido más indignado en toda su vida— No estoy a la venta— le repuso furioso.

—Sí, claro. Todos aquí dicen eso. Sé cómo funcionan las cosas. ¿Vales cien? —El hombre no dejaba de verlo—. No, tienes pinta de los que valen doscientos la noche. ¿Qué dices? Dejo buenas propinas.

—Usted está demente si cree que voy a acostarme con usted por doscientos míseros dólares.

— ¿Trescientos? —Insistió—. No tienes pinta de valer tanto, pero supongo que puedo equivocarme.

Ariel había escuchado suficiente. No iba a quedarse allí toda la noche para que lo insultaran. Se dio la vuelta dispuesto a irse de allí, pero cuando sintió una mano en la parte que quería que le ofreciera sintió toda la ira subirle de golpe. Solo se giró y le dejó ir un golpe  directo a la cara con la bandeja de metal, le golpeó con todas sus fuerzas, con odio, rabia, ira.

El sonido de la bandeja contra la cara del tipo le sonó casi irreal. Sintió que sonó más fuerte que la música. Cuando vio al hombre casi atontado echado sobre la mesa cayó en cuenta lo que había hecho. Todos los de las mesas próximas a él lo miraban.

Su respiración estaba agitada, sentía que había corrido una maratón. Sentía su cuerpo temblar de furia. El hombre se puso de pie—Pequeño puto desgraciado— Le había roto el labio. Y su mejilla estaba rojísima. Lo tomó de la camisa, pero Ariel ya no pensaba. Sentía una rabia recorrerle. Con una mano logró quitarse el agarre, uso el peso del tipo en su contra. No supo bien cómo lo hizo, en realidad sí recordaba los pasos uno a uno que Lyosha le había enseñado y había practicado con lentitud, pero en un abrir y cerrar de ojos ya lo tenía contra la mesa y le doblaba el brazo dolorosamente contra su espalda.

Ariel alzó la mirada y notó como varios hombres de las mesas continuas se le venían encima. Uno de ellos alzó el puño. Sabía que no iba a poder bloquearlo sin arriesgarse a que el que tenía bajo su cuerpo se liberara dispuesto a darle una paliza. Antes que el puño llegara a su rostro una mano salió de la nada y la detuvo en seco— ¿Qué crees que estás haciendo? —  Ariel se quedó mudo al ver a Alessandro allí. ¿De dónde había salido? Todos los que hace segundos se disponían a golpearlo se detuvieron en seco al ver a su novio allí— Vuelve a tu asiento si no quieres problemas— Ariel se estremeció lleno de miedo al escucharle hablar así.

Ninguno se atrevió a contradecirlo, Alessandro posó sus ojos en él— Suelta al hombre—Lo hizo con lentitud sin quitar la mirada de aquellos ojos verdes. Notó como tenía unas heridas en las manos y una cortada  visible en su mejilla. ¿Qué había estado haciendo?

Una vez suelto el hombre se abalanzó contra Ariel pero la figura de Lyosha se interpuso entre ellos—Morello, llévatelo de aquí.

—No— Respondió  ignorando los esfuerzos de Lyosha por contenerlo. Se acercó al sujeto apartando a Lyosha que se encargo de evitar dejar desprotegido a Ariel—. Este caballero va a aprender las reglas— Lo empujó haciendo que cayera  sentado sobre la silla—. ¿Estás ciego? ¿No ves su uniforme? — El hombre se fijó en Ariel una vez más—. A él no lo tocas si no quieres pasártela muy mal. Tienes suerte que el jefe no te haya visto porque sino…

—Si lo he visto, Morello.

Ariel sintió la carne de gallina al notar la voz a su espaldas— ¿Tan temprano haciendo estragos, firedoll? —Ariel no se atrevió a mirarlo—. Morello, llévalo a la parte de atrás. Es mejor que esta noche solo actué. No vaya a ser que los noquee a todos los clientes antes del espectáculo.

Alessandro solo lo tomó con fingida rudeza del brazo y lo guió entre la multitud. Lyosha los seguía de cerca. Cuando llegaron a la parte trasera Ariel sintió un alivio al notar que no había nadie— Yo me quedo vigilando que nadie los interrumpa— fue lo único que logró decir Lyosha antes de salir.

Ambos se quedaron en silencio. Alessandro lo acercó a él y lo abrazó con fuerza. Hundió su rostro en aquellos cabellos rojizos— ¿Estás bien, mi ricura? —  Ariel asintió incapaz de pronunciar una palabra. Se dejó arrastrar por ese mar de emociones—. No voy a dejar que nadie te ponga una mano encima otra vez. No me importa si tengo que amenazar a todos en este bar. Fuiste muy valiente, me encantó verte poner a ese tipo en su lugar. Me impresionaste…

— ¿De verdad?

—Sí. Te veías muy sexy sometiéndolo.

Ariel no pudo evitar sonreír a su pesar— Alessandro…—susurró incapaz de creer que volviera a sentir esa sensación de paz y seguridad entre sus brazos. Se sorprendió al notar como buscaba sus labios, pero no pudo evitar sonreír.

— ¿Puedo?

—Bésame…—Susurró sintiendo como su piel se erizaba al sentir aquellos labios rozar tan delicados con los suyos al principio, sus bocas se juntaron con una suavidad que no tardaron en perder. La delicadeza se transformó en pasión, Ariel se sentía morir de placer, de felicidad, inclusive de amor. No quería que ese momento acabara. Sin embargo escuchó como daban dos golpes a la puerta y Alessandro se separó con rapidez de él.

En los ojos de ambos se notó la frustración. Ariel solo sintió que la bilis le subía por la garganta al notar a Joel allí— Sales a las doce así que prepárate— Miró el reloj que marcaban las once —. Tu ropa está aquí— Dijo mientras le pasaba un maletín—. Estaré observándote. No lo arruines.

Sin decir más salió de allí. Lyosha entró a los pocos segundos— Ese tipo es rarísimo y para que yo lo diga eso ya es mucho— Miró a ambos y luego solo cruzó la habitación para  abrazar a Ariel al cual alzó y le dio unas cuantas vueltas—. ¡Ese es mi chico! — Al notar el ceño fruncido de Alessandro lo bajó—. Es un decir, ya sabes es mi aprendiz. ¡Sabía que dominarías las técnicas sin problemas! Lo hiciste perfecto.

Ariel sonrió apenado, pero una parte de él no dejaba de sentirse orgullosa por lo que había hecho— ¿Ariel? — Entraron en la habitación apresuradamente. Al ver que estaba bien, Will sonrió aliviado— ¡Uff estás a salvo! Por un momento creí que el tipo te daba una paliza. No me dijiste que sabías tan buenos movimientos.

Ariel sonrió a su pesar— Estoy bien. Gracias por preocuparte.

—Para eso estamos, compañero. Te dejo antes que noten que no estoy en mi puesto de combate— Así como llegó se fue.

— ¿Seguro que estás bien? — Preguntó Alessandro mirándole con detenimiento.

—Sí. A todo esto ¿Qué tiene que ver el uniforme con la propuesta del tipo? — Lyosha miró más serio a Alessandro. Pareciera que hubieran llegado a un silencioso acuerdo.

Se sentaron frente a él— Los que llevan el uniforme rojo pues…— empezó Lyosha bastante incómodo—Son de los que sí aceptan esas ofertas—  Ariel abrió la boca, pero no encontró las palabras adecuadas—. Sé que es un tanto traumático para ti, pero a ninguno de los que portan ese uniforme se les obliga.

—Es broma ¿verdad?

Alessandro era quien lucía más incómodo con esa conversación—Tienes que entender que en este mundo hay personas de todo tipo, unas lo hacen porque disfrutan ofreciendo ese tipo de servicios, otras necesitan el dinero extra, no sé, Ariel el mundo es de por sí ya complicado como para que intentemos comprender por qué existen cosas así. No pienses en eso.

— ¡Pe-pero eso es prostitución! —Dijo alarmado— ¿Es que todos lo saben y lo aprueban?

Lyosha se adelantó a Morello esta vez—No todos lo saben. Si existe esa área VIP es porque Mapelli sabe bien en quienes no se van a ir de lengua. No cualquiera puede entrar, debe ser invitado  por el propio Mapelli o por alguien que ya esté adentro. Toman a un chico o chica los llevan a un hotel que casualmente es de los de Mapelli y luego les pagan el precio que Mapelli antes ha establecido, de lo cual ellos ganan un veinticinco por ciento. Los meseros que portan tu uniforme no saben nada y no deben saberlo. No tenemos idea que tan confiables sean para guardarse ese tipo de cosas. Ahora que ya lo sabes ¿podríamos cambiar de tema?

Ninguno de los dos se sentía bien compartiendo esa parte de su mundo con Ariel, pero este no iba a dejar de preguntar—Entonces podrían decirme ¿qué demonios les pasó ahora? — Alessandro le miró algo pálido—. No soy tonto. Lamire tiene una cortada bastante fea. Tú también—dirigiéndose a su novio—. Estoy seguro que tú Lyosha no estás mejor. ¿Qué está pasando?

—Nada. No pasa nada, Ariel. No te preocupes…

Miró a su novio con indignación— Eso no fue lo que Lamire me dio a entender—Al notar la expresión de Alessandro supo que acaba de sentenciar a Lamire—. No es que me haya dicho la gran cosa, en realidad no me dijo nada, pero es pésimo intentando despejar las dudas y miedos— se apresuró agregar.

—No pasó nada. Solo nos encargamos de un trabajo más. Punto y final.

— ¿Por qué? ¿Por qué tú lo dices? ¡¿Es que no ves que estoy preocupado por ti?!

Lyosha abrió la boca intentando intervenir o por lo menos relajar el ambiente, pero nada se le ocurrió— No necesito que te preocupes por mí. Estoy bien.

—Eso es no es lo que yo veo. Haces fuerza para apoyar bien el pie izquierdo. No soy estúpido. ¿Acaso quieres seguir ocultándome cosas?

—Yo no te estoy ocultando nada.

— ¿De verdad? Entonces no tendrás problemas contestarme todo lo que voy a preguntarte— Al notar como palidecía se sintió decepcionado—. Sí, yo también pensé que reaccionarías así— No esperó respuesta y salió de allí.

Alessandro golpeó con fuerza la banca sobre la que estaban sentados— Morello. ¿Puedo preguntarte algo?

La voz de Lyosha solo lo hizo sentirse más incómodo y exasperado. Se llevó las manos a su cabeza y tiró sus cabellos con fuerza— La respuesta a tu pregunta es sí, Lyosha, sí— Sabía que el español quería preguntárselo desde hacía días, pero no había encontrado el momento apropiado. También sabía que si él no hubiera desencadenado la situación no hubiera tenido que responderle esa pregunta. No se atrevió a mirarlo. Estaba harto de tantas mentiras y verdades a medias hasta tal punto que ya no le importaba que todos supieran más de él.

—Ohh…—Dejó exhalar lleno de sorpresa—. Ahora entiendo muchas cosas—No sabía si debía decir algo más, por si las dudas agregó: —. No se lo diré a nadie.

—No lo harás porque sabes que te cortaré la lengua y luego te obligaré a tragártela si llegases a comentar algo de mí ¿verdad?

—En realidad no iba a hacerlo porque agradecía el voto de confianza, pero ahora que añades eso supongo que es otra buena razón para no hacerlo. ¿Necesitas un trago?

—Un whisky doble me vendría bien…—susurró exhausto.

—Voy y vengo…

Se quedó a solas escuchando a lo lejos el sonido de la música electrónica. Cerró sus ojos. Al diablo todo. Acarició con sus dedos donde hacía solo minutos Ariel había besado con tanto amor. Ya no lo soportaba más. Esta noche arreglaría las cosas  no importando si en el camino tuviera que revelarle cosas que en un principio no estaba dispuesto. Lo quería demasiado como para dejarle ir sin dar batalla.

***

Estaba bebiendo en la barra con avidez. Jamás había sido bueno en esas cosas, pero en esos momentos sentía que necesitaba quitarse el mal trago que acababa de pasar. Y había dicho que no iba a volver a consumir drogas por muy tentador que fuera el paquetito detrás del ladrillo. Luego de haber engañado a Lyosha diciéndole que apenas era su primer trago había dejado que le sirvieran solo uno más, pero ya llevaba cinco.

—Hola nuevo. Si sabes provocar estragos en un minuto—Ariel se giró y notó a la chica que le había ofrecido drogas. También notó como llevaba el uniforme rojo. Intentó no prestarle atención, pero no dejaba de sentir cierta aversión hacia ella—. No te preocupes el tipito eso está en buenas manos ahora. Me encargaré de pedirle disculpas por ti— El tono en que lo dijo no le dejó dudas. La chica pidió un vodka que le fue servido. Ariel vio como le echaba quien sabe qué demonios a la bebida, pero algo le decía que no era nada bueno— ¿Quieres? — Preguntó mientras daba un pequeño sorbo y ponía el vaso junto al del pelirrojo.

—No gracias— dijo intentando ser lo más respetuoso posible.

—A todo esto. No me he presentado. Soy Hayley.

—Encantado— dijo sin mucho ánimo, pero luego recordó algo importante—. Eres lo que sea que sean de Will ¿verdad?

—Ajap. No lo habría explicado mejor— comentó con una sonrisa—. Buen tipo ¿lo conoces?

—Sí. Hemos hablado un par de ocasiones—No estaba diciendo ninguna mentira. Al contrario, si fuera ella quien se lo preguntara a Will este podría responder que lo conocía muy bien—. Oye… ¿Y a que te refieres con eso que te vas disculpar por mí? — Sabía bien lo que significaba, pero quería ver si tenía el descaro de decírselo.

La chica frunció el ceño un poco. Miró a todos lados — Mira, si estabas allí es por algo. Tú ya estás grandecito para saber lo que quieres y lo que no— Le indicó que se acercara a ella—. Esta noche los dos vamos a follar.

Ariel no supo que responder así que para ganar tiempo le dio un largo sorbo a la bebida— ¿Y Will sabe que tú…?

—No. Y no creo que le importe, pero por las dudas no le digas nada. ¿Sale? Además no creo que duremos lo suficiente como para que tenga que saber todo de mí.

—Pero es que no te sientes mal por hacer esas cosas por…—no sabía si estaba siendo demasiado rudo con ella, pero en su cabeza no cabía la idea de sexo sin amor.

La chica sonrió divertida— Caramba pero si pareces un niñito puritano. No, ya hace tiempo probé eso y pues mira como terminé. Así que solo quiero pasármela bien.

— ¿Lo dices por lo de tu esposo? — Calló al notar que había metido la pata. Hayley le miró un poco más seria.

—Sí por eso…—Ariel no supo si estaba molesta o solo incómoda por el comentario— Y técnicamente no es esposo. Solo vivíamos juntos. Íbamos a casarnos pero ya ves las cosas se complican.

—Pero que haya pasado eso una vez no significa que te va a pasar siempre. ¿No hay nadie con quien quisieras hacer eso porque de verdad lo quieras?

La chica sonrió— Nah, ¡Qué va! Ya perdí esa oportunidad cuando estaba en la escuela. Y mira que perdí a un buen partido por pasmada—Se llevó su vaso a los labios, pero cuando notó que no quedaba nada se quedó extraña. Al ver a chico pelirrojo pálido comprendió todo— ¿No que no querías?

—Y-yo no quería— dijo preocupado como nunca lo había estado. Miró asustado a la barra donde estaba su bebida intacta.

—Oye, oye tranquilo no es nada…

— ¡Nada! — Chilló histérico— Pero si acabo de ver que le echaste algo.

La chica sonrió— ¿Qué acaso eres un niño bien? Se te pasará en una media hora. Aunque los efectos empezarán en unos diez minutos, pero no te preocupes no te apendeja tanto, solo te relaja. A mí me viene bien antes de irme a follar con tipo nuevo—  Ariel intentaba controlarse. ¡Ni siquiera sabía qué demonios había bebido! — Como te decía perdí mi oportunidad cuando estaba en el cole, salía con un tipazo guapísimo. Estaba para comérselo enterito, pero en esos tiempos era tan mojigato como tú. Así que lo dejé porque ya sabes, quería probar cosas nuevas aunque nunca me imaginé que entre esas cosas nuevas vendría un embarazo. Debí haberme quedado con Ethan…

El momento de histeria pasó un momento y sintió la boca seca. Ariel miró a la chica y sintió que casi le daba un ataque allí mismo.

 “Se llamaba Hayley. Íbamos a la misma clase. Me gustaba mucho creo que fue la primera persona que me gustaba en toda mi vida o la única. Al final terminamos siendo novios…”

Los recuerdos de aquella tarde en que empezó a conocer en verdad a su amigo meses atrás le asaltaron con una fuerza increíble. Miró a la chica sin poder dar crédito a lo que veía. No. El mundo no podía ser tan pequeño— ¿Ethan? —Preguntó intentando que su voz sonara lo más casual posible.

—Aja, así se llamaba: Ethan Lenz. Ojalá tuviera una foto suya aún para mostrártelo. El tipo estaba guapísimo. Era muy atento, respetuoso. Todo con caballerito como de los que ya no hay hoy en día. Me pregunto qué habrá sido de él.

Ariel no sabía que decir. Jamás esperó encontrarse a la que meses atrás llamó puta, siendo verdaderamente eso: una puta.

—Bueno te dejo. El dinerito me espera. Y no sigas bebiendo si no quieres que el efecto sea más fuerte.

Ariel intentó detenerla. Debía haber alguna manera en que el efecto debía desaparecer, pero al ponerse de pie sintió como todo le daba vueltas. Si no hubiera sido por unos brazos que lo sostuvieron hubiera perdido por completo el paso— ¿Estás bien? — Tenía a Will demasiado cerca. ¡¿Desde cuándo estaba allí?!

—Will…

—Escuché todo— le dijo sin mayor importancia—. Anda démonos prisa. Hay que ir a prepararnos.

—Pero ¡Le echó algo a mi vaso! — Sentía que empezaba a hacer efecto.

—Hay tiempo. Roguemos que se te pase antes de subir a escena.

Esas palabras no le sirvieron de consuelo. Casi nunca pasaba lo que él esperaba. Luego de diez minutos los efectos apenas empezaban a manifestarse pero por alguna razón no podía soportar que alguien rozase por accidente con él porque se sentía excitado.

— ¿No vas a cambiarte? — Preguntó Will mientras ponía una mano en el hombro del pelirrojo quien casi suelta un gemido al sentir ese simple roce—. Oye estaba fuerte lo que sea que haya puesto en la bebida Hayley.

— ¿Tú crees? No me toques... —Pidió mientras ponía un poco de distancia. E iba al maletín que le había dado Joel. Apenas abrió la maleta la tiró con fuerza haciendo que se estrellara contra una de las paredes—. ¡Yo ni muerto uso esa mierda! — Gritó furioso. Tanto que todos voltearon a verlo.

Will se dirigió hacia el otro extremo de la habitación y todos tuvieron que reprimir una risa cuando sacó un diminuto traje que parecía de cuero— Pero si el culo se te va a ver genial.

—Ni muerto— dijo furioso. Salió de allí dando un portazo. Buscó entre las personas a Lyosha quien llevaba algo que le serviría para su nuevo atuendo. Apenas lo vio le quitó el sombrero negro borsalino color negro que llevaba. Apenas giró y vio aquellos ojos color miel, Ariel le sonrió para decirle: — ¡Te lo devuelvo luego! — Gritó antes de salir corriendo.

Intentaba reprimir unos jadeos al sentirse rozado en exceso contra los cuerpos que bailaban frenéticos en la pista. Iba caminando buscando a Lamire cuando divisó al silencioso halcón. Justo lo que necesitaba. Se dirigía a los baños así que se le adelantó. No había mucha gente en esos momentos. Se metió en uno de los cubículos del baño y apenas escuchó sus pasos lo tomó de la camisa y lo adentró al cubículo— Quítate la camisa— le ordenó.

Se quedó perplejo al notar el tono autoritario de Ariel y al ver como se iba desvistiendo. Lamire tragó hondo— ¿Morello sabe de esto?

—No. Y no tiene que saberlo.

Apenas le quitó la camisa se la puso, le quedaba algo chica del largo y bastante pegada a su cuerpo, pero era mejor que el traje que estaba en la mochila. Ariel le tendió la suya. Sin esperar que el otro se vistiera salió del cubículo. Salió hecho un rayo tras bastidores. No debía faltar mucho tiempo. Lamire se quedó confundido al notar como ahora tenía la camisa de Ariel en sus manos. Cuando giró, notó a Lyosha mirándole serio apoyado contra los lavabos— Esto no es lo que parece…—fue lo único que logró decir, pero Lyosha no quitó ese semblante tan impropio de él y lo hizo sentir incómodo.

—Vístete. Hay algo que no va bien…

Ariel corría por el estrecho pasillo mientras se acomodaba la camisa manga larga verde botella que llevaba. El sombrero hacía juego con el pantalón negro que llevaba. Cuando vio a Joel saliendo del lugar no se detuvo— ¡¿Qué son esos trapos que estás vistiendo?!

—Es lo que voy  a usar para salir a escena.

—No. No vas a usar eso— Todos estaban listos para salir, pero callaron al  notar como ellos dos discutían.

—Que a usted le guste vestirse como chica es su maldito problema. No me importa que lo haga y tampoco me molesta, pero no me va a obligar a usar algo con lo que no me sienta cómodo—Sentía su corazón latirle con fuerza. Se sentía ansioso, frustrado, excitado por alguna extraña razón y sabía que no era por tener a un tipo que vestía una falda frente a él—. Y para que lo sepa espero que disfrute el show porque ni muerto vuelvo a hacer una coreografía planificada por usted. Yo elijo la música y los movimientos la próxima vez. El que me vea tan lindo, según todos, no significa que solo vaya a cantar canciones de chica. A partir de ahora yo mando aquí— Antes que pudiera replicarle, pasó a su lado y le quitó el bastón—. Ya es hora que alguien le  dé un  buen uso— Cuando Joel se giró furioso solo atinó a tirarle la puerta en la cara y echarle seguro. Todos le miraban asombrados. Caminó hasta el maletín y sacó un antifaz negro de cuero. Quizás eso sí podría usarlo. Tomó el micrófono se lo acomodó en el oído. Nadie había dicho nada, solo lo miraban hacer y deshacer. Al final se giró para observarlos a todos—. A escena…— fue lo único que dijo con una sonrisa de lado.

***

Lamire seguía al español de cerca— ¿A dónde vamos?

—Dónde Morello…

— ¡Pero si no hice nada con Ariel, lo juro!

—Se que eres demasiado niño bueno para hacer esas cosas. Algo no está bien— La música paró. Lyosha se detuvo en seco y buscó con la mirada a su líder. Lo encontró en la segunda planta. Quien se apoyó en la baranda dirigiendo la mirada al escenario. Lyosha iba a dirigirse donde él cuando las luces se apagaron. La gente empezó a protestar. Sin embargo cuando la música empezó a sonar con fuerza y las sombras de las personas empezaron a subir al escenario no lo tranquilizó— Ay no…

— ¿Qué? ¿Qué pasa? — Preguntó Lamire casi en su oído a causa de la música.

— ¡La canción!

— ¿Qué pasa con la canción?

—Que Morello va a querer asesinar a todos cuando se estén devorando a Ariel con la mirada.

— ¿Por qué?

— ¡Despierta, Lamire! ¡¿Qué acaso nunca has escuchado S&M de Rihanna?!

— ¿De quién?

— ¡¿Es que Corea está en otro planeta?! — Empezaba a creer que Lamire era de otro planeta.

Alessandro no sabía qué esperar, pero cuando vio a los primeros bailarines salir tras bambalinas. Supo que luego iba a darle una paliza a Joel. Las luces de neón azules y moradas brillaron con intensidad. El escenario estaba dispuesto para la ocasión en una serie de escaleras. Cinco para ser específicos donde al menos media docena de hombres con los torsos desnudos con lo que parecían cadenas y látigos aparecieron.

Apenas pasaron quince segundos cuando Ariel apareció en escena. Siendo elevado desde la parte baja del escenario. Apenas lo hizo empezó a descender el humo desde la escalera donde el pelirrojo se encontraba  creando un ambiente lleno de misterio, sensualidad y lujuria si lo acompañabas con las luces que ahora eran completamente rojas. Alessandro agradeció a todos los  dioses griegos, romanos, hindúes que conocía porque su ricura llevara más ropa puesta. Ariel  estaba en la grada más alta. Tenía la mirada gacha y estaba inmóvil solo teniendo sus manos en un bastón negro, uno que juraba que era de Joel y el sobrero le tapaba el rostro, ahora que lo miraba detenidamente juraba que la camisa era de Lamire y el sombrero de Lyosha. El resto de bailarines se mecían su cuerpo en extrañas e incitantes posturas. Mientras cantaban el inicio.

Alessandro empezaba a sentirse un poco más tranquilo. No debía ser tan malo ¿verdad? sin embargo toda tranquilidad se le escapó cuando lo escuchó empezar a cantar. Sintió que todo el vello se le erizaba. Detrás de aquella máscara negra relucían los ojos verdes brillantes, provocativos.

Ariel empezó a descender por las gradas con lentitud. En la mesa más próxima al escenario estaba Mapelli que le miraba atento, pero Ariel sonrió de lado. Estaba confiado, no sabía porqué pero se sentía tranquilo. Querían ver de que era capaz firedoll: Entonces lo verían.

Una de sus  manos agarraba las cadenas que más de alguno de los bailarines traían, por fortuna se dejaban guiar por él. Les sonreía seductor mientras les cantaba y con la otra hacia girar con gran facilidad el bastón de Joel. Al llegar al primer coro sonrió complacido al notar como todos los ojos estaban puestos en él. Las luces volvieron a cambiar a un color azul y verde. Sentía la canción salirle demasiado fácil. Su voz se escuchaba demasiado sensual en los parlantes. Ariel  se sentía tranquilo, ligero. Sentía el efecto de la droga a tope.

Cuando terminó de cantar el primer coro, todos formaron un círculo alrededor de él. Todos eran más bajos que él, así que no había ningún problema. Flexionaban sus rodillas mientras sentía las manos de ellos recorrerles incitantes. Ariel solo sonreía mientras se movía al ritmo de la música.

Al llegar a la segunda estrofa todos se separaron de él un poco. Se quedaron quietos mientras Ariel cantaba mientras bailaba al ritmo de la música. Se apoyó en el bastón mientras bajaba y hacía unos movimientos demasiado provocativos. Venía la nota más difícil de la canción. Alzó la mirada directo hasta la segunda planta del local y se encontró directo con Alessandro quien sentía que eso era una tortura para él. Sonrió de lado sin poder evitar sentir una satisfacción al notar la expresión. No pudo resistirlo, iba a provocarlo un poco más.

 Ariel apenas llevaba dos minutos treinta y cinco segundos en escena y todo el local quería comérselo. Cuando sus ojos se encontraron  con los de su ricura y escuchó  cantar aquella nota larga y un tanto ronca, mientras echaba su cabeza por completo hacia atrás,  le pareció más el sonido que hacía cuando estaba teniendo un orgasmo. Alessandro sintió una punzada en entrepierna. Mierda. Pensó. Sintiéndose ya demasiado acalorado.

Ariel sonrió al notar la expresión de Alessandro. Era única. Le dio la espalda al escenario sin dejar de cantar y cuando notó a Will sonrió aún más. Tenía las cadenas alrededor del cuello así que lo tomó con cierta fuerza y lo apegó a él. Sonrió al notar el tamaño de la erección que tenía. Allí tan juntos los dos lo arrastró al medio del escenario donde le dio la espalda y empezó a bailarle incitante. Su mano fue descendiendo por el abdomen sudoroso de su compañero y lo escuchó emitir un leve gemido de anticipación, pero Ariel no llegó a tocar su erección. Solo sonrió con malicia y le puso el sombrero de Lyosha que le imposibilitó ver y le dio un suave empujón para que volviera a su puesto.

 Tomó a otro de los bailarines y repitió lo mismo que con Will. Solo un minuto más. Pensó mientras seguía cantado el coro del minuto tres. Los pequeños fuegos pirotécnicos alrededor del escenario se activaron en ese momento. Veía los rostros de todos mirándole. No pudo evitar seguir sonriendo mientras seguía los pasos de la coreografía. Cuando la canción estaba a punto de terminar subió nuevamente las gradas  mientras todos se agrupaban alrededor suyo. En las gradas más bajas a la suya. Al final alcanzó a tomar de la cadena a Will antes que todos terminaran tirados en el suelo. La música cesó mientras él y Will quedaron solo a centímetros de distancia. Él una grada por encima. Indicándole que era él, Ariel, quien mandaba allí. Sujetándole de las cadenas con cierta delicadeza, pero no la suficiente como para que su compañero tomara el control.

Desvió la mirada de Will unos segundos mientras soltaba la cadena y dirigió una mirada al público que estaba mudo por completo. Solo vio a Mapelli ponerse de pie y empezar a aplaudir sin poder evitar que la lujuria se viera en sus ojos. Apenas se escucharon los aplausos de Mapelli fue como si esa fuera la pauta para que todos los presentes estallaran en aplausos. Ariel solo sonrió satisfecho mientras sentía como la plataforma que hacía unos minutos lo había subido volvía a bajarlo del escenario.

Al poco tiempo entraron todos los bailarines quienes algo sonrojados le decían: “Excelente trabajo”, pero se notaba que tenían un problema entre sus piernas. Entre ellos vio a Will que tenía la boca abierta— ¿Y cómo estuve? — Preguntó Ariel con una sonrisa con falsa inocencia.

— ¿Qué como estuviste? ¡Joder, me corrí en mis pantalones!

Ariel no pudo evitar reír al escuchar aquello y mirar sin descaro la entrepierna de su compañero quien usó el sombrero de Lyosha para tapársela—  No me veas así. Empezaré a usar pampers para adultos y así me evito el bochorno que los demás vean que tuve un accidente.

***

La música volvió a sonar, pero pocos eran los que aún se animaban a bailar después de lo que acababan de ver. Más de alguno de los clientes no tuvo descaro y se llevaron de inmediato a uno de los meseros o meseras que vestían de rojo fuera de Tabú. Lyosha divisó a Morello que iba bajando las escaleras. Se apresuró a intentar llegar a él, pero entre tantos hombres con erecciones que no querían moverse por vergüenza le era casi imposible. Cuando logró alcanzarlo solo le tomó de la mano y lo llevó a uno de los rincones del local— Cálmate. Si vas allá de una vez, Mapelli puede sospechar.

Alessandro le miraba agitado. Molesto, pero sabía que lo hacía por su bien y el de Ariel— Joder…—fue lo único que logró decir mientras se apoyaba contra la pared.

—Con tu permiso, tu novio perfectamente puede proponer una orgía sin tener que desnudarse.

— ¿Crees que no lo sé?

***

Ariel estaba esperando a que Will terminara de cambiarse cuando uno de los hombres de Mapelli le indicó que quería verlo en su despacho en esos momentos. Suponiendo que Will había escuchado entonces no vio problema. Sin embargo para esos momentos el efecto de la droga estaba pasando y la confianza de hacía unos minutos se le estaba esfumando.

Cuando entró al despacho vio a Mapelli de inmediato— ¿Quería verme? — Solo escuchó el sonido de la puerta cerrándose a sus espaldas y supo que estaban solos. Mapelli se puso de pie.

—Dice Joel que lo has despedido…

Tomó todo su aplomo para no dejarse intimidar por ese hombre— Si quiere que siga haciendo esos actos donde en algún momento alguien va a querer meterme mano pues siga contratándolo.

Mapelli se apoyó contra el escritorio y sonrió de lado— Supongo que después de esta actuación no necesito probarle a nadie de qué estas hecho. Así que te dejo a tu libre albedrío decidir que viene en dos semanas.

— ¿Dos semanas?

—Sí. La próxima semana vas acompañarme a Silver Beach—Mapelli miró con ojos turbados de deseo a Ariel. Maldita la hora en que prometió a Ethan no tocar al chico, pero la espera valdría la pena. Y ese día tendría la mayor de sus victorias—. Por ahora puedes irte. Ya mandé a buscar a Morello para que te lleve a casa. Tengo negocios que atender— Llamaron a la puerta y en el segundo que Ariel se distrajo lo tomó con rudeza de la nuca y le besó con fiereza. Solo sintió una resistencia al principio, pero después se sorprendió de notar que el chico se dejó hacer, no es como si le hubiera correspondido, pero cuando se separaron no pudo evitar mirarle satisfecho y más con la expresión de terror que su pequeña estrella tenía—. Veo que vamos comprendiendo cuales son las reglas del juego—Alzó la voz para indicarle que podía entrar. Apareció uno de sus hombre y Morello—. Lleva a Ariel a casa— Vio como su nueva mascota salía a toda prisa de allí—. Y Morello…—Lo vio voltearse—. Tuviste mucha suerte ahora, pero  se te acabará pronto.

—No lo creo—Dijo con una sonrisa de lado. No iba a dejar que ese hombre lo pisoteara. Salió del despacho, pero Ariel ya se le había adelantado y hablaba con Lamire y Lyosha—. Nos vamos— anunció a sus compañeros. Miró a Ariel unos segundos—. ¿Te vas conmigo en la Ducati o quieres dormir un rato en la Hummer?

—La Hummer…

Una parte de Alessandro se esperaba esa respuesta, pero no evitó que le doliera escucharla. Sin embargo no lo dijo. Ya tendrían tiempo de hablar más noche en su apartamento. Una vez prometieron verse en el apartamento del centro Alessandro salió primero.  Ariel estaba a punto de salir cuando escuchó a Will llamándole entre la multitud por su nombre artístico, claro está. Una vez estuvo cerca— Se te olvidó— le dijo mientras le mostraba el sombrero.

—En realidad es mío, bonito— dijo Lyosha con una sonrisa.

Will se lo tendió—De haber sabido que era tuyo me lo quedaba así tenía las esperanzas  de que tal vez venías a buscarlo…

—Hubiera ido. Es mi favorito— Dijo Lyosha sonriéndole de lado—. Si no hubieras querido dármelo te hubiese amarrado con esas cadenas que tenías, pero ahora tengo que irme así que creo que perdí mi oportunidad.

Will no pudo evitar sonreír de lado como si estuviera sopesando las palabras del español —Tal vez sí, tal vez no. Quizás me encariñe con esas cadenas si tengo las esperanzas que las puedo usar luego.

Los ojos miel de Lyosha brillaron con cierta malicia— Quizás tengas suerte muy pronto. Por si las dudas no dejes que se oxiden. Cuídate, bonito—Salió de allí así sin más. Lamire solo le lanzó una mirada llena de odio a Will quien no lo pasó desapercibido.

— ¿Y a ese chino que le pasa?

—Es Coreano— respondió Ariel.

—Todos los asiáticos se ven exactamente iguales para mí. ¿Y tú te vas también?

—Sí…

— ¿Con tu súper guardaespaldas?

—No empieces…

— ¡Oh vamos esta noche hiciste estragos! ¿A poco no estás ni un poco caliente?

Para ser honestos lo excitado que había estado se le pasó con el beso de Mapelli— No. Bueno tengo que irme. Gracias por traerme en la tarde y ahora en la noche.

—Me divertí mucho.

—Sí, yo también. Creo…

—Entonces ¿Somos amigos? — Preguntó con una sonrisa que era imposible decirle que no.

—Por supuesto, amigo— respondió con una sonrisa.

—Antes que te vayas dame tu móvil.

— No se lo des a nadie.

— ¿Estás loco? Solo yo seré amigo exclusivo de la estrella. Los demás si quieren tu móvil deberán pagar al menos quinientos dólares.

Una vez intercambiados los números se despidieron no sin antes prometer que se llamarían pronto. Una vez afuera de Tabú buscó la Hummer con la mirada, sin embargo lo primero que notó fue a Hayley,  quien parecía esperar que el hombre a quien casi le rompe la cara fuera por su vehículo. La saludó con una pequeña sonrisa, pero al notar cómo le miraba  la borró de inmediato. Tragó hondo y desvió la mirada. No dijo nada más y mejor subió a la Hummer.

***

Alessandro llegó al apartamento quince minutos antes que ellos. Quiso arreglar todo antes que Ariel regresase. No sabía bien qué sentir. De lo único que estaba seguro era que en esos momentos era  un hervidero de celos. La manera en que todos miraban hizo querer sacar el arma y dispararles a todos por estar viendo a su ricura. Miró a su alrededor. Tenía que hacer algo para recuperar a Ariel. Intentó recordar algún detalle romántico, pero nada se le ocurría. Así que solo limpió la habitación un poco. Quien quitaba que quizás luego necesitara el cuarto limpio para hacer otras cosas. Justo estaba terminando cuando  se escuchó la puerta abrirse.

Salió al pequeño recibidor y notó que Lyosha acompañaba a Ariel, quien sonrió un poco y le indicó que iría acostarse. Iba a decir algo para impedirlo, pero el español le indicó que se acercara. Algo confundido salió con él de apartamento— ¿Pasó algo? — Que Lyosha tuviera esa cara de seriedad no le hacía ni pizca de gracia.

—No dejes a Ariel solo en ningún momento.

— ¿Lyosha qué pasa?

—Confía en mí. No lo dejes solo ni por un segundo, Morello. Mañana llévalo al PS temprano.

Sabía que no iba a sacarle información en esos momentos, así que solo le quedaba eso: confiar en Lyosha. Se despidieron y aún teniendo un mal presentimiento de lo que acababa de decirle entró al apartamento. Ariel ya estaba en la cama. Sonrió al verle— ¿Todo en orden?

—Sí, ricura, no te preocupes—Se inclinó para besarle con suavidad—. Ariel, necesito hablar contigo…—pidió, pero no comprendió porqué el otro adoptó una expresión tan sombría.

—No tenemos que hablar nada. Mejor duerme— Dijo dándole  la espalda.

Se quedó sin saber que decir— Ariel, por favor— susurró en su oído—. Necesito que me escuches…

—Toma una ducha y luego hablamos ¿vale?

Sabía que no estaba en posición de negociar— ¿Lo prometes?

—Lo prometo…

Alessandro se levantó de la cama derrotado. Quizás era lo mejor. Tal vez la ducha le servía para aclarar sus ideas. Entró al baño sin mucho ánimo y se miró en el espejo. Estaba exhausto. Se desabrochó el jeans, se quitó la camisa y notó con tenía varios moretones en su espalda y pecho. Los examino por unos minutos, pero no lucían graves. Con todo lo acontecido Lyosha ya no pudo revisárselos. Lyosha. Sintió un mal presentimiento. Abrió la puerta de golpe— Ari…—no pudo terminar la frase. Alessandro se quedó allí con las palabras en la boca. Sus labios temblaron y no pudo apartar la mirada de aquellos ojos verdes que ya se llenaban de lágrimas. Alessandro apartó solo un segundo la vista de esos ojos llenos de dolor para mirar las manos de éste dónde aún tenía rastros de coca. Volvió a mirarle a los ojos sorprendido, incrédulo. Sintió que las piernas le fallaban. Imposible. 

Notas finales:

Bueno, creo que en este cap puse bastante para comentar :B asi que no sean tacaños (?) nahh solo bromeo son los mejores con sus reviews ;-; -aún hay gente generosa en el mundo- :) bueno os dejaré quiero terminar mi libro antes de entrar a la tortura D: Y Actualizo el lunes y depende de como me agarre el ciclo se mantienen las actualizaciones 2 x semana o reduciremos a una por semana, todo depende de mis catedratiks asi que recen ¬¬ que estamos en tiempo de hacerlo x) ...Un beso a todos :D Feliz finde!! :D!


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